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Trastornos no infecciosos de los anfibios

PorBrent R. Whitaker, MS, DVM;Taylor J. Yaw, DVM, CertAqV
Última revisión/modificación oct 2021

Enfermedades nutricionales de los anfibios

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Las enfermedades nutricionales en los anfibios son comunes porque las fuentes típicas de alimentos carecen de macro y micronutrientes. Con la excepción de las lombrices de tierra, la mayoría de los invertebrados ingeridos por los anfibios tienen una proporción inversa de calcio:fósforo. Durante las visitas veterinarias, es fundamental comentar las necesidades nutricionales y la suplementación con los propietarios. Puede emplearse una dieta líquida adecuada para carnívoros para que los anfibios proporcionen apoyo nutricional adicional cuando sea necesario.

Enfermedades óseas metabólicas

La enfermedad ósea metabólica (EOM), o hiperparatiroidismo nutricional secundario, se observa frecuentemente en anfibios en cautividad, como resultado de una combinación de deficiencia de calcio y vitamina D3 en la dieta y un aporte de luz UVB y una proporción de calcio:fósforo en la fuente de agua inadecuados. Asimismo, deben investigarse las fuentes de agua para determinar la concentración de flúor, que también puede contribuir a la aparición de lesiones similares a las de la EOM. Aunque es difícil de diagnosticar, se ha de descartar una enfermedad renal que cause hiperparatiroidismo secundario.

Las proporciones inversas de calcio:fósforo producen deformidad mandibular, fractura de huesos largos, escoliosis y, finalmente, tetania y timpanismo. El diagnóstico se realiza radiológicamente por el hallazgo del adelgazamiento de las corticales de los huesos largos, malformaciones del hueso mandibular y del hioides, fracturas patológicas y, en los casos graves, presencia de gas en el tracto digestivo.

El tratamiento consiste en corregir la dieta y administrar glubionato de calcio (1 mg/kg, PO, cada 24 horas durante 30 días). Debe proporcionarse luz de amplio espectro con rayos ultravioleta B biológicamente activos. Para las especies más sensibles a los ciclos de luz prolongados o continuos, se puede utilizar la aplicación de un refuerzo de UVB, que consiste en niveles altos de UVB durante periodos cortos de 20 minutos a la semana hasta que las lesiones se resuelvan y luego cada 3-4 semanas. La inanición, que produce pérdida de peso, letargo y deshidratación, debe tratarse proporcionando una nutrición adecuada mediante alimentación asistida.

Deficiencia de tiamina

La deficiencia de tiamina se produce en los anfibios alimentados con pescado congelado. El proceso de congelación del pescado produce la oxidación de las vitaminas liposolubles y las vitaminas B9 y C. Los signos clínicos incluyen temblores, convulsiones y opistótonos. El tratamiento inicial es la administración de 25-100 mg/kg de tiamina por vía IM o intracelómica, seguida de tiamina (25 mg/kg, PO) con cada comida. La deficiencia de tiamina se puede prevenir mediante el suplemento sistemático de la dieta con 250 mg de tiamina/kg de pescado.

Hipovitaminosis A

Los anfibios no sintetizan los carotenoides, incluida la vitamina A, por lo que deben proporcionarse a través de la dieta. Se ha planteado la hipótesis de que los niveles excesivos de vitamina A interfieren en el metabolismo de la vitamina D y contribuyen a la enfermedad metabólica ósea, mientras que la deficiencia se ha asociado con letargo, emaciación e incapacidad para usar la lengua para atrapar a sus presas debido al desarrollo de la metaplasia escamosa de la lengua (síndrome de la lengua corta). Otros signos clínicos pueden incluir pigmentación entre marrón y negra en la lengua y nódulos faciales causados por fístulas oronasales. El diagnóstico se suele realizar mediante revisión de la dieta, porque la confirmación requiere una biopsia hepática para evaluar el retinol, lo que no es factible en la mayoría de las especies de anfibios. El tratamiento incluye proporcionar suplementos de vitamina A y una dieta adecuada.

Obesidad

La obesidad es una enfermedad. La sobrealimentación es la principal causa de obesidad; muchas especies de anfibios continuarán comiendo presas mientras estén disponibles sin importar sus necesidades energéticas. Los depósitos grasos de gran tamaño pueden palparse en el interior de la cavidad celómica; no obstante, en las hembras puede ser necesario recurrir a la ecografía para diferenciar un aumento de tamaño debido a la grasa o a la presencia de huevos. El tratamiento de la obesidad para las especies activas comprende un aumento del tamaño del alojamiento para permitir un incremento de la actividad. Mantener al anfibio en el extremo superior de su zona de temperatura óptima preferida (ZTOP) acelerará la tasa metabólica y aumentará el uso de calorías. Reducir la ingesta calórica puede usarse como medida para controlar el peso. Se deben considerar fuentes de alimentos con bajo contenido de grasa y colesterol.

Lipidosis corneal

La lipidosis corneal es un síndrome que afecta al colesterol y los lípidos en la córnea. La causa exacta de este trastorno se desconoce, pero es probable que se deba a una sobrealimentación y a dietas demasiado altas en colesterol. Las temperaturas por debajo de la ZTOP también parecen contribuir al síndrome. El tratamiento es el mismo que para la obesidad. Si se observa inflamación ocular o dolor, se puede administrar medicación antiinflamatoria tópica.

Oxalosis renal

Se ha observado oxalosis renal en renacuajos alimentados con plantas ricas en oxalato (es decir, espinacas). Los signos clínicos incluyen hidroceloma y edema sistémico. La confirmación presuntiva se realiza en la necropsia con hallazgos histológicos. Una vez que se observan los síntomas clínicos, el tratamiento rara vez tiene éxito.

Urolitiasis

La urolitiasis se observa ocasionalmente en especies de anuros arborícolas en cautividad, principalmente ranas mono cerosas. Los cálculos vesicales descritos están compuestos por urato de amonio y su formación probablemente esté relacionada con una dieta inadecuada (alto contenido proteico), fluctuaciones de temperatura y deshidratación. El tratamiento a corto plazo requiere la extirpación quirúrgica y la introducción de cambios en la cría.

Neoplasia de anfibios

Se han descrito diversos procesos neoplásicos en anfibios. La enfermedad neoplásica más conocida en los anfibios es el carcinoma renal de Lucké inducido por virus (herpesvirus 1) que afecta a las poblaciones de ranas leopardo del norte. También se observan con frecuencia procesos neoplásicos del tegumento, como los papilomas epidérmicos en los caudados. Los cromatoforomas son procesos neoplásicos que surgen de las células pigmentadas. Según la célula de origen, estas masas tienen una variedad de presentación morfológica. La extirpación quirúrgica o la biopsia y la evaluación histológica son necesarias para una evaluación adicional e identificación de los procesos neoplásicos.

Trauma de los anfibios

Las lesiones traumáticas son frecuentes en los anfibios en cautividad e incluyen laceraciones, fracturas óseas, hemorragias internas, desecación y pérdida de dedos, extremidades o la cola. Se requiere una evaluación rápida seguida de cuidados de soporte para un resultado exitoso. La desecación es común en los anfibios que escapan de su recinto o no reciben la atención adecuada. Para los anfibios más pequeños (<30 g), la mayoría de las fracturas pueden tratarse de forma conservadora con reposo en jaula. Para los anfibios más grandes, el uso de una fijación externa o interna puede ser beneficioso. El manejo del dolor debe considerarse en casos de traumatismo. La presencia de receptores opioides sugiere que el uso de opioides puede ser beneficioso (buprenorfina, 0,02 mg/kg, IM, SC o PO). También se pueden administrar antiinflamatorios no esteroideos (meloxicam, 0,2 mg/kg), que parecen aliviar el dolor.

Las abrasiones rostrales son frecuentes en el maxilar rostral de los anfibios, especialmente en las especies de anuros. Estas lesiones se producen por traumatismos repetidos por golpes contra un cristal o pantallas. El tratamiento requiere la modificación del recinto, y los veterinarios deben evaluar la densidad de población para determinar si el estrés conespecífico podría estar provocando un aumento del movimiento. La administración tópica de antimicrobianos puede ser necesaria para tratar infecciones bacterianas secundarias. Las abrasiones crónicas suelen presentar un tejido de granulación sustancial o fibrosis junto con una pigmentación anormal de la zona.

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