Coccidiosis
La coccidiosis es una enfermedad protozoaria común de distribución mundial de los conejos. Los conejos que se recuperan se convierten frecuentemente en portadores. Hay dos formas de presentación: la hepática, causada por Eimeria stiedae, y la intestinal, causada por E magna, E irresidua, E media, E perforans, E flavescens, E intestinalis u otras Eimeria spp. Tanto la forma hepática como la intestinal se transmiten mediante la ingestión de ooquistes esporulados, por lo general en alimentos o agua contaminados.
Coccidiosis hepática en conejos
La gravedad de la enfermedad depende del número de ooquistes ingeridos. Los conejos jóvenes son los más sensibles. Los conejos afectados pueden estar anoréxicos y presentar un pelaje hirsuto. La coccidiosis hepática suele ser subclínica, pero los conejos en crecimiento pueden no alcanzar un peso normal. En raras ocasiones, la muerte puede presentar un curso rápido. Por lo general, los conejos sucumben dentro del primer mes después de una exposición experimental grave. En la necropsia, se encuentran nódulos o quistes pequeños de color blanco amarillento en todo el parénquima hepático. Estos pueden ser claramente diferenciales en los estadios iniciales, mientras que en los estadios posteriores se produce la coalescencia. Las lesiones iniciales presentan un contenido lechoso, mientras que las lesiones más maduras pueden presentar una consistencia similar a la del queso. Microscópicamente, los nódulos están compuestos por conductos biliares hipertrofiados o vesícula biliar. El diagnóstico de esta forma de coccidiosis se basa en los cambios macro- y microscópicos conjuntamente con la demostración de los ooquistes en los conductos biliares. La observación de un frotis de una lesión hepática con un microscopio óptico suele revelar ooquistes con frecuencia. También se pueden demostrar los ooquistes por medio de la flotación fecal. Es importante no confundir los ooquistes con la levadura normal (Cyniclomyces guttulatus), que se observa frecuentemente en los exámenes fecales.
El tratamiento es complejo, y estará dirigido al control más que a la curación. La sulfaquinoxalina administrada continuamente en el agua de bebida (al 0,04 % durante 30 días) previene el desarrollo de los signos clínicos de la coccidiosis hepática en conejos expuestos a concentraciones elevadas de E stiedae. Sin embargo, podría no prevenir las lesiones. La sulfaquinoxalina también se puede administrar en el alimento al 0,025 % durante 20 días o durante 2 días de cada 8. Se encontró que una sola dosis oral de sulfadimetoxina a 50 mg/kg, seguida de su inclusión en el agua de bebida a 1 g/4 L durante 9 días, reducía significativamente el recuento de ooquistes fecales. Dado que la sulfaquinoxalina para aplicar en el alimento puede ser difícil de obtener, se utiliza con más frecuencia la sulfaquinoxalina líquida. El periodo de supresión es de 10 días en los conejos utilizados para consumo. Otros coccidiostáticos que pueden resultar eficaces son el amprolio (9,6 % en agua o 0,5 mL/500 mL), la salinomicina, el diclazurilo y el toltrazurilo/ponazurilo. Una sola dosis oral de toltrazurilo a 2,5 mg/kg o 5 mg/kg también ha reducido significativamente el recuento de ooquistes. Es mejor administrar el tratamiento durante un mínimo de 5 días y repetir 5 días después. Los conejos tratados adecuadamente adquieren inmunidad a futuras infecciones.
El tratamiento no tendrá éxito a menos que se instaure simultáneamente un programa de higiene. La eliminación de la transmisión fecal-oral de ooquistes infestantes se consigue evitando que los comederos y bebederos se contaminen con heces. Se deben mantener secas las conejeras y eliminar de forma frecuente las heces acumuladas. Los suelos de las jaulas metálicas se deben cepillar diariamente con cepillo de alambre para ayudar a detener el ciclo biológico del protozoo. La solución de amoníaco (10 %) es letal para los ooquistes y es la mejor elección para desinfectar jaulas o los equipos auxiliares expuestos a materias fecales.
Coccidiosis intestinal en conejos
Esta forma de coccidiosis puede darse tanto en conejos que reciben el manejo adecuado como en los criados en condiciones higiénicas deficientes. Por lo general, las infecciones son leves, y con frecuencia no se observan signos clínicos. En las infecciones tempranas, hay pocas lesiones; más tarde, el intestino puede estar engrosado y pálido. Un buen programa sanitario que puede eliminar la coccidiosis hepática podría no eliminar la coccidiosis intestinal. El diagnóstico de la coccidiosis intestinal se suele establecer por medio de la flotación fecal y la identificación microscópica de los ooquistes (especies). Es importante diferenciar los ooquistes de coccidios de los de la levadura no patógena Cyniclomyces guttulatus, que también pueden encontrarse en grandes cantidades. El tratamiento es similar al de la coccidiosis hepática excepto que la sulfaquinoxalina se administra durante 7 días y se repite después de un intervalo de 7 días.
Infección por larvas de cestodos
Aunque las infecciones por cestodos adultos son raras en los conejos domésticos, la presencia de quistes con larvarios en el peritoneo seroso de los conejos es frecuente. Los conejos son hospedadores intermediarios de dos especies de tenia canina, Taenia serialis y T pisiformis. Aunque T serialis es rara en los conejos domésticos, es algo más frecuente en los conejos silvestres. Obsérvese que un conejo de compañía puede infestarse por Taenia spp ingiriendo heno contaminado con materia fecal de animales infectados; no es necesario el contacto directo con un perro. El estadio larvario de T pisiformis, un cisticerco, se encuentra fijado a las membranas mesentéricas. Antes de formar estos quistes llenos de líquido, las larvas jóvenes migran a través del hígado, donde dejan vías subcapsulares blancas y tortuosas. Por lo general, no existen signos clínicos y el diagnóstico se establece en la necropsia. No se suele realizar tratamiento, pero el control se logra restringiendo el acceso de los perros (el hospedador definitivo de la tenia) a la zona en la cual se almacenan los alimentos y el material de los nidales. Se ha descrito que el mebendazol a 1 g/kg de comida (50 mg/kg) durante 14 días es un tratamiento eficaz.
Baylisascaris procyonis se ha descrito en conejos. Los signos son similares a los que induce Encephalitozoon cuniculi. No existe tratamiento.
Ectoparásitos
El ácaro del oido Psoroptes cuniculi es un parásito externo común de los conejos en todo el mundo. Los ácaros irritan el revestimiento del oído y causan acumulación de suero y costras marrones gruesas. Los conejos infestados se rascan y sacuden la cabeza y las orejas. Pierden peso, disminuyen la producción y sufren infecciones secundarias que pueden dañar el oído interno, afectar al sistema nervioso central y provocar tortícolis. El exudado marrón nunca debe eliminarse en un conejo consciente, ya que esto es muy doloroso. Las costras se desprenderán lentamente a medida que los ácaros mueren y el tejido subyacente se recupera. La incidencia es mucho menor cuando los conejos se alojan en jaulas de alambre en lugar de jaulas sólidas. El ácaro se transmite fácilmente por contacto directo. Los conejos deben tratarse sistemáticamente con cualquiera de los acaricidas aprobados para su empleo en perros y gatos. Una variedad de ivermectina inyectable se ha descrito como eficaz para el tratamiento de los ácaros tanto de la piel como de las orejas, a la dosis de 200-400 g de ivermectina/kg, SC, dos o tres tratamientos con un intervalo de 10-21 días. Los ácaros también pueden tratarse con selamectina (20 mg tópicos cada 7 días han sido eficaces).
Cortesía del Dr. Joerg Mayer.
Las infestaciones por ácaros de la piel son frecuentes, y existen dos géneros que se encuentran en todo el mundo, Cheyletiella y Listrophorus. Varias especies diferentes del género Cheyletiella se encuentran en los conejos. La más frecuente en América del Norte es C parasitovorax. El género Listrophorus incluye una sola especie, L gibbus. Estos ácaros viven en la superficie de la piel y no causan el prurito intenso observado en las infestaciones por sarna sarcóptica. Por lo general, las infestaciones con ácaros de la piel son asintomáticas, a menos que el conejo se debilite. Cheyletiella puede observarse como "caspa". Raspar la caspa sobre un papel oscuro o sobre un fondo oscuro y la observación de la denominada "caspa andante", como se denomina a Cheyletiella, orienta el diagnóstico. La transmisión se realiza por contacto directo. El diagnóstico se concluye con un raspado cutáneo y el microscopio óptico. Los ácaros de Cheyletiella pueden causar una leve dermatitis en las personas, particularmente en los brazos. Una limpieza semanal de los animales y de las camas con permetrina en polvo ayuda a controlar los ácaros de Cheyletiella.
Cortesía del Dr. Louise Bauck.
Los conejos se infestan en raras ocasiones con Sarcoptes scabiei o Notoedres cati. Estos ácaros excavan dentro de la piel y dejan los huevos. Los conejos son muy pruríticos, y los parásitos son difíciles de eliminar en los conejos domésticos. La afección es muy contagiosa y se puede transmitir a las personas.
Las pulgas de las especies, Ctenocephalides felis, C canis y Pulex irritans pueden afectar a los conejos y a muchos otros animales. El imidacloprid es un adulticida contra las pulgas; la dosis felina debe disminuirse dos o tres veces para tratar conejos infestados de pulgas. El fipronil está contraindicado en los conejos debido a su potencial toxicidad. Los collares antipulgas tampoco se recomiendan. Es importante tratar también a todos los gatos y perros de la casa, porque el hospedador original no suele ser el conejo.
Encefalitozoonosis
Encephalitozoon cuniculi se considera una infección fúngica primitiva de los conejos y ocasionalmente de los ratones, las cobayas, las ratas y los perros. La encefalitozoonosis es una enfermedad muy extendida en los conejos, con informes de infección en el 50-75 % de los conejos de compañía en varios países. El animal puede infectarse en el útero o al ingerir las esporas, que se eliminan a través de la orina de los animales afectados. Las esporas se pueden encontrar en la orina 1 mes después de la infección y se excretan en gran número hasta 2 meses después de la infección. Las esporas pueden sobrevivir en el medio ambiente hasta 6 semanas a 22 °C. La eliminación de las esporas por el animal afectado a través de la orina dura 3 meses. La eliminación intermitente de pequeñas cantidades de esporas en la orina por el conejo infectado posteriormente hace que el diagnóstico de la infección actual mediante la identificación de esporas en la orina no sea fiable.
Síntomas clínicos de encefalitozoonosis en conejos
Cortesía del Dr. Joerg Mayer.
E cuniculi tiene predilección por la migración a los siguientes órganos: riñón, SNC y cristalino (después de una infección in utero). Estos son los principales tejidos implicados en la manifestación de los signos clínicos. Las esporas invaden las células del órgano afectado y finalmente forman quistes, que luego se superponen y rompen la célula, lo que da lugar a la liberación de esporas. Esta rotura celular se asocia con una respuesta inflamatoria grave, que causa signos neurológicos, renales u oftalmológicos. Los conejos inmunocompetentes pueden desarrollar infecciones subclínicas crónicas en una relación equilibrada hospedador-parásito, asociadas con lesiones granulomatosas que afectan principalmente a los órganos diana mencionados anteriormente.
Algunos conejos afectados desarrollan lesiones del SNC que pueden dar lugar a convulsiones, temblores o inclinación de la cabeza. La inclinación de la cabeza a menudo está causada por una infección bacteriana con Pasteurella multocida; esto puede ser difícil de distinguir de la inclinación de la cabeza asociada con la infección por E cuniculi, porque ambas infecciones son comunes y pueden darse de forma conjunta. Se puede observar incontinencia urinaria cuando los riñones están afectados durante la fase aguda de la enfermedad. Otros síntomas clínicos pueden incluir polidipsia, poliuria, inapetencia, pérdida de peso, letargia y deshidratación.
Lesiones
En la necropsia, la lesión más significativa es a nivel renal. Las lesiones microscópicas consisten en granulomas focales y pseudoquistes en el cerebro y los riñones.
La uveítis facoclástica es el signo clínico clave para la manifestación de E cuniculi en el ojo. A menudo se observa la formación de cataratas y el desarrollo de masas intraoculares blancas y uveítis cerca de la cápsula anterior del cristalino.
Diagnóstico de encefalitozoonosis en conejos
Cortesía del Dr. Tracy Bartick.
Cortesía del Dr. Tracy Bartick.
Dado que muchos conejos tienen infecciones crónicas asintomáticas, un diagnóstico preciso y directo de encefalitozoonosis en conejos puede ser problemático. El diagnóstico se establece mediante la identificación histológica de las lesiones (pseudoquistes) y la observación de los microorganismos cuando se tiñen con tinturas como Giemsa, tinción de Gram o Goodpasture carbol fucsina. El agente causal es extremadamente pequeño, por lo que la identificación por microscopía óptica puede resultar difícil. Por tanto, la serología se considera una herramienta diagnóstica fiable para la confirmación de las infecciones por E cuniculi en el entorno clínico. Se han demostrado correlaciones clínicas entre las pruebas serológicas y la histopatología. Existen diferentes pruebas de múltiples laboratorios comerciales, y todas proporcionan evidencia indirecta de una infección. Es importante elegir un laboratorio y un método fiable cuando se realizan pruebas repetidas, para evaluar la progresión del tratamiento o de la enfermedad. Una prueba de uso común mide los anticuerpos IgG e IgM frente a E cuniculi y correlaciona su nivel con la proteína C reactiva. Otros métodos aceptables son la IFAT (prueba de anticuerpos por fluorescencia indirecta), el ELISA y el CIA (inmunoensayo de carbono).
Tratamiento de la encefalitozoonosis en conejos
No se ha establecido un tratamiento uniformemente eficaz. Algunas pruebas sugieren que el oxibendazol o el albendazol (20-30 mg/kg/día, PO, durante 7-14 días, luego 15 mg/kg/día, PO, durante 30-60 días) o el fenbendazol (20 mg/kg/día, PO, durante 28 días) pueden ser eficaces in vivo. El tratamiento de elección suele ser el fenbendazol, porque se ha demostrado que previene y trata las infecciones por E cuniculi. Además, se ha demostrado que la administración oral de fenbendazol antes de una infección experimental protege a los conejos frente a la infección por E cuniculi. La educación del propietario es importante cuando se administran benzimidazoles porque se han descrito reacciones adversas tan graves como la aplasia de la médula ósea (lesión radiomimética) con el uso de benzimidazoles a dosis elevadas. Por tanto, los propietarios deben adherirse estrictamente a las dosis e intervalos de tratamiento recomendados, y es importante considerar el control de los hemogramas completos durante el tratamiento, especialmente si los signos clínicos persisten.
El uso de esteroides en conejos es controvertido, pero se han utilizado en casos seleccionados sin causar ningún efecto perjudicial (es decir, inmunosupresión grave). Si los signos clínicos son agudos (<48 h) y se deben a una afección inflamatoria del SNC, una dosis de un esteroide (dexametasona, 0,5 mg/kg, IM, 1 vez) puede disminuir la inflamación aguda. La prevención requiere buena higiene y posiblemente la prueba serológica de los animales de cría con la eliminación de los que presenten una reacción positiva. En el diagnóstico diferencial en conejos con acceso al exterior, se incluye la migración de Baylisascaris spp al sistema nervioso.
La encefalitozoonosis es una enfermedad emergente en personas inmunodeprimidas.
Oxiuros
El oxiuro de los conejos, Passalurus ambiguus, suele carecer de importancia clínica, pero es causa de preocupación frecuente de los propietarios. Este parásito es frecuente en la mayoría de explotaciones de conejos y se distribuye por todo el mundo. La transmisión se realiza mediante la ingestión de alimentos o agua contaminados. El gusano adulto vive en el ciego o el colon anterior. El diagnóstico se establece observando los parásitos adultos durante la necropsia o mediante el hallazgo de huevos durante el análisis parasitológico de las heces. Los tratamientos individuales no son muy eficaces, puesto que el ciclo biológico es directo y la reinfección frecuente. La avermectina en las dosis habituales debería ser un tratamiento eficaz. Sin embargo, a menos que la infestación sea grave, el tratamiento puede no estar justificado, ya que los oxiuros a menudo no causan signos clínicos. Los oxiuros de los conejos no se transmiten a las personas.