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Enfermedades no infecciosas en hurones

PorNico J. Schoemaker, DVM, PhD;Y.R.A. van Zeeland, DVM, MVR, PhD, DECZM
Última revisión/modificación jun 2021

    Los cuerpos extraños gástricos se diagnostican con frecuencia en hurones (jóvenes). Los hurones suelen ingerir artículos de goma blanda o de plástico, lo que provoca una obstrucción gastrointestinal. La ingestión de pelo durante la muda también puede dar lugar a la formación de tricobezoares gástricos. Los signos clínicos incluyen anorexia, bruxismo, hipersalivación, dolor abdominal craneal, diarrea y/o melena. El diagnóstico puede establecerse con radiografía simple o ecografía abdominal. El tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica o endoscópica. Tras la extirpación del cuerpo extraño se debe tratar la gastritis.

    Las enfermedades cardiovasculares se diagnostican con frecuencia en los hurones. La cardiomiopatía dilatada es la enfermedad cardiaca diagnosticada con más frecuencia en hurones, por lo general diagnosticada en hurones >4 años. Los signos clínicos pueden ser inespecíficos e incluyen letargo, debilidad, aumento del esfuerzo respiratorio, tos, intolerancia al ejercicio o ascitis. La ecocardiografía es necesaria para confirmar el diagnóstico. Las radiografías pueden ser útiles para evaluar el edema pulmonar o el derrame pleural. El tratamiento es comparable al de otras especies acompañantes y puede incluir el uso de furosemida, pimobendán y enalapril. Se debe consultar un formulario para obtener instrucciones de dosificación.

    Las arritmias cardíacas se escuchan con frecuencia en los hurones, aunque algunas no se consideran patológicas. Un bloqueo AV de segundo grado puede observarse por ejemplo en combinación con un insulinoma y desaparecerá una vez que se hayan resuelto los signos clínicos del insulinoma. Los síntomas clínicos en los casos de bradicardia grave (p. ej., bloqueo AV de tercer grado) pueden consistir en letargia, debilidad, intolerancia al ejercicio y síncope. Durante la palpación del pulso y la auscultación cardiaca se puede observar la alteración del ritmo y la frecuencia. Se necesita un ECG para evaluar la naturaleza de la arritmia. El tratamiento es similar al de perros y gatos y puede incluir la colocación de un marcapasos.

    La enfermedad renal se observa con frecuencia en hurones. No se conocen factores etiológicos específicos. Puede observarse poliuria/polidipsia, disminución del apetito, vómitos y membranas mucosas pálidas. El diagnóstico se basa en el examen de orina y sangre. Para este último, las concentraciones de urea, calcio y fosfato son especialmente importantes, mientras que la creatinina en muchos casos no es diagnóstica. En el caso de enfermedad renal, las concentraciones de fosfato frecuentemente excederán las concentraciones de calcio. También se puede encontrar una anemia no regenerativa. Los quistes renales pueden observarse en la ecografía abdominal, aunque no suelen causar problemas a menos que estén presentes en gran número. Dado que no se dispone de un tratamiento específico para la enfermedad renal, el tratamiento suele consistir en cuidados de apoyo proporcionando al hurón una dieta renal de alta calidad para gatos, usando antieméticos (p. ej., metoclopramida), antiácidos (p. ej., omeprazol) o protectores gástricos (p. ej., sucralfato) e inhibidores de la ECA (p. ej., enalapril) para ayudar a controlar la proteinuria.

    La urolitiasis no es habitual en hurones, pero los casos parecen estar aumentando en los últimos años. Anteriormente, la estruvita era el urolito más frecuente, pero con la reducción de proteínas vegetales en las dietas, la composición de los urolitos ha cambiado hacia urolitos de cistina. Actualmente se desconoce por qué se desarrollan estos urolitos, por lo que se ignoran las medidas preventivas. El tratamiento suele consistir en la extirpación quirúrgica del urolito empleando una técnica similar a la de perros y gatos.