La coccidiosis en cabras es un problema complejo y multifactorial. La enfermedad depende de los diversos factores de estrés a los que está sometido el individuo, del entorno, del grado de contaminación y de la exposición a la infección. En muchos países es la causa más frecuente de diarrea en cabritos de interior >4 semanas de edad.
Las cabras desarrollan cierta inmunidad (no total) a la coccidiosis, con la necesidad de lograr un equilibrio entre una exposición suficiente de los ooquistes para permitir la inmunidad sin causar enfermedad clínica. Las cabras silvestres rara vez sufren coccidiosis porque son exploradoras y se alimentan en grandes áreas. La existencia nómada de cabras de granja en algunos países significa que los cabritos están expuestos a un pequeño número de ooquistes producidos principalmente por las cabras adultas o de más edad. Esto permite que se desarrolle una inmunidad protectora y se mantenga libre de enfermedad. Sin embargo, en una explotación, especialmente cuando se usan para la producción de leche de cabra en interiores, los cabritos con una alta exposición a coccidios pueden desarrollar signos clínicos.
Etiología de la coccidiosis en cabras
La coccidiosis en cabras se da en todo el mundo. Se han identificado 17 especies, que incluyen E alijevi, E aspheronica, E arloingi, E caprina, E caprovina, E christenseni, E gilruthi (anteriormente Globidium gilruthi), E hirciee, E jolchijevi y E ninakohlyakimovae (más patógena). A menudo, varias especies infectan al cabrito al mismo tiempo. Con la posible excepción de E gilruthi, todas las Eimeria spp caprinas se consideran específicas de hospedador y no se transfieren de las cabras a las ovejas. En la cría al aire libre, puede haber infecciones e infestaciones concomitantes por coccidios y helmintos.
Poco se sabe sobre la patogenicidad de cada una de las Eimeria spp, aunque cinco pueden causar enfermedad: E arloingi (intestino delgado), E christenseni (intestino delgado), E ninakohlyakimovae (intestino delgado y grueso), E caprina (intestino delgado y grueso) y E hirci (lugar desconocido). Por lo general, las que infectan la parte inferior del intestino son las más dañinas. Aquellas Eimeria spp consideradas no patógenas invaden el intestino delgado y grueso (E alijevi) o una localiación desconocida (E aspheronica, E caprovina y E jolchijevi).
El ciclo biológico es directo. Los ooquistes se producen en 2-4 semanas (el periodo prepatente), según la especie. La fase de esporocistos infecciosos se alcanza en 1-2 días en condiciones óptimas, pero puede tardar varias semanas en condiciones climatológicas de frío. La cubierta gruesa permite que muchos ooquistes sobrevivan al invierno. Las fases más patógenas son los gamontes. La ingestión de un solo ooquiste puede dar lugar a 1-2 millones de ooquistes al cabo de 1 mes. El ciclo biológico de E gilruthi es incierto.
Cada Eimeria sp infecta las células en sitios preferenciales en el intestino delgado o grueso. Aquellas que dañan las células de las criptas del intestino grueso tienden a ser más dañinas para el hospedador porque el reemplazo celular es lento y no pueden producirse efectos compensatorios en otras partes del intestino. En algunos casos hay disminución de la absorción de agua y hemorragia grave donde la mucosa del intestino grueso está denudada. La reducción de la retención de líquidos puede dar lugar a hipopotasemia, hiponatremia e hipofosfatemia. La patogenia de E gilruthi se desconoce, aunque se produce en el abomaso.
Epidemiología de la coccidiosis en cabras
Casi todos los cabritos se infectan con ooquistes de coccidios. Los animales adultos pueden infectarse, aunque son resistentes a la enfermedad clínica. Un bajo número de ooquistes ingeridos completan su ciclo biológico a lo largo de la vida adulta.
Cuando la enfermedad clínica se produce en los cabritos, a menudo se debe al aumento periparto de la excreción de ooquistes en hembras gestantes, probablemente agravado por una infección residual en el ambiente y exacerbada por la multiplicación a través de grupos sucesivos de cabritos. Los signos clínicos se suelen producir en cabritos de 1 a 2 meses de edad cuando se ingieren grandes cantidades de ooquistes durante un periodo corto. Esto ocurre especialmente en los cabritos criados en el interior en corrales limpiados inadecuadamente o irregularmente, o donde se mantienen en condiciones de hacinamiento o cuando grupos de diferentes edades están juntos. Estas malas condiciones son más probables en los rebaños de ordeño, donde se producen partos todo el año. En las cabras criadas en pastos, todavía se puede producir la coccidiosis en los cabritos. Si la hierba es corta, como cuando el tiempo es seco o el suelo está sobrepoblado, los cabritos están expuestos a un gran número de ooquistes. Las zonas de alimentación, de descanso o de bebederos mal drenadas pueden contaminarse intensamente con ooquistes. Los pastos permanentes pueden contener ooquistes invernados.
La inmunidad requiere alrededor de 1 mes de exposición continua a los ooquistes para desarrollarse. Una mayor exposición a los ooquistes mejora la inmunidad y algunos ooquistes se eliminan.
Hallazgos clínicos de la coccidiosis en cabras
La mayoría de los casos clínicos se dan a las 5-8 semanas de edad. La mayoría de los cabritos tienen una infección inaparente. En las infecciones subagudas o agudas, los signos habituales son una escasa formación de gránulos fecales (heces pastosas), disminución del apetito, pelo apelmazado y reducción del aumento de peso. Los casos agudos más graves muestran diarrea con o sin presencia de sangre, posible tenesmo, apatía, anorexia y pérdida de peso. Los problemas graves dan lugar a la aparición rápida de diarrea, a menudo con sangre, tenesmo, signos de dolor abdominal, letargo, debilidad, postración y la muerte. En las infecciones crónicas hay un aumento del tiempo hasta la pubertad, un aumento del tiempo hasta el acabado, una disminución de la ganancia de peso y una disminución de la ingesta de alimentos. Se han descrito varios casos de insuficiencia hepática en cabras lecheras debido a coccidiosis hepatobiliar.
Lesiones post mortem
Las lesiones se producen en el tracto digestivo; a menudo no son evidentes. La mayoría de los animales que no mueren de coccidiosis solo muestran engrosamiento de la pared intestinal pequeña o grande en el examen post mortem. Las cabras gravemente afectadas que mueren pueden estar en mal estado corporal y deshidratadas, con inflamación, hemorragia y engrosamiento del intestino grueso superior e inferior con mucosa denudada. En el intestino delgado se pueden observar a simple vista manchas blancas puntiformes debidas a merontes gigantes. Eimeria arlongi causa la formación de pólipos e hiperplasia de la mucosa en el intestino delgado. Los raspados de mucosa muestran un gran número de las etapas del ciclo biológico del parásito, especialmente gamontes y ooquistes. Histológicamente, las vellosidades del epitelio está desprendidas y las células inflamatorias están en la lámina propia y la submucosa. Eimeria gilruthi produce abomasitis, con edema, hemorragias y nódulos elevados de la mucosa abomasal. Histológicamente, los nódulos consisten en microorganismos rodeados por un área de necrosis.
Diagnóstico de la coccidiosis en cabras
Anamnesis (un brote de diarrea en cabritos >4 semanas de edad).
Condiciones ambientales subóptimas propicias para la presencia de coccidios.
Signos clínicos.
El diagnóstico se basa en la anamnesis, la edad de los cabritos, los signos clínicos (diarrea grave), el examen fecal y los hallazgos post mortem.
Se deben tomar muestras fecales de varias cabras con y sin signos clínicos. En la flotación fecal (solución saturada de sal o sacarosa), las heces suelen mostrar recuentos altos de ooquistes, pero se debe realizar una especiación para mostrar la presencia de una especie patógena. La importancia del recuento de ooquistes de coccidios puede complicarse por la selección del animal, el momento del muestreo, la presencia de Eimeria spp y la falta de acuerdo sobre la interpretación de recuentos importantes de ooquistes. Se recomienda la especiación para asegurarse de que las Eimeria spp presentes son patógenas. Los frotis por impresión muestran fases de desarrollo de los coccidios. Si es necesario, el examen histológico puede ayudar a confirmar la infección.
Los diagnósticos diferenciales son similares a los de la coccidiosis en corderos. Si los signos clínicos se observan en los cabritos de aproximadamente 1 mes de edad o más, la mayoría de los problemas se pueden diferenciar mediante el examen de muestras fecales. La salmonelosis y otras infecciones bacterianas pueden determinarse mediante cultivo bacteriológico. El coronavirus y el rotavirus pueden detectarse mediante ELISA. Cryptosporidium puede detectarse mediante examen de ooquistes o ELISA. Los helmintos están indicados por la presencia de huevos en las heces de los cabritos al aire libre. De lo contrario, los problemas digestivos y nutricionales pueden determinarse a partir de la anamnesis y el examen de los alimentos. Los problemas de manejo pueden determinarse a partir de la anamnesis y la observación.
Tratamiento de la coccidiosis en cabras
Se debe trasladar a todos los cabritos gravemente afectados a un corral de hospital o a un pasto diferente. Si es posible, se debe trasladar a los demás miembros del grupo a zonas no contaminadas o menos contaminadas. Los cabritos que viven en el interior han de recibir frecuentemente una cama generosa y limpia, con comederos y bebederos elevados para evitar la contaminación. En el exterior, cualquier área de alimentación y bebedero debe situarse en un terreno bien drenado y ha de evitarse la contaminación fecal. La densidad de población debe reducirse.
En la mayoría de los países hay pocos o ningún tratamiento registrado para el ganado caprino, aunque a menudo se dispone de productos autorizados para el ganado vacuno y ovino. La ingesta de agua y alimento suele estar disminuida en los cabritos enfermos, por lo que es mejor tratarlos con soluciones líquidas orales en lugar de confiar en la inclusión de cualquier medicamento en el agua de bebida o en el alimento. Puede ser necesario utilizar soluciones electrolíticas y nutricionales para alimentar a los cabritos enfermos.
El diclazurilo (1 mg/kg, PO, una vez) y el toltrazurilo (20 mg/kg, PO, una vez) se han utilizado con éxito; puede ser necesario repetir las dosis. Un metabolito del toltrazurilo, el ponazurilo (10 mg/kg, PO, una vez), redujo el recuento de ooquistes cuando se utilizó experimentalmente en cabritos. Actualmente no está registrado en cabras, pero está indicado para la mieloencefalitis protozoaria equina.
El decoquinato (1 mg/kg, PO, cada 24 horas durante 28 días) puede usarse como tratamiento y está registrado en algunos países para las ovejas. Puede ser necesaria una dosificación individual.
La sulfadimetoxina (55 mg/kg, PO, o en el agua de bebida, durante el primer día, después 27,5 mg/kg durante 3 días) puede ser útil en las fases iniciales de la infección aguda, pero en EE. UU. y en algunos otros países supone un uso fuera de registro. La dosis fuera de registro de sulfadimidina (sulfametacina) que es eficaz en el tratamiento de los coccidios en cabras es de 100 mg/kg, PO, cada 24 horas durante 7 días. Se han usado sulfamidas potenciadas por inyección o por vía oral.
Se ha descrito el uso de amprolio en solución oral (50 mg/kg, PO, cada 24 horas durante 5 días). No está registrado para cabras en EE. UU. Se piensa que en algunas granjas de cabras donde se usa se ha desarrollado resistencia. Puede ser aconsejable proporcionar tiamina (vitamina B1) después del uso de amprolio.
Control y prevención de la coccidiosis en cabras
El control de la coccidiosis es un delicado equilibrio entre asegurar que los cabritos estén expuestos a la infección, y así adquirir inmunidad, y evitar que desarrollen la enfermedad clínica. El manejo desempeña un papel clave en la prevención al asegurar que todas las áreas utilizadas por las cabras, y especialmente los cabritos, se limpien y desinfecten a fondo después de cada periodo de ocupación, asegurando que no haya hacinamiento en todos los corrales y manteniendo a los cabritos en pequeños grupos de la misma edad y permaneciendo en ese grupo. Un sistema de cría todo dentro/todo fuera es lo idóneo. Los comederos y bebederos deben elevarse del suelo para evitar la contaminación fecal. Cuando los cabritos se mantienen en pastos no deben estar hacinados, y han de disponer de alimentos y puntos de agua situados en áreas bien drenadas. Los refugios deben mantenerse limpios y tener suelos secos y bien cubiertos. La hierba en los prados debe mantenerse durante mucho tiempo para que los cabritos desarrollen inmunidad a través de una exposición de bajo nivel.
En los cabritos, el decoquinato (0,5 mg/kg) puede administrarse en explotaciones con problemas durante aproximadamente 1-2 meses, comenzando antes del periodo de riesgo. Si se emplea, es importante garantizar una ingesta suficiente de alimento por parte de todos los cabritos o aumentar la tasa de inclusión en el alimento. Está aprobado por la FDA de EE. UU. para la prevención en cabras que no están en lactación.
El diclazurilo y el toltrazurilo también pueden usarse para la prevención en dosis similares a las del tratamiento. En algunos países, el toltrazurilo está autorizado para el ganado caprino.
El tratamiento con sulfadimidina (sulfametacina) reduce la contaminación ambiental con ooquistes.
En cabras no lactantes, añadir monensina a la comida, a razón de 18 g/tonelada sirve como profilaxis. Está aprobado por la FDA para cabras confinadas, pero no está autorizado en otros países. Si se usa, debe mezclarse correctamente para evitar la toxicidad. El ácido lasalocid también se emplea, pero no está aprobado por la FDA en cabras, aunque puede usarse para ovejas confinadas.
La administración oral por sonda o la adición de amprolio al agua de bebida se emplea para tratar a las cabras en el momento del destete, aunque no está aprobada por la FDA para esta especie.
Los productos naturales como Lespedeza cuneata en el alimento granulado han disminuido los signos fecales y el recuento de ooquistes en cabritos.