Cortesía del Dr. Thomas Lane.
Las heridas en los labios y carrillos ocurren frecuentemente en los caballos. La causa más frecuente es un traumatismo externo, que puede ser secundario al uso de bocados o dispositivos de sujeción inapropiados. Las laceraciones de los labios pueden acompañarse de fracturas del hueso mandibular o incisivo con o sin fracturas dentales o avulsión dental. Esto ocurre cuando un caballo agarra objetos con la boca y luego retrocede cuando se asusta. Las laceraciones del labio sin afectación ósea o dental pueden suturarse, por lo general con buen pronóstico. La curación es rápida debido al buen riego sanguíneo de la cabeza. Las laceraciones que se dejan cicatrizar por segunda intención pueden dar lugar a una fístula orocutánea, que puede necesitar un revisión con resección y cierre primario de la herida. Rara vez se necesitan injertos de piel o colgajos de mucosa para tratar la fístula orocutánea.