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Impactación dietética del abomaso en el ganado vacuno

PorThomas Wittek, Dr Med Vet, DECBHM
Última revisión/modificación sept 2021

La impactación del abomaso es una enfermedad diagnosticada con poca frecuencia en el ganado vacuno que se caracteriza por un contenido del abomaso más seco de lo normal y un volumen del abomaso mayor de lo normal. Los signos clínicos iniciales suelen ser anorexia completa, escasez de heces, distensión moderada del abdomen, pérdida de peso y debilidad. El diagnóstico se basa en la anamnesis, los signos clínicos y los hallazgos de laboratorio. El tratamiento médico con laxantes y fármacos procinéticos puede ser eficaz.

La impactación del abomaso es una enfermedad diagnosticada con poca frecuencia en el ganado vacuno que se caracteriza por un contenido del abomaso más seco de lo normal y un volumen del abomaso mayor de lo normal. La impactación puede afectar solo al antro pilórico o tanto al antro pilórico como al cuerpo del abomaso.

La impactación del abomaso ocurre en vacas de carne gestantes durante los meses fríos de invierno, cuando el ganado vacuno bebe menos agua y recibe forraje de mala calidad. La impactación también se ha descrito en ganado de cebo alimentado con raciones mixtas que contienen forraje troceado o molido (paja, heno) y granos de cereales, y en vacas lecheras al final de la gestación que reciben una alimentación similar. La impactación del antro pilórico es una afección infradiagnosticada en las vacas lecheras al principio de la lactación.

Etiología y patogenia de la impactación del abomaso dietético en el ganado vacuno

La etiología de la impactación del abomaso puede dividirse en causas dietéticas (impactación primaria) y no dietéticas (impactación secundaria), que pueden presentarse en varias combinaciones.

Causas dietéticas

La causa de la impactación dietética del abomaso se considera que es el consumo de cantidades excesivas de forraje con bajo contenido en energía y proteínas digestibles, en combinación con una menor disponibilidad de agua durante el invierno. La impactación por arena puede darse si se alimenta al ganado con heno o ensilado en suelos arenosos o con raíces arenosas o sucias. Los brotes pueden afectar hasta un 15 % de las vacas en explotaciones individuales, cuando la temperatura ambiente desciende hasta –26 °C o inferior, durante varios días.

Causas no dietéticas

La causa de la impactación del abomaso no dietético en las vacas lecheras posparto está probablemente relacionada con la hipomotilidad del abomaso y la disminución del vaciado del abomaso. También se han descrito impactaciones del abomaso en vacas al final de la gestación, causadas por una interacción mecánica entre el útero gestante y el abomaso, que es desplazado por el útero en una posición más craneal. Otra causa puede ser la disminución de la motilidad abomasal y el vaciado causado por indigestión vagal (síndrome de Hoflund). Finalmente, se ha descrito un defecto hereditario de vaciado del abomaso que provoca la impactación del abomaso en las razas grandes de ovejas (p. ej., Suffolk).

Una vez que se produce la impactación del abomaso, a continuación aparece la obstrucción subaguda del tracto GI proximal. Los iones hidrógeno y cloruro se secretan continuamente en el abomaso a pesar de la impactación, dando lugar a atonía y alcalosis con hipocloremia. Se desarrollan grados variables de deshidratación porque los líquidos no pasan del abomaso al duodeno para ser absorbidos. Los iones de potasio también son secuestrados en el abomaso, produciéndose hipopotasemia. La impactación del abomaso puede ser lo suficientemente grave como para causar la atonía irreversible de este órgano.

Hallazgos clínicos y lesiones de la impactación del abomaso de la dieta en el ganado vacuno

Los signos clínicos iniciales de la impactación dietética de abomaso son la anorexia completa, heces escasas, distensión abdominal moderada, pérdida de peso y debilidad. La temperatura corporal suele ser normal, pero puede ser inferior a la normal durante el tiempo frío. Una secreción nasal mucosa tiende a acumularse en las fosas nasales externas y en el hocico; el hocico suele estar seco y agrietado causado porque el animal no se lame los ollares junto con los efectos de la deshidratación. La frecuencia cardiaca puede aumentar y es común que haya deshidratación leve.

La mayoría de las veces el rumen está inerte y distendido con contenido seco, o también puede contener líquido en exceso si el alimento suministrado a la vaca ha sido finamente molido. El pH del líquido ruminal normalmente se encuentra dentro de los límites normales (6,5-7). La actividad protozoaria en el rumen puede ser normal, pero también puede haber una marcada reducción del número y la actividad de los protozoos (según microscopía de bajos aumentos). El abomaso impactado suele estar situado en el cuadrante inferior derecho, sobre el suelo del abdomen. La palpación profunda y la percusión enérgica del flanco derecho pueden indicar la presencia de una masa grande y firme (abomaso impactado) y tener como resultado la emisión de un gruñido (como suele ocurrir en la reticuloperitonitis traumática aguda), probablemente debido a la distensión del abomaso y al estiramiento de su serosa.

El ganado gravemente afectado muere 3-6 días después de la aparición de los signos clínicos. En algunos casos el abomaso se rompe, produciéndose la muerte en pocas horas, debido a peritonitis difusa aguda y shock. En la impactación por arena hay pérdida considerable de peso, diarrea crónica con arena en las heces, debilidad, postración y muerte en pocas semanas.

Es frecuente que se produzca alcalosis metabólica, hipocloremia, hipopotasemia y hemoconcentración, y los recuentos leucocitarios, total y diferencial, son normales. En la necropsia, el abomaso suele estar agrandado muchas veces su tamaño normal e impactado con contenido seco similar al del rumen. El omaso puede estar agrandado de forma similar e impactado. El rumen está enormemente dilatado y lleno con contenido seco o líquido. El tracto GI, más allá del píloro, está característicamente vacío y tiene un aspecto seco. También se observan grados variables de deshidratación y emaciación. Si ha ocurrido la rotura del abomaso, se observan lesiones correspondientes a una peritonitis difusa aguda. En el ganado lechero al principio de la lactación, solo el antro pilórico suele estar impactado.

Diagnóstico de la impactación dietética del abomaso en el ganado vacuno

  • Exploración física y anamnesis

  • Ultrasonographic examination

  • Muestras diagnósticas de laboratorio que indican disminución del vaciado abomasal

El diagnóstico clínico de la impactación dietética de abomaso está basado en los antecedentes nutricionales, la evidencia clínica de la impactación y los resultados de laboratorio. La enfermedad debe diferenciarse de la impactación secundaria del abomaso como complicación de la indigestión vagal. El examen ecográfico es una herramienta valiosa para evaluar el tamaño y la posición del abomaso y para diagnosticar lesiones peritoneales.

La impactación del abomaso como complicación de la reticuloperitonitis traumática suele producirse al final de la gestación y en general afecta solo a un animal. Puede o no haber una fiebre ligera y el animal puede emitir un gruñido tras la palpación profunda del cartílago xifoides. El rumen está dilatado y puede estar átono (tardía) o con hipermotilidad (precoz). En muchos casos es imposible distinguir entre las dos causas de impactación del abomaso, por lo que puede ser necesario un examen con laparotomía por el flanco derecho para explorar el abdomen en busca de lesiones peritoneales.

Tratamiento de la impactación dietética del abomaso en el ganado vacuno

  • Laxantes y fármacos procinéticos, y en algunos casos cirugía.

  • Matanza o eliminación de casos crónicos

El reto está en reconocer los casos de impactación dietética de abomaso que responderán al tratamiento y los que no lo harán, es decir, determinar aquellos animales que deben sacrificarse inmediatamente para poder ser aprovechados económicamente. Las vacas que están débiles, con un abomaso gravemente impactado y con una taquicardia marcada (100-120 lpm) son malas candidatas para el tratamiento, con un alto riesgo de fracaso. El tratamiento médico suele requerir un diagnóstico confirmado mediante un examen con laparotomía por el lado derecho. En las vacas que reciben tratamiento se deben corregir la alcalosis metabólica, la hipocloremia, la hipopotasemia y la deshidratación. Se pueden utilizar lubricantes para intentar impulsar el material impactado; solo en el ganado vacuno con impactación grave es necesario vaciar el abomaso quirúrgicamente. Las soluciones electrolíticas equilibradas se administran por vía IV de forma continuada durante un máximo de 72 horas, a una dosis diaria de 80-120 mL/kg. Algunas vacas responden bien a este tratamiento y comienzan a rumiar y a defecar en un plazo de 48 h.

El aceite mineral debería administrarse en dosis de 4 L/día durante 3 días. Además, el dioctilsulfosuccinato de sodio (DSS) puede inyectarse 1 vez en el abomaso durante la laparotomía por el lado derecho en estación con 60-100 mL de una solución al 25 % para un paciente de 450 kg. El DSS no debe administrarse PO porque mata los protozoos ruminales. No se puede esperar una respuesta beneficiosa en <24 h; normalmente se observa una respuesta (en aquellos animales que responden) al final del tercer día de tratamiento. La eritromicina (10 mg/kg, IM, una-dos veces al día) puede administrarse como procinético en el ganado que no mejora después de la cirugía, siempre que se haya administrado aceite mineral y no se hayan identificado obstrucciones físicas durante la cirugía.

La cirugía puede considerarse, aunque los resultados a menudo no tienen éxito, probablemente debido a la atonía del abomaso, que parece empeorar después de la cirugía. La ruminotomía puede ser una alternativa para vaciar el rumen y administrar aceite mineral directamente en el abomaso a través del orificio reticuloomasal, para tratar de ablandar y fomentar la evacuación del contenido del abomaso. Las vacas con impactaciones secundarias como secuela de una reticuloperitonitis traumática o del vólvulo abomasal suelen presentar signos de indigestión vagal, pudiéndose diagnosticar la impactación del abomaso durante la exploración quirúrgica.

La inducción del parto mediante la administración de dexametasona (20 mg, IM) puede estar indicada en ganado vacuno afectado que se encuentra en las últimas 2 semanas de gestación y que, tras varios días de tratamiento, no ha respondido favorablemente. El parto puede ayudar a la recuperación debido a la subsiguiente reducción del volumen intraabdominal. En la impactación por arena, el ganado afectado debe ser trasladado desde el suelo arenoso y alimentado con heno de buena calidad y una mezcla de hierba que contenga melaza y minerales. El ganado afectado gravemente debe ser tratado con administración de aceite mineral (4 L/día durante 3 días).

Prevención y control de la impactación del abomaso dietético en el ganado vacuno

La prevención de la impactación dietética de abomaso es posible proporcionando los requerimientos nutritivos necesarios durante el invierno para el vacuno de carne. Cuando se va a usar forraje de baja calidad, el pienso debe analizarse para evaluar el contenido de proteína bruta y energía digestible. En base a este análisis, se suele añadir grano a la ración para satisfacer las necesidades energéticas y proteicas.

Las necesidades de nutrientes del ganado de carne son pautas para su uso en condiciones promedio; pueden ser necesarios niveles nutricionales mayores que los indicados, especialmente durante periodos de gran estrés por frío. Debe suministrarse agua potable en todo momento; la práctica de forzar a las vacas durante el invierno a cubrir sus necesidades de agua comiendo nieve mientras reciben forrajes de baja calidad no es aceptable.

Puntos clave

  • La impactación del abomaso es una afección rara en los rumiantes.

  • La impactación abomasal está causada por efectos alimentarios (impactación abomasal primaria) o por inervación y vaciado alterados (impactación abomasal secundaria).

  • El tratamiento se centra en facilitar el vaciado del abomaso.

  • Los casos primarios tienen un mejor pronóstico que los casos secundarios.