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Anomalías del desarrollo de la boca y la dentición en pequeños animales

PorJack Easley, DVM, MS, DAVDC (Equine), DABVP (EQ);Alexander M. Reiter, Dipl. Tzt., DEVDC, DAVDC
Revisado/Modificado dic 2013 | Modificado may 2014

El correcto crecimiento y desarrollo de la cavidad oral depende de una serie de acontecimientos que deben producirse con normalidad y en la secuencia adecuada. Las anomalías genéticas o los traumatismos que afectan tanto al desarrollo de los tejidos como al momento en el que sucede pueden causar anomalías. Los defectos que molestan, afectan negativamente a la salud o la función requieren tratamiento; las que solo producen un problema estético, no. Los problemas comunes del desarrollo incluyen dientes deciduos persistentes, dientes no erupcionados, dientes malformados, maloclusión y mandíbulas malformadas.

Dientes deciduos persistentes

Los dientes deciduos de los gatitos y cachorros están diseñados para una boca pequeña (menor número y más pequeños) y durante un periodo temporal. Los traumatismos dentales durante este periodo en el que usan la boca mucho se suelen compensar cuando los dientes deciduos dañados se caen y salen los permanentes. Los dientes permanentes son más grandes y numerosos, y aparecen a medida que las mandíbulas se alargan para acomodarlos.

La exfoliación de los dientes deciduos es un proceso complejo, parte del cual implica la presión ejercida por la corona del diente permanente subyacente contra la raíz del diente de leche. Si el diente permanente no erupciona en la posición correcta, el diente deciduo puede quedarse fijado en su posición. Esto puede deberse a una hipodoncia sin diente permanente por debajo, una yema dental permanente genéticamente mal posicionada o un desplazamiento traumático de la yema dental. La persistencia de un diente deciduo en áreas de amplio espacio entre dientes puede no causar problemas. Sin embargo, si el diente deciduo causa apiñamiento con el permanente (a menudo es el caso de los caninos en los perros), el área estará predispuesta a la periodontitis. Además, el diente permanente desplazado puede dar lugar a una oclusión traumática que requiere tratamiento. El momento de la caída de los dientes deciudos y el cambio a los permanentes está determinado genéticamente. En casos raros, un traumatismo durante el desarrollo del diente puede causar el desplazamiento de una yema dental que afecta a la caída.

Es más común que haya presentes al mismo tiempo dos dientes caninos (uno deciduo y uno permanente). El diente canino maxilar permanente erupciona mesial ("rostral") al deciduo, siendo un diente más ancho y romo que el deciduo, que es más estrecho con la punta más afilada. El diente canino mandibular permanente erupciona lingual ("medial") al de leche, dando la apariencia de un diente canino más ancho y romo hacia la lengua junto a uno más estrecho con una valva más afilada colocada hacia el labio. En el área premolar es habitual ver un diente deciduo en un área sin un diente permanente simultáneo. Si un premolar es más pequeño de lo normal, se debe radiografiar para evaluar su anatomía y la estructura de la raíz para determinar si es un diente deciduo.

Un diente deciduo se debe extraer cuando permanece firmemente adherido (sin movilidad) tras la erupción de su diente permanente sucesor. Los dientes deciduos persistentes que no tienen un reemplazo dental permanente pueden dejarse en su lugar si las raíces son fuertes. Sin embargo, se deben tomar radiografías para verificar que no haya dientes permanentes incrustados o impactados en el sitio y que las raíces no estén siendo reabsorbidas.

Dado que la mayoría de los dientes deciduos persistentes son genéticos, las mascotas con este problema no deben reproducirse a menos que se sepa que la afección ha sido causada por un traumatismo.

Dientes no erupcionados

La erupción dental está programada genéticamente. Algunas razas, particularmente las razas pequeñas (p. ej., Bichon Maltés), están predispuestas a tener una erupción tardía o incompleta. Algunas razas braquicéfalas están predispuestas a una mala posición de los primeros premolares que permanecen sin erupcionar debido a su posición anormal. Un traumatismo también puede mover la yema de un diente a una posición en la que no puede salir debido al impacto contra otra estructura.

En algunas razas (especialmente los Terriers), la ausencia de premolares se considera una variación de lo normal. Pero en la mayoría de los animales, un área sin diente en la que debería haber uno es una indicación para la radiografía. Un diente no erupcionado se identifica fácilmente. Incrustado se refiere a un diente que no ha salido, cubierto de hueso y cuya salida se ve afectada por la falta de fuerza eruptiva. Impactado se refiere a un diente no erupcionado o parcialmente erupcionado, cuya salida está impedida por una barrera física.

Los dientes que presentan una erupción incompleta con una cubierta gingival persistente pueden tratarse con una operculectomía (una forma de gingivectomía) para esculpir el tejido a una arquitectura normal. Los dientes individuales que no han brotado completamente después de la madurez pueden permanecer quietos y solo requieren un seguimiento. Sin embargo, también pueden formar quistes dentales que pueden destruir grandes áreas de los maxilares. Los primeros premolares mandibulares están significativamente predispuestos a la formación de quistes, especialmente en las razas braquicéfalas. Por esa razón, cualquier primer premolar mandibular que falte debe radiografiarse; cualquiera que se descubra debe eliminarse o vigilarse estrechamente con radiografías periódicas. Deben extraerse los dientes que no han erupcionado si causan algún problema. La extirpación quirúrgica de caninos mandibulares profundamente no erupcionados puede ser complicado.

Los animales con dientes no erupcionados no deben criarse a menos que se sepa que el problema hubiera sido causado por un traumatismo.

Dientes malformados

Cualquier interrupción durante la formación puede originar una deformación dental. La lesión puede ser traumática, metabólica, infecciosa o, raramente, genética. Si se altera la epiteliogénesis (p. ej., parvovirus, virus del moquillo, fiebre alta) que se producen durante la amelogénesis causan hipoplasia o hipomineralización del esmalte. Las alteraciones de la formación de dentina pueden causar raíces deformadas o ausentes.

Las anomalías del esmalte pueden ser regionales, con líneas circunferenciales en las que falta esmalte (superficie rugosa con tinción) o generalizadas con pérdida completa del mismo. La disgenesia radicular puede presentarse con coronas de aspecto relativamente normal que son móviles. La falta de raíces se identifica fácilmente en las radiografías. Una anomalía dental individual interesante que parece ser genética son las raíces convergentes del primer molar mandibular. Esta anomalía afecta con menos frecuencia a otros dientes. La corona puede parecer normal o puede tener un pequeño surco de desarrollo en la superficie bucal que se extiende desde el margen gingival. En una radiografía, las raíces convergen apicalmente en lugar de tener su posición divergente normal. La corona a veces parece demasiado grande en relación con el tamaño de las raíces. La convergencia hace que el suelo de la cámara pulpar se arquee dorsalmente hacia la cámara pulpar principal, dándole el aspecto radiográfico de una "diente invaginado". Estos dientes suelen tener una comunicación desde el ligamento periodontal hasta la cámara pulpar en el área de la furca, dando lugar a una tasa muy alta de enfermedad endodóntica. Ocasionalmente se observan muchas otras anomalías individuales de los dientes, como dientes supernumerarios, gemelos y fusión de dientes, raíces supernumerarias y dientes en "clavija" (dientes cilíndricos cortos).

La hipoplasia o hipomineralización del esmalte se trata con un sellador de dentina precoz para evitar la entrada de bacterias a la pulpa. Las placas de resina compuesta también pueden proteger la dentina más blanda de la abrasión y proporcionar una superficie lisa en la sea más dificil que se forme la placa, aunque finalmente se desgastará o astillará. La disgenesia de la raíz tiene un mal pronóstico a largo plazo. Los dientes pueden mantenerse durante años con un cuidado oral estricto y evitando cualquier traumatismo dental o uso excesivo. Los dientes anómalos individuales deben evaluarse en busca de patología asociada; muchos no causan problemas y no requieren tratamiento.

Los dientes malformados son el resultado de traumatismos, infecciones o factores genéticos. La precaución y el cuidado rutinarios durante el desarrollo de los dientes previenen la mayoría de ellos.

Maloclusión y mandíbulas malformadas

La maloclusión es casi siempre genética; sin embargo, los traumatismos durante el desarrollo pueden interferir con el crecimiento normal. La longitud maxilar es más fácil de manipular a través de la reproducción selectiva que la mandibular. Como resultado, la preferencia por caras y hocicos más largos selecciona la distoclusión mandibular (es decir, la sobremordida, cuando la mandíbula inferior parece más corta que la mandíbula superior), mientras que la selección de una cabeza "más compacta" o una nariz más corta da lugar a una mesioclusión mandibular (es decir, mordida inferior, en al que la mandíbula inferior parece más larga que la superior). Los maxilares superior e inferior se desarrollan a ritmos diferentes, por lo que el momento de la erupción del diente es crítico. Si las mandíbulas no se han desarrollado de forma adecuada una con respecto a la otra en el momento en que los dientes permanentes ganan suficiente altura para ocluir, entonces la dentición se bloquea en la posición anormal. Si esto ocurre unilateralmente, la mandíbula se alarga en un lado mientras que se detiene en el otro, dando lugar a un desajuste de las líneas medias de los incisivos centrales (es decir, maloclusión esquelética asimétrica como la mordida torcida).

La discrepancia maxilar-mandibular más común es una maloclusión esquelética simétrica horizontal, que da lugar a mesioclusión mandibular (maloclusión de clase 3) o distoclusión mandibular (maloclusión de clase 2). Este último problema a menudo causa una oclusión traumática cuando los dientes caninos mandibulares impactan contra el paladar duro más rostral. La linguoversión de los caninos mandibulares a menudo acompaña a este problema, ya que pueden dirigirse hacia el paladar a medida que erupcionan a lo largo de la superficie palatina de los caninos maxilares. La malposición individual de los dientes (maloclusión dental o maloclusión de clase 1) también puede ser genética, como la mesioversión de los dientes caninos (es decir, "proyección de lanza") en los Teckel y los Pastores de Shetland.

Durante el periodo de dentición de los dientes deciduos, se puede realizar ortodoncia interceptiva, extrayendo selectivamente los dientes deciduos. Si existe un bloqueo dental, la extracción de los dientes bloqueados puede permitir que las mandíbulas crezcan hasta alcanzar su tamaño normal. La mordida cruzada rostral de los dientes de leche puede tratarse extrayendo los incisivos maxilares deciduos. Esto no solo alivia el bloqueo, sino que también estimula la erupción de los incisivos permanentes en un ángulo más labial (normalmente erupcionan en el lado palatino de los incisivos deciduos) para ayudar a corregir la maloclusión. Asimismo, la distoclusión mandibular decidua puede tratarse mediante la extracción de los dientes caninos mandibulares deciduos. Nuevamente, esto no solo alivia el enclavamiento dental, sino que también estimula la erupción de los dientes caninos mandibulares permanentes en un ángulo más labial (normalmente erupcionan en el lado lingual de los caninos deciduos) para ayudar a corregir la maloclusión. Siempre que se extraigan dientes deciduos, se debe evitar tocar la yema dental de los permanentes en desarrollo para no dañar los órganos del esmalte o el esmalte en desarrollo. Este daño puede causar manchas marrones en las coronas de los dientes permanentes debido a defectos focales del esmalte. Los instrumentos no deben insertarse en el lado palatino de los incisivos maxilares deciduos o en el lado lingual de los caninos mandibulares deciduos. Incluso con la técnica adecuada, puede dañarse el esmalte, porque su epitelio puede ser arrastrado a medida que el diente deciduo se extrae del alvéolo.

La mesioclusión mandibular en la dentición permanente se considera normal para muchas razas braquicéfalas y no requiere tratamiento a menos que dé lugar a una oclusión traumática. Si los caninos mandibulares impactan contra la cara palatina del tercer o segundo incisivo superior, la extracción de los incisivos maxilares en contacto creará un amplio diastema en el que el diente canino puede encajar, resolviendo el problema. La mordida cruzada rostral (es decir, los incisivos superiores colocados lingual a los incisivos mandibulares) rara vez causa molestias o problemas de salud. Por el contrario, la distoclusión mandibular a menudo requiere una intervención ortodóntica o quirúrgica. Los caninos se pueden mover a una posición no traumática (no siempre normal) que sea cómoda y funcional. Opcionalmente, el diente puede acortarse y la pulpa tratada con terapia de revitalización pulpar. Este abordaje requiere una técnica estéril para evitar la introducción de infección en la pulpa y radiografías de seguimiento durante toda la vida para controlar la necesidad de un tratamiento endodóntico definitivo.

Solo se deben reproducir los animales con una oclusión normal y sana.