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Principios de la terapia de la enfermedad respiratoria en animales

PorCaroline C. Tonozzi, DVM, DACVECC
Revisado/Modificado abr 2021

También ver Farmacoterapia sistémica del aparato respiratorio.

La enfermedad respiratoria se caracteriza frecuentemente por el aumento de la producción de secreciones y exudados y por la disminución de la capacidad para expulsarlos. El objetivo principal del tratamiento consiste en reducir el volumen y la viscosidad de las secreciones y facilitar su expulsión. Esto puede lograrse controlando las infecciones y la inflamación, modificando las secreciones y, cuando sea posible, mejorando el drenaje postural y extrayendo mecánicamente las secreciones. Los métodos terapéuticos incluyen la alteración del aire inspirado y la administración de agentes expectorantes, antitusivos, broncodilatadores, antimicrobianos, diuréticos y otros fármacos. Sin embargo, los expectorantes han mostrado pocos o ningún efecto beneficioso en los ensayos clínicos.

Se debe mantener la hidratación. La inspiración de aire húmedo puede facilitar la eliminación de las secreciones de las vías aéreas. Los expectorantes se usan a veces con la intención de licuar estas secreciones. No obstante, deben administrarse junto con una terapia respiratoria auxiliar que incluya la mejoría en el drenaje postural, el ejercicio leve y el coupage que (además de la tos) estimule la expectoración y la eliminación de las secreciones. Puede ser necesario extraer, con aspiración mecánica, las secreciones sólidas y viscosas, en el caso de una obstrucción grave de las vías aéreas.

Los agentes antitusivos pueden considerarse para aliviar la incomodidad asociada con la tos no productiva, pero están contraindicados cuando es excesiva la secreción de moco en la vía respiratoria. Los productos que contienen atropina también están contraindicados, por lo menos en teoría, porque la atropina aumenta la viscosidad de las secreciones respiratorias.

El aumento de la resistencia de las vías respiratorias causado por la contracción del músculo liso bronquial se puede aliviar con broncodilatadores. Las metilxantinas, como la teofilina o la aminofilina, son broncodilatadores eficaces en especies distintas del ganado vacuno; sin embargo, el índice terapéutico es relativamente estrecho y son menos eficaces que los agonistas beta2. Los corticoesteroides sistémicos son muy eficaces en situaciones alérgicas, pero pueden producir efectos adversos. Los corticoesteroides en aerosol son eficaces y se asocian con pocos o ningún efecto adverso; sin embargo, requieren un dispositivo de administración en aerosol (p. ej., una mascarilla) para su correcta administración. Los antihistamínicos pueden usarse para aliviar la broncoconstricción causada por la liberación de histamina; sin embargo, tienen un efecto limitado en grandes animales.

En los casos de infección bacteriana debe emplearse un tratamiento antimicrobiano. El objetivo consiste en seleccionar el agente más eficaz contra un microorganismo específico o el menos tóxico entre las diversas alternativas. El cultivo de las secreciones respiratorias y la determinación de la sensibilidad a los antibióticos son las mejores guías para establecer la antibioterapia adecuada, aunque no son infalibles. También es importante contar con el conocimiento sobre la penetración tisular y las características farmacocinéticas de los agentes antimicrobianos.

Se ha descrito que los siguientes agentes antimicrobianos son eficaces en las especies listadas:

  • bovinos: oxitetraciclina, cefalosporinas, fluoroquinolonas, macrólidos, florfenicol, penicilinas y sulfonamidas

  • ovejas y cabras: oxitetraciclina, cefalosporinas, macrólidos, penicilinas y sulfonamidas

  • porcinos: lincomicina, espectinomicina, penicilinas y sulfonamidas

  • Perros y gatos: cefalosporinas, cloranfenicol, amoxicilina-clavulánico, aminoglucósidos, trimetoprima-sulfametoxazol, fluoroquinolonas, macrólidos y tetraciclinas.

  • caballos: penicilinas, aminoglucósidos, cefalosporinas, fluoroquinolonas, sulfonamidas y tetraciclinas (estas últimas con precaución debido a un efecto adverso ocasional de la diarrea grave).

Los aminoglucósidos son nefrotóxicos, pero pueden considerarse si están indicados y con un uso cuidadoso. La trimetoprima, por lo general combinada con una sulfamida, es útil para el tratamiento respiratorio en la mayoría de las especies, pero su uso no está aprobado para los animales productores de alimentos en EE. UU. La administración apropiada de los antimicrobianos es esencial, utilizando antimicrobianos de importancia crítica (AIC) solo si es necesario mediante pruebas de laboratorio. Los AIC incluyen cefalosporinas de tercera y cuarta generación, fluoroquinolonas y, en menor grado, aminoglucósidos y macrólidos. Deben usarse otras clases de fármacos antes que los AIC.

Si no es posible identificar la bacteria específica, deben administrarse antibióticos de amplio espectro y, una vez iniciado el tratamiento, ha de completarse la terapia. El uso de múltiples agentes antimicrobianos debe hacerse solamente cuando se tiene conocimiento completo de las interacciones farmacológicas potenciales. Debido a los residuos en los animales productores de alimentos, los veterinarios deben usar estos productos de acuerdo con las instrucciones del prospecto y asesorar a los ganaderos en consecuencia. El uso de antimicrobianos fuera de las especificaciones está permitido en algunas situaciones y está regulado por la Ley de Aclaración del Uso de Fármacos Medicinales en Animales de 1994 (Animal Medicinal Drug Use Clarification Act of 1994).

La hipoxemia causada por la mayoría de los trastornos pulmonares ha de tratarse mediante la administración de oxígeno suplementario. Sin embargo, la administración continua de oxígeno a concentraciones >80 % durante 24 horas o más aumenta el riesgo de toxicidad por oxígeno. Pueden ser necesarias la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica en animales con insuficiencia respiratoria aguda o con PaO2 <80 mmHg. La gasometría en sangre arterial, incluidas las determinaciones del pH, cuando es posible, es sumamente valiosa para controlar el tratamiento.

En el edema pulmonar están indicados los diuréticos. Los diuréticos osmóticos tienen una acción mínima sobre la diuresis, los inhibidores de la anhidrasa carbónica (p. ej., la acetazolamida) tienen un efecto moderado sobre la diuresis y los diuréticos de asa (p. ej., la furosemida) tienen un efecto intenso.

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