La entomoftoromicosis y la mucormicosis son procesos patológicos que se incluían previamente bajo el ahora obsoleto título "cigomicosis". Estos hongos ubicuos se encuentran en el suelo y en la vegetación en descomposición y, en el caso de Basidiobolus spp, en el tracto GI de los anfibios, reptiles y macrópodos. Conidiobolomycosis coronatus afecta predominantemente a la mucosa de la nariz y la boca. Basidiobolus infecta las áreas laterales de la cabeza, el cuello y el cuerpo.
La entomoftoromicosis y la mucormicosis incluyen infecciones debidas a Basidiobolus spp y Conidiobolus spp (orden Entomophthorales) y casos aislados de enfermedad debida a microorganismos del orden Mucorales.
Estos microorganismos causan principalmente infecciones de la mucosa nasofaríngea y del tejido subcutáneo de los perros, los caballos y, raras veces, de otros animales (llamas, ovejas) por C coronatus, C incongruus, C lamprauges o B ranarum.
Hallazgos clínicos de entomoftoromicosis y mucormicosis en animales
Los piogranulomas ulcerativos de las membranas mucosas de la nasofaringe o la boca, o crecimientos nodulares de la mucosa nasal y los labios que se presentan como heridas que no cicatrizan o tractos drenantes, pueden aparecer con la conidiobolomicosis. Estas lesiones pueden causar obstrucción mecánica de la cavidad nasal, disnea y secreción nasal. Puede observarse diseminación local en los tejidos retrofaríngeos, retrobulbares u otros tejidos de la cara y puede causar deformidad facial.
Las lesiones en la basidiobolomicosis suelen ser nódulos únicos, circulares, ulcerativos y pruriginosos de la piel de la parte superior del cuerpo. Los tractos fistulosos secretan un líquido serosanguinolento procedente de las lesiones, que a menudo están traumatizadas. La invasión de los nódulos linfáticos regionales da lugar a tumefacción de los nódulos y desarrollo de focos necróticos amarillos. Las lesiones pueden contener un centro de tejido necrótico, de aspecto cremoso y color amarillo.
Se ha descrito una enfermedad GI similar a la pitiosis GI con signos clínicos de vómitos, diarrea y pérdida de peso. La basidiobolomicosis diseminada es rara, pero se ha descrito en perros y en un mandril. La mucormicosis puede afectar al tracto GI, el cerebro y la piel.
Lesiones
Los tejidos extirpados o las muestras tomadas durante la necropsia presentan una dermis fibrosa gruesa, con áreas dispersas de color rojo o blanco cremoso. Las lesiones, que contienen hifas, grandes infiltraciones de eosinófilos y áreas secuestradas de necrosis, presentan características histológicas de los granulomas infecciosos. Las lesiones suelen ser fáciles de diferenciar histológicamente de la pitiosis porque las hifas son más grandes (5-20 mcm), están escasamente septadas y están rodeadas por una amplia "manga" de material eosinofílico de hasta 25 mcm de grosor que hace que las hifas sean fáciles de ver en una tinción con H&E.
Diagnóstico de entomoftoromicosis y mucormicosis en animales
Diagnóstico histológico sencillo.
Se necesita cultivo y prueba de PCR para la especiación definitiva.
Clínicamente, la entomoftoromicosis y la mucormicosis pueden confundirse con la habronemiasis cutánea y la oomicosis, pero pueden diferenciarse mediante el examen microscópico de los tejidos, como se ha descrito anteriormente. El cultivo es necesario para identificar específicamente el hongo causante.
Tratamiento de la entomoftoromicosis y la mucormicosis en animales
Sin protocolos de tratamiento definitivos.
Amplia resección quirúrgica seguida de tratamiento antifúngico prolongado para infecciones cutáneas.
Para la entomoftoromicosis nasofaríngea o profunda y las infecciones por mucormicosis, se recomienda la administración de itraconazol (10 mg/kg, PO, cada 24 horas). Aunque las lesiones a menudo remiten, la recidiva es frecuente después de interrumpir el tratamiento, por lo que se sugiere el tratamiento durante 12-18 meses. Las infecciones cutáneas deben tratarse con una resección quirúrgica amplia seguida de itraconazol a largo plazo.
Puntos clave
La entomoftoromicosis y la mucormicosis son clínicamente indiferenciables de la pitiosis y la lagenidiosis.
La biopsia y el examen histopatológico pueden confirmar el diagnóstico.
Se recomienda la extirpación y el tratamiento antifúngico prolongado.