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Panleucopenia felina

(Enteritis infecciosa felina, enteritis felina por parvovirus)

PorRichard A. Squires, DVM, PhD, DACVIM-SAIM, DECVIM-CA
Revisado/Modificado ago 2020

La panleucopenia felina es una enfermedad infecciosa parvovírica de los gatitos que suele caracterizarse por la depresión, la anorexia, la fiebre alta, los vómitos, la diarrea y la consiguiente deshidratación grave. Los gatos adultos se ven afectados con mucha menos frecuencia. El diagnóstico se suele basar en los signos clínicos, la neutropenia y linfopenia graves y las pruebas de antígeno vírico fecal o de PCR. El tratamiento incluye fluidoterapia intensiva, suplementación con glucosa y potasio, terapia antimicrobiana, antihelmíntica y antiemética y, a veces, inmunoterapia.

La panleucopenia felina es una enfermedad viral de los gatos altamente contagiosa, a menudo de carácter mortal, detectada en todo el mundo. Afecta de forma más grave a los gatitos. El parvovirus causante es muy resistente; puede persistir durante 1 año a temperatura ambiente en el entorno si está protegido en material orgánico. Actualmente, los veterinarios diagnostican con poca frecuencia la panleucopenia felina en muchos países, supuestamente como consecuencia de la amplia distribución de la vacuna. No obstante, las tasas de infección permanecen elevadas en algunas poblaciones de gatos sin vacunar, y ocasionalmente la enfermedad se observa en gatitos con pedigrí vacunados que han estado expuestos a un desafío alto de virus. La panleucopenia felina se ha reconocido recientemente como una enfermedad reemergente en Australia. Se han producido grandes brotes en gatos no vacunados en refugios, y se han extendido entre los gatos domésticos en la comunidad en general.

Etiología, transmisión y patogenia de la panleucopenia felina

El parvovirus felino (PVF, sinónimo de virus de la panleucopenia felina) está estrechamente relacionado con el virus de la enteritis del visón y con los parvovirus caninos tipo 2 (PVC) que causan la enteritis parvovírica canina. Todos son ahora designados como miembros de la especie protoparvovirus de los carnívoros 1. El FPV puede causar enfermedad en felinos y en algunos miembros de familias relacionadas (p. ej., mapache, visón), pero no afecta a los cánidos. Por el contrario, se ha demostrado que algunas cepas que circulan en estos momentos (PVC-2a, -2b y -2c) causan una enfermedad similar a la panleucopenia felina y en felinos más grandes. Sin embargo, el PVF domina sobre el PVC como la causa de panleucopenia felina en todo el mundo. Las vacunas que contienen el PVF protegen a los gatos contra la enfermedad causada por el PVC, aunque las vacunas que contienen el PVF inducen títulos de anticuerpos mucho más bajos frente al PVC-2c que frente al PVF.

Las partículas virales son abundantes en todas las secreciones y excreciones durante la fase aguda de la enfermedad y pueden eliminarse en las heces de los supervivientes por un tiempo máximo de 6 semanas después de la recuperación. Al ser altamente resistente a la inactivación, los parvovirus pueden transportarse a largas distancias a través de fómites (p. ej., zapatos, ropas). Sin embargo, el PVF puede destruirse mediante la exposición a una dilución 1:32 de lejía doméstica (hipoclorito de sodio acuoso al 6 %) durante 10 minutos o más a temperatura ambiente. Los desinfectantes peróxidos (p. ej., peroximonosulfato de potasio) son también altamente eficaces. Es importante que las superficies contaminadas se limpien a fondo de materia orgánica antes de aplicar los desinfectantes.

Los gatos se infectan por vía oronasal debido a la exposición a animales infectados, sus heces, secreciones o fómites contaminados. Se piensa que la mayoría de los gatos vagabundos están expuestos al virus durante su primer año de vida. Esos gatos desarrollan una infección subclínica o sobreviven a la fase aguda de la enfermedad desarrollando una respuesta inmunitaria enérgica, duradera y protectora.

El FPV infecta y destruye activamente las células que se encuentran en división activa en la médula ósea, los tejidos linfoides, el epitelio intestinal y, en animales muy jóvenes, el cerebelo y la retina. En las gatas gestantes, el virus se puede diseminar de forma transplacentaria y provocar reabsorción embrionaria, momificación fetal, aborto o nacidos muertos (mortinatos). Por otro lado, la infección de cachorros en el periodo perinatal puede destruir el epitelio germinal del cerebelo, y producir una hipoplasia cerebelosa, incoordinación y temblores. El PVF que provoca ataxia cerebelosa se ha convertido en un diagnóstico relativamente raro, ya que muchas de las gatas transfieren de forma pasiva suficientes anticuerpos a sus gatitos para protegerlos durante el periodo temprano de mayor sensibilidad.

Hallazgos clínicos de la panleucopenia felina

La mayoría de las infecciones por panleucopenia felina son subclínicas, como lo demuestra la elevada seroprevalencia de anticuerpos anti-PVF entre los gatos sanos no vacunados. Los gatos que enferman suelen tener <1 año de edad. En casos hiperagudos pueden morir repentinamente con escasa o nula clínica previa (gatitos lactantes). Los casos agudos presentan fiebre (40-41,7 °C), depresión y anorexia después de un periodo de incubación de 2-7 días. Los vómitos suelen aparecer 1-2 días después del comienzo de la fiebre; por lo general son biliosos y no están relacionados con la ingestión de comida. En algunos casos se puede observar hipersalivación, asociada con náuseas o dolor abdominal. La diarrea puede comenzar un poco más tarde que el vómito, pero no siempre está presente. Sólo en el 3-15 % de los casos la diarrea es hemorrágica. La deshidratación extrema se desarrolla rápidamente. Los gatos afectados pueden permanecer postrados ante su bebedero durante horas, aunque pueden no beber mucho. Los casos terminales están hipotérmicos y pueden desarrollar un shock séptico y CID.

El examen físico revela de forma característica depresión grave, deshidratación y, en ocasiones, dolor abdominal. La palpación abdominal, que puede inducir el vómito de forma inmediata, puede revelar asas intestinales engrosadas y nódulos linfáticos mesentéricos agrandados. En casos de hipoplasia cerebelosa se suele observar ataxia y temblores con un nivel normal de consciencia. Las lesiones de la retina, en caso de existir, aparecen como pequeños focos grises.

La duración de esta enfermedad incapacitante es rara vez de >5-7 días. La mortalidad es más elevada en los gatitos de <5 meses de edad.

Lesiones

Suele haber pocas lesiones macroscópicas debidas a la panleucopenia felina, aunque la deshidratación suele ser notable. Las asas intestinales están frecuentemente dilatadas y pueden estar engrosadas, con paredes hiperémicas. Pueden aparecer petequias o equimosis en las superficies serosas del intestino. Los gatitos infectados en el periodo prenatal pueden tener un cerebelo visiblemente pequeño. Desde un punto de vista histológico, las criptas intestinales suelen estar dilatadas y contienen restos de células epiteliales necróticas desprendidas. Puede existir un acortamiento y fusión de las vellosidades intestinales. Los cuerpos de inclusión intranucleares eosinofílicos se observan solo ocasionalmente en muestras fijadas en formol; el uso del fijador de Bouin o de Zenker aumentará la probabilidad de detectarlos. Puede haber una notable falta de infiltración de células linfocitarias o inflamatorias en las paredes intestinales debido a la destrucción de estos leucocitos por el virus.

Diagnóstico de la panleucopenia felina

  • Se basa en los signos clínicos y leucopenia en un hemograma completo

El diagnóstico de la panleucopenia felina presuntivo suele basarse en los signos clínicos compatibles en un gato vacunado de forma inadecuada y la presencia de leucopenia (nadir de 50-3000 leucocitos en sangre/mcL). La neutropenia se desarrolla antes que la linfopenia. Un recuento total de leucocitos de <2000 células/mcL se asocia con un mal pronóstico de la enfermedad. En la fase de recuperación de la infección, suele producirse un nuevo aumento de la neutrofilia con una marcada desviación a la izquierda. A veces el diagnóstico se puede confirmar en la consulta usando una prueba inmunocromatográfica dirigida a la detección de antígeno fecal de CPV. Sin embargo, el antígeno fecal es detectable solo durante un corto periodo de tiempo después de la infección. En los perros son frecuentes los resultados falsos negativos. Se ha descrito que la sensibilidad de estas pruebas varía del 50 al 80 %, pero la especificidad es mucho mayor, del 94 al 100 %.

El diagnóstico diferencial incluye otras causas de depresión profunda, leucopenia y signos gastrointestinales. Deben considerarse la salmonelosis y las infecciones con los virus de la leucemia felina (FeLV) y de la inmunodeficiencia felina. La infección simultánea por el FeLV y el PVF puede causar panleucopenia felina en gatos adultos. Las infecciones por el PVF combinadas con varias salmonelas o calicivirus felinos causan una enfermedad mucho más grave que el PVF solo.

Tratamiento, prevención y pronóstico de la panleucopenia felina

  • Los cuidados de apoyo, el tratamiento rápido con fluidos IV y los antibióticos son los tratamientos principales.

  • Existen vacunas disponibles.

El tratamiento eficaz de los casos agudos de panleucopenia felina requiere fluidoterapia constante y terapia de apoyo en la unidad de aislamiento. En los gatos gravemente afectados a menudo se desarrollan trastornos electrolíticos (p. ej., hipopotasemia), hipoglucemia, hipoproteinemia, anemia e infecciones secundarias oportunistas. La anticipación a estas posibilidades, la estrecha monitorización y una rápida intervención mejorarán probablemente los resultados.

La hidratación por vía IV y el mantenimiento con una solución isotónica cristaloide equilibrada (p. ej., solución de lactato de Ringer con un suplemento calculado de potasio) son el fundamento de la terapia. Si se sospecha o se confirma la hipoglucemia, deben añadirse a la perfusión vitaminas del grupo B, junto con un suero glucosado al 5 %. Además de la perfusión cristaloide, la transfusión de plasma fresco congelado ayuda a soportar la presión oncótica de la sangre y proporciona factores de coagulación a los gatitos gravemente enfermos e hipoproteinémicos. También proporciona algunos anticuerpos anti-PVF. La sangre completa es preferible para el gato ocasional que está gravemente anémico.

Está indicado el tratamiento antibiótico parenteral de amplio espectro; sin embargo, los fármacos nefrotóxicos (p. ej., aminoglucósidos) deben evitarse hasta que la deshidratación se haya corregido por completo. Por ejemplo, la ampicilina IV (20 mg/kg, cada 6-8 h) puede administrarse en combinación con gentamicina (6-8 mg/kg, cada 24 h durante 3-5 días), comenzando una vez que se ha logrado la rehidratación. Debido al potencial nefrotóxico de la gentamicina, deben monitorizarse los hallazgos urinarios con tira reactiva de proteínas, los sedimentos urinarios secuenciales y la SDMA sérica o la creatinina. Existen agentes antibióticos únicos, aunque más caros, que son eficaces frente a los anaerobios y los aerobios gramnegativos, que son las bacterias más importantes en la panleucopenia felina. Estos incluyen las cefalosporinas de tercera generación (p. ej., ceftiofur, cefotaxima) y las penicilinas extendidas (p. ej., piperacilina).

La parasitosis intestinal suele complicar la panleucopenia felina, especialmente en los refugios, por lo que el uso de antihelmínticos (p. ej., fenbendazol, 50 mg/kg, PO, cada 24 h durante 2-5 días) es una consideración importante y puede iniciarse una vez que el vómito está controlado.

El tratamiento antiemético (p. ej., maropitant, ondansetrón o metoclopramida) suele proporcionar algún alivio y permite una alimentación enteral más temprana con alimentos blandos y de fácil digestión. El maropitant es el antiemético de primera elección. En los gatos gravemente afectados puede combinarse con ondansetrón. La alimentación (escasa y frecuente) debe iniciarse tan pronto como sea posible, incluso en presencia de vómitos leves, intermitentes y persistentes. La alimentación promueve la cicatrización de la mucosa gastrointestinal y el restablecimiento de una barrera mucosa eficaz. Los gatos con vómitos graves no deben alimentarse hasta que el vómito esté mejor controlado. La nutrición parenteral solo está indicada para los casos más gravemente afectados, y su uso no debe retrasar los intentos vigorosos de iniciar la alimentación enteral.

Debe considerarse el uso del interferón omega recombinante felino (rFeIFN; 1 MU/kg, SC, cada 24 horas durante 5 días consecutivos, teniendo que realizar tres tratamientos separados de 5 días el día 0, el día 14 y el día 60) para el tratamiento de la panleucopenia felina. Aunque el rFeIFN no está aprobado por la FDA para este propósito y no se ha demostrado su eficacia en la panleucopenia felina, está aprobado y es eficaz en el tratamiento de la enteritis parvovírica canina. La inmunoterapia pasiva empleando suero inmune de gatos sólidamente inmunes, o un producto comercial producido en caballos, se practica ampliamente en algunos países. Sin embargo, hay pruebas limitadas de la eficacia del tratamiento.

Existen excelentes vacunas de virus inactivado y virus vivo modificado que proporcionan una larga y sólida inmunidad para la prevención de la infección por el FPV. No se deberían administrar vacunas vivas a gatas gestantes, gatos inmunodeprimidos o enfermos, o gatitos de < 4 semanas de edad. La mayoría de los fabricantes de vacunas recomiendan que los gatitos reciban 2-3 dosis por vía SC de vacuna viva modificada, con 3-4 semanas de intervalo. La primera vacunación se suele realizar a las 6-9 semanas de vida. La última dosis de la serie de vacunación inicial no debe administrarse antes de que el gatito tenga 16 semanas de vida, para dar tiempo a que los anticuerpos maternos interferentes disminuyan y no inactiven el virus de la vacuna viva modificada. Una dosis de seguimiento de la vacuna a las 26-52 semanas es una nueva recomendación, porque algunos gatitos tienen anticuerpos interferentes residuales, incluso a las 16 semanas, suficientes para evitar una inmunización exitosa. Debe evitarse la exposición al virus hasta 1 semana después de que la primovacunación se haya completado.

Los gatos adultos deben ser revacunados frente al PVF cada 3 años o menos frecuentemente, aunque algunos fabricantes en algunos países continúan recomendando la revacunación anual. Los kits de prueba de títulos están disponibles comercialmente para detectar cuándo los gatos individuales son inmunes a la panleucopenia felina. Estos pueden usarse como una alternativa a las vacunaciones programadas repetidas, para los propietarios que prefieren esa opción.

La panleucopenia felina tiene un pronóstico notablemente peor que la enteritis por PVC. Se han descrito tasas de supervivencia del 20-51 % en gatos que recibieron tratamiento de apoyo en el hospital para la panleucopenia felina. En comparación, en un estudio reciente, el 90 % de los cachorros hospitalizados con enteritis por PVC sobrevivieron hasta el alta. No es seguro que el cuidado rutinario proporcionado a los gatos con panleucopenia sea tan intenso como el proporcionado a los perros con enteritis por PVC y que cualquier diferencia se refleje en estos diversos informes. Los estudios han identificado una serie de indicadores pronósticos, a veces contradictorios, en gatos con panleucopenia felina. En un estudio, los gatos con hipotermia, letargo y bajo peso corporal en el momento del ingreso tuvieron peores resultados.

Puntos clave

  • La panleucopenia felina es una enfermedad viral de los gatos altamente contagiosa, a menudo de carácter mortal.

  • La mayoría de las infecciones son subclínicas. En los gatos que se ponen enfermos, los signos clínicos incluyen fiebre alta, depresión profunda y anorexia. Muchos gatos afectados vomitan y algunos desarrollan diarrea. Sólo una minoría tiene diarrea hemorrágica.

  • El diagnóstico se basa en hallazgos clínicos compatibles, incluida la leucopenia, en un gatito vacunado de forma inadecuada. Los kits de detección de antígenos fecales destinados al diagnóstico de la enteritis por PVC también se pueden utilizar para diagnosticar la panleucopenia felina. La sensibilidad es moderada y la especificidad es alta.

  • El tratamiento incluye suplementos de líquidos, electrólitos y glucosa; terapia antiemética; antibióticos; y antihelmínticos.

  • Hay disponibles vacunas polivalentes para la prevención. Protegen frente al PVF y el PVC.

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