La piemia por garrapatas es principalmente una sobreinfección estafilocócica de corderos ya infectados con Anaplasma phagocytophilum, el agente causante de la fiebre transmitida por garrapatas. Esto da como resultado la formación de abscesos incapacitantes en las articulaciones y otras partes del cuerpo. El diagnóstico se basa en los signos clínicos, el aislamiento de la bacteria de las lesiones y la PCR. La penicilina o la tetraciclina pueden usarse para el tratamiento.
La piemia por garrapatas afecta a corderos de 2-12 semanas de vida y se caracteriza por debilidad, cojera incapacitante y parálisis. Los abscesos piémicos son frecuentes en las articulaciones, pero también se pueden encontrar prácticamente en cualquier órgano. La enfermedad causa serias pérdidas económicas por debilitamiento y muerte. La enfermedad es enzoótica en muchas regiones del Reino Unido e Irlanda, donde es habitual la garrapata Ixodes ricinus, y es probable que esté presente en otras partes de Europa en las que habita la misma garrapata.
Etiología de la piemia por garrapatas en corderos
Se considera que el Staphylococcus aureus es la principal causa de los abscesos piémicos, porque se ha aislado sistemáticamente de lesiones piémicas, tanto superficiales como profundas, donde es raro encontrar otras bacterias. Se cree que la bacteria alcanza el torrente circulatorio por la inoculación directa de la garrapata mientras esta se alimenta de la sangre, a partir de heridas locales superficiales o a través del cordón umbilical infectado. No obstante, existen evidencias clínicas y experimentales de que I ricinus no actúa simplemente como un vector que inocula directamente estafilococos en el torrente circulatorio.
El principal papel de I ricinus es el de ser vector de la rickettsia Anaplasma phagocytophilum, que tiene como resultado la fiebre transmitida por garrapatas, la cual crea a su vez las condiciones favorables para el desarrollo de la piemia. Los corderos afectados por la fiebre transmitida por garrapatas tienen una grave leucopenia y los neutrófilos localizados en sangre periférica están menos capacitados para fagocitar y destruir S aureus. Estudios experimentales han puesto de manifiesto que los corderos con fiebre transmitida por garrapatas eran más propensos a padecer infecciones experimentales por S aureus durante el periodo de neutropenia y que hasta un 30 % de los corderos con fiebre transmitida por garrapatas podían desarrollar infecciones estafilocócicas.
La epidemiología de la enfermedad está estrechamente relacionada con la biología de I ricinus. La enfermedad está restringida a las zonas habitadas por I ricinus y a las estaciones del año que favorecen climatológicamente las poblaciones altas de garrapatas y su actividad.
Hallazgos clínicos de la piemia por garrapatas en corderos
Los abscesos se desarrollan en diversas partes del cuerpo, principalmente en las articulaciones y las vainas de los tendones y músculos, localizaciones que dan lugar a la cojera de los animales; de ahí el uso común del termino "corderos cojos". En algunos brotes, más del 30 % de los corderos pueden verse afectados; por lo general están lánguidos e inapetentes y a menudo sufren pérdida de condición corporal. Los abscesos internos que no afectan a las articulaciones pueden no mostrar más signos clínicos que el mal estado físico, pero si afectan al SNC pueden producir ataxia, paraplejia u otros signos nerviosos. La enfermedad incapacitante se prolonga durante días o semanas, pero la enfermedad puede presentarse también como una septicemia aguda. Ocasionalmente, pueden producirse muertes súbitas como resultado de la existencia de múltiples abscesos internos sin otros signos visibles. Hasta un 50 % de los corderos afectados pueden morir, y los que sobreviven se recuperan lentamente.
Lesiones
Aparte de las articulaciones y otras estructuras superficiales, los abscesos se localizan habitualmente en el hígado, los pulmones y los riñones. Estos pueden aparecer además en las meninges de la médula espinal y en el pericardio y el miocardio. El diafragma, el timo y las cápsulas adrenales se ven afectados en menor medida. Frecuentemente, las garrapatas pueden encontrase adheridas a una zona inflamada.
Diagnóstico de la piemia por garrapatas en corderos
Basado en los signos clínicos, el aislamiento de S aureus de lesiones y la PCR.
La historia y los signos clínicos son indicadores valiosos de la piemia por garrapatas. La restricción de la enfermedad a zonas infestadas por garrapatas, su presentación en las estaciones en que estas son más activas y la demostración de la existencia de A phagocytophilum o ADN específico por PCR en la sangre de los corderos afectados o de otros individuos del rebaño son características diagnósticas. El aislado de S aureus en las lesiones y la ausencia de otras bacterias ayudarán a confirmar la piemia por garrapatas.
El mal estado físico y la inespecificidad de la enfermedad sin cojera pueden ser difíciles de reconocer como signos de una piemia por garrapatas, y la forma aguda puede confundirse con otras enfermedades que cursen con septicemia. La piemia por garrapatas puede asemejarse a otras infecciones de carácter supurativo de los neonatos, como la onfalitis y las enfermedades articulares debidas a infecciones causadas por otras bacterias, como los estreptococos y Trueperella pyogenes.
Tratamiento y control de la piemia por garrapatas en corderos
La penicilina o la tetraciclina pueden ser eficaces.
La prevención se realiza mediante el control de garrapatas.
El tratamiento de los casos clínicos de piemia por garrapatas con penicilina o tetraciclina puede resultar efectivo, siempre que las lesiones no estén demasiado avanzadas.
El control de la infestación por garrapatas es la prevención más eficaz. Esto puede lograrse restringiendo el pastoreo de los corderos y las ovejas a pastizales de tierras bajas que estén libres de garrapatas durante las primeras semanas de vida o sumergiendo a las ovejas antes del parto en baños acaricidas y posteriormente proporcionando protección a los corderos con baños o friegas de acaricidas. El control de las garrapatas en los corderos jóvenes se logra con preparaciones de cipermetrina o con friegas aplicadas antes de que se transporte a los corderos desde los pastos de cría hacia los pastos libres.
La administración de oxitetraciclina de acción prolongada en el momento de mayor riesgo puede ayudar a prevenir tanto la fiebre transmitida por garrapatas como la piemia por garrapatas durante las primeras semanas de vida. Una sola inyección con el doble de la dosis estándar administrada a las 3 semanas de vida puede reducir significativamente la mortalidad y morbilidad en los corderos jóvenes que pastan en campos infestados por garrapatas y mejorar la ganancia de peso y el estado físico en los supervivientes. El tratamiento profiláctico con antibióticos de acción prolongada puede prevenir el desarrollo de la fiebre transmitida por garrapatas hasta 3 semanas, sin que aparezca fiebre ni inmunodepresión, de modo que se reduce la incidencia de la piemia por garrapatas y otras infecciones como la pasteurelosis y la colibacilosis. Aunque el tratamiento con oxitetraciclina puede inhibir el desarrollo de inmunidad, si los corderos finalmente desarrollan la fiebre transmitida por garrapatas, ya tendrán varias semanas de edad y aparentemente serán menos sensibles a padecer la piemia por garrapatas. La exposición deliberada de los corderos mediante inyección y tratándolos seguidamente con oxitetraciclina podría proporcionar cierta inmunidad antes de que se introduzca a los corderos en áreas infestadas por estos. Sin embargo, deberán utilizarse cepas específicas de esa área, ya que algunas cepas de A phagocytophilum no presentan inmunidad cruzada.
Puntos clave
La piemia por garrapatas es una infección estafilocócica secundaria de corderos infectados con Anaplasma phagocytophilum.
El signo clínico primario es la cojera causada por abscesos en articulaciones o músculos.
La penicilina o la tetraciclina pueden usarse para el tratamiento.
Reducir la infestación por garrapatas es la forma más eficaz de control.