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Enfermedad por el virus de la leucemia felina (FeLV)

(Linfoma felino y leucemia, linfosarcoma)

PorKelly A. St Denis, MSc, DVM, DABVP (feline)
Última revisión/modificación feb 2022

El virus de la leucemia felina (FeLV) es una de las causas infecciosas más comunes de enfermedad en gatos a nivel mundial. La infección por el FeLV puede causar una serie de signos clínicos que afectan a la longevidad y a la calidad de vida del gato. La vacunación e identificación de los gatos infectados es importante para evitar la transmisión de la enfermedad.

Se debe conocer el estado de retrovirus de cada gato con riesgo de infección. Los gatos expuestos al FeLV pueden desarrollar uno de tres resultados: abortivo, regresivo o progresivo. En su forma progresiva, la infección por el FeLV se asocia a afecciones como anemia profunda, neoplasias e inmunodepresión. La identificación del estado de infección de un gato puede requerir pruebas repetidas a lo largo del tiempo y varios tipos de pruebas diagnósticas. El tratamiento de los gatos infectados depende del tipo de infección, los síntomas clínicos y el estado del paciente.

Perlas y trampas

  • Es difícil recomendar un único protocolo de pruebas para todos los gatos.

  • Los gatos infectados pueden no mostrar síntomas clínicos de la enfermedad

  • No siempre es posible determinar el estado de la infección con una sola prueba.

Las 2020 AAFP Feline Retrovirus Testing and Management Guidelines publicadas por la American Association of Feline Practitioners son un recurso clave para el consenso de expertos sobre la prevención, el diagnóstico y el manejo del FeLV para los veterinarios clínicos en clínicas privadas, protectoras de animales y criaderos ( ver la Tabla: Resumen del tratamiento clínico del virus de la leucemia felina).

Tabla
Tabla

Etiología y patogenia de la enfermedad por virus de la leucemia felina

Clasificación del genoma viral

El virus de la leucemia felina es un retrovirus de la familia Oncovirinae. Como retrovirus, el FeLV es un virus envuelto con un genoma de ARN monocatenario de sentido positivo, que se basa en un ADN bicatenario intermedio (es decir, estadio provirus) en su ciclo biológico para la replicación (grupo VI de la clasificación de Baltimore, (+)ARNmc-RT). Otros oncovirus incluyen el virus del sarcoma felino (derivado de FeLV), el virus de la leucemia del ratón y dos virus linfotrópicos T de los seres humanos.

Estructura

Los retroviriones consisten en una envoltura y una cápside que rodean un complejo de ácido nucleico-proteína que contiene dos copias del genoma del ARN monocatenario. En contraste con los retrovirus complejos (p. ej., el virus de la inmunodeficiencia felina [FIV] en el género Lentivirus), que poseen genes accesorios, el FeLV tiene un genoma simple que solo contiene tres genes: gag (codificación de la cápside), pol (codifica la transcriptasa inversa y la integrasa) y env (que codifica la glucoproteína principal).

Replicación

El ADN vírico se inserta e integra en el ADN del hospedador, y sirve como molde para la formación de nuevos genomas de ARN vírico, que se liberan desde la célula hospedadora infectada. La enzima transcriptasa inversa implicada en esta conversión carece de capacidad de corrección, lo que da lugar a un considerable potencial de mutación y a la aparición de variaciones en la cepa, el fenotipo y la antigenicidad.

Mecanismos patogénicos

Aunque la oncogénesis es uno de sus efectos más graves, los oncovirus provocan otras muchas patologías, como trastornos degenerativos, proliferativos e inmunológicos. Existen cuatro subgrupos principales de FeLV de importancia clínica. Casi la totalidad de los gatos infectados de forma natural están infectados originalmente por el virus de la leucemia del grupo A, la forma original arquetípica del virus. En los gatos infectados pueden desarrollarse formas mutadas adicionales del subtipo original FeLV-A, así como de los subtipos FeLV-B, FeLV-C o FeLV-T. El subtipo FeLV-B aumenta la frecuencia de enfermedades neoplásicas. El FeLV-C está fuertemente asociado al desarrollo de hipoplasia eritroide y la consiguiente anemia grave, y el FeLV-T tiene la capacidad de infectar y destruir los linfocitos T, lo que conduce a la depleción linfoide y a la inmunodeficiencia. Los virus de los cuatro subgrupos se pueden detectar (pero no podemos distinguirlos) mediante kits diagnósticos comúnmente usados para el FeLV.

Tras la inoculación oronasal, el virus se replica inicialmente en el tejido linfoide orofaríngeo. Desde allí, el virus es transportado a través de los monocitos y linfocitos al tejido periférico, incluyendo el bazo, los nódulos linfáticos, las células epiteliales del intestino y la vejiga, las glándulas salivales y la médula ósea. Esto marca la fase de viremia primaria. El virus también se detecta en secreciones y excreciones de estos tejidos. Después de la transmisión a la médula ósea, puede surgir una fase de viremia secundaria; los leucocitos y las plaquetas que contienen el FeLV pueden aparecer en la sangre periférica.

El antígeno viral suele detectarse 30 o más días después de la infección. El estado agudo de la infección por el FeLV que se produce 2-6 semanas tras la infección rara vez se detecta, pero se suele caracterizar por fiebre leve, postración, linfadenopatía y citopenia. Los gatos que no pueden desarrollar una respuesta inmunitaria adecuada pueden infectarse regresiva o progresivamente. Los gatos infectados progresivamente se vuelven virémicos persistentes y desarrollan una enfermedad progresiva, que finalmente es mortal. La oncogénesis se produce cuando el FeLV se inserta en el genoma celular del hospedador, ya sea cerca de un oncogén que da lugar a la activación o directamente en el propio oncogén para formar un subgrupo de virus recombinante, como el FeLV-B, que puede inducir una nueva actividad neoplásica en cualquier célula donde entre el virus recombinante.

Epidemiología y transmisión de la enfermedad por el virus de la leucemia felina

La prevalencia de la infección por el FeLV se ha documentado en varios estudios en América del Norte y en todo el mundo. En un gran estudio de 2017 en EE. UU. y Canadá, se determinó que la prevalencia del FeLV era del 3,1 %.1 Existía un mayor riesgo para los gatos con un estilo de vida al aire libre, los machos sexualmente enteros y los gatos con otras enfermedades (en particular, enfermedad respiratoria, enfermedad oral y abscesos). En EE. UU., la prevalencia fue más alta en el medio oeste y oeste, y más baja en el nordeste. En 2019, un gran estudio prospectivo europeo de la viremia por el FeLV en gatos que acudían a un hospital veterinario encontró una prevalencia global del 2,3 %. La prevalencia más alta se dio en el sur de Europa (5,5 %) y la prevalencia más baja en el norte de Europa (0,7 %). Los factores de riesgo en el estudio de 2019 comprenden machos sexualmente enteros, acceso al aire libre, edades de 1-6 años, vivir en un grupo de 5 o más gatos y enfermedad. Aunque la vacunación y los métodos de prevención de la prueba y la eliminación han dado lugar a una disminución en la prevalencia del FeLV desde mediados de la década de 1980, se ha descrito un estancamiento de esta disminución en algunos países a finales de la década de 2010.2,3,4

Por lo demás, los gatos aparentemente sanos con infecciones regresivas y, más frecuentemente, progresivas, sirven como reservorios del FeLV para la transmisión vírica vertical y horizontal. El virus se transmite por contacto estrecho entre gatos. El virus se excreta con mayor frecuencia en la saliva, y las fuentes menos comunes de virus incluyen las secreciones nasales, la leche, la orina y las heces. Las lágrimas y las heces pueden contener virus, pero no son clínicamente importantes en la transmisión de enfermedades o en la detección diagnóstica. El contacto oronasal con saliva u orina infecciosa representa el modo más probable de transmisión horizontal, y las heridas por mordedura son una fuente menos común de transmisión horizontal.

En un estudio de los EE. UU., la infección por el FeLV se diagnosticó en el 9 % de los gatos sometidos a tratamiento por heridas por mordedura, aproximadamente 3 veces la tasa de los gatos en general. La transmisión vertical y horizontal de las gatas infectadas a sus gatitos puede producirse en el útero o mediante la lactación, respectivamente. Debido a que el FeLV es un virus frágil y envuelto, la transmisión horizontal entre adultos requiere habitualmente un contacto íntimo prolongado. Además, la dosis infecciosa necesaria para la transmisión oronasal del virus es relativamente alta. El contacto directo, el aseo mutuo y las bandejas higiénicas compartidas y los platos de comida son las principales formas de transmisión horizontal.

La enfermedad por infección por el FeLV se considera dependiente de la edad en la medida en que los gatitos jóvenes tienen un mayor riesgo de infección progresiva y una progresión más rápida de la enfermedad, mientras que los adultos muestran cierta resistencia a la infección relacionada con la edad. Sin embargo, la transmisión puede producirse a cualquier edad, y los factores que afectan al curso clínico de la enfermedad son complejos y no se comprenden completamente.

Algunas cepas del FeLV pueden cultivarse experimentalmente en cultivos de tejidos humanos, lo que genera preocupaciones sobre el potencial de transmisión a las personas. Los estudios que abordan este problema no han mostrado evidencia de que exista riesgo zoonótico y no se conocen casos de transmisión zoonótica.

Referencias

  1. Burling AN, Levy JK, Scott HM, et al. Seroprevalences of feline leukemia virus and feline immunodeficiency virus infection in cats in the United States and Canada and risk factors for seropositivity. J Am Vet Med Assoc 2017; 251: 187–194.

  2. Weijer K, UijtdeHaag F, Osterhaus A. Control of feline leukaemia virus infection by a removal programme. Vet Rec. 1986 Nov 29; 119(22):555–6.

  3. Spada E, Perego R, Sgamma EA, Proverbio D. Survival time and effect of selected predictor variables on survival in owned pet cats seropositive for feline immunodeficiency and leukemia virus attending a referral clinic in northern Italy. Prev Vet Med. 2018 Feb 1; 150():38–46.

  4. Hofmann-Lehmann R, Gönczi E, Riond B, et al. Feline leukemia virus infection: importance and current situation in Switzerland. Schweiz Arch Tierheilkd. 2018 Feb; 160(2):95–105.

Hallazgos clínicos de la enfermedad por el virus de la leucemia felina

Los signos clínicos de la enfermedad en los gatos infectados por el FeLV pueden deberse a una enfermedad no relacionada, secundaria a la inmunosupresión relacionada con el FeLV o directamente relacionada con la infección por el FeLV. Los gatos con enfermedades no relacionadas con su estado de FeLV deben tratarse en función de su estado de salud específico.

Enfermedad secundaria a FeLV

La inmunodepresión relacionada con retrovirus puede predisponer a los gatos a enfermedades infecciosas, neoplasias y gingivoestomatitis crónica. La inmunosupresión causada por el FeLV origina sensibilidad aumentada a infecciones bacterianas, fúngicas, protozoarias y víricas. El número de neutrófilos y linfocitos en sangre periférica de gatos afectados puede verse reducido, y esas células que están presentes pueden no ser funcionales. Muchos gatos positivos al FeLV presentan bajas concentraciones sanguíneas de las proteínas del sistema del complemento; esto contribuye a la inmunodeficiencia asociada al FeLV y a la oncogenicidad, ya que el sistema del complemento es esencial en ciertas formas de lisis de células tumorales mediadas por anticuerpos. Aunque los gatos infectados por el FeLV pueden tener un mayor riesgo de contraer una enfermedad infecciosa, no se debe suponer que todas las enfermedades infecciosas se producen como resultado de la inmunodepresión relacionada con el FeLV.

En los gatos infectados por el FeLV, bajo condiciones en las que los antígenos del virus de la leucemia felina son abundantes y los anticuerpos IgG anti-FeLV son escasos, se pueden formar complejos antígeno-anticuerpo, que dan lugar a una variedad de enfermedades inmunomediadas (p. ej., vasculitis sistémica, glomerulonefritis y poliartritis).

La gingivoestomatitis crónica se asocia clásicamente con el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV); sin embargo, la infección por el FeLV también puede predisponer a los gatos a una gingivoestomatitis proliferativa ulcerativa crónica. Las secuelas clínicas incluyen dolor, anorexia y pérdida de dientes. Es probable que exista un mecanismo inmunomediado, especialmente en combinación con coinfecciones como el calicivirus felino. Los gatos con gingivoestomatitis crónica son más propensos a beneficiarse de la extracción completa de la boca, incluida la extracción completa de todas las raíces del diente. La radiografía dental antes y después de la extracción quirúrgica es esencial. El tratamiento médico con repetidos ciclos de antimicrobianos, antiinflamatorios y otros inmunomoduladores rara vez resuelve la afección.

La inmunosupresión puede aumentar los riesgos asociados a agentes infecciosos causantes de anemia como Mycoplasma haemofelis. Puede producirse una anemia no regenerativa de enfermedad crónica relacionada con concentraciones elevadas de citocinas circulantes. Las anomalías en los resultados del hemograma completo deben investigarse siempre en su totalidad, independientemente del estado del FeLV, en el caso de que el cambio se deba a una afección tratable.

Enfermedades causadas por el FeLV

La anemia provocada por el FeLV es típicamente no regenerativa y normocrómica. La macrocitosis o anemia hemolítica regenerativa se produce solo en el 10 % de los casos de anemia inducida por el FeLV. La causa de la anemia no regenerativa suele ser la supresión de la médula ósea debida a la infección viral de las células madre hematopoyéticas y el apoyo de las células del estroma. La disfunción plaquetaria, la trombocitopenia y la neutropenia también son posibles secuelas.

El linfoma es la neoplasia que se diagnostica con más frecuencia en los gatos. Tumores como el linfoma y la leucemia linfoide se desarrollan hasta en el 30 % de los gatos con infecciones progresivas por el FeLV. Las infecciones regresivas también están implicadas en la aparición de estos tumores en ausencia de viremia; sin embargo, el riesgo de desarrollar linfoma en gatos con infecciones progresivas puede aumentar hasta 60 veces.

La mayoría de los gatos de EE. UU. con un linfoma mediastínico, multicéntrico o formas medulares de linfomas son positivos al FeLV. Sin embargo, estas formas de linfoma se hicieron menos comunes a medida que la prevalencia del FeLV disminuyó con la introducción de la vacunación frente al FeLV. El linfoma gastrointestinal difuso ahora es más probable que se encuentre en gatos negativos para el FeLV de mediana o avanzada edad y puede ser difícil de diferenciar de la enfermedad inflamatoria intestinal. Los fibrosarcomas y las patologías cuasi neoplásicas como la exostosis cartilaginosa múltiple (osteocondromatosis) pueden estar asociadas al FeLV. Otros tipos de tumores comparten un vínculo sospechoso, pero aún no claramente definido, con el FeLV.

La leucemia se caracteriza por la proliferación neoplásica de células hematopoyéticas originadas en la médula ósea, como neutrófilos, basófilos, eosinófilos, monocitos, linfocitos, megacariocitos y eritrocitos. Las leucemias felinas están estrechamente asociadas con la infección por el FeLV y suelen afectar a células neoplásicas que circulan en la sangre. Las leucemias linfoides todavía se clasifican como agudas o crónicas. La leucemia linfocítica aguda se caracteriza por la circulación de linfoblastos en la sangre, mientras que las leucemias linfocíticas crónicas tienen un número elevado de linfocitos circulantes con morfología madura.

Los trastornos reproductivos están frecuentemente asociados con la infección por el FeLV. Durante el trimestre intermedio de la gestación puede producirse muerte fetal, reabsorciones e involución placentaria, supuestamente como resultado de una infección fetal in utero por el virus transportado a través de la placenta en los leucocitos maternos. El aborto se suele producir al final de la gestación acompañado de riesgo de endometritis bacteriana, especialmente en gatas neutropénicas. La transmisión durante el nacimiento y la lactancia constituye el mayor riesgo de generar gatitos virémicos vivos. Existe cierta evidencia de que las gatas infectadas con la forma regresiva pueden vehicular virus a sus gatitos a través del útero o la leche. Los gatitos neonatos presentan riesgo de infección rápidamente progresiva con manifestaciones clínicas de hipotermia, deshidratación, falta de lactancia y mortalidad temprana denominada coloquialmente "síndrome del gatito que se desvanece".

La coinfección con el FeLV y el virus de la panleucopenia felina (VPF) se ha relacionado con el síndrome similar a la panleucopenia felina (SSPF), que también se denomina enteritis asociada al FeLV (EAVL) o mieloblastopenia. La afección se asemeja a la panleucopenia felina tanto clínica como histopatológicamente, y se caracteriza clínicamente por anorexia progresiva, depresión, vómitos, diarrea hemorrágica, pérdida de peso, gingivitis, ulceración oral, neutropenia grave y septicemia. En estos casos, el antígeno del VPF está detectado de forma inconsistente en las pruebas diagnósticas, y la patogenia y el papel exacto de cada virus en el desarrollo de este síndrome no se comprenden completamente.

Los trastornos neurológicos asociados al FeLV están causados con mayor frecuencia por la compresión del cerebro y la médula espinal por el tejido tumoral del linfoma. También se sospecha de un mecanismo de neurotoxicidad inducida por el FeLV que puede provocar neuropatías periféricas, incontinencia urinaria y cambios oculares patológicos, como anisocoria, midriasis y síndrome de Horner, y ceguera central incluso en ausencia de lesiones compresivas visibles en las imágenes diagnósticas. Si se programa un tratamiento antineoplásico, es importante diferenciar la neoplasia de la neuropatía.

Categorías de respuesta a la infección

Los resultados de la infección por el FeLV se clasifican de la siguiente manera:

Infección abortiva. Después de la exposición al virus, los gatos pueden desarrollar una respuesta inmunitaria eficaz que conduce a la eliminación de este. Los pacientes con infecciones abortivas darán resultados negativos para antígenos víricos y ácidos nucleicos; sin embargo, darán un resultado positivo para anticuerpos frente al FeLV. En estudios que analizaron el antígeno p27, el ADN provírico, el ARN vírico y los anticuerpos neutralizantes del virus en Alemania (2012) y Australia (2019), se supuso que el 4 % y el 11 % de los gatos estudiados tenían infecciones abortivas, respectivamente.

Infección regresiva. Después de la exposición, los pacientes pueden desarrollar una respuesta inmunitaria, pero son incapaces de eliminar la replicación vírica. El FeLV puede llegar a integrarse en el ADN del paciente. Los gatos infectados regresivamente son avirémicos, no eliminan el virus infeccioso y es poco probable que desarrollen enfermedades asociadas al FeLV. Los gatos infectados regresivamente tendrán resultados variables en las pruebas en diferentes momentos durante el curso de la infección. Pueden ser positivos o negativos al antígeno, tener un bajo número de copias del ADN provírico según la prueba de PCR o ser negativos en la prueba de PCR. Aunque los gatos infectados regresivamente no eliminan el virus activamente, pueden ser una fuente de infección si se usan como donantes de sangre. Existe un pequeño riesgo de reactivación del virus. La integración del virus en el ADN puede producir linfoma o supresión de la médula ósea. En los estudios alemanes y australianos, se supuso que el 1 % y el 2 % de los gatos analizados estaban infectados de forma regresiva, respectivamente.

Infecciones progresivas. Después de la exposición, los pacientes son incapaces de desarrollar una respuesta inmune, dejando el virus sin control. La replicación vírica se da extensamente en los tejidos linfoides, con replicación vírica que se extiende a la médula ósea, seguida por el tejido epitelial mucoso y glandular. Estos pacientes están diseminando activamente el virus y deben considerarse infecciosos. Los gatos infectados progresivamente dan positivo al antígeno vírico y presentan un elevado número de copias de ADN provírico por prueba de PCR. Los gatos infectados progresivamente tienen una esperanza de vida más corta y desarrollarán y morirán de la enfermedad relacionada con el FeLV en varios años. En los estudios alemanes y australianos, se supuso que el 2 % y el 0,5 % de los gatos analizados estaban infectados de forma progresiva, respectivamente.

En general, las infecciones abortivas se consideran el resultado más probable de la exposición al FeLV. Por el contrario, en el estudio de 2019, que también examinó la combinación de gatos sanos y enfermos infectados y no infectados, el 9 % de los gatos fueron identificados como infectados de forma abortiva, el 25 % de los gatos fueron identificados como infectados de forma regresiva y el 21 % de los gatos fueron identificados como infectados de forma progresiva. Esto sugiere que la presión infecciosa intensa, las comorbilidades y un entorno estresante pueden afectar al resultado de la exposición.

Diagnóstico de la enfermedad por el virus de la leucemia felina

  • ELISA en el punto de atención del FeLV, seguido de la confirmación mediante prueba de laboratorio.

La prueba de infección por el FeLV se recomienda cuando los gatos se adquieren por primera vez, antes de la vacunación frente al FeLV, y si ha habido una exposición potencial o una herida por mordedura de un gato con un estado retroviral desconocido o positivo. La prueba se recomienda anualmente si el gato vive en un hogar con gatos positivos al FeLV o gatos de estado desconocido, antes de la donación de sangre (pruebas de ELISA y PCR) y si el gato tiene acceso al exterior.

Para los gatos que entran en un nuevo hogar o que se sabe que tienen un alto riesgo de exposición, la prueba debe repetirse ≥30 días después de la primera en caso de infección reciente que todavía no haya dado lugar a antígeno circulante detectable. La documentación de una prueba negativa anterior no anula la necesidad de repetir la prueba en las situaciones anteriores.

La mayoría de las pruebas comienzan en la clínica con un ELISA en el punto de atención o pruebas de inmunomigración rápida (RIM) del FeLV. Estas pruebas detectan el antígeno soluble del FeLV ya a los 30 días de la exposición. La mayoría ha mostrado una buena sensibilidad y especificidad, con un rango del 85-100 % en un estudio (Levy et al., 2017). Las pruebas se pueden realizar en suero, plasma o sangre completa. Las lágrimas y la saliva no deben usarse para analizar el antígeno del FeLV. No se recomienda el muestreo combinado. Los resultados positivos de las pruebas de ELISA o de RIM en un paciente deben confirmarse con pruebas de seguimiento. Esto es especialmente importante en pacientes que tienen un riesgo bajo de enfermedad y, por tanto, un mayor riesgo de tener un resultado falso positivo. Dado que la detección de la infección tiene un impacto tan notable en el cuidado a largo plazo del paciente, cualquier resultado cuestionable debe revaluarse con pruebas repetidas o adicionales. Las opciones de repetición inmediata de la prueba después de una prueba en el punto de atención cuestionable o positiva incluyen pruebas de laboratorio de remisión utilizando un ELISA en microplaca para el antígeno p27 del FeLV o la prueba de PCR para el provirus del FeLV. También se puede utilizar una prueba en el punto de atención alternativa de un fabricante diferente.

Los laboratorios de referencia ofrecen una serie de opciones de pruebas confirmatorias que incluyen el ELISA en microplaca para el antígeno p27 del FeLV y la prueba de PCR para el provirus del FeLV, así como la prueba de anticuerpos inmunofluorescentes (IFA). Algunos laboratorios también ofrecen la cuantificación del ADN provírico (copias/mL) en pacientes que son positivos en la prueba de PCR para el FeLV.

Una IFA comprueba la presencia del FeLV p27 y otros antígenos del núcleo estructural en el citoplasma de las células. En la práctica clínica, para el IFA se usan habitualmente extensiones sanguíneas; sin embargo, también pueden emplearse preparaciones citológicas de médula ósea u otros tejidos. Una IFA requiere el envío a un laboratorio de diagnóstico y no puede detectar la infección hasta que se produce la afectación de la médula ósea. Los resultados falsos negativos de la prueba pueden producirse por un error técnico, por leucopenia o por falta de afectación de la médula ósea, mientras que el error técnico es la causa más frecuente de los resultados falsos positivos. Al igual que el ELISA, el IFA no puede detectar la infección regresiva debido a la falta de suficiente producción de antígeno viral.

Los laboratorios de diagnóstico ofrecen cada vez más pruebas de PCR en sangre completa, médula ósea y otros tejidos, aunque a menudo faltan estudios validados de sensibilidad y especificidad. La PCR en tiempo real ofrece un gran potencial para proporcionar una detección extremadamente sensible del FeLV rápidamente después de la infección, y puede ser útil para detectar infecciones regresivas y resolver resultados conflictivos si se obtiene un resultado positivo. La prueba cuantitativa de PCR en tiempo real puede proporcionar suficiente información para distinguir entre gatos infectados por el FeLV de forma regresiva y progresiva. Los gatos que son positivos al antígeno p27 del FeLV por ELISA y PCR positiva al ADN provírico pueden clasificarse adicionalmente mediante una prueba cuantitativa de PCR en tiempo real en aquellos con <1 millón de copias de ADN provírico/mL y aquellos con ≥1 millón de copias de ADN provírico/mL. Los pacientes con <1 millón de copias de ADN provírico/mL son más propensos a infectarse de forma regresiva, mientras que aquellos con ≥1 millón de copias de ADN provírico/mL son más propensos a infectarse de forma progresiva.

Tabla
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Los resultados discordantes entre las pruebas, a menudo un resultado del ELISA inicial positivo seguido de resultados negativos en la repetición del ELISA o de la IFA, pueden reflejar la circulación inconsistente del antígeno durante varias etapas de la infección por el FeLV, un error técnico o posiblemente un estado de infección regresiva. Estos gatos se suelen considerar presuntamente infectados y fuentes potenciales de infección hasta que sea posible una mayor aclaración.

Perlas y trampas

  • Si los resultados entre las pruebas son discordantes, se debe considerar que el gato está supuestamente infectado y es una fuente potencial de infección hasta que sea posible una aclaración adicional.

El diagnóstico de la neoplasia inducida por el FeLV es similar al de otros tumores. El examen citológico de aspirados con aguja fina de masas, nódulos linfáticos, líquidos de cavidades corporales (p. ej., derrame pleural) y órganos afectados puede revelar la presencia de linfocitos malignos. El examen de la médula ósea puede revelar una afectación leucémica, incluso cuando la sangre periférica parece normal. La biopsia con examen histológico de los tejidos anómalos es a menudo necesaria para la confirmación diagnóstica. La fenotipificación celular mediante citometría de flujo, análisis inmunocitoquímico u otras técnicas puede proporcionar información diagnóstica adicional.

Tratamiento y pronóstico de la enfermedad por virus de la leucemia felina

  • Nutrición de alta calidad y atención preventiva regular

  • Tratamiento de las comorbilidades e identificación y tratamiento precoces

Desafortunadamente, no existe cura para la infección por el FeLV.

Los primeros estudios in vitro con fármacos antirretrovirales (p. ej., raltegravir, tenofovir, gemcitabina y decitabina) mostraron resultados prometedores. Sin embargo, se dispone de pocos estudios amplios, controlados y a largo plazo en gatos. Los estudios disponibles no han demostrado beneficios duraderos y tienden a mostrar una menor eficacia en los pacientes felinos. Muchos de estos fármacos requieren un uso prolongado, son costosos y tienen efectos adversos tóxicos de leves a graves. La zidovudina (azidotimidina) es un análogo de nucleósido que se ha utilizado tanto en infecciones por el FeLV como por el FIV. La carga viral puede reducirse con la zidovudina, lo que mejora el estado inmunitario y clínico del paciente. Puede ser beneficioso en gatos infectados por retrovirus con estomatitis o en aquellos que muestran síntomas neurológicos. La zidovudina (5-10 mg/kg, PO, cada 12 horas según sea necesario a largo plazo) puede reducir la carga viral y mejorar los signos clínicos; sin embargo, como las dosis más altas pueden causar anemia no regenerativa, debe usarse con cuidado o evitarse en los pacientes con el FeLV.

Los interferones (humanos y felinos) se usan a menudo en gatos infectados por retrovirus como antivirales e inmunomoduladores. Desafortunadamente, no existen estudios bien diseñados que utilicen estos fármacos, o estos no han demostrado beneficio alguno. Dos estudios separados han demostrado algún beneficio del interferón omega felino parenteral; sin embargo, no se han publicado estudios controlados usando interferón omega felino oral.

Algunos gatos positivos para el FeLV pueden vivir sin complicaciones graves durante años con cuidados profilácticos rutinarios, buena crianza, mínimo estrés y evitando infecciones secundarias. Los gatos infectados han de mantenerse estrictamente en interiores para disminuir el riesgo de exposición a los agentes infecciosos y prevenir la transmisión del virus a otros gatos. Las vacunaciones rutinarias y la prevención de parásitos deben mantenerse basadas en la evaluación individual del riesgo y de acuerdo con la normativa local. La evidencia actual no apoya la teoría de que las vacunas de virus vivo modificado (VVM) supongan un riesgo cuando se usan en gatos infectados por retrovirus. Los estudios muestran que la respuesta a las vacunas de virus vivos modificados por parte de los gatos infectados con retrovirus afectados subclínicamente puede ser similar a la de los gatos no infectados. La vacuna frente al FeLV no debe administrarse después de la infección porque no hay evidencia que sugiera un beneficio. Se deben realizar exploraciones físicas centradas en parásitos externos, infecciones cutáneas, enfermedad dental, tamaño de los nódulos linfáticos y peso corporal, junto con pruebas fecales rutinarias, hemograma completo, análisis bioquímico sérico y análisis de orina. Se ha de esterilizar a todos los gatos infectados. Se debe aconsejar a los propietarios que presten atención a los signos clínicos relacionados con la enfermedad del FeLV, en especial las infecciones secundarias. Aunque los gatos positivos al FeLV a menudo responden bien al tratamiento, el tratamiento para estas infecciones u otras enfermedades debe ser precoz y agresivo debido al estado de inmunocompromiso.

Aunque la infección progresiva por el FeLV se asocia a menudo a una enfermedad rápida y grave, el pronóstico puede depender de los cuidados, la atención veterinaria y la variación individual del sistema inmunitario. Los estudios a gran escala han demostrado un tiempo medio de supervivencia de 2,4 años después del diagnóstico entre los gatos positivos (frente a 6 años después de la prueba para los gatos de control negativos), con una tasa de mortalidad del 50 % a los 2 años y del 80 % a los 3 años después del diagnóstico. La progresión de la enfermedad es mucho más rápida en los gatitos, mientras que algunos gatos adultos permanecen sanos durante muchos años y pueden morir por afecciones no relacionadas con su estado retroviral.

Prevención y control de la enfermedad por el virus de la leucemia felina

El FeLV es inestable en el medio ambiente y es sensible a todos los detergentes y desinfectantes comunes. Las precauciones simples, como la limpieza rutinaria con desinfectantes, eliminarán el virus del entorno. Como el virus se transmite a través de los fluidos corporales, para prevenir la transmisión iatrogénica es esencial limpiar y esterilizar a fondo el equipo, prestar una estricta atención al lavado de las manos contaminadas y evitar la reutilización y el uso compartido de suministros y consumibles de un solo uso. En un hospital o alojamiento, los gatos infectados por el FeLV pueden mantenerse en la población habitual siempre que estén en jaulas separadas. Dado que los pacientes positivos al FeLV pueden estar inmunodeprimidos, no deben estar alojados en áreas con gatos o perros con enfermedades infecciosas como la infección de las vías respiratorias superiores, la panleucopenia, el parvovirus canino o Bordetella bronchiseptica.

Las vacunas frente al FeLV no se consideran vacunas esenciales y están destinadas a proteger a los gatos frente a la infección por el FeLV o a disminuir la probabilidad de viremia persistente. Los distintos tipos de vacunas incluyen el virus completo inactivado, subunidades del virus y vacunas realizadas mediante ingeniería genética (recombinante). Las vacunas pueden variar respecto a su efecto protector, y las afirmaciones del fabricante, y deben realizarse escrupulosamente estudios comparativos independientes. Las vacunas están indicadas solo para gatos no infectados, ya que no existe beneficio alguno al vacunar a un gato positivo al FeLV.

Las guías de manejo de retrovirus felinos de la American Association of Feline Practitioners (AAFP) 2020 incluyen la recomendación de que todos los gatitos deben recibir las dos dosis de la vacuna frente al FeLV como un componente de la serie de primovacunación de rutina y también han de recibir una vacuna de refuerzo 1 año después. Esto es aconsejable, ya que los cambios de alojamiento y de estilo de vida, como el acceso al exterior, se producen con frecuencia a medida que los gatos maduran. La revacunación anual después de la madurez dependería del riesgo del gato a la exposición al FeLV.

El riesgo de exposición del gato adulto a gatos positivos al FeLV debe determinarse anualmente, y las vacunas se han de usar solo para aquellos gatos en riesgo. Las vacunas frente al FeLV se han asociado al desarrollo de sarcomas en el punto de vacunación, aunque el riesgo de desarrollo de tumores es muy bajo. Según el Informe del Feline Vaccination Panel Advisory Report de la AAFP de 2013, se recomienda la administración de la vacuna distalmente a la articulación de la rodilla en la extremidad trasera izquierda para disminuir la morbilidad y la mortalidad relacionadas con estos sarcomas raros pero muy agresivos en el punto de inyección. Las pautas de vacunación felina de la AAHA/AAFP de 2020 reconocen que los profesionales pueden necesitar usar la discreción médicamente apropiada con respecto al lugar de la administración de la vacuna. A los gatos no infectados en un hogar con gatos infectados se les debe vacunar; sin embargo, la vacunación no es universalmente protectora, y también se han de emplear otros medios para reducir la transmisión a gatos no infectados, como la separación física.

Mientras que las pruebas para gatos en un contexto de refugio de animales se considera opcional para el alojamiento individual, el estado del FeLV debe determinarse antes de la ubicación en un alojamiento colectivo y se recomienda en el momento de la adopción o de la entrega en un hogar de acogida. Debido a que las pruebas no son 100 % precisas, a los gatos de refugio ubicados en alojamientos colectivos se les debe vacunar frente al FeLV, especialmente en alojamientos de larga duración, como los refugios. Debido a la prevalencia similar del FeLV entre los gatos silvestres y los gatos domésticos que deambulan libremente y al papel de la castración en la disminución de la propagación de la infección, el gasto de recursos en las pruebas del FeLV no se considera un componente obligatorio de los programas municipales de captura- castración-retorno.

Referencias

  1. Scherk MS, Ford RB, Gaskell RM, et al. 2013 AAFP Feline Vaccination Advisory Panel Report. J Feline Med Surg. 2013:15, 785–808. https://doi.org/10.1177/1098612X13500429

Puntos clave

  • Se debe conocer el estado del FeLV de cada gato.

  • Aunque las vacunas están disponibles para el FeLV, la identificación de los gatos infectados sigue siendo una estrategia importante para prevenir nuevas infecciones.

  • El manejo de los gatos infectados debe centrarse en estrategias eficaces de atención preventiva con la identificación y el tratamiento oportunos de la enfermedad.

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