Varios derivados semisintéticos (rifamicina SV, rifampicina, rifamida) de las rifamicinas naturales se han empleado como antibióticos de amplio espectro. Las rifamicinas interfieren en la síntesis del ARN en los microorganismos al unirse a las subunidades de la ARN polimerasa sensible dependiente de ADN. Son compuestos activos frente a gérmenes grampositivos, algunas micobacterias, algunas cepas de bacterias gramnegativas (principalmente cocos; los bacilos son más resistentes), algunos anaerobios y clamidias. La rifampicina es activa frente a la mayoría de las cepas de Staphylococcus pseudintermedius resistente a la meticilina (SPRM); sin embargo, la resistencia se desarrolla rápidamente incluso cuando la rifampicina se administra en combinación con otros antimicrobianos. En concentraciones elevadas también son activas frente a diversos virus.
Las infecciones por hongos y levaduras resistentes a la rifampicina sola suelen responder cuando se añade una rifamicina a un compuesto antifúngico (p. ej., la anfotericina B). La resistencia a las rifamicinas puede desarrollarse rápidamente como un proceso de un solo paso. Por ello, se deben administrar en combinación con otros antibióticos, como las penicilinas, la eritromicina, el miconazol y la anfotericina B.
El uso primario de las rifamicinas en personas ha sido para tratar la tuberculosis. La rifampicina se ha usado en potros para controlar la neumonía por Rhodococcus equi en combinación con macrólidos; sin embargo, esta combinación ha sido objeto de escrutinio ( ver Interacciones). Dado que las rifamicinas penetran bastante en los tejidos y en las células, son particularmente eficaces frente a gérmenes intracelulares. La rifampicina se absorbe fácilmente pero de forma incompleta (~40 %) desde el aparato digestivo, y se alcanzan concentraciones plasmáticas máximas en 2-4 h. La administración concomitante de alimentos puede reducir o retrasar la absorción.
La rifampicina también puede administrarse por vía IM o IV. Aproximadamente el 75-80 % de la rifampicina se une a proteínas plasmáticas. El compuesto se distribuye ampliamente en los tejidos y líquidos corporales debido a su elevada liposolubilidad. La rifampicina se biotransforma en diversos metabolitos, algunos de los cuales son activos, y se excreta principalmente en la bilis (en personas se emplea en la colangitis) y, en menor medida, en la orina. Se suele producir circulación enterohepática del fármaco original y su metabolito principal (desacetil-rifampicina).
La semivida de eliminación de la rifampicina depende de la dosis: en caballos es de ~6 h; en perros de ~8 h. La semivida plasmática se reduce progresivamente en ~40 % durante las primeras 2 semanas de tratamiento, por la inducción de enzimas microsomales hepáticas; por el contrario, aumenta con la disfunción hepática. El uso de rifampicina puede afectar a la eliminación de otros fármacos metabolizados por vía hepática (p. ej., barbitúricos).
La rifampicina se suele tolerar bien y causa pocos efectos adversos. En las personas se han descrito trastornos gastrointestinales y alteraciones en la función hepática (ictericia). Las elevaciones leves de la actividad de la fosfatasa alcalina sérica son frecuentes con el tratamiento. También pueden aparecer reacciones de hipersensibilidad tras la administración de rifampicina, y es posible que se origine insuficiencia renal al utilizar pautas intermitentes. Se produce inmunodepresión linfocitaria parcial y reversible. La orina, las heces, la saliva, el esputo, el sudor y las lágrimas se tiñen a menudo de color rojo anaranjado por la rifampicina y sus metabolitos. En el caballo se produce depresión del SNC y anorexia transitoria tras su administración IV.
La dosis de rifampicina es de 5-10 mg/kg, PO, cada 12-24 horas en caballos, y de 5-10 mg/kg, PO, cada 24 horas en perros y gatos. La rifampicina se ha asociado con la formación de tumores hepáticos en ratones hembra. Como cualquier residuo de un carcinógeno conocido en productos animales para consumo humano se considera una violación de la Food, Drug and Cosmetic Act, el Veterinary Medicine Advisory Panel de la USP ha concluido que la rifampicina no debe administrarse a animales de abasto.