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Agentes psicotrópicos

PorLinda Shell, DVM, DACVIM-Neurology
Revisado/Modificado mar 2015

Los ansiolíticos, antipsicóticos, antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo empleados para tratar alteraciones del comportamiento humano se están utilizando en veterinaria como coadyuvantes en el tratamiento de modificación de la conducta (véase también ver Principios del tratamiento farmacológico y natural para problemas de comportamiento). Se han descrito pocos estudios clínicos en veterinaria, y las guías para la práctica veterinaria se basan en las aplicaciones terapéuticas de medicina humana.

Ansiolíticos

Los ansiolíticos, como las benzodiacepinas y una azapirona (buspirona), se han empleado en el tratamiento de la ansiedad generalizada y los ataques de pánico en perros y gatos, así como frente a la pulverización de orina (spraying) en gatos. Las benzodiacepinas, como el diazepam, el alprazolam, el oxazepam y el clorazepato, actúan uniéndose a los receptores del GABA y potenciando la entrada de cloro mediada por el GABA. Pueden causar sedación y relajación muscular; también pueden aparecer signos de dependencia y abstinencia.

El diazepam se ha recomendado para aliviar comportamientos provocados por el miedo en los perros, y la ansiedad social y el marcaje con orina (spraying) en los gatos. Sin embargo, las benzodiacepinas pueden no aliviar la agresividad desencadenada por el miedo en ciertos animales, sino más bien puede provocar una exacerbación paradójica de dichos comportamientos. Aunque se ha descrito que el diazepam disminuye el hábito de pulverización de la orina en gatos, la mayoría de los gatos reanudaron el hábito al suspenderse el fármaco. Se han descrito casos raros de insuficiencia hepática a los 3-5 días de comenzar el tratamiento con diazepam en gatos.

El oxazepam (en perros, 0,2-0,5 mg/kg, PO, una o dos veces al día; en gatos, 1-2,5 mg/gato, PO, dos veces al día) y el alprazolam se han utilizado para tratar los miedos y las fobias tanto en perros como en gatos. Además, el alprazolam se ha utilizado para tratar la ansiedad nocturna en perros (0,01-0,1 mg/kg, PO) y los problemas de ensuciar la casa de forma refractaria en gatos (0,1 mg/kg o 0,125-0,25 mg [dosis total] por gato, PO, dos-tres veces al día). El clorazepato se ha usado para tratar la ansiedad en gatos (1,75-3,75 mg/gato, PO, una a dos veces al día). El diazepam, el clonazepam y el clorazepato dipotásico también tienen propiedades anticonvulsivas.

La buspirona difiere de las benzodiacepinas en sus propiedades farmacológicas (es decir, bloquea la serotonina pre- y postsinápticamente y actúa como agonista dopaminérgico), en su inicio de la acción (inicio retardado del efecto de 7-30 días) y en la ausencia de efectos sedantes. La buspirona parece que no mejora el control de los comportamientos relacionados con la ansiedad, comparada con las benzodiacepinas, pero ayuda en el tratamiento de la pulverización de orina (spraying) en gatos a dosis de 2,5-7,5 mg/gato.

Antipsicóticos

Los antipsicóticos se clasifican como fármacos de baja potencia (acepromacina, clorpromacina y el clorhidrato de trioridacina) y fármacos de alta potencia (haloperidol, flufenacina, clorhidrato de trifluoperazino, proclorperacina, tiotixeno, risperidona). Los fármacos de baja potencia requieren dosis mayores y producen más sedación, más efectos adversos anticolinérgicos y efectos cardiovasculares, pero tienen una menor incidencia de efectos adversos extrapiramidales (parkinsonismo, distonía, discinesia y acatisia) que los fármacos de alta potencia. Todos los antipsicóticos se emplean para la tranquilización no selectiva y para disminuir las exacerbaciones de la conducta. La acepromacina se suele emplear en las crisis de ansiedad poco frecuentes, pero puede inducir una hiperactividad paradójica en algunos perros y gatos. Tal como se ha descrito en una publicación, un perro con comportamiento aberrante (morderse la cola, gruñido, chasquidos, ladridos) se controló con 1,1 mg/kg de tioridacina.

Fármacos estabilizadores del estado de ánimo

Los compuestos estabilizadores del ánimo (litio, carbamacepina y ácido valproico) son sustancias sin relación química que se emplean en medicina humana para tratar los trastornos bipolares, la impulsividad, la reactividad emocional y la agresividad. La carbamacepina y el ácido valproico son también fármacos antiepilépticos. La carbamacepina se ha empleado en gatos (25 mg/gato, PO, dos veces al día) para reducir la agresividad por miedo a las personas, pero paradójicamente puede aumentar esta agresividad frente a animales de la misma especie. El litio se excreta sin metabolizar por la orina. Dado su estrecho rango terapéutico, es necesario monitorizar sus concentraciones séricas (intervalo recomendado: 0,8-1,2 mEq/L). Los efectos adversos incluyen poliuria, polidipsia, alteraciones de la memoria, aumento de peso y diarrea. Se ha descrito en un caso el empleo litio (dosis total de 75 mg, dos veces al día) para la agresividad dirigida al propietario y el comportamiento psicótico (bocados ocasionales al aire, pateos) en un Cocker Spaniel.

Antidepresivos

Los antidepresivos se clasifican en compuestos tricíclicos (aminas terciarias, aminas secundarias), inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y antidepresivos atípicos. Pueden emplearse para tratar alteraciones del comportamiento, como los trastornos obsesivo-compulsivos, estereotipias, agresividad y evacuación inadecuada. El mecanismo de acción consiste en bloquear la recaptación de serotonina y/o norepinefrina o reducir el recambio de neurotransmisores. Todos necesitan un lapso de tiempo hasta que se observa un efecto en el comportamiento.

Los antidepresivos tricíclicos incluyen amitriptilina, imipramina, clomipramina y doxepina. Distintos informes indican que el éxito en el tratamiento de los trastornos del comportamiento es muy variable, entre fármacos de la misma clase química. El efecto antihistamínico de estos compuestos puede ser un efecto coadyuvante útil para controlar el prurito producido por la atopia y las alergias alimentarias. Los efectos adversos que provocan son vómitos, diarrea, hiperexcitabilidad, sedación, arritmias incluyendo taquicardia, hipotensión ortostática, midriasis, disminución del lagrimeo y salivación, retención urinaria, estreñimiento y aumento de peso. El ensanchamiento del complejo QRS en el ECG se ha utilizado como un indicador precoz de toxicidad. Los fármacos pueden tardar entre 7 y 30 días en ser eficaces. El hidrocloruro de amitriptilina se ha empleado en el perro en dosis de 1-2 mg/kg para tratar la ansiedad por separación, la agresividad por ansiedad, la enuresis por sometimiento o excitación y el prurito alérgico, y en los gatos a dosis de 0,5-1 mg/gato para controlar el marcaje con orina y la hipervocalización. El hidrocloruro de imipramina se ha empleado en el perro a dosis de 2,2-4,4 mg/kg, dos-tres veces al día, frente a la enuresis por sumisión o excitación. El hidrocloruro de clomipramina se ha empleado en perros a dosis de 1-3 mg/kg para reducir el lamido insistente en el granuloma acral por lamido y en las conductas estereotipadas como andar en círculos y perseguirse la cola, y en los gatos a dosis de 0,5 mg/kg. En algunos países está autorizado para el tratamiento de ansiedad por separación en los perros. La doxepina se ha empleado en perros a dosis de 3-5 mg/kg.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, como la fluoxetina, la sertralina y la paroxetina, se han utilizado para tratar la alopecia psicógena, la alergia relacionada con prurito, la agresión dirigida al propietario, los comportamientos temerosos, los comportamientos obsesivo-compulsivos y el marcado con orina. Estos fármacos pueden tardar entre 7 y 30 días en ser eficaces. Los efectos adversos más frecuentes son cambios en el apetito y los signos gastrointestinales, aunque también se han descrito convulsiones. Estos fármacos inhiben las enzimas hepáticas P450, y por tanto pueden producir interacciones. Las dosis de fluoxetina son 1 mg/kg/día, PO, para los perros y 0,5-1 mg/kg/día, PO, para los gatos.

Otros agentes y hormonas

Los inhibidores de la monoaminooxidasa, como la selegilina, se usan frente al deterioro cognitivo en perros de edad avanzada. El uso de hormonas progestágenas para tratar problemas de conducta se considera actualmente un tratamiento de "último recurso" debido al riesgo de efectos adversos. En los perros machos castrados y enteros, el acetato de megestrol se ha utilizado para tratar la agresividad, el marcado con orina y la deambulación. Asimismo, en los gatos machos castrados, el acetato de megestrol puede reducir la pulverización de orina (spraying), pero sus potenciales efectos adversos como inducir diabetes mellitus, hiperplasia de la glándula mamaria y adenocarcinoma y la supresión de la médula ósea hacen que su uso sea arriesgado. El acetato de medroxiprogesterona, una progestina inyectable de acción prolongada, se ha utilizado para tratar la agresividad, el marcado con orina y la deambulación; sin embargo, rara vez se usa debido al riesgo de efectos adversos y a la disponibilidad de otros fármacos conductuales más seguros.