Tanto los parásitos internos como los externos representan riesgos para la salud y la producción de las explotaciones de ganado vacuno de carne. Cada uno de ellos puede repecutir en la explotación a través de la disminución del rendimiento o la productividad, así como de una mayor sensibilidad a las enfermedades y un mayor riesgo de mortalidad. Muchas de las pérdidas de rendimiento o productividad a menudo no se reconocen. En términos generales, los programas de control de parásitos internos y externos deben ser un componente de todos los planes sanitarios de la explotación de ganado vacuno de carne.
Los parásitos internos suelen afectar a la sanidad y la productividad del ganado a través de la pérdida crónica de sangre. Según la región y las condiciones ambientales, los parásitos del ganado vacuno incluyen nematodos gástricos como Ostertagia, Haemonchus y Trichostrongylus; nematodos intestinales como Cooperia spp; y protozoos como Coccidios, así como las larvas (larvas de la mosca del talón), trematodos hepáticos, vermes pulmonares y cestodos.
Los parásitos externos tienen un impacto negativo en la sanidad del ganado vacuno no solo porque le roban al ganado los nutrientes necesarios, sino también porque aumentan el estrés animal y porque son vectores de otras enfermedades, como la anaplasmosis, la theileriosis y la fiebre transmitida por garrapatas. Según la región y las condiciones ambientales, los parásitos externos comunes que pueden afectar a la salud y a la productividad del ganado incluyen las moscas de los cuernos, las moscas de los establos, las moscas de la cara, las moscas negras, las moscas del venado, las moscas del talón, los tábanos, los jejenes, los mosquitos, los piojos, los ácaros y las garrapatas.
Parásitos internos en ganado vacuno de carne
Bajo ciertas condiciones, el ganado vacuno puede convertirse en hospedador de varios parásitos internos. Un completo programa de control interno de parásitos incluye estrategias de manejo ambiental que minimizan la exposición al parásito, junto con la administración estratégica de antihelmínticos cuando sea necesario.
Las prácticas de manejo del pastoreo selectivo, como el pastoreo rotativo, pueden ser componentes eficaces e importantes de los programas internos de control parasitario. Además, la rotación intermitente de las especies que pastan en los pastos, o el descanso de los pastos si es posible, pueden ayudar a romper el ciclo biológico de muchos parásitos internos mediante la eliminación del hospedador que es necesario para su propagación.
La administración de antihelmínticos debe basarse en la carga parasitaria diana, la sensibilidad parasitaria al tratamiento y el impacto potencial que la eliminación o disminución de la carga parasitaria tendrá en el animal o animales. Además, la atención ha de centrarse en romper el ciclo biológico del parásito y evitar la reinfestación de los pastos. El recuento de huevos fecales junto con la identificación de huevos, quistes y ooquistes antes y después de la administración de antihelmínticos puede ser muy valioso para desarrollar un plan de tratamiento con una alta probabilidad de éxito.
Es importante que los antihelmínticos sean transportados, conservados, manipulados y administrados de acuerdo con sus prospectos. Al igual que las vacunas y otros productos biológicos, los antihelmínticos pueden ser sensibles a ciertas condiciones ambientales. Además, es importante evitar la infradosificación de los animales para minimizar el desarrollo de resistencia a los antihelmínticos.
La mayoría de las dosis de antihelmínticos registrados se basan en el peso del animal y, por tanto, las dosis individuales deben determinarse pesando a cada uno. La estimación del peso del animal o la administración de una dosis común a cada animal de un grupo basada en el promedio del grupo dará lugar a una infradosificación de algunos animales, lo que puede aumentar la tasa de desarrollo de resistencia, y una sobredosis a otros, lo que representa un gasto innecesario.
Parásitos externos en ganado vacuno de carne
De manera similar al control parasitario interno, los componentes de un programa extenso de control parasitario externo incluyen estrategias de manejo físico que minimizan la exposición al parásito, así como la administración de productos que disuaden, matan o alteran el ciclo biológico normal del parásito.
La eliminación de acumulaciones innecesarias de heces, alimentos ya pasados y agua son los principales medios físicos a través de los cuales se puede interrumpir el ciclo biológico de muchos parásitos externos. No obstante, es prácticamente imposible eliminar todos estos materiales y, por tanto, casi siempre son necesarios métodos adicionales de control parasitario externo.
Un abordaje multidimensional del control parasitario externo aumenta la probabilidad de éxito tanto a corto como a largo plazo. Algunos ejemplos de métodos complementarios de control de parásitos externos incluyen:
Crotales impregnados con insecticida.
Insecticidas vertidos o aplicados por vía tópica (p. ej., como masajes en la espalda).
Aerosoles para instalaciones.
Insecticidas administrados en el alimento, como un regulador del crecimiento de insectos (RCI) para el control de la mosca de los cuernos o un larvicida para el control de múltiples especies de dípteros.
Avispas parásitas.
Trampas físicas.
Para muchas de estas opciones, el momento oportuno y el uso prudente son de vital importancia para maximizar la eficacia y minimizar el desarrollo de resistencias.