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Examen de aptitud reproductiva en cabras

PorJamie Lynn Stewart, DVM, MS, PhD, DACT
Última revisión/modificación ago 2021

    Las hembras y los machos deben examinarse antes de la época de reproducción para optimizar la probabilidad de éxito reproductivo. Las hembras deben estar en una condición corporal marginal (2-3 de 5) para maximizar la respuesta a los programas de alimentación enfocados y para minimizar el riesgo de desarrollar toxemia de la gestación en el último trimestre. Los machos deben tener una condición corporal moderada (3-4 de 5) porque pueden perder más del 10 % de su condición corporal durante la época de cría.

    Los animales reproductores deben gozar de buena salud en general. La anemia debida a infestaciones parasitarias masivas, enfermedades debilitantes crónicas, com la neumonía, pueden provocar la pérdida de la libido y/o infertilidad. Las anomalías en las patas, desde pezuñas demasiado crecidas hasta graves laminitis, deben tratarse adecuadamente para garantizar la capacidad de los machos para montar y de las hembras para ser montadas. Los machos con infección por el virus de la artritis y encefalitis caprina (AEC) pueden tener las rodillas agrandadas y dolorosas y, si son capaces de montar, suelen ser reacios a eyacular debido al dolor. Las cabras infectadas por la AEC pueden tener mastitis y deben ser sacrificadas. Se ha de realizar rutinariamente una evaluación completa de los órganos reproductores y de la calidad del semen en todos los machos antes de la época de reproducción, mientras que las hembras solo pueden evaluarse si no conciben.

    La palpación del pene y el prepucio de los machos durante la exploración física se realiza para asegurarse de que no haya masas o lesiones que puedan impedir la protrusión, la intromisión o la eyaculación. El pene puede evaluarse durante la electroeyaculación o mediante exteriorización manual. El macho puede colocarse sobre su grupa o tumbarse de lado con presión aplicada sobre la flexura sigmoidea por un asistente mientras el prepucio se estabiliza para la exteriorización del pene. Las heridas causadas por el esquilado (especialmente en la raza Angora), la balanopostitis previa y las miasis antiguas o cicatrices alrededor del prepucio pueden impedir la maniobra, y los animales deben ser sacrificados si están gravemente afectados. El frenillo persistente del pene también puede impedir la exteriorización en machos jóvenes y debe corregirse quirúrgicamente antes de la monta. La amputación previa del proceso uretral debido a una obstrucción por un cálculo es algo común y aparentemente no tiene efectos negativos sobre la capacidad de monta.

    En un macho joven, aunque es raro que se produzca criptorquidia, un examen reproductivo completo debe confirmar que ambos testículos han descendido del todo. Los testículos deben evaluarse en cuanto a tamaño (circunferencia escrotal), consistencia y simetría. La hipoplasia testicular se produce solo en ~2 % de los machos enteros y se asocia principalmente con una afección intersexual; sin embargo, también puede ser una manifestación de mala desnutrición crónica. La circunferencia escrotal se correlaciona positivamente con la capacidad de producción de semen y debe ser >25 cm en machos adultos (>14 meses de edad). La circunferencia escrotal puede variar según la estación y disminuir hasta 3 cm fuera de la época reproductiva.

    Los testículos y epidídimos deben ser simétricos y ligeramente firmes a la palpación. Cualquier asimetría o cambio en el tono puede indicar infección o lesión y puede afectar negativamente a la fertilidad. Tanto la orquitis como la epididimitis son raras y se producen en ~1 % de los machos reproductores, y los machos afectados deben someterse a pruebas de detección para Brucella melitensis, porque las hembras gestantes corren riesgo de mortinatos y abortos. Otras causas de orquitis y epididimitis en machos son menos preocupantes para la transmisión; sin embargo, los tratamientos suelen ser infructuosos. La linfadenitis caseosa, el granuloma espermático y la calcificación de los testículos (que también pueden deberse a infección por Corynebacterium pseudotuberculosis) reducen o eliminan la fertilidad del macho, y los machos infectados deben de sacrificarse. En casos extremos puede emplearse la ecografía para determinar si uno o ambos testículos están afectados y si la hemicastración es una opción para preservar el potencial reproductor.

    El semen de macho se puede recoger utilizando tanto una vagina artificial como un electroeyaculador Con la primera se adquiere una muestra de mayor calidad; sin embargo, requiere la presencia de una hembra en celo para que sea efectiva. La electroeyaculación es más conveniente y, por lo tanto, se usa con más frecuencia. Una vez obtenido el semen, debe mantenerse a 37 °C y evaluarse tan pronto como sea posible. Macroscópicamente, el semen debe estar turbio, blanco y libre de orina, sangre, pus o suciedad. Ocasionalmente, el semen tendrá un color amarillento y puede ser normal, aunque el semen de este color debe examinarse con más detenimiento para detectar contaminación por orina.

    El semen debe evaluarse microscópicamente en busca de motilidad, morfología y presencia de leucocitos. La motilidad macroscópica se puede medir colocando una gota de semen sin diluir en un portaobjetos calentado y evaluándola microscópicamente a bajo aumento (por lo general ×100). Una muestra satisfactoria se caracteriza por presentar desde una oscilación general a un movimiento en remolino vigoroso. La oscilación esporádica suele indicar una mala viabilidad del semen, aunque también puede deberse a una baja concentración. La motilidad individual y progresiva también ha de evaluarse a mayor aumento (×400) diluyendo el semen con diluyente isotónico precalentado (p. ej., solución salina al 0,9 %) o con un diluyente. Los espermatozoides deben contarse para determinar un porcentaje de espermatozoides progresivamente móviles, considerándose aceptable un mínimo del 30 %.

    La morfología de los espermatozoides también debe evaluarse microscópicamente a ×1000 para evaluar el porcentaje de células normales frente a las que presentan defectos en la cabeza, la parte intermedia o la cola. Los análisis morfológicos se pueden realizar con microscopía óptica preparando un portaobjetos con tinción con eosina-nigrosina de células espermáticas, o con un microscopio de contraste de fases, en una preparación húmeda de espermatozoides muertos con formol sobre un portaobjetos. Los parámetros para la evaluación morfológica se extrapolan de los utilizados en los toros, siendo aceptable un mínimo del 70 % de lo normal. (También ver Examen de aptitud reproductiva del macho.) Recientemente se han reclasificado los espermatozoides con gotitas distales como espermatozoides normales en los toros y pueden considerarse normales también en machos cabríos, porque estos defectos no parecen afectar a la fertilidad en los rumiantes. Los machos con una morfología espermática cuestionable pueden ser pospuestos y reexaminados en 7 semanas, después de que haya pasado un ciclo espermatogénico completo. En particular, la calidad del semen puede verse afectada por el fotoperiodo, por lo que los machos evaluados fuera de la época de reproducción siempre deben aplazarse y volverse a controlar en el otoño.

    Los exámenes de aptitud reproductiva en las hembras se suelen realizar solo después de descubrir que la hembra no ha quedado gestante durante la época de reproducción. Los genitales externos de la hembra deben examinarse para detectar cualquier anomalía como agrandamiento del clítoris, vulva hipotrófica o incremento de la distancia urogenital que sugiera intersexualidad o hermafroditismo, un hecho común en hembras homocigotas sin cuernos, especialmente en las razas Alpina, Saanen y Toggerburg. Las cabras hermafroditas son estériles y deben sacrificarse. El examen de los genitales externos también puede ayudar a detectar adherencias o fístulas rectovaginales en hembras multíparas que tuvieron una distocia previa. Estas afecciones pueden corregirse quirúrgicamente en hembras valiosas; sin embargo, las hembras se sacrifican con mayor frecuencia porque el tratamiento puede ser poco satisfactorio.

    Se puede utilizar un espéculo para examinar las paredes de la vagina, los vestíbulos y el cuello uterino para buscar lesiones en hembras con problemas de fertilidad. La ecografía transabdominal o transrectal se puede utilizar para examinar el útero y los ovarios en busca de quistes, hidrometra (pseudogestación) u otras anomalías. En ocasiones, una cabra menor de 1 año puede presentar una vagina acortada y ausencia de cérvix, y una aplasia segmentaria de varias partes del tracto que justifica el sacrificio. En las hembras reproductoras valiosas se puede realizar una laparoscopia quirúrgica o una laparotomía para detectar causas de infertilidad, como obstrucción del oviducto, tumores, adherencias o aplasia segmentaria, que pueden no ser visibles en el examen con espéculo o mediante ecografía.