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Mastitis en cabras

PorRonald J. Erskine, DVM, PhD
Última revisión/modificación may 2020

    Los microorganismos que infectan la ubre de las cabras son similares a los de las vacas. Los estafilococos coagulasa negativos suelen ser los más prevalentes y pueden causar infecciones persistentes que dan lugar a recuentos celulares incrementados y mastitis de bajo grado con algunos episodios clínicos recidivantes. El nivel de infección e incidencia de la mastitis debida a Staphylococcus aureus tiende a ser baja (<5 %), pero puede terminar en infecciones persistentes, que no suelen responder a la terapia. Las infecciones estreptocócicas intramamarias pueden afectar tanto a los casos subclínicos como clínicos, pero suelen ser menos frecuentes en el ganado. Streptococcus agalactiae no es un microorganismo habitual en la mastitis.

    Las infecciones por Mycoplasma, principalmente por M mycoides (tipo de colonia grande) y M putrefaciens, algunas veces causan brotes serios de mastitis en las cabras ( ver Agalactia contagiosa). Este último también causa septicemia, poliartritis, neumonía y encefalitis, junto con una enfermedad grave y mortalidad en cabritos lactantes. También se ha descrito que M capricolum causa mastitis grave en cabras e infección en los cabritos. Las madres suelen recuperarse en ~4 semanas.

    Como sucede en las vacas, los microorganismos gramnegativos causan infecciones intermitentes que pueden ser graves pero que suelen ser autolimitantes. Trueperella(anteriormente Arcanobacterium) pyogenes produce, a veces, abscesos nodulares múltiples.

    Las cabras también pueden presentar signos de mastitis que van desde una artritis y encefalitis caprina y neumonía progresiva ovina secundaria a una infección sistémica. La agalactia es común, presentada como un endurecimiento de la ubre por fibrosis.

    Los programas para el diagnóstico, control y tratamiento de la mastitis bacteriana en cabras son similares a los de las vacas. No obstante, la monitorización de las mastitis subclínicas a través de RCS es difícil a causa de la escasa diferenciación entre animales infectados y no infectados, especialmente en las fases tardías de la lactación. Esto se debe en parte a que existe una proporción mayor de células epiteliales en la leche de cabra en comparación con la leche de las vacas. Cuando la lactación progresa, la eliminación de células epiteliales dentro de la leche aumenta, por ello es frecuente encontrar RCS >1000 000 células/mL en cabras no infectadas al final de la lactación. Son necesarios unos procedimientos de ordeño adecuados y una buena higiene medioambiental para reducir la prevalencia y transmisión de la infección. Se debe sacrificar a las cabras infectadas de forma crónica, así como a las cabras con infecciones por M mycoides y aquellas que no se recuperan de infecciones por M putrefaciens o M capricolum.