Los caballos deben tener suficiente tiempo en pastos de buena calidad. La oportunidad de pastar y hacer ejercicio:
Mejora la condición corporal.
Evita los comportamientos relacionados con el aburrimiento (p. ej., aerofagia y deambular).
Disminuye el riesgo de impactaciones del intestino grueso.
Pacer también ayuda a reducir la incidencia de úlceras gástricas. Disminuir el tiempo de permanencia en establos mal ventilados disminuye la exposición a muchos alérgenos inhalados implicados en el desarrollo del síndrome de asma equina.
El acceso a un buen forraje proporciona una fuente natural de vitaminas y de fibra. Si los caballos se alimentan en grupo, debe permitirse espacio suficiente para reducir la competencia y asegurar que incluso el caballo más sumiso tiene acceso a una dieta adecuada. Ofrecer el heno y el grano en comederos por encima del nivel del suelo reduce la ingesta de arena, de huevos de parásitos infestantes y de excrementos de animales.
En los pastos y parcelas deben usarse cercados seguros y duraderos para reducir el riesgo de autolesiones traumáticas. Una doble cerca entre parcelas minimiza la transmisión de enfermedades infecciosas entre caballos. Debe evitarse el exceso de carga ganadera. Las parcelas sobrepastoreadas, resultantes de un exceso de carga ganadera, conducen a situaciones extremas a nivel del suelo (p. ej., polvo o barro), contribuyen a un aumento de la carga parasitaria y favorecen el crecimiento excesivo de malas hierbas, algunas de las cuales son plantas potencialmente tóxicas.
Una cantidad de polvo excesiva aumenta el riesgo de infecciones respiratorias en caballos jóvenes por inhalación de saprófitos del suelo, como Rhodococcus equi. El riesgo de esta neumonía bacteriana potencialmente mortal en granjas donde la enfermedad es enzoótica puede reducirse minimizando la exposición de los potros jóvenes (<4 meses de edad) sensibles a R equi aerosolizado a través de estrategias de control ambiental como:
Disminuir la formación de polvo en pastos y potreros.
Alojar a los potros en zonas bien ventiladas.
pastos rotativos
Disminución del tamaño de las manadas yegua-potro.
Irrigar y plantar áreas de tierra con pasto.
Eliminar las heces con frecuencia de establos, potreros, arenas interiores y pastos.
Cubrir las yeguas al comienzo de la estación para asegurar partos durante el tiempo fresco puede reducir el número de potros vulnerables expuestos a las condiciones secas y polvorientas del verano. En explotaciones donde R equi es endémica y las tasas de morbilidad y mortalidad en los potros son altas, independientemente de los intentos de manejar el pasto, la incidencia de la enfermedad puede reducirse con la administración preventiva de 2 L de plasma hiperinmune que contenga altas concentraciones de anticuerpos contra R equi a los potros recién nacidos dentro de la primera semana de vida, más una segunda dosis 25 días después.
Un exceso de animales en establos y en pastos favorece el brote de otras infecciones respiratorias causadas por la difusión de agentes patógenos víricos y bacteriales entre los caballos por inhalación de secreciones de las vías respiratorias. Las infecciones entéricas con Clostridium difficile y C perfringens pueden volverse endémicas en algunas yeguadas. Se asocia una incidencia mayor de diarrea por Clostridium en los potros neonatos con partos sobre superficies sucias, con gravillla o arenosas, y con el confinamiento en establo o estancias limitadas en parcelas sin pasto durante los primeros 3 días de vida.
Cuando sea posible, los caballos no deben pastar en suelos arenosos, porque la ingestión de arena durante el pastoreo predispone a trastornos del colon y del recto, diarrea crónica y pérdida de peso. Si los pastos arenosos son inevitables, el riesgo de cólico por la arena puede reducirse dando zaragatona (psyllium) y proporcionando sales minerales en partes iguales con harina de hueso.
Los caballos que pastan en zonas cercanas al agua pueden tener un mayor riesgo de contraer ciertas enfermedades como la fiebre equina del Potomac, causada por Neorickettsia risticii y diseminada por los insectos y caracoles acuáticos. Los pastos y potreros deben mantenerse libres de agua estancada para reducir los criaderos de mosquitos portadores de patógenos virales equinos infecciosos, incluidos el virus del Nilo Occidental y los virus de la encefalomielitis equina oriental y occidental.