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Necesidades nutricionales de caballos y otros équidos

PorSarah L. Ralston, VMD, PhD, DACVN
Revisado/Modificado ene 2021

Los animales equinos (caballos, ponis, burros, mulas e incluso cebras) pueden utilizar forrajes como pastos/forraje y leguminosas, henos conservados y otros alimentos a base de forraje como fuente principal o única de nutrición debido a la fermentación en el ciego y el colon mayor. Sin embargo, la digestión enzimática de carbohidratos, proteínas y grasas también es de gran importancia. Esto se produce en el intestino delgado, que es el lugar principal de absorción de azúcares, aminoácidos, ácidos grasos de cadena larga, minerales y vitaminas. Cualquiera de las fuentes de nutrientes que escapan a la digestión y absorción del intestino delgado se transmite a la degradación microbiana en el intestino grueso, donde se absorben los subproductos de la fermentación microbiana, como ácidos grasos volátiles, aminoácidos y vitaminas. La fermentación se ve alterada por el tipo de sustratos disponibles, así como por la temperatura corporal y el pH.

Tradicionalmente, se ha establecido que una buena fuente de forraje debe comprender al menos el 50 % de la ración equina total en peso de materia seca. Las recomendaciones actuales son que los caballos reciban al menos el 1,5-2 % en materia seca de su peso corporal en forrajes diariamente. Esto puede incluir pastos o hierbas forrajeras, leguminosas o forrajes conservados como heno, forraje de heno, sustitutos del forraje (p. ej., cubos de heno, granulados a base de heno, pulpa de remolacha) u otras fuentes ricas en fibra. La ingesta media diaria máxima de materia seca por los animales equinos suele ser del 2,5-3 % del peso corporal (aunque algunas razas y grupos de edad, especialmente los ponis y los destetados, pueden superar estos valores máximos en un 0,5-1 %). Estas limitaciones de ingesta deben considerarse al calcular las raciones para los animales equinos.

Necesidades de agua de los caballos y otros équidos

Las necesidades de agua varían con las condiciones ambientales, la cantidad de trabajo o la actividad física que se realiza (es decir, la pérdida de agua por sudoración), el tipo y la cantidad de alimento (los alimentos secos requieren más cantidad que los pastos suculentos) y el estado fisiológico del animal. Las necesidades mínimas diarias de agua de un caballo adulto sedentario en un ambiente termoneutro son 5 L/100 kg de peso corporal/día, asumiendo que el caballo consume al menos el 1,5 % de su peso corporal en materia seca. Sin embargo, un caballo adulto de 500 kg con un trabajo mínimo beberá por lo general 21-29 L de agua por día si se le alimenta con una ración mixta de heno/grano y/o pastos. Si se alimenta solo con heno seco, el consumo de agua casi se duplicará. Las pérdidas de agua por lactación o sudoración pueden aumentar las necesidades en 50-200 %. Un caballo de 500 kg que se ejercite durante 1 hora en un ambiente caluroso necesitará beber 72-92 L de agua para reponer las pérdidas evaporativas y por sudoración. Las yeguas lactantes necesitan 12-14 L por 100 kg de peso corporal para mantener una buena salud y producción de leche.

Se suele recomendar el acceso libre e ilimitado a agua limpia, aunque los caballos pueden adaptarse a un acceso solo periódico (2 o 3 veces al día) si las cantidades ofrecidas durante el abrevado no están limitadas. Sin embargo, el acceso limitado debe introducirse lentamente para permitir la adaptación del comportamiento. Pueden aprender a beber más si los tiempos de acceso son limitados.

El acceso inadecuado al agua reducirá el consumo de alimento y aumentará la incidencia de cólico por impactación, anhidrosis y otros trastornos metabólicos. La falta de acceso al agua durante más de unos pocos días puede causar la muerte.

Necesidades energéticas de los caballos y otros équidos

Las necesidades de energía (expresadas como Mcal de energía digestible para los caballos) son diferentes para el mantenimiento, el crecimiento, la gestación, la lactación y el trabajo. Las ecuaciones para estimar las necesidades de energía en cualquier estado de competición o producción se han obtenido principalmente de estudios con caballos de razas ligeras ( See table Necesidades nutricionales diarias estimadas para caballos en crecimiento y ponis y ver la Tabla: Necesidades medias diarias estimadas de nutrientes de caballos y ponis maduros (de más de 3 a 4 años de edad)). Sin embargo, la necesidad de energía difiere considerablemente entre individuos; algunos caballos requieren cantidades mucho mayores de alimento que otros (difíciles de mantener o "hard keepers"), y otros son mucho más eficientes en la digestión o utilización del alimento (fáciles de mantener o "easy keepers"). La digestibilidad y el valor energético de los alimentos también pueden diferir significativamente de los valores publicados o incluso de los análisis químicos. Por consiguiente, las recomendaciones energéticas ofrecidas aquí deben considerarse solamente un punto de partida para determinar las necesidades reales de energía de un caballo concreto.

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Las cantidades consumidas deben ajustarse para mantener una condición corporal entre 4 y 7 ( ver la Tabla: Puntuación de la condición corporal en los caballos).

Los caballos emaciados y muy delgados tienen menor tolerancia al frío y al estrés y mayor propensión a padecer infecciones.

Los caballos obesos tienen una menor tolerancia al ejercicio y al calor y un mayor riesgo de laminitis y cólico por estrangulación del lipoma. Si están en ayunas durante periodos prolongados de tiempo (>24 horas), los ponis y las razas de tiro están especialmente en riesgo de hiperlipidemia e hipertrigliceridemia, con insuficiencia hepática asociada. La obesidad también se asocia con resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa.

Tabla
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Mantenimiento

Para el mantenimiento del peso corporal y de la actividad diaria normal, las necesidades de energía digestible (ED) del caballo adulto que no trabaja y en buena condición corporal se estima en una media de 0,03 Mcal/kg de peso corporal (véanse las tablas relacionadas), con una necesidad mínima de 0,03 Mcal/kg para caballos de cría fácil (es decir, caballos de tiro, sangre caliente, algunos Morgan y Cuarto de Milla y la mayoría de los ponis) y 0,04 Mcal/kg para caballos de cría difícil (es decir, Pura Sangre Ingleses y razas relacionadas). Para caballos obesos o emaciados, se debe utilizar el peso corporal ideal estimado en kg en lugar del peso corporal actual para calcular la ingesta de energía.

La ingesta calórica en equinos obesos no debe restringirse durante periodos prolongados (24 o más horas de ayuno, menos del 1 % de ingesta de energía por día) para la pérdida de peso o para pruebas médicas debido al riesgo de hiperlipidemia, especialmente en ponis, burros y caballos muy obesos.

El clima frío aumenta las necesidades de energía, especialmente para los equinos que no están alojados en establos o que carecen de un refugio adecuado en el exterior. Sin embargo, la temperatura crítica inferior (TCI) de caballos adultos adaptados al frío en Canadá se ha estimado en –15 °C, mientras que los burros aclimatados a temperaturas veraniegas de Nevada tienen una TCI de 26 °C. El viento, la lluvia y la condición corporal también afectan a la TCI. Por consiguiente, la TCI debe estimarse de acuerdo al promedio de temperaturas y las condiciones de la región y quizás según el tipo de caballo. Por ejemplo, las razas de tiro con capas de pelo espeso tolerarían menores temperaturas que el Pura Sangre Inglés de pelo y piel fina.

Crecimiento

Ver recomendaciones en la tabla asociada. Sin embargo, las ingestas deben ajustarse para mantener puntuaciones de condición corporal de 5 o 6, que diferirán según la raza y la disponibilidad regional de alimentos. Las razas de sangre caliente, de tiro, cruces de tiro, poni y de cría fácil pueden necesitar un 10-20 % menos de lo recomendado para mantener el crecimiento deseado y evitar la obesidad y los problemas metabólicos potenciales.

Gestación y lactación

Durante la gestación, si la yegua no hace ejercicio o está expuesta a condiciones climatológicas extremas, el consumo de ED a nivel de mantenimiento suele ser adecuado hasta los últimos 90 días de gestación. Durante los meses noveno, décimo y undécimo de gestación, las necesidades de energía se calculan multiplicando los requerimientos en Mcal estimados de mantenimiento por 1,11, 1,13 y 1,20, respectivamente. La ingesta voluntaria de fibra disminuye a medida que el feto crece (últimos 2 meses de gestación), por lo que puede ser necesario aumentar la densidad energética de la ración mediante el uso de concentrados suplementarios más energéticos al final de la gestación en yeguas de mayor mantenimiento.

Para sostener la lactación, el NRC (2007) ha estimado que deben añadirse 792 kcal de ED/kg de leche producida por día a las necesidades incrementadas de mantenimiento. Las yeguas de razas ligeras en lactación (p. ej., Pura Sangre Inglés, Cuarto de Milla, Árabes) mantienen el peso corporal cuando consumen 28-31 Mcal de ED/día. Según el NRC (2007), las yeguas de tiro en lactación pueden necesitar hasta 43 Mcal/día. Sin embargo, este nivel de consumo de energía recomendado aumenta la ganancia de peso de las yeguas de poni lactantes, lo que indica que puede exceder las necesidades de algunas razas o individuos. La condición corporal de la yegua debe evaluarse regularmente y mantenerse en el rango de 5 a 7 usando las puntuaciones de condición corporal de 1 a 9 (descritas anteriormente) durante la gestación y la lactación. Las yeguas deben mantener o aumentar de peso corporal para optimizar el éxito reproductivo durante la siguiente época de cría.

Trabajo

Las necesidades de energía para el trabajo están influenciadas por muchos factores, como el tipo de trabajo, la forma física y entrenamiento del caballo, la temperatura ambiente y la destreza del jinete o del conductor. A medida que aumenta la duración del ejercicio y se mantiene el nivel de actividad, las necesidades de ED por unidad de tiempo trabajado disminuyen. Por este motivo, las recomendaciones de ED para diversas actividades de caballos ligeros ( ver la Tabla: Necesidades energéticas de trabajo para caballos ligerosa y puntuaciones para una condición corporal deseable) deben ajustarse para satisfacer las necesidades individuales de cada caballo y mantener la condición corporal entre 4 y 7 para un rendimiento atlético óptimo, según el tipo de rendimiento (carreras frente a actividades a largo plazo, como espectáculos, competiciones de distancia o clases de equitación/entrenamiento).

Tabla
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Necesidades de proteínas y aminoácidos de los caballos y otros équidos

Aunque parte de la síntesis y absorción de aminoácidos microbianos se produce en el ciego y el intestino grueso, no es suficiente para cubrir las necesidades de aminoácidos de los caballos en crecimiento, de trabajo o en lactación. Por tanto, la calidad de la proteína del alimento proporcionado a estas clases de caballos es importante. Se estima que los caballos ligeros necesitan 2,1 g y los de 1 año 1,9 g de lisina/Mcal ED/día. Las necesidades de otros aminoácidos de la dieta no se han establecido para otras razas; sin embargo, las recomendaciones de proteína bruta que figuran en las tablas Necesidades diarias estimadas de nutrientes principales de caballos y ponis en crecimiento y Necesidades medias diarias estimadas de nutrientes de caballos y ponis maduros deberían ser adecuadas si se utilizan forrajes y concentrados de buena calidad en la ración. El equilibrio de aminoácidos en la alfalfa y otras leguminosas como la soja parece ser mejor que el encontrado en los granos de cereales (especialmente maíz) o en la mayoría de henos de gramíneas. Esto debe tenerse en cuenta al formular las raciones, especialmente para caballos jóvenes en crecimiento rápido.

Los caballos en crecimiento tienen mayores necesidades de proteína (generalmente 14-16 % de la ración total) que los caballos adultos (8-10 % de la ración total). Los caballos viejos (> 20 años de edad) pueden requerir consumos de proteína equivalentes a los de los caballos jóvenes en crecimiento para mantener la condición corporal; sin embargo, las funciones hepática y renal deben comprobarse antes de aumentar el consumo de proteína de los caballos viejos.

El crecimiento fetal durante el último tercio de gestación aumenta ligeramente las necesidades de proteína (10-11 % de la ración total), y la lactación las aumenta todavía más (12-14 % de la ración total).

Aparentemente, el trabajo no aumenta significativamente las necesidades proteicas, siempre que se mantenga constante la relación entre la proteína bruta y la ED en Mcal de la ración y se satisfaga el incremento de las necesidades de electrolitos y agua.

Necesidades minerales de caballos y otros équidos

Las necesidades de calcio y fósforo merecen una atención especial ( ver la Tabla: Necesidades nutricionales diarias estimadas para caballos en crecimiento y ponis y ver la Tabla: Necesidades medias diarias estimadas de nutrientes de caballos y ponis maduros (de más de 3 a 4 años de edad)) en todos los animales equinos. Sin embargo, otros minerales, como los electrolitos como el potasio, el sodio y el magnesio, y ciertos oligoelementos, también son importantes cuando se evalúa una ración. La ingesta excesiva de oligoelementos, como el selenio, el zinc y otros, pueden ser tan perjudicial como las deficiencias. El aporte mineral total y la disponibilidad de todas las partes de la ración (forrajes, concentrados y todos los suplementos e incluso el agua, que puede ser alta en hierro y otros minerales) deben considerarse al evaluar la ingestión de minerales. Las concentraciones sanguíneas no reflejan adecuadamente el consumo de ninguno de los macrominerales, especialmente el calcio.

Calcio y fósforo

Las necesidades de calcio y fósforo son mucho mayores durante el crecimiento que las de mantenimiento de los animales adultos. El último tercio de la gestación y la lactación también aumentan apreciablemente las necesidades. Los caballos viejos (>20 años) pueden necesitar más fósforo que el requerido para el mantenimiento en caballos adultos (0,3-0,4 % de la ración total). Debe evitarse un consumo excesivo de calcio (>1 % de la ración total) en los caballos de edad avanzada si la función renal está disminuida.

Para todos los caballos, la relación calcio:fósforo debe mantenerse >1:1. Una relación deseable es ~1,5:1, aunque si se proporciona suficiente fósforo, los potros pueden tolerar aparentemente una relación de hasta 3:1 y los caballos adultos jóvenes una relación aún mayor. El trabajo no aumenta apreciablemente las necesidades de calcio o fósforo.

Sal

Las necesidades de sal (NaCl) dependen en gran medida de la sudoración en los animales equinos, a diferencia de otras especies domésticas. Se recomienda que las raciones equinas contengan 1,6-1,8 g de sal/kg de materia seca, aunque la información sobre las necesidades exactas es limitada. Las pérdidas por sudor pueden causar pérdidas de NaCl >30 g en solo 1-2 horas de trabajo duro. Se recomienda que el límite superior para la inclusión de sal en la ración, incluso de los caballos que trabajan duro, no supere el 6 % de la ración total, aunque a este nivel podría reducir la ingesta voluntaria de alimento.

Sin embargo, el NaCl es el único mineral por el que los caballos han demostrado tener verdadera "sabiduría nutricional". Los caballos buscarán y consumirán sal voluntariamente en cantidades que satisfacen sus necesidades diarias si se les da la oportunidad y no presentan sudoración aguda ni pérdidas por lactación. La sal, ya sea en forma de bloques o suelta en recipientes, debe estar disponible a libre elección, pero no puede usarse si la ración contiene suficiente sal para satisfacer las necesidades dietéticas. La sal y los electrolitos suplementarios pueden proporcionarse por vía oral o añadirse a la comida o al agua para reemplazar las pérdidas agudas durante el trabajo duro, pero la suplementación forzada prolongada, si no es necesaria, mejorará la excreción, lo que reducirá la capacidad hormonal homeostática para adaptarse a las pérdidas agudas.

La administración oral forzada de pastas salinas concentradas (electrolitos) a caballos deshidratados puede causar malestar abdominal. Algunos caballos, por lo general los confinados en establos, consumen cantidades excesivas de sal, posiblemente debido al consumo restringido de alimentos y/o el aburrimiento. Esto no causará problemas de salud mientras haya suficiente agua disponible, aunque aumentará el consumo de agua y la excreción de orina.

La intoxicación por sal no es probable a menos que un animal con carencia tenga libre acceso repentino a esta, o si el agua no está disponible para los caballos forzados a consumir sal (es decir, mezclas de electrolitos administradas PO durante las competiciones). Un contenido excesivo de sal en la ración o el agua limitará su consumo, descartando la intoxicación pero exponiendo al caballo a un riesgo de déficit de energía.

Magnesio

Las necesidades diarias de magnesio para mantenimiento se han estimado en 0,015 g/kg de peso corporal, a partir de un limitado número de estudios. Se estima que los caballos de trabajo necesitan de 0,02 a 0,03 g/kg de peso vivo para ejercicios de ligeros a extenuantes, respectivamente, debido a las pérdidas por sudoración. Las necesidades de crecimiento no se han establecido bien, pero se estiman en el 0,07 % de la ración total. La mayoría de los alimentos commerciales para caballos contienen un 0,1-0,3 % de magnesio. Aunque las deficiencias son poco probables, se ha descrito tetania hipomagnesémica en yeguas en lactación y caballos con estrés agudo. El límite superior recomendado de consumo se estima en un 0,3 % de la materia seca de la ración, según datos de otras especies, pero se ha alimentado a caballos adultos con raciones con mayores contenidos de magnesio sin efectos adversos aparentes. De forma anecdótica, el consumo elevado de magnesio tiene un efecto farmacológico calmante en los caballos, pero las dosis elevadas de sulfato de magnesio (es decir, sales de Epsom) también son laxantes.

Potasio

El consumo recomendado de potasio para mantenimiento en caballos adultos es 0,05 g/kg de peso corporal. La mayoría de los forrajes contienen >1 % de potasio, y una ración que contenga ≥50 % de forraje suministra más que suficiente potasio para los animales en mantenimiento. Los caballos de trabajo, las yeguas en lactación y los caballos que reciben diuréticos tienen mayores necesidades de potasio debido al sudor, la leche y las pérdidas urinarias, pero si reciben raciones ricas en forraje no deberían necesitar suplementos adicionales a menos que haya grandes pérdidas agudas (p. ej., en competiciones prolongadas, como las de resistencia). El trabajo intenso puede incrementar las necesidades por un factor de 1,8. Se ha propuesto que las raciones suministradas a los caballos con trabajo intenso deben proporcionar 4,5 g de potasio/Mcal de ED. Esto se suministra fácilmente con la mayoría de los forrajes de buena calidad y los alimentos concentrados comerciales. Sin embargo, los límites superiores de seguridad no se han establecido, y aunque los excesos se suelen excretar eficientemente por los riñones en los caballos sanos, la hiperpotasemia aguda causada por la rápida absorción de las mezclas concentradas de sales puede causar arritmias cardiacas potencialmente mortales. Debe evitarse la suplementación oral forzada con grandes dosis de sales de potasio, incluso en caballos con trabajos intensos.

En caballos con el defecto genético de la parálisis periódica hiperpotasémica, la ingesta de potasio debe restringirse. Remojar el heno en agua filtrará el potasio y los azúcares solubles en agua.

Yodo

Las sales yodadas utilizadas en los bloques de sal o en los alimentos comerciales satisfacen fácilmente las necesidades de yodo (estimadas en 0,35 mg/kg de materia seca de alimento), al igual que los forrajes cultivados en suelos no deficientes en este mineral. La yeguas en la parte final de la gestación pueden necesitar cantidades ligeramente mayores (0,4 mg/kg de materia seca de alimento), pero se ha observado intoxicación por yodo en yeguas gestantes que han consumido tan solo 40 mg de yodo por día. El bocio debido a un consumo excesivo de yodo se ha documentado bien tanto en yeguas como en sus potros, y varios casos se asociaron con la presencia de cantidades elevadas de algas marinas secas en la ración. Excepto en las regiones donde se sabe que los suelos son muy pobres en yodo, la suplementación con yodo no debería ser necesaria para los caballos.

Cobre

Las necesidades de cobre en la dieta para caballos adultos se estiman en 8-10 ppm en la ración total, según datos disponibles. Muchos concentrados comerciales formulados para caballos contienen >20 ppm. La suplementación excesiva de hierro (bastante común, especialmente en caballos de competición [véase más adelante]) puede inhibir una absorción de cobre adecuada.

La carencia de cobre puede causar osteocondritis disecante en caballos jóvenes en crecimiento y está asociada con un mayor riesgo de rotura de las arterias aórtica o uterina en los adultos. La carencia de cobre también puede causar anemia microcítica hipocrómica y pérdida de pigmentación.

Los caballos son sumamente tolerantes a consumos de cobre que podrían ser mortales para las ovejas. Las ingestas excesivamente altas de cobre (límite superior no establecido pero estimado en 2-3 veces el nivel recomendado) reducen potencialmente la absorción y utilización de selenio y hierro, por lo que deben evitarse.

Hierro

Las necesidades de mantenimiento de hierro se calculan en 40 mg/kg de materia seca de alimento para caballos adultos. Se estima que los potros en crecimiento rápido y las yeguas gestantes y lactantes necesitan 50 mg/kg de materia seca de alimento. Virtualmente todos los concentrados comerciales formulados para caballos y la mayoría de los forrajes contienen hierro en concentraciones muy superiores a las recomendadas. Solo los caballos con pérdida crónica de sangre (p. ej., intestinales o parasitosis por garrapatas) deben considerarse en riesgo de deficiencia de hierro. La ingestión excesiva de hierro interfiere potencialmente en la absorción y utilización del cobre y puede causar anemia microcítica y microcrómica. Por tanto, la presencia de anemia (bajo hematocrito o volumen eritrocitario) por sí sola no es una indicación suficiente para la suplementación con hierro en caballos.

Zinc

Las necesidades de zinc se estiman en 40 mg/kg de materia seca de alimento, aunque existe evidencia de que esta recomendación puede ser hasta el doble del requerimiento real para prevenir los signos de carencia en la mayoría de los caballos. Este mineral es relativamente inocuo y los consumos varias veces superiores a las necesidades se consideran seguros, aunque la ingestión de >1000 ppm, debida a la contaminación de los forrajes por la polución ambiental, ha causado carencia de cobre y enfermedades ortopédicas del desarrollo en caballos jóvenes.

Selenio

Este oligoelemento es esencial pero tiene un rango de seguridad muy estrecho, en comparación con otros. Las necesidades dietéticas de selenio se estiman en 0,1 mg/kg de materia seca de alimento en la mayoría de las regiones. Sin embargo, hay regiones del mundo (como la parte baja de los Grandes Lagos, el noroeste del Pacífico, la costa atlántica y Florida en EE. UU., así como partes de Nueva Zelanda) donde los suelos ácidos son profundamente deficientes en selenio y la suplementación puede ser necesaria. En otras áreas asociadas a suelos alcalinos, como partes de Colorado, Wyoming y Dakota del Norte y del Sur en EE. UU., los forrajes pueden contener 5-40 ppm de selenio, que es suficiente para producir signos clínicos de intoxicación.

El ejercicio incrementa la actividad de la glutatión peroxidasa (enzima que contiene selenio) y puede aumentar la necesidad de suplementación en caballos muy ejercitados, pero no se dispone de recomendaciones detalladas. No se debe suplementar más de 0,002 mg/kg de peso corporal diariamente. Se ha observado toxicidad, como la pérdida de pelo de la crin y la cola y la separación y pérdida horizontal de la pezuña, con tan solo 5 mg de selenio/kg de materia seca en la ración. La muerte aguda se asoció a una suplementación de 10 veces las cantidades recomendadas administradas en el alimento.

Otros minerales

Las necesidades de azufre de los caballos no están establecidas. Sin embargo, los aminoácidos y vitaminas que contienen azufre (metionina y biotina) son esenciales para el crecimiento de un casco sano. Si se satisfacen las necesidades de proteína, el consumo de azufre de los caballos suele ser ~0,15 % de la materia seca, una concentración aparentemente adecuada para la mayoría de individuos. La carencia de azufre puede contribuir a la mala calidad del casco.

Las necesidades de cobalto en la ración son aparentemente <0,05 ppm. Los microorganismos del ciego y el colon lo incorporan a la vitamina B12 y, por consiguiente, es un nutriente esencial per se solamente si no se incorporan a la ración fuentes exógenas de B12. El límite superior de consumo se estima en 25 mg/kg de materia seca de alimento según los datos de otras especies.

Las necesidades de manganeso de los caballos no están bien establecidas; las cantidades encontradas en los forrajes habituales (40-140 mg/kg de materia seca) se consideran suficientes.

El consumo de flúor no debe superar los 40 mg/kg de materia seca de alimento. Los fosfatos de roca, si se usan como suplementos minerales para los caballos, deben contener <0,1 % de flúor. La ingestión excesiva puede causar toxicidad, aunque los caballos aparentemente son más resistentes a los excesos de flúor que los rumiantes.

Aunque el molibdeno es un cofactor esencial para la actividad de la xantino oxidasa, no se ha demostrado que exista un requerimiento cuantitativo para el caballo. Los niveles excesivos (>15 ppm) pueden interferir en la utilización del cobre. Sin embargo, 1-3 ppm de molibdeno en los forrajes, que interfiere en la utilización adecuada del cobre en rumiantes, no causa problemas en los caballos.

Necesidades vitamínicas de los caballos

Vitamina A

Las necesidades de vitamina A de los caballos por lo general se pueden cubrir fácilmente con el betacaroteno, un precursor natural del retinol, que se convierte en la forma activa en el hígado y se almacena allí. Los forrajes verdes y los henos de buena calidad son fuentes excelentes de caroteno, así como el maíz y las zanahorias. Se estima que 1 mg de betacaroteno equivale a ~400 UI de vitamina A activa (compuestos de retinol/retinilo).

Sin embargo, debido a la oxidación del betacaroteno durante el almacenamiento, el contenido de los forrajes disminuye con la conservación. Los henos almacenados >1 año pueden no proporcionar suficiente actividad de vitamina A. Los caballos que consumen forraje verde durante 3-4 meses al año suelen tener suficientes reservas hepáticas de formas activas de vitamina A para mantener concentraciones plasmáticas adecuadas durante otros 3-6 meses, pero los caballos alimentados solo con forrajes conservados sin acceso a pastos frescos pueden estar en riesgo de deficiencia. Las raciones para todas las clases de caballos sin acceso a forrajes frescos deben proporcionar al menos 30 UI de vitamina A activa/kg de peso corporal (ya sea como betacaroteno o una forma sintética activa como el acetato de retinilo).

Sin embargo, la alimentación prolongada con un exceso de compuestos activos de retinil o retinol (> 10 veces las cantidades recomendadas) puede causar fragilidad ósea, hiperostosis, lesiones epiteliales y defectos congénitos como paladar hendido y microftalmía (según los datos obtenidos en caballos y otras especies). La concentración máxima segura propuesta es de 16 000 UI de las formas activas de la vitamina por kg de materia seca. No se conoce toxicidad asociada con el betacaroteno en caballos.

Vitamina D

Los caballos expuestos a ≥4 h de luz solar por día o que consumen heno secado al sol, no tienen necesidades dietéticas de vitamina D. En el caso de caballos no expuestos a la luz del sol, las concentraciones sugeridas de vitamina D3 en la ración son 800-1000 UI por kg de materia seca durante la etapa inicial del crecimiento y 500 UI/kg de materia seca para el crecimiento posterior y otras etapas de la vida. La intoxicación por vitamina D se caracteriza por debilidad general, pérdida de peso corporal, calcificación de los vasos sanguíneos, corazón y otros tejidos blandos, y anomalías óseas. Los excesos en la ración de tan solo 10 veces por encima de las necesidades pueden ser tóxicos y empeoran con el consumo excesivo de calcio. Los déficits son infrecuentes, pero pueden causar anomalías óseas en caballos jóvenes de rápido crecimiento confinados en establos y alimentados solo con forrajes recién cortados.

Vitamina E

No se han establecido las necesidades mínimas de vitamina E. Sin embargo, está bien establecido que el selenio y la vitamina E funcionan juntos para prevenir la distrofia muscular nutricional, la mieloencefalopatía degenerativa equina y la enfermedad de la neurona motora equina. Es probable que 50 UI de vitamina E por kg de materia seca de alimento sean adecuadas para la mayoría de las etapas de la vida y una actividad moderada.

Una carencia de vitamina E es más probable en los potros lactantes de yeguas alimentadas con pasto seco de invierno o en caballos que solamente consumen heno de baja calidad no suplementado con concentrados comerciales. Los caballos que realizan un trabajo aeróbico prolongado (p. ej., equitación de resistencia y de distancia, caballos para aprendizaje utilizados para varias clases diarias, etc.) o alimentados con raciones altas en grasa (>5 %) pueden tener mayores necesidades de vitamina E. La suplementación con 500-1000 UI de vitamina E/día puede ser necesaria para los equinos que trabajan duro aeróbicamente o se alimentan con raciones ricas en grasa (>7 %). La suplementación excesiva (>5000 UI/día para un caballo adulto medio) provoca una disminución del estado de vitamina A y debe evitarse.

Vitamina K

La vitamina K es sintetizada por los microorganismos del ciego y del colon en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades normales de los caballos. Sin embargo, el consumo de heno mohoso de trébol dulce puede causar problemas de coagulación dependientes de la carencia de vitamina K. La forma sintética de la vitamina K (menadiona) es nefrotóxica si se administra parenteralmente a caballos deshidratados.

Ácido ascórbico

Los caballos adultos sintetizan cantidades adecuadas de ácido ascórbico para mantenimiento a partir de la glucosa en el hígado. Algunos caballos pueden necesitar suplementos de ácido ascórbico (0,01 g/kg de peso vivo/día) durante periodos de estrés físico o psicológico grave, por ejemplo, durante el transporte prolongado o el destete. La disponibilidad oral es variable. El palmitato de ascorbilo se absorbe más fácilmente que el ácido ascórbico o el estearato de ascorbilo, pero los suplementos de ácido ascórbico de grado humano fueron suficientes para aumentar o mantener las concentraciones plasmáticas después de un estrés por transporte prolongado (>24 horas).

La suplementación prolongada a caballos no estresados puede reducir la síntesis endógena y/o aumentar la excreción, dando lugar a carencias si la suplementación se interrumpe bruscamente.

Tiamina

La tiamina es sintetizada en el ciego y el colon por bacterias, y ~25 % de esta puede ser absorbida y satisfacer las necesidades normales. La deficiencia de tiamina rara vez se ha descrito en caballos, incluso en aquellos alimentados con heno y grano de mala calidad. A veces, los caballos se intoxican al consumir plantas que contienen tiaminasas, lo que causa carencias agudas. Se ha observado que una ración de 3 mg de tiamina/kg de materia seca ha mantenido un pico de consumo de alimento, ganancias normales y concentraciones normales de tiamina en sangre en caballos jóvenes. Pueden ser necesarios hasta 5 mg/kg de materia seca de alimento para los caballos que se ejercitan vigorosamente, aunque no se han registrado carencias verificables. La administración IV de soluciones de tiamina puede causar reacciones adversas, por lo que es preferible la suplementación oral.

Riboflavina

No se han descrito carencias de riboflavina en los caballos. No se han probado correlaciones previas entre un bajo consumo de riboflavina y la uveítis recurrente en los caballos. Sin embargo, no hay evidencia de efectos tóxicos como resultado de la suplementación con esta vitamina hidrosoluble, y la ingesta diaria recomendada de 0,04 mg de riboflavina/kg de peso corporal puede ser apropiada para caballos con función intestinal comprometida.

Vitamina B

La síntesis intestinal de vitamina B12 es probablemente adecuada para satisfacer las necesidades normales, siempre que haya suficiente cobalto en la ración. No se han observado carencias de cobalto en caballos. La vitamina B12 se absorbe supuestamente desde el ciego y el colon mayor. Ofrecer una ración esencialmente carente de vitamina B12 durante 11 meses no tuvo ningún efecto en los valores hematológicos normales o en la salud aparente de caballos adultos. La vitamina B12 inyectada por vía parenteral se excreta de forma rápida y casi completamente por la bilis en las heces y no se recomienda.

Niacina

La niacina es sintetizada por la microbiota bacteriana del ciego y el colon y en el hígado a partir del triptófano. No se conocen necesidades dietéticas de niacina en los caballos sanos.

Otras vitaminas

La folacina, el ácido pantoténico y la vitamina B probablemente se sintetizan en cantidades adecuadas en el intestino equino normal. No se conocen necesidades dietéticas de estas vitaminas hidrosolubles, pero por lo general se considera que es seguro complementarlas.

Se ha documentado que la suplementación de biotina (15-25 mg/día en caballos adultos) mejora la calidad del casco en caballos con paredes blandas, especialmente después de un cambio importante de la ración (p. ej., tras la importación a otro país) o de trastornos GI importantes (es decir, resección intestinal, diarrea prolongada y grave o cambios drásticos en la dieta asociados a la importación/exportación de otros países).

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