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Enfermedades nutricionales de los cerdos

Última revisión/modificación mar 2015

El diagnóstico de las carencias nutricionales por observación es difícil. Muy a menudo, los signos clínicos se deben a la combinación de manejo deficiente con enfermedades infecciosas, incluyendo el parasitismo, así como desnutrición. En la mayoría de las carencias nutricionales, los signos no son específicos, por ejemplo, poco apetito, reducción del crecimiento y bajo rendimiento. La carencia de un solo nutriente puede causar inanición, que posteriormente puede causar carencias múltiples. Entonces, también puede existir una carencia nutricional sin la aparición de signos definitivos. En el campo, la carencia puede ser solamente leve o marginal, dificultando el diagnóstico.

El diagnóstico de una carencia por observación de la respuesta a la terapia nutricional no siempre es evidente, especialmente en el caso de carencias prolongadas, cuyas lesiones pueden ser irreversibles. El diagnóstico positivo de una carencia nutricional debe establecerse solamente después de observar varios de los signos clínicos esperados y examinar cuidadosamente el historial dietético, sanitario y de manejo de los animales.

Carencia de proteína:

La carencia de proteína, que puede ser el resultado de un consumo insuficiente de alimento o del déficit de uno o más aminoácidos esenciales, causa disminución de la velocidad de crecimiento, mal índice de conversión y canales más grasas en los cerdos en crecimiento y finalización. En las cerdas lactantes, se reduce la producción láctea, se observa excesiva pérdida de peso, y el estro posdestete puede retrasarse o no manifestarse. Para un uso óptimo de la proteína, todos los aminoácidos esenciales deben liberarse durante la digestión a un ritmo acorde con las necesidades. Por lo tanto, los suplementos proteicos no deben darse a mano a intervalos infrecuentes, sino que deben mezclarse con el cereal o estar disponibles junto a este a libre consumo en todo momento.

No se ha presentado ningún hallazgo que respalde la teoría de la "intoxicación por proteínas" en cerdos. Las raciones que contienen hasta 35-50 % de proteína han demostrado ser laxantes y utilizadas menos eficientemente, pero no se han observado efectos tóxicos.

Carencia de grasa:

Algunos ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga son esenciales para el cerdo. El ácido linoleico es esencial en la ración y se utiliza para sintetizar ácidos grasos de cadena más larga que probablemente también son esenciales. La carencia de ácido linoleico provoca caída del pelo, dermatitis descamativa, necrosis cutánea en cuello y escápulas y un aspecto de mal estado general en los cerdos en crecimiento. Por lo general, las raciones porcinas convencionales contienen suficiente grasa de las materias primas para cubrir adecuadamente las necesidades de ácidos grasos esenciales.

Carencia de minerales:

Las carencias de calcio o fósforo causan raquitismo ( ver Raquitismo en animales) en los cerdos en crecimiento y osteomalacia ( ver Osteomalacia en animales) en los adultos. Los signos clínicos son deformaciones y arqueamiento de los huesos largos y cojera en los cerdos jóvenes, así como fracturas y parálisis posterior (como consecuencia de fracturas en la región lumbar) en los cerdos más viejos. Las cerdas que producen elevadas cantidades de leche y crían camadas grandes son particularmente propensas a la parálisis posterior hacia el final de la lactación o después del destete si la ración es deficitaria en calcio o fósforo. Estos signos también pueden ser consecuencia de una carencia de vitamina D, pero la carencia de fósforo es la causa más común.

Los cerdos alimentados con raciones pobres en sal (NaCl) crecen poco e ineficientemente, debido principalmente a una notable reducción del consumo de alimento. Aunque no específico de la carencia de sal, también puede observarse mal pelaje y mal estado de la piel. Hay referencias de cerdos con carencia de sal que intentan consumir la orina de otros cerdos.

Las cerdas alimentadas con raciones deficitarias en yodo paren lechones débiles o muertos que carecen de pelo. Con una carencia marginal, los lechones recién nacidos pueden ser solamente débiles, pero sus tiroides están agrandadas y presentan anomalías histológicas. (También ver Bocio en animales.) Algunas materias primas (como el haba y la harina de soja) contienen bociógenos que pueden causar bocio leve si no se incluye yodo en la ración. La sal yodada en los niveles recomendados previene esta carencia.

La carencia de hierro y cobre reduce el ritmo de formación de hemoglobina y causa anemia nutricional típica. Los signos clínicos de anemia nutricional en los lechones lactantes son baja hemoglobina, bajo recuento de eritrocitos, mucosas pálidas, cardiomegalia, edema de la piel del cuello y escápulas, apatía y respiración espástica (hipo). La carencia de hierro es más habitual que la de cobre y es más frecuente en los lechones lactantes que no reciben una inyección de hierro o hierro oral tempranamente.

La carencia de zinc da lugar a paraqueratosis ( ver Paraqueratosis) en los cerdos en crecimiento, en particular cuando se alimentan con raciones ricas en ácido fítico (o fitato, la forma principal de fósforo en los granos de cereales y las harinas de semillas oleaginosas) y con niveles de calcio superiores a los recomendados. El mecanismo exacto de acción del zinc para prevenir la paraqueratosis no se conoce.

La carencia de selenio y/o vitamina E puede causar muerte súbita de cerdos jóvenes en crecimiento rápido ( ver Miopatía nutricional en cerdos). Además, una carencia de selenio/vitamina E en lechones lactantes los hace más sensibles a una toxicosis por hierro por las inyecciones de hierro ( ver Toxicosis por hierro en cerdos neonatos.)

Carencia de vitaminas:

La mayoría de los piensos comerciales contienen vitaminas añadidas y se comercializan premezclas de vitaminas para los piensos elaborados en granja, por tanto, las carencias son menos frecuentes que hace unos años. La carencia de vitamina A causa trastornos oculares y del epitelio de los sistemas respiratorio, reproductivo, nervioso, urinario y digestivo. La reproducción se ve afectada en las cerdas, que pueden parir lechones ciegos, sin ojos, débiles o malformados. La hernia de la médula espinal de los fetos se ha descrito como un signo característico de la carencia de vitamina A en las cerdas gestantes. Los cerdos en crecimiento carentes de vitamina A muestran incoordinación y desarrollan ceguera nocturna y trastornos respiratorios. La carencia de vitamina A es rara debido a la capacidad del hígado para almacenar esta vitamina.

Los signos de carencia de vitamina D son raquitismo, rigidez, huesos débiles y arqueados y parálisis posterior. Estos signos clínicos son indiferenciables de los de una carencia de calcio o fósforo ( ver Carencia de minerales:).

La carencia de vitamina E puede causar bajo rendimiento reproductivo y alteración del sistema inmunitario. Muchos de los signos de la carencia de vitamina E son similares a los de la carencia de selenio ( ver Carencia de minerales:).

Los cerdos con carencia de vitamina K tienen tiempo de coagulación prolongado y pueden morir por hemorragias. Algunos compuestos presentes en los alimentos enmohecidos pueden interferir en la síntesis de vitamina K. También, la excesiva concentraciones de calcio en la ración puede interferir en la actividad de la vitamina K, causando estos signos clínicos.

En los cerdos con carencia de riboflavina, la reproducción está alterada; las cerdas de reposición púberes no entran en celo, pero no muestran otros signos clínicos. Las cerdas que sufren esta carencia presentan anorexia y paren lechones muertos 4-16 días antes de la fecha prevista de parto. Los lechones nacidos muertos tienen muy poco pelo, con frecuencia están parcialmente reabsorbidos y pueden tener las extremidades delanteras agrandadas. Los cerdos en crecimiento alimentados con raciones deficitarias en riboflavina aumentan lentamente de peso y tienen poco apetito, pelaje áspero y exudado cutáneo, así como posiblemente cataratas.

Los cerdos con carencia de niacina tienen lesiones inflamatorias en el tracto digestivo y padecen diarrea, pérdida de peso, piel y pelaje ásperos y dermatitis en las orejas. Las afecciones entéricas pueden deberse a una carencia de niacina o infecciones bacterianas. Los cerdos carentes responden rápidamente al tratamiento con niacina y, aunque no es una cura para la enteritis infecciosa, un nivel dietético adecuado de niacina probablemente permite que el cerdo mantenga su resistencia a la invasión bacteriana.

Los cerdos en crecimiento y las cerdas gestantes presentan una marcha típica de "paso de oca", ataxia y una diarrea sanguinolenta no infecciosa cuando se alimentan con raciones deficitarias en ácido pantoténico. Cuando la carencia se torna grave, se desarrolla anorexia.

Los cerdos con carencia de colina presentan incoordinación motora y conformación anormal de las escápulas. En la necropsia, pueden tener los hígados grasos y por lo general muestran lesiones renales. Las cerdas con carencia de colina tienen camadas de tamaño reducido y pueden parir lechones con extremidades abiertas y extendidas (splay-leg).

La carencia de biotina produce alopecia excesiva, ulceraciones cutáneas y dermatitis, exudados alrededor de los ojos, inflamación de las membranas mucosas de la boca, agrietamiento transversal de las pezuñas y agrietamiento o hemorragias de las almohadillas plantares.

Los lechones neonatos alimentados con raciones sintéticas pobres en vitamina B muestran hiperirritabilidad, fallo de la voz, dolor en las extremidades traseras y falta de coordinación posterior. El examen histológico de la médula ósea revela un sistema hematopoyético alterado. También se observan hígados grasos en la necropsia.