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Niveles y prácticas de alimentación en cerdos

Última revisión/modificación mar 2015

El rendimiento de los cerdos en transición, crecimiento y finalización, las cerdas gestantes y las cerdas lactantes y sus camadas depende de la calidad y cantidad del alimento consumido diariamente. Conocer la cantidad de alimentos consumidos es importante en el proceso general de manejo de la alimentación. A los cerdos en transición, crecimiento y finalización se les suele permitir consumir alimentos a voluntad, y la cantidad consumida depende de la concentración energética de la ración, la temperatura ambiente, el género, y la calidad del alimento (p. ej., ausencia de hongos), así como un gran número de otros factores de manejo como el diseño de los comederos, la densidad de alojamiento, etc.

Cerdos en fase de cebo:

Los consumos diarios de cerdos en crecimiento y finalización de varios rangos de peso alimentados con un pienso de 3300 kcal de EM/kg (ración típica basada en maíz y harina de soja) según las estimaciones del modelo de crecimiento del NRC se muestran en Necesidades nutricionales de cerdos en crecimiento con libre acceso al alimento (90 % de materia seca)a,b,c. Estos niveles de consumo representan un promedio para machos castrados y hembras. Los consumos serán ligeramente superiores e inferiores en machos castrados y hembras, respectivamente, que pesen 50-135 kg. Prevenir el hacinamiento y refrescar a los cerdos con nebulizadores automáticos de agua en tiempo caluroso ayudan a aliviar la reducción del consumo de alimento. Estos niveles de consumo pueden usarse como guía para estimar las necesidades totales de pienso o prescribir medicamentos incluidos en el mismo.

Cerdas primerizas y adultas en gestación:

Para las cerdas primerizas y adultas gestantes, el NRC estima que un nivel de alimentación de aproximadamente 2,1-2,2 kg/día durante los primeros 90 días de gestación y 2,5-2,6 kg/día durante los 25 días anteriores al parto con un pienso basado en maíz y harina de soja (3300 kcal de EM/kg) proporciona suficiente energía para mantenimiento, alguna deposición de tejido graso y magro (particularmente en primerizas), y las necesidades para el desarrollo fetal, la placenta y otros tejidos de soporte ( ver la Tabla: Parámetros reproductivos y necesidades nutricionales de cerdas gestantes y lactantes (90 % de materia seca)a,b). Las cerdas adultas no necesitan más energía de la necesaria para mantenimiento y un cierto incremento del peso corporal. Si las raciones de gestación contienen avena, harina de alfalfa u otras materias primas bajas en energía, serán necesarios mayores niveles de alimentación para satisfacer las necesidades de energía de las cerdas. Los intentos de limitar el consumo voluntario de alimento durante la gestación, permitiendo el libre acceso a raciones muy ricas en fibra, no han tenido éxito; se produce invariablemente un aumento excesivo de peso.

Los productores porcinos deberían ajustar el nivel de alimentación de las cerdas primerizas y adultas gestantes para mantenerlas en buena condición corporal. Un exceso de condición corporal al final de la gestación se asocia a menudo con una reducción del consumo de alimento durante la lactación y a veces da lugar a una reducción del tamaño de camada, mayor incidencia de distocias, mayor aplastamiento de lechones y mayor incidencia del síndrome de agalactia posparto ( ver Síndrome de disgalactia posparto y mastitis en cerdas). Una mala condición corporal tiene como resultado una mayor incidencia de llagas en la región escapular de las cerdas, menor peso de los lechones al nacimiento y cerdas delgadas al destete con retraso de la salida posdestete a celo (o incluso anestro). El tamaño de camada del siguiente parto también puede verse negativamente afectado si las cerdas tienen mala condición corporal en el momento de la cubrición.

Los requerimientos de aminoácidos de las cerdas primerizas son mayores que los de las cerdas adultas. Tanto las cerdas primerizas como las adultas necesitan mayores niveles de aminoácidos en la ración durante la última etapa de la gestación que en los primeros 90 días. ( See table Parámetros reproductivos y necesidades nutricionales de cerdas gestantes y lactantes (90 % de materia seca)a,b.)

Cerdas primerizas y adultas en lactación:

El NRC estima que las cerdas primerizas y adultas lactantes con 11-11,5 lechones que ganan 240 g/día en una lactación de 21 días necesitan 6,0-6,6 kg de pienso (3300 kcal de EM/kg) diariamente para satisfacer sus necesidades energéticas ( ver la Tabla: Parámetros reproductivos y necesidades nutricionales de cerdas gestantes y lactantes (90 % de materia seca)a,b). La cantidad de energía y alimento depende del tamaño de la camada, el crecimiento de los lechones (ambos factores influyen en la producción láctea) y la pérdida de peso de las cerdas. Durante la lactación, las cerdas deben alimentarse a voluntad con raciones ricas en energía o alimentarse manualmente a saciedad tres veces al día. La regulación apropiada de la temperatura en la sala de partos y el empleo de goteros refrigerantes en tiempo caluroso ayudan a aliviar la reducción del consumo de alimento.

Si el consumo es muy bajo, las cerdas perderán demasiado peso durante la lactación ( ver Cerdas primerizas y adultas en lactación:). Si esto es un problema, debería considerarse la inclusión de un 3-6 % de grasa en la ración de lactación o el aporte adicional de grasa sobre el mismo pienso de lactación. Si el problema persiste, puede ser útil suministrar más energía durante las últimas 3-6 semanas de gestación.

A las cerdas prolíficas que crían camadas grandes se les debe suministrar raciones ricas en proteína y aminoácidos para maximizar la producción láctea y prevenir una excesiva pérdida de peso. Estas cerdas pueden requerir raciones que contengan 16-18 % o más de proteína bruta (mínimo 0,9 % de lisina). Si el consumo de energía es suficiente, estas raciones de lactación ricas en proteína minimizarán o incluso eliminarán las pérdidas de peso de las cerdas durante la lactación.

Principales ingredientes del pienso

Un principio fundamental de la economía de la producción porcina es alimentar con los granos de cereales más baratos y corregir los déficits con fuentes de proteína de buena calidad, minerales y vitaminas. Comercialmente se dispone de premezclas confiables de minerales y vitaminas o suplementos manufacturados completos. Los piensos completos basados en maíz y harina soja son muy populares en la producción porcina, pero pueden utilizarse otros cereales y fuentes de proteína.

El maíz es con diferencia el cereal más usado en EE. UU. para la alimentación porcina. Es muy palatable y rico en energía, pero relativamente deficitario en proteína bruta. Además, el maíz es deficitario en lisina, triptófano, treonina y otros aminoácidos esenciales, así como en vitaminas y minerales.

El sorgo es una fuente importante de energía para los cerdos en el oeste y sudoeste de EE. UU. El contenido en proteína es variable según la variedad, si la cosecha procede de cultivo de regadío o secano, la cantidad de fertilizante utilizado y otros factores ambientales. En general, el sorgo puede reemplazar al maíz a pesos iguales, pero como su valor de EM es levemente menor que el del maíz, es de esperar una menor conversión alimentaria.

El trigo tiene aproximadamente el mismo valor energético que el maíz y contiene un 2-3 % más proteína y 0,05-0,1 % más de lisina que el maíz. El trigo puede reemplazar al maíz a pesos iguales o según el contenido de lisina, pero no en función de la proteína bruta, ya que se produciría un déficit de lisina. El trigo puede constituir el único cereal de una ración para cerdos. Los dos tipos principales de trigo cultivados en EE. UU., el rojo duro de invierno y el rojo blando de invierno, tienen un valor nutricional equivalente.

La cebada tiene ~85-90 % del valor energético del maíz, aunque suele contener un 2-3 % más de proteína. La cebada mohosa no debe administrarse a los cerdos.

La avena tiene un contenido relativamente bajo de energía y, por lo tanto, no debe constituir >20-25 % del cereal de la ración. En general, cuando la avena se incluye en la ración, cabe esperar que disminuyan el ritmo y la eficiencia de la ganancia de peso. A veces se utilizan granos aplastados de avena en los piensos de inicio debido a su excelente palatabilidad.

Los granos de cereales deben molerse o aplastarse para maximizar su valor alimenticio. El maíz y el sorgo deben reducirse a un tamaño de partícula de mediano a fino (550-600 micrones). El trigo debe molerse más groseramente (650-700 micrones) para evitar el empastamiento. La molienda fina mejora la conversión alimentaria, pero una reducción excesiva del tamaño de partícula puede dar lugar a un aumento en la incidencia de úlceras gástricas. La granulación de los piensos puede causar una pequeña mejoría de la ganancia y, especialmente, la eficiencia alimentaria. En general, el beneficio es mayor cuando se granulan piensos que contienen niveles altos de fibra, como los basados en cebada. Los granos de cereales deben estar tan libres de micotoxinas como sea posible. Las aflatoxinas, vomitoxina, zearalenona, fumonisinas y otras micotoxinas pueden disminuir el rendimiento de los animales, según su concentración en los alimentos, y especialmente pueden causar problemas reproductivos en los animales reproductores.

La harina de soja representa >90 % de las fuentes de proteína en la alimentación porcina en EE. UU. Es muy palatable y tiene un excelente perfil de aminoácidos que complementa el de los cereales. El haba de soja (full-fat) molida también puede darse a los cerdos, pero solo después de un tratamiento térmico (extrusión o tostado) para inactivar los inhibidores de tripsina y otros factores antinutricionales termolábiles.

La harina de colza doble cero también es una excelente fuente de proteína. Las harinas de semilla de algodón bajo gosipol (<100 ppm de gosipol libre), cacahuete, girasol y otras semillas oleaginosas pueden usarse en la alimentación porcina, pero por lo general no como la única fuente proteica porque tienen un bajo contenido de lisina. Las fuentes de proteína animal como las harinas de carne, carne y hueso, y pescado pueden proporcionar una parte de la proteína de las raciones porcinas.

Los granos secos de destilería con solubles (DDGS) son un subproducto que ha recibido mucha atención en los últimos años debido al aumento del número de plantas de etanol que usan maíz para producir etanol como combustible. Este subproducto es un ingrediente alimentario excelente y por lo general económico para cerdos. Aunque los DDGS no tienen esencialmente almidón y son bastante más ricos en fibra que el maíz, tienen niveles considerablemente mayores de grasa (aceite de maíz); por lo tanto, el contenido de EM de los DDGS que contienen un 9-12 % de grasa es similar al del maíz. Recientemente, algunas plantas de etanol extraen una porción del aceite de los solubles antes de volver a añadirlos a los granos secos. Esto da lugar a DDGS "bajos en grasa", por lo general un 5-9 % de grasa, que tienen un poco menos de EM que los DDGS convencionales. Una mayor extracción de la grasa da lugar a DDGS "desgrasados" (<5 % de grasa) que tienen sustancialmente menos EM que cualquiera de los otros tipos de DDGS y, por tanto, un valor alimenticio menor. Los DDGS tienen también más proteína que el maíz, pero la calidad de la proteína (es decir, el equilibrio de aminoácidos) es mala como en la proteína del maíz.

En los últimos años se ha investigado mucho sobre los DDGS. Las raciones que contienen un 20-25 % de DDGS son bien utilizadas por los cerdos, pero cuando se incluyen niveles elevados (>30 %) de DDGS en las raciones de finalización, la grasa corporal de los cerdos se vuelve más insaturada, como lo demuestran los valores de yodo más altos. Esto da lugar a una panceta más blanda y flexible que es más difícil de procesar en lonchas de beicon. Para evitar este problema, los productores deben considerar la eliminación de los DDGS de la ración final de cebo o reducir el nivel de DDGS al 10 % durante las últimas 3-4 semanas de cebo.

Manejo de la alimentación de las cerdas y las camadas

A las cerdas gestantes deben suministrárseles raciones de gestación adecuadas en todos los nutrientes para producir lechones sanos y fuertes. Las cerdas deben alimentarse para que tengan una buena condición corporal al parto, de modo que no estén ni demasiado gordas ni muy delgadas. Las cerdas delgadas tienden a parir lechones más pequeños que tienen menos posibilidades de supervivencia que los lechones más grandes y vigorosos. Después del parto, la cerda debe volver a alimentarse ad libitum lo antes posible. El estreñimiento no suele ser un problema en las cerdas si comen bien. El salvado de trigo o la pulpa de remolacha deshidratada pueden incluirse en las raciones de parto al 5-10 % cuando se producen problemas de estreñimiento, o pueden incluirse laxantes químicos en el pienso como el cloruro de potasio o el sulfato magnésico al 0,75-1 %.

Los lechones recién nacidos deben controlarse para tener la seguridad de que han mamado. Si es necesario, el flujo de leche puede estimularse administrando oxitocina. Si la bajada de la leche en la cerda es lenta, los lechones débiles pueden beneficiarse de recibir leche artificial, pero el éxito depende del buen manejo y la sanidad. La anemia nutricional debe prevenirse administrando una inyección de hierro antes de los 3 días de edad o por otros medios descritos anteriormente. Los lechones de camadas grandes pueden transferirse a cerdas con camadas más pequeñas después de encalostrarse; sin embargo, la transferencia debe hacerse en las primeras 24 h después del nacimiento. Los lechones deberían recibir un pienso palatable de iniciación desde las 2-3 semanas si se van a destetar después de las 3 semanas de edad. (También ver Interacción salud-manejo: cerdos y ver Manejo de la reproducción: cerdos.)

Manejo nutricional de los lechones al destete

Los lechones destetados a una edad temprana (3-4 semanas) se desarrollan mejor si se alimentan con un pienso completo de iniciación durante 1-2 semanas después del destete. Por lo general, los piensos de iniciación contienen suero de leche deshidratado y/o lactosa, derivados de sangre deshidratados y un elevado nivel de lisina. Algunos productores utilizan un programa de destete temprano medicado o un programa de destete temprano segregado para producir cerdos más sanos. Esto implica destetar a los 10-16 días de edad y requiere un excelente manejo nutricional. Estas raciones deberían contener incluso mayores concentraciones de lisina, así como niveles elevados de lactosa (como tal o incorporada como suero lácteo deshidratado) y 3-7 % de plasma animal deshidratado. Con el tiempo debe hacerse una transición gradual a piensos de iniciación más económicos y luego a raciones de maíz-harina de soja.

Las necesidades nutricionales de los cerdos en crecimiento y finalización se cubren mejor con la alimentación ad libitum. La alimentación restringida reduce el ritmo y la eficiencia de la ganancia de peso, pero puede mejorar la calidad de la canal de los cerdos en finalización. El diseño y un ajuste apropiados de los comederos automáticos son necesarios para prevenir el desperdicio de alimentos o restringir el crecimiento.

Promotores del crecimiento

Durante muchos años, los antibióticos y otros agentes quimioterapéuticos se han añadido comúnmente a las raciones de los cerdos para promover el crecimiento y la eficiencia alimentaria, reducir la mortalidad y la morbilidad y mejorar la salud. La mayor respuesta a estos agentes estimulantes del crecimiento se da en los lechones, con menores resultados conforme aumenta la edad y el peso de los cerdos. Las concentraciones de antibióticos administradas y los periodos de supresión antes del sacrificio deben estar de acuerdo con las recomendaciones de los fabricantes y las restricciones legales. (También ver Promotores del crecimiento y potenciadores de la producción.)

Los antibióticos autorizados como aditivos para cerdos incluyen bacitracina metileno disalicilato, bacitracina de zinc, bambermicinas, clortetraciclina, lincomicina, neomicina, oxitetraciclina, penicilina, tiamulina, tilosina y virginiamicina. Los agentes quimioterapéuticos incluyen carbadox, roxarsona, sulfametacina y sulfatiazol. Varios de ellos están aprobados solo en combinación con otros aditivos. La apramicina también está autorizada para la medicación en el agua. También, los niveles farmacéuticos de zinc (1500-3000 ppm) como óxido de zinc, o cobre (100-250 ppm) como sulfato o cloruro de cobre tribásico son efectivos como estimulantes del crecimiento en cerdos jóvenes.

Sin embargo, la acción de la FDA ha cambiado la forma en que pueden usarse los antibióticos. De acuerdo con la Guía Final 213 y la Directiva de Alimentos Veterinarios (VFD), los antimicrobianos importantes en medicina humana (esto incluye todos los antimicrobianos aprobados para cerdos, excepto carbadox, bacitracina y bambermicinas) previamente utilizados a niveles subterapéuticos con fines de producción (mejora del crecimiento y la eficiencia) ya no se permiten para ese propósito. En cambio, solamente se permiten para la prevención de enfermedades y bajo supervisión y vigilancia veterinaria. Esta norma se aplica a los antibióticos utilizados en los alimentos o el agua. Se ha solicitado a las empresas que producen estos antimicrobianos que eliminen voluntariamente la afirmación de mejora de la producción en las etiquetas de sus productos. Estos productos ya no estarán disponibles para los productores "sin receta"; solo estarán disponibles de acuerdo con la VFD.

Los preparados microbianos que se dan directamente en la comida (llamados probióticos), como los cultivos vivos de Lactobacillus acidophilus, Streptococcus faecium y Saccharomyces cerevisiae, se han evaluado como posibles sustitutos de los antibióticos, pero los estudios controlados no han mostrado resultados beneficiosos consistentes de su inclusión. En algunas circunstancias, la inclusión de azúcares específicos (mananooligosacáridos, fructooligosacáridos [también llamados prebióticos]) ha demostrado ser una prometedora alternativa a los antibióticos para los cerdos jóvenes, pero las respuestas del crecimiento son menos consistentes e inferiores que con la inclusión de antibióticos. Se cree que los preparados microbianos y los oligosacáridos estimulan el crecimiento de microorganismos deseables en el tracto GI, como los lactobacilos y las bifidobacterias, que desplazan parcialmente a algunos de los microorganismos menos deseables, incluyendo algunos patógenos.

Algunos "agentes de reparto" se han probado en cerdos en finalización y han demostrado ser muy efectivos para mejorar la velocidad de crecimiento, el índice de conversión y el rendimiento en magro de la canal. Ejemplos de ellos son los agonistas beta, como la ractopamina y la somatotropina porcina. A fecha de 2015, la ractopamina era el único de estos agentes cuyo empleo estaba autorizado en EE. UU. Estos agentes modifican las necesidades nutritivas; en particular, incrementan las necesidades de aminoácidos en la ración.