logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Primeros auxilios y transporte en pequeños animales

PorAndrew Linklater, DVM, DACVECC;Kayla R. Hanson, DVM, DACVECC, cHPV, cVMA
Última revisión/modificación oct 2020

Los propietarios pueden proporcionar una asistencia médica importante en el escenario donde se ha producido la lesión. En el momento de la llamada telefónica inicial, se debe preguntar al propietario sobre el nivel de consciencia, el patrón de respiración, el tipo de lesión o toxicidad e incluso algunos aspectos de la perfusión del animal (p. ej., color de las encías, nivel de respuesta, frecuencia cardiaca).

La primera preocupación es la seguridad del propietario. La colocación de un ligero paño encima de la cabeza del animal puede disminuir los estímulos externos que pueden ocasionar reacciones de miedo y agresividad. Se puede instruir a los propietarios sobre cómo poner un bozal a la mayoría de los perros usando una tira larga de tela si no hay lesiones faciales o dificultad respiratoria. Se puede colocar a los gatos en cajas oscuras para minimizar el estrés durante el transporte; la caja debe tener agujeros lo suficientemente grandes como para que se pueda observar al gato y dejar suficiente aire fresco. Es vital que el propietario sujete adecuadamente a la mascota antes de iniciar cualquier procedimiento de primeros auxilios para garantizar la seguridad del propietario y de la mascota.

Cuando se mueva al animal, el movimiento de la cabeza, del cuello y de la columna vertebral debe ser mínimo. Se puede emplear una tabla de madera, una tela gruesa o un cartón que sean firmes y planos para proporcionar un soporte. También se pueden realizar radiografías a través de estos materiales sin tener que mover al animal cuando llega al hospital.

La detección rápida de una parada cardiopulmonar (PCP) en un animal inconsciente puede ser difícil para los propietarios. La falta de respuesta de la mascota a los estímulos externos o la presencia de un tono corporal flácido son indicadores poco fiables de PCP. Instruir a los propietarios para que tomen el pulso o la frecuencia cardiaca puede retrasar la intervención. En cambio, se puede indicar a los propietarios que estén atentos a los movimientos torácicos y que toquen la córnea o los párpados para provocar un reflejo corneal o palpebral en un animal de compañía inconsciente, ya que la ausencia de uno o ambos es indicativa de PCP. Se pueden dar instrucciones sobre la aplicación de la RCP.

La reanimación boca a nariz y las compresiones del tórax pueden proporcionar suficiente soporte respiratorio y circulatorio durante el transporte. Si el animal está cianótico y colapsado (y se estaba tocando la cara), puede haber una obstrucción de la vía aérea superior; al propietario se le debe instruir sobre cómo realizar una maniobra de Heimlich o una compresión torácica repentina para aliviar la obstrucción y luego limpiar manualmente las vías aéreas. Si el animal está inconsciente y no respira, al propietario se le debe instruir para que cierre la boca del animal, coloque sus labios encima de las fosas nasales de este y realice inicialmente 3-4 espiraciones fuertes. También puede instruirse a los propietarios para que compriman el esófago por detrás de la mandíbula en el lado izquierdo, de modo que la mayor parte del aire baje hacia las vías respiratorias en lugar de hacerlo hacia el estómago.

Si la respiración del animal no se vuelve espontánea, el propietario debe iniciar la RCP. Las compresiones torácicas deben iniciarse a una frecuencia de 100-120/minuto; es necesaria una técnica apropiada, manteniendo los codos estirados y comprimiendo de un tercio a la mitad del ancho del pecho. Debe realizarse una relación compresión/ventilación de 30:2 con un solo reanimador.

Se debe preguntar a los propietarios si la hemorragia es continuada o si se ha observado pérdida de sangre en la zona de la herida. Se ha de controlar la hemorragia arterial pulsátil mediante presión digital directa o un vendaje compresivo. Se puede emplear cualquier pieza larga de tela o gasa. Por lo general, los paños para el baño y las toallas de manos son adecuados cuando se aplican. Se puede colocar material adicional encima del vendaje original si este se queda empapado de sangre. Si la hemorragia de una extremidad es venosa (oscura, supurante), la extremidad se puede elevar por encima del corazón. Los torniquetes deben usarse solamente en los apéndices (p. ej., extremidades, cola) cuando las vendas de compresión no han logrado controlar la hemorragia. La tensión del torniquete se debe relajar cada 5-8 minutos para permitir el flujo sanguíneo a la extremidad distal y luego volver a apretarse después de 2 minutos.

Los objetos extraños penetrantes (p. ej., palos, flechas) han de dejarse en su lugar durante el transporte; sin embargo, se debe tener cuidado y evitar el movimiento del objeto para impedir que se produzcan más lesiones. Frecuentemente es necesario estabilizar el trozo del objeto penetrante justamente fuera del cuerpo y, sosteniéndolo firmemente, cortar el trozo dejando una parte expuesta para que pueda ubicarse fácilmente.

En perros con fracturas por debajo del codo o de la rodilla, se puede proporcionar inmovilización durante el transporte. Con cualquier fractura, existe la preocupación de un daño adicional a los músculos, nervios, vasos y huesos, así como dolor si no se proporciona inmovilización de la fractura. Una vez que se ha sujetado a la mascota adecuadamente, el propietario puede hacer una tablilla de soporte con un periódico enrollado o una revista, que se asegura en su lugar con largos trozos de tela o cinta adhesiva. Las fracturas por encima del codo o la rodilla son difíciles de inmovilizar. El movimiento del paciente siempre debe reducirse al mínimo.

A aquellos animales que presenten una alteración del estado mental a raíz de un traumatismo, se les debe mantener la cabeza al nivel del cuerpo o elevada 20° durante el transporte. Se deben evitar las sacudidas o los movimientos violentos y se han de minimizar las manipulaciones del cuello o la oclusión de las venas yugulares.

Cuando el paciente llega al hospital veterinario, independientemente del signo que presente, se debe realizar un triaje que evalúe los parámetros vitales, que incluya:

  • temperatura

  • frecuencia del pulso

  • frecuencia respiratoria

  • nivel de consciencia

  • nivel de dolor

La evaluación adicional de la perfusión puede incluir la calidad del pulso, el color de la membrana mucosa y el tiempo de relleno capilar. Una anomalía en cualquiera de estos signos o en una de las afecciones que se enumeran a continuación justifica la evaluación urgente por parte de un veterinario.

La analgesia es necesaria en cualquier paciente que presente una afección evaluada como dolorosa. Una vez finalizado el examen neurológico, se recomienda la administración de analgesia. Los opioides (p. ej., fentanilo, morfina, hidromorfona, metadona, buprenorfina) son agentes idóneos de primera línea, que proporcionan una analgesia eficaz con un impacto mínimo en los sistemas cardiaco o respiratorio; es mejor administrarlos por vía intravenosa, seguidos de una infusión continua si se considera necesario. El butorfanol tiene efectos analgésicos mínimos y de corta duración. La adición de una benzodiacepina proporcionará neuroleptanalgesia. Los AINE se consideran seguros en la mayoría de los pacientes sin shock, enfermedad renal o gastrointestinal, o necesidad de esteroides. La analgesia multimodal con infusiones complementarias de ketamina, agonistas alfa2 (dexmedetomidina) o lidocaína será útil en muchas afecciones dolorosas. Pueden considerarse las técnicas de analgesia local e incluso la acupuntura en diversos pacientes.

Si ha habido una ingestión tóxica, se debe indicar al propietario que lleve al animal inmediatamente a un veterinario. Instruir a un propietario por teléfono para que administre peróxido de hidrógeno u otras sustancias conlleva el riesgo de una mayor lesión, como una respuesta vagal (que provoca colapso y bradicardia), asfixia por el vómito, neumonía por aspiración, lesiones tóxicas adicionales por sustancias cáusticas o lesión de la mucosa por la administración de peróxido de hidrógeno. Si es posible, se debe traer el contenedor de la toxina para su identificación.

Para más información