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Atención de urgencia para caballos

PorAndrew Linklater, DVM, DACVECC
Revisado/Modificado ene 2021

Las urgencias equinas pueden suponer un reto para los veterinarios y gran carga emocional para los propietarios. La preparación antes de que ocurra una urgencia es clave. Comente las mejores instalaciones para el tratamiento con su veterinario con anticipación. Tenga a mano números de teléfono y otra información. Sepa cómo llegar a la instalación que ha elegido, planifique cómo va a transportar al caballo y tenga a mano las indicaciones para llegar. Se debe preparar y tener a mano un botiquín de primeros auxilios para hacer frente a las necesidades inmediatas y el transporte en caso de que el caballo requiera un tratamiento de urgencia.

El manejo seguro del caballo es siempre importante, pero lo es aún más en una situación en la que el animal puede estar dolorido y asustado. Cubrir los ojos con una tela puede resultar relajante.

Las formas más frecuentes de urgencias equinas son los dolores abdominales (cólicos), traumatismos y heridas, y potros enfermos.

Procedimientos comunes de urgencia en los caballos

Los procedimientos de urgencia para caballos siguen los mismos principios generales que para los pequeños animales. Sin embargo, hay consideraciones especiales para los caballos. Debido a que los caballos no pueden tumbarse durante largos periodos de tiempo, algunas afecciones que son menos graves en otros animales se consideran urgencias en los caballos. Además, los tratamientos a menudo varían entre los animales más pequeños y los caballos.

La monitorización de un caballo en una situación de urgencia es crucial. En un caballo que está en shock grave, el pulso y la respiración se deben controlar de cerca.

Fluidoterapia

La prevención y el tratamiento de la deshidratación es una preocupación primordial. Los caballos necesitan alrededor de 60 mililitros por kilogramo de fluidos por día normalmente. Para un caballo adulto, esto es aproximadamente 1 litro por hora. Los caballos atléticos a menudo necesitan más fluidos. La frecuencia cardiaca, el pulso, la producción de orina y otras pruebas ayudan a determinar si un caballo está deshidratado. La deshidratación a menudo se desarrolla junto con otras lesiones y enfermedades. La diarrea es una causa importante de deshidratación, especialmente en los potros. Si el caballo está perdiendo líquidos, como ocurre con la diarrea, pueden ser necesarias grandes cantidades de fluidos para corregir la pérdida de líquidos. Por ejemplo, un caballo de 450 kg que se ha deshidratado un 5 % necesitará 25 litros de fluidos para corregir esa pérdida.

Si se ha perdido mucha sangre o el caballo está exhausto o sobrecalentado, se necesita una reposición de fluidos de urgencia.

Sondaje nasogástrico

El sondaje nasogástrico es un procedimiento esencial y posiblemente fundamental para salvar la vida que se suele utilizar en casos de cólico equino. Se coloca una sonda a través de la fosa nasal hasta el estómago para eliminar el líquido que se ha acumulado en el estómago debido a una obstrucción en el intestino delgado. La extracción de este líquido no solo alivia el dolor producido por la distensión gástrica, sino que además evita la rotura del estómago. Si no hay obstrucción, se puede usar la sonda nasogástrica para administrar líquidos o medicamentos.

Abdominocentesis

En la abdominocentesis se inserta una aguja o jeringa a través de la pared abdominal para obtener una muestra de líquido del abdomen. El líquido se usa en la evaluación de enfermedades abdominales como el cólico y la pérdida de peso. Si el caballo ha sufrido una rotura intestinal, esta prueba por lo general detectará el problema. Durante las primeras 2 a 4 horas después de una rotura del intestino, el caballo puede no mostrar ningún signo. Las hemorragias internas, las infecciones y las afecciones inflamatorias se pueden detectar por abdominocentesis.

Trocarización

La trocarización es una técnica utilizada para aliviar la presión en el abdomen cuando este se distiende con gas debido a una obstrucción intestinal. Esta obstrucción puede producir hinchazón grave (distensión), dolor y respiración rápida o irregular. El veterinario identificará el segmento de intestino afectado mediante un examen rectal en caballos adultos. En potros o caballos pequeños, se pueden utilizar imágenes con rayos X o ecografías. Si el problema está en el intestino grueso, se puede utilizar la trocarización. Después de aliviar la presión, se extrae el trócar y se administra un antibiótico. Debido a que la infección y otros problemas son posibles después de la trocarización, el caballo se suele controlar cuidadosamente durante 24 horas para detectar cualquier signo de complicación. La trocarización no está destinada a resolver un problema de obstrucción, por lo que es probable que el caballo siga necesitando un tratamiento adicional o incluso cirugía abdominal.

Traqueotomía

Si las vías respiratorias superiores (fosas nasales y garganta) están obstruidas debido a una hinchazón, un cuerpo extraño o sangrado excesivo, es necesario abrirlas. El procedimiento de urgencia de insertar un tubo a través del cuello y dentro de la tráquea para permitir la respiración se llama traqueostomía. Se puede administrar un anestésico local. La incisión se realiza en el cuello y se inserta un tubo en la tráquea para ayudar al caballo a respirar.

Una vez que el caballo puede respirar sin usar el tubo, se retira. La zona de la incisión suele cerrarse en 10-14 días y curarse en 3 semanas. Durante ese tiempo, se pueden usar antibióticos y el sitio se limpia y se controla.

Transporte de un caballo lesionado

En muchas urgencias equinas, su veterinario viajará a su ubicación para evaluar y tratar a su caballo. Sin embargo, en algunos casos puede ser necesario transportar a su caballo enfermo o lesionado para recibir tratamiento.

Antes de cargar un caballo lesionado se debe disponer de un vehículo adecuado, estar seguro de que el caballo está estabilizado y la lesión inmovilizada al máximo. Un rampa baja facilita la carga y descarga del caballo lesionado. Una vez en el remolque, el caballo puede apoyarse en las paredes para ayudar a reducir el peso en el miembro lesionado. Será más fácil para el caballo viajar con los tabiques colocados en lugar de estar suelto en un establo improvisado. Puede colocarse un cabestrillo debajo del abdomen para ayudar al animal a descargar peso del miembro lesionado. Muchos remolques tienen puestos de pie en ángulos de 45° (remolques de carga inclinada), que ayudan a los caballos a mantener el equilibrio durante el transporte. Si se utiliza un remolque normal de carga directa, el caballo debe estar orientado hacia atrás en caso de lesión de la pata delantera, y hacia delante en caso de lesión de la pata trasera, para ayudar a amortiguar las paradas repentinas. Proporcionar heno ayuda a aliviar la ansiedad. Deben hacerse paradas frecuentes para comprobar el estado del caballo y proporcionarle agua para beber.

Caballo lesionado y remolque

Si el caballo está gravemente herido y no puede mantenerse en pie, se le puede subir al remolque con una lona o manta grande. El animal debe estar sedado durante el transporte para evitar lesiones. Se puede utilizar un protector de cabeza o un vendaje para proteger los ojos y la cabeza de un traumatismo autoinfligido. También deben aplicarse vendajes en la parte inferior de las patas para evitar los traumatismos causados por los movimientos de remo o golpes.

Traumatismos y primeros auxilios

Las lesiones traumáticas comunes de los caballos incluyen fracturas, cortes, heridas punzantes, infecciones y una afección llamada rabdomiólisis por esfuerzo. Estas afecciones requieren atención veterinaria inmediata. En los casos de traumatismo, mantener al caballo en calma es la principal preocupación. Esto puede ayudar a prevenir más lesiones. También pueden ser necesarios primeros auxilios de urgencia.

Lesiones oculares

Las lesiones oculares suelen estar causadas por traumatismos. Estas incluyen cortes, arañazos y lesiones penetrantes por cuerpos extraños. Los golpes directos en el ojo pueden causar desprendimiento de retina. Los ojos deben protegerse de la luz solar directa tanto como sea posible ( ver Urgencias oculares).

Fracturas y luxaciones

Las fracturas de huesos, especialmente en las patas, son una de las lesiones musculoesqueléticas más frecuentes en los caballos. Las luxaciones, o dislocaciones, también son frecuentes. Inicialmente, los objetivos son aliviar la ansiedad, evitar que se produzcan más lesiones y permitir un transporte seguro al centro veterinario. Se debe realizar una ferulización de urgencia u otra estabilización de las patas lesionadas.

Por lo general, los caballos no pueden soportar el peso de una pata con una fractura traumática. Ciertas fracturas por estrés y otras lesiones del esqueleto y de los tendones pueden soportar algo de peso. Por lo general, la primera indicación de una fractura es el sonido de un fuerte crujido (si se está presente en el momento de la lesión) o una cojera repentina que no permite soportar el peso. Otras indicaciones de rotura son una pata desalineada o visiblemente inestable. Un caballo puede tumbarse o ser incapaz de levantarse después de una caída, si la lesión es grave. Si el caballo está tumbado, se debe examinar antes de intentar que se mantenga en pie. Si el caballo está de pie, debe examinarse antes de intentar moverlo.

Para la exploración, el caballo debe estar sujeto y sedado, si es necesario, para aliviar el dolor y la ansiedad. Las fracturas a menudo se acompañan de lesiones importantes en la piel y otros tejidos. El veterinario comenzará por localizar y evaluar la lesión. Se debe controlar la hemorragia. Las heridas se limpian y desbridan (se eliminan las materias extrañas y el tejido muerto) y luego se vendan. Entonces se estabiliza la fractura. Se suele usar una férula para estabilizar la pata y evitar más lesiones durante el transporte. Hay muchas férulas comercialmente disponibles y forman parte de los botiquines de primeros auxilios para equinos. Las férulas deben estar bien acolchadas para evitar la aparición de úlceras.

Traumatismos craneales

Los traumatismos de la cabeza pueden provocar graves daños en el sistema nervioso central. En muchas lesiones de la cabeza, la hinchazón y el sangrado continúan después de la lesión inicial, y se necesita una atención veterinaria rápida para minimizar el daño. Las causas de los traumatismos craneales en los caballos incluyen el traumatismo directo de una caída, los golpes en la cabeza y las caídas hacia atrás.

Los caballos con lesiones en la cabeza deben manejarse y moverse con extrema precaución. Si el caballo está caído, puede necesitar anestesia general a corto plazo.

Golpe de calor

El golpe de calor es una urgencia. Una temperatura rectal de más de 40,5 °C en un caballo indica sobrecalentamiento. Los potros son especialmente sensibles al golpe de calor. El primer signo de un golpe de calor es que el caballo deja de sudar. Los caballos también pueden respirar pesadamente y comenzar a respirar por la boca en lugar de por la nariz. Los caballos que sufren un golpe de calor se deben regar continuamente con agua fresca, colocarse a la sombra y, si es posible, exponerse a una brisa refrescante. Busque atención veterinaria inmediatamente.

Heridas y laceraciones

Las heridas y las laceraciones son frecuentes en los caballos. Los pasos implicados en el tratamiento de estas lesiones son similares a los de los pequeños animales ( ver Tratamiento de heridas). El control del sangrado es una prioridad inmediata. Además del tratamiento de la herida, puede ser necesaria una vacuna contra el tétanos.

Otras afecciones comunes que requieren tratamiento de urgencia

Otras dos afecciones comunes que necesitan tratamiento de urgencia en los caballos son la obstrucción esofágica (comúnmente llamada asfixia) y la evisceración poscastración.

Obstrucción esofágica (asfixia)

La obstrucción esofágica, o asfixia es frecuente en los caballos. Suele estar causada por la obstrucción del esófago. Un caballo tiene más probabilidades de atragantarse si se atasca su comida o no la mastica completamente, tiene problemas con los dientes, se ha sedado recientemente, está deshidratado o se alimenta con piensos de mala calidad.

La tos, el babeo y los intentos frecuentes de tragar son signos evidentes de ahogo. También puede haber una secreción de la nariz que contiene saliva y material alimentario. Se debe llamar a un veterinario inmediatamente si se sospecha asfixia, y el acceso a la comida debe restringirse hasta que se examine al caballo.

Si se confirma la obstrucción esofágica, se pone un bozal al caballo para evitar que siga ingiriendo alimento. A continuación se seda al caballo para relajar los músculos del esófago. Esto a menudo elimina la obstrucción sin cirugía. Sin embargo, si la obstrucción no ha desaparecido después de aproximadamente 1 hora, se suele insertar una sonda a través de la nariz hasta el esófago. Se pasa agua o solución salina a través de la sonda para lavar el esófago. El aceite mineral nunca debe usarse debido al riesgo de aspiración en los pulmones. Si los intentos repetidos de despejar la obstrucción no tienen éxito, pueden ser necesarias más pruebas para determinar la causa de la obstrucción (como un cuerpo extraño).

Los caballos que se han atragantado tienen riesgo de recidiva durante las siguientes 2-4 semanas. Además, el esófago dañado puede tardar 4 semanas o más en cicatrizar. La alimentación con una suspensión hecha de alimento granulado o hierba fresca puede ayudar a evitar la recidiva. El daño permanente, que da lugar a un estrechamiento del esófago, a veces se desarrolla como resultado de la obstrucción.

Evisceración tras la castración

La evisceración, o tejido interno como el intestino que sobresale a través de la incisión, es un riesgo después de las castraciones abiertas. El riesgo aumenta después de la castración de un semental adulto.

La evisceración se identifica primero por una estructura que cuelga de la incisión quirúrgica. Es importante mantener al caballo tranquilo y sostener la estructura con una toalla limpia y húmeda para evitar que se estire o se dañe más. El caballo se suele anestesiar para el tratamiento, que a menudo necesita cirugía.

Urgencias en potros

Los potros críticamente enfermos son frecuentes. Inmediatamente después del nacimiento, el potro debe empezar a respirar por sí mismo y adaptarse a su nuevo entorno. Estos acontecimientos críticos son particularmente difíciles si los pulmones no están desarrollados, si existe una infección vírica o bacteriana o si el nacimiento es anormal.

El potro debe comenzar a respirar en el primer minuto de vida. Durante la primera hora de vida, la frecuencia respiratoria suele ser alta, pero debe disminuir hasta 30-40 respiraciones a las pocas horas. No es raro que un potro recién nacido parezca ligeramente azul inicialmente. Esto debería resolverse a los pocos minutos del nacimiento.

La frecuencia cardiaca de un potro recién nacido sano tiene un ritmo regular y debe ser de al menos 60 latidos por minuto. Los soplos cardiacos son normales durante los primeros días. Los soplos que persisten más allá de la primera semana de vida en un potro por lo demás sano se deben investigar.

Un parto lento o difícil (llamado distocia) puede provocar problemas médicos de urgencia tanto para las yeguas como para los potros. El objetivo en un parto normal de un potro sano es perturbar mínimamente el proceso del vínculo. Esto también se aplica a los partos de alto riesgo, aunque es inevitable que se produzca alguna interrupción del vínculo normal.

Se espera una frecuencia cardiaca lenta (menos de 40 latidos por minuto) durante las contracciones fuertes. El pulso debe aumentar rápidamente una vez que el pecho del potro salga del canal de parto. Si la frecuencia cardiaca no aumenta, se requiere una intervención inmediata. Las compresiones torácicas pueden usarse si no hay fracturas costales en el potro.

Los potros que no respiran espontáneamente se suelen reanimar usando ventilación artificial o boca a nariz, como una bolsa de compresión unida a una mascarilla. Se revisa la vía aérea para asegurar que esté despejada. La vía aérea puede aspirarse si es necesario. Si el potro no respira ni se mueve espontáneamente a los pocos segundos de nacer, hay que frotarlo enérgicamente por el cuerpo. Si el frotado vigoroso no produce una respiración espontánea, a veces es necesaria la intubación para ayudar al potro a respirar.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre atención de urgencia para caballos.