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Medicina de urgencia en animales

PorAndrew Linklater, DVM, DACVECC;Kayla R. Hanson, DVM, DACVECC, cHPV, cVMA
Última revisión/modificación oct 2020

Los pacientes de urgencias son desafíos especiales porque los procesos patológico subyacentes que padecen pueden causar problemas inmediatos que ponen en peligro su vida y que requieren una intervención rápida y enérgica. Además, el alcance total de la enfermedad, las lesiones o la intoxicación del animal pueden no ser evidentes durante 24-48 h o más después de la presentación inicial. Los problemas pueden surgir de una enfermedad aguda, toxicidad o lesión; de una enfermedad crónica que se ha descompensado; o por una complicación inesperada de una enfermedad concomitante. El estado de todos los pacientes posoperatorios debe considerarse crítico hasta que se excluyan las complicaciones anestésicas o quirúrgicas potencialmente mortales. La regla de oro de la medicina de urgencia es tratar primero los problemas que representen un riesgo de muerte para el animal. Cuando un paciente está estable, debe monitorizarse estrechamente la progresión o resolución de la enfermedad y las posibles complicaciones.

Las variables que contribuyen al éxito global del tratamiento de urgencia incluyen:

  • gravedad de la enfermedad o lesión primaria

  • cantidad de líquido o sangre perdida

  • edad del animal

  • problemas de salud previos

  • número y extensión de las afecciones asociadas

  • retraso en el inicio de la terapia

  • volumen y velocidad de administración de líquidos

  • elección de líquidos (p. ej., cristaloides, componentes sanguíneos o coloides sintéticos)

  • Posibles complicaciones que pueden darse tanto por el tratamiento (p. ej., efectos secundarios de los fármacos) como por la enfermedad subyacente.

Se debe administrar el tratamiento en el momento adecuado, con la cantidad adecuada y en el orden adecuado. Los fracasos terapéuticos suelen ser el resultado de no haber actuado con rapidez en un momento crucial.

La atención de urgencia a menudo comienza con la llamada telefónica inicial del propietario. La instrucción del propietario sobre los primeros auxilios y los procedimientos de transporte pueden salvar la vida del animal. La clínica y el personal han de estar preparados, especialmente si llega más de un animal en estado crítico en el mismo momento. La exploración primaria, o triaje, requiere una valoración y una decisión rápidas y precisas en lo referente a la inmovilización del animal. El tratamiento debe iniciarse inmediatamente en cuanto se identifiquen los problemas respiratorios, circulatorios y de las vías aéreas que supongan riesgo para la vida del animal. Una vez inmovilizado el animal, se puede realizar una aproximación más sistemática y organizada de la historia y de la exploración física (exploración secundaria) y aplicar procedimientos terapéuticos y diagnósticos dirigidos a la causa subyacente.

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