Radioterapia

La radioterapia enfoca un haz o campo de energía intensa en una determinada área u órgano del cuerpo. La energía utilizada en la radioterapia es similar a la utilizada para crear rayos X, excepto que la radiación es muchas veces más intensa o el tiempo de exposición es mucho más prolongado, de modo que la energía destruye las células cancerosas. La radiación se puede aplicar al cáncer de una de dos maneras: desde el exterior usando una máquina, o desde el interior usando implantes.

El método más común es la radioterapia externa. En esta técnica, un acelerador lineal emite rayos al lugar del tumor. El tejido normal está protegido tanto como sea posible de la energía destructiva. Para reducir la exposición del tejido normal, a menudo se usan múltiples trayectos de haz. Como resultado, cualquier efecto secundario negativo de la radiación se limita al área de tratamiento y no afecta a todo el organismo del animal.

La radioterapia interna también es un posible método de tratamiento del cáncer, pero rara vez se usa en animales. Las dosis de radiación se administran dentro y alrededor del tumor mediante una sustancia radiactiva implantada (como el cobalto). Este método se conoce como braquiterapia. Rara vez se usa para tratar cánceres en animales porque la sustancia radiactiva debe manipularse con cuidado y mantenerse en su lugar dentro del tumor para evitar la exposición a los humanos, otros animales o partes sanas del organismo de la mascota que se está tratando. Una excepción es el uso de yodo radiactivo para tratar los adenomas tiroideos en los gatos. Las fuentes de radiación implantables, que son tan pequeñas que pueden implantarse de forma permanente dentro del cuerpo, siguen siendo objeto de estudio y pueden aumentar el uso de la braquiterapia.