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Descripción general de los trastornos musculoesqueléticos en los caballos

PorStephen B. Adams, DVM, DACVS
Revisado/Modificado abr 2019

Los trastornos del sistema musculoesquelético suelen afectar a la capacidad de movimiento del caballo. El grado de limitación del movimiento depende del tipo y la gravedad del problema. Los trastornos esqueléticos y articulares son los más comunes. En los caballos, las lesiones musculoesqueléticas son una fuente importante de dolor debilitante, pérdidas económicas y pérdida de rendimiento. Las enfermedades articulares (incluida la artritis) y las lesiones de los tendones son particularmente frecuentes y costosas en los caballos de competición. Otros trastornos que pueden causar problemas en el sistema musculoesquelético incluyen enfermedades de los músculos, problemas neurológicos, toxinas en el cuerpo, anomalías hormonales, trastornos metabólicos, enfermedades infecciosas, trastornos sanguíneos y vasculares, mala nutrición y defectos congénitos.

Muchos sistemas diferentes del organismo dependen de los músculos. La capacidad de un caballo para ver, respirar, orinar, reproducirse e incluso masticar y tragar puede verse afectada por una afección muscular. Sin embargo, en muchos trastornos, el sistema musculoesquelético es simplemente el lugar donde se manifiestan los signos de otras afecciones subyacentes. Los veterinarios a menudo rastrean la causa real de los problemas musculoesqueléticos hasta el sistema nervioso.

Los trastornos que afectan principalmente a la membrana muscular o a las fibras musculares se llaman miopatías. Los trastornos de la membrana muscular pueden ser hereditarios o adquiridos. Las miopatías de esfuerzo (como "la enfermedad del lunes") son ejemplos de miopatías que afectan a la fibra muscular real. El diagnóstico de una miopatía suele necesitar análisis de sangre, biopsias y pruebas electrónicas (como estudios electromiográficos o termografías).

Los tendones se estiran muy poco, por lo que son propensos a lesionarse y pueden desgarrarse si se les aplica una gran cantidad de fuerza. Estas lesiones producen tendinitis, que es la inflamación de los tendones. Debido a que los tendones y ligamentos están relativamente mal provistos de sangre, cicatrizan lentamente y a menudo de forma imperfecta. Las lesiones de los ligamentos y tendones requieren paciencia y una cuidadosa rehabilitación a largo plazo.

Las enfermedades óseas suelen estar presentes al nacimiento o son el resultado de deficiencias nutricionales o lesiones. Un nivel desequilibrado de minerales en la dieta, particularmente de oligoelementos como el cobre, zinc y magnesio, es una causa frecuente de defectos óseos. Los animales en crecimiento que se alimentan con demasiada proteína también pueden desarrollar trastornos nutricionales que afectan a los huesos. La ingesta excesiva o insuficiente de ciertas vitaminas, en especial las vitaminas A y D, puede influir en el crecimiento y el desarrollo de los huesos.

La mayoría de los trastornos óseos provienen de algún tipo de traumatismo, como fracturas o grietas. Las fracturas óseas se clasifican en simples (el hueso está roto en dos partes) o compuestas (hay tres o más partes). También se dividen en cerradas (la piel no está rota) o abiertas (la piel está rota). Las infecciones que causan que el tejido óseo se rompa o se muera pueden dar lugar a trastornos óseos. En otras situaciones, las enfermedades de los ligamentos o tendones pueden causar problemas óseos secundarios.

Las articulaciones móviles son vulnerables a enfermedades o trastornos articulares que afectan a sus membranas, así como a los ligamentos, cartílagos y huesos relacionados. Los trastornos articulares pueden estar causados por traumatismos en las articulaciones, inflamación a largo plazo, problemas del desarrollo o infecciones. Las lesiones traumáticas pueden producir consecuencias como una luxación, una fractura o la distorsión de una articulación, artritis o rotura de ligamentos o membranas cercanas.

La osteoartritis es la inflamación de las articulaciones y del hueso circundante. Provoca un deterioro progresivo de la articulación afectada. La inflamación crónica o de larga duración se observa con mayor frecuencia en las articulaciones asociadas con el movimiento. El peso del cuerpo de un caballo ejerce mucha presión sobre sus articulaciones. El cartílago articular sano puede soportar esta presión, pero la inflamación a largo plazo daña el cartílago y otros tejidos articulares. La pérdida de cartílago en las articulaciones artríticas da lugar a un deterioro de la función. La osteoartritis es una causa importante de dolor y disminución del rendimiento en los caballos.

En los últimos años se han producido grandes avances en las técnicas de diagnóstico y curación de los trastornos musculoesqueléticos. Cuando se detectan precozmente, los trastornos a menudo pueden corregirse, permitiendo al caballo un retorno completo a una vida sana.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos de los músculos, los huesos, los tendones y las articulaciones.