El carpo en realidad afecta a tres articulaciones, cualquiera de las cuales podría ser una causa de un trastorno carpiano o metacarpiano. Los veterinarios usan una serie de técnicas de diagnóstico para identificar los trastornos en el área, incluido el examen de cualquier cojera, hinchazón, acumulación de líquido o dolor en la articulación. A veces, la única evidencia observable de problemas en el carpo es la acumulación de líquido (hinchazón) y pequeños problemas de marcha. Se puede usar analgesia regional, inyectando directamente en la articulación y observando una difusión del anestésico por todas las articulaciones conectadas.
La radiografía del carpo es crucial para el diagnóstico específico de fracturas intraarticulares, osteocondritis disecante, quistes bajo el cartílago, osteoartritis, artritis séptica (infecciosa) y tumores benignos que contienen hueso y cartílago.
Enfermedad metacarpiana dorsal (sobrecañas)
Las sobrecañas son una inflamación repentina y dolorosa de los tejidos conectivos de los huesos de la caña (espinillas). Esta enfermedad afecta sobre todo a las extremidades delanteras de los Pura Sangre Ingleses jóvenes en entrenamiento y competición, y con menos frecuencia a los Standardbreds y a los Cuarto de Milla.
El estrés excesivo en el hueso durante el ejercicio de alta velocidad suele causar esta afección en caballos jóvenes cuyos huesos no están completamente acondicionados. El hueso no puede tolerar la tensión ejercida sobre él y forma una nueva, pero más débil, capa de hueso para compensar. La superficie externa se eleva y se inflama. La afección suele comenzar en la extremidad anterior izquierda y progresa hacia la derecha. En algunos casos pueden producirse microfracturas (como las fracturas por estrés), que pueden evolucionar a fracturas mayores. Los huesos afectados mostrarán una inflamación dolorosa. El caballo se suele quedar cojo, con un paso más corto. El ejercicio puede empeorar la cojera.
El diagnóstico se hace basándose en la anamnesis, los hallazgos de la exploración y las radiografías. El tratamiento suele implicar la alteración del programa de entrenamiento a ráfagas cortas de trabajo de velocidad de 2 a 3 veces por semana. Es importante descansar del entrenamiento hasta que el dolor y la inflamación desaparezcan. La inflamación grave puede aliviarse mediante la administración de antiinflamatorios, analgésicos y la aplicación de compresas frías. Los tornillos quirúrgicos se usan para tratar cualquier fractura.
Degeneración de los huesos carpianos debajo del cartílago (enfermedad del hueso subcondral)
La mayoría de las fracturas que se producen dentro de la articulación del carpo probablemente estén precedidas por la muerte de células en el tercer hueso carpiano. Se cree que esta degeneración de las células está causada por un traumatismo recurrente. La enfermedad ósea debajo del cartílago en otras partes del carpo también puede causar degeneración de los huesos del carpo. Los signos incluyen cojera, reducción del rendimiento e inflamación de la articulación. Según la localización, la degeneración puede diagnosticarse mediante radiografías o inspeccionando quirúrgicamente el interior de la articulación con un endoscopio (artroscopio). El tratamiento consiste en eliminar quirúrgicamente cualquier tejido muerto, dañado o infectado con un artroscopio. El pronóstico de recuperación es relativamente bueno.
Desmitis o esguince del ligamento de control inferior
La desmitis (inflamación) del ligamento de control inferior es un diagnóstico común, pero puede confundirse fácilmente con la inflamación de los ligamentos cercanos. Puede producirse por sí sola o en combinación con una lesión en un tendón flexor. Esta lesión es más común en caballos adultos o viejos, lo que sugiere que la degeneración asociada con el envejecimiento puede predisponer al ligamento a la lesión. Es relativamente poco común en los caballos de carreras y es común en los ponis y los caballos de sangre caliente (saltadores y caballos de doma). Por lo general, solo se da en una extremidad. La lesión suele causar hinchazón en el tercio superior del hueso de la caña. La ecografía puede ayudar a establecer el diagnóstico. El signo principal es la cojera, que disminuye con el uso de anestésicos inyectados. Esta afección se ha tratado con reposo, ejercicio controlado y posiblemente terapia de ondas de choque o inyecciones de plasma o células madre. Para los caballos que no responden a otros tratamientos, el corte quirúrgico del ligamento (llamado seccionamiento) puede ser una opción.
Fractura de los huesos del carpo
Las fracturas de los huesos del carpo pueden incluir fragmentos de astillas, fracturas en placa y fracturas de los huesos accesorios.
Fragmentos en astilla (fracturas carpianas en astilla)
Los fragmentos en astillas de hueso y cartílago son la causa más común de cojera en los caballos de carreras. Suelen detectarse con menor frecuencia en caballos de tiro y deportivos. La causa principal es un traumatismo, por lo general asociado a un ejercicio rápido. Aunque pueden darse en muchas localizaciones, las astillas a menudo se producen en la parte frontal de la articulación. El diagnóstico suele implicar el examen de las membranas articulares inflamadas junto con radiografías que revelan los fragmentos en astillas. El tratamiento de elección es la cirugía con endoscopio. El pronóstico general de recuperación depende de la cantidad de daño causado al cartílago articular. En afecciones que persisten durante mucho tiempo, la pérdida de cartílago articular y de hueso será mayor, lo que reducirá las posibilidades de que el caballo vuelva a alcanzar los niveles de rendimiento anteriores.
Fracturas carpianas en placa
Las fracturas en placa se extienden de una superficie articular a otra. La fractura en placa más común se produce en el tercer hueso del carpo. Las fracturas en placa se reparan con tornillos de tracción (colocados quirúrgicamente con un endoscopio). Se eliminan los fragmentos óseos que son demasiado finos para repararse.
Fracturas del hueso carpiano accesorio
El hueso carpiano accesorio se localiza en la parte posterior del carpo. Las fracturas de este hueso son menos frecuentes que otras fracturas del carpo. Las fracturas del hueso accesorio del carpo pueden dar lugar a un aumento de líquido en la articulación y suelen hacer que el caballo se quede gravemente cojo. El diagnóstico requiere radiografías para su confirmación. Con reposo y tratamiento conservador, la fractura puede curarse. Sin embargo, si la fractura se extiende a la articulación o crea fragmentos, es posible que sea necesario extirparlos quirúrgicamente. La formación de una unión fibrosa en el punto de la fractura puede permitir al caballo volver a la actividad deportiva.
Fracturas de los huesos metacarpianos y metatarsianos
Las fracturas del segundo y cuarto huesos metacarpiano y metatarsiano pueden producirse como resultado de un traumatismo directo o, más a menudo, después de la inflamación del ligamento suspensor (véase más adelante) y la resultante acumulación de tejido fibroso en el extremo del hueso. Inmediatamente después de la fractura puede producirse una inflamación grave (que suele afectar al ligamento suspensor). La cojera suele estar presente y puede ser grave al principio. Puede desaparecer después de varios días de reposo, pero volver después del trabajo.
Las radiografías confirman el diagnóstico. El examen ecográfico del ligamento suspensor también es útil y puede ayudar a dirigir el tratamiento. La extirpación quirúrgica de la punta fracturada y de cualquier nuevo crecimiento óseo (callo) es el tratamiento de elección. El pronóstico de recuperación depende de la gravedad de la desmitis suspensiva (inflamación), que influye más en el rendimiento futuro que la propia fractura del hueso.
Fractura del hueso de la caña
La causa más común de fracturas del tercer hueso metacarpiano (hueso de la caña) es el traumatismo cíclico en las carreras. Las fracturas se producen en la articulación del menudillo (fracturas condilares); también son posibles las fracturas por estrés en el cuerpo del hueso de la caña. Un caballo afectado suele presentar cojera repentina después del ejercicio o de una carrera y tiene una inflamación significativa de la articulación del menudillo. Se usan radiografías para confirmar el diagnóstico de fracturas de la caña.
Estas fracturas se tratan con cirugía utilizando placas de compresión y tornillos para huesos. Los tratamientos más conservadores corren el riesgo de retrasar la cicatrización y el desarrollo de osteoartritis (véase más adelante).
Higroma
Un higroma carpiano es una hinchazón debajo de la piel en la parte frontal del carpo. Se suele desarrollar como resultado de un traumatismo. La afección rara vez produce cojera. Las infecciones no suelen estar presentes al principio, pero pueden desarrollarse después de drenar o inyectar el higroma. El diagnóstico se establece palpando la hinchazón junto con la confirmación radiológica. Su veterinario determinará si el higroma se conecta con la articulación. Los higromas pueden tratarse en la etapa temprana mediante drenaje, inyecciones de corticoesteroides y vendaje. Cuando hay infección, el tejido infectado debe extirparse quirúrgicamente.
Osteoartritis (enfermedad articular degenerativa) del carpo
En el carpo, la osteoartritis suele producirse junto con un engrosamiento a largo plazo de la articulación. El rango de movimiento de las articulaciones afectadas está disminuido, y las radiografías revelan una pérdida gradual del cartílago articular y cambios óseos que pueden volverse graves. El tratamiento de la osteoartritis grave se limita principalmente al alivio del dolor y a los antiinflamatorios. La osteoartritis entre el carpo y el hueso de la caña a veces se trata fusionando quirúrgicamente los huesos.
Osteocondroma y exostosis del radio
La formación de un osteocondroma (un tumor benigno que contiene tanto hueso como cartílago) o una exostosis (un crecimiento excesivo del hueso) en el extremo inferior del radio se suele dar en animales jóvenes. Puede causar inflamación de la vaina del tendón carpiano (tenosinovitis). En los caballos afectados, el carpo suele hincharse después del ejercicio. También se observa una cojera moderada durante el ejercicio. En el interior, la articulación carpiana puede estar sensible y la zona es sensible a la presión. La flexión rápida del carpo causa dolor. El diagnóstico se suele realizar mediante radiografías, pero puede ser necesaria una ecografía para identificar cualquier daño en los tejidos blandos. El tratamiento suele tener éxito cuando el osteocondroma o la exostosis, junto con cualquier lesión resultante en el tendón flexor profundo, se eliminan con un endoscopio.
Rotura del tendón extensor digital común
Este problema de desarrollo está presente al nacimiento o se observa poco después. Los potros pueden mostrar una deformidad del carpo o del menudillo, obligando a la articulación a permanecer en una posición flexionada. Si no se observa inmediatamente, la afección puede causar una tensión anormal de la unidad musculotendinosa flexora. El veterinario sospecha la afección al palpar los extremos hinchados y rotos del tendón extensor y confirma el diagnóstico con una ecografía. El tratamiento consiste en reposo en el establo. Cuando es apropiado, se usan férulas para prevenir el endurecimiento secundario de los tendones que puede dar lugar al arrastre de los nudillos (knuckling). El pronóstico es bueno para una recuperación completa en los potros que no presentan anomalías adicionales.
Exostosis intermetacarpianas (splints)
Las exostosis intermetacarpianas son una afección en la que se producen crecimientos óseos dolorosos (exostosis) en la parte superior de los huesos de la caña, por lo general en los lados internos de las patas a lo largo de los segundos huesos metacarpianos. Un traumatismo provocado por una lesión, la tensión causada por el exceso de entrenamiento (especialmente en caballos jóvenes), una conformación deficiente, una dieta desequilibrada o una ingesta excesiva de alimentos, o un herraje inadecuado pueden ser factores que contribuyan a la aparición de esta enfermedad.
La cojera se observa solo cuando se forman las excrecencias óseas. Se observa con mayor frecuencia en caballos jóvenes y es más evidente después de que el caballo haya trabajado. En las primeras fases no hay un agrandamiento visible de la zona afectada, pero su veterinario puede palpar una hinchazón local y dolorosa. En las últimas fases se desarrolla un crecimiento calcificado. La cojera desaparece, excepto en los raros casos en los que el crecimiento interfiere en el ligamento suspensor o la articulación del carpo. Es necesario hacer radiografías para diferenciar la exostosis intermetacarpiana de una fractura del metacarpo.
Se recomienda el reposo absoluto y el tratamiento con los antiinflamatorios apropiados. Los corticoesteroides inyectados, junto con el vendaje de contrapresión, pueden reducir la inflamación y prevenir el crecimiento excesivo del hueso. Sin embargo, si el crecimiento afecta al ligamento suspensor, puede ser necesario extirparlo quirúrgicamente.
Inflamación del ligamento suspensor (desmitis suspensora)
Las lesiones del ligamento suspensor, que sostiene y protege el menudillo, son comunes en las extremidades anteriores y posteriores. Estas lesiones se clasifican según la región en la que se producen: el tercio superior del ligamento, el cuerpo del ligamento y una o ambas ramas del ligamento.
Inflamación del tercio superior del ligamento suspensor (desmitis suspensora proximal)
La inflamación del tercio superior del ligamento suspensor (y el tercio superior del hueso de la caña) es relativamente frecuente y puede afectar a las extremidades anteriores o posteriores de los caballos atléticos de todas las edades. Puede afectar a una o más extremidades. La inflamación del tercio superior causa cojera, bajo rendimiento o escasa acción.
La cojera puede variar de leve a grave y no suele ser grave a menos que haya daños importantes. En los casos precoces, la cojera súbita parece mejorar en pocos días. Si las extremidades de ambos lados están afectadas, la cojera puede ser menos aparente y la pérdida de rendimiento puede ser más evidente. La cojera puede ser más evidente en terrenos blandos.
Los caballos afectados no suelen mostrar signos de calor, dolor o hinchazón que puedan ayudar a identificar la localización de la lesión. Los veterinarios deben realizar un examen minucioso de la cojera y bloqueos nerviosos (anestesia local) para identificar la localización de la lesión. Las radiografías, la ecografía, la gammagrafía y la RM pueden ayudar en el diagnóstico de esta afección. El tratamiento consiste en reposo en el establo, seguido de un programa graduado de ejercicio combinado con la corrección del desequilibrio del casco. La reincorporación prematura al trabajo suele provocar la reaparición de la cojera. Los caballos con enfermedad a largo plazo pueden necesitar un programa de rehabilitación más prolongado y terapias adicionales (como medicamentos, tratamientos con ondas de choque o células madre).
Inflamación del cuerpo del ligamento suspensor
Se trata de una lesión que se observa sobre todo en caballos de carreras y que suele afectar a las extremidades delanteras de los Pura Sangre Ingleses y a las traseras de los Standardbreds. Los signos varían y pueden incluir engrosamiento del ligamento, calor local, hinchazón, cojera y dolor. El diagnóstico se basa en los signos y puede confirmarse con una ecografía. El tratamiento está dirigido a reducir la inflamación mediante el uso de antiinflamatorios no esteroideos, hidroterapia y ejercicio controlado. También se han utilizado la terapia de ondas de choque, el plasma rico en plaquetas y la terapia con células madre.
Inflamación de las ramas del ligamento suspensor
Esta lesión relativamente común puede afectar a las extremidades anteriores y posteriores de todo tipo de caballos. Por lo general, solo se ve afectada una rama en una sola extremidad, aunque pueden verse afectadas ambas ramas, especialmente en las extremidades posteriores. Los caballos que desarrollan esta afección a menudo tienen patas desequilibradas.
Los signos dependen del grado de daño y de cuánto tiempo ha existido la afección. El área afectada puede estar caliente, y la acumulación de líquido en la rama afectada puede causar hinchazón. También puede haber hinchazón del menudillo o de la vaina del tendón digital. La presión directa aplicada a la rama lesionada puede causar dolor, al igual que la flexión del menudillo. La cojera varía y algunas veces está completamente ausente.
El diagnóstico se basa en la observación de los signos, la respuesta a los bloqueos nerviosos y la ecografía. El tratamiento de la enfermedad depende de la gravedad de los signos, así como de la raza y el uso del caballo. Puede ser necesario un recorte y herraje correctivo, ya que el equilibrio adecuado del casco es fundamental. Los tratamientos también pueden incluir terapia de ondas de choque, antiinflamatorios, terapia con células madre y cirugía. El pronóstico de recuperación es reservado. Las lesiones tardan en curarse; algunos signos tardan 6 meses o más en mejorar, después de lo cual la afección puede volver.
Hernias, bultos y exostosis en la membrana de la articulación sinovial
Estos trastornos son relativamente infrecuentes, pero deben tenerse en cuenta cuando se producen hinchazones llenas de líquido en la parte posterior del carpo. Una hernia sinovial es un quiste que proviene de la herniación de la membrana sinovial a través de un defecto en la cápsula articular o en la vaina fibrosa de un tendón. El diagnóstico se confirma mediante radiografías de contraste. si es accesible, la hernia o exostosis se repara quirúrgicamente.
Desgarro del ligamento intercarpiano palmar medial
Esta lesión, descrita por primera vez en 1990, se suele diagnosticar cuando hay una inflamación de las membranas de la articulación carpiana que no responde al tratamiento. Puede haber fragmentos óseos en el carpo, y el caballo puede estar muy cojo. El diagnóstico se realiza mediante la inspección quirúrgica de la articulación con un endoscopio. También se usa un endoscopio como tratamiento para eliminar las fibras desgarradas. El pronóstico de recuperación depende de la magnitud del desgarro y de la presencia de daños óseos subyacentes.
Inflamación de las vainas tendinosas asociada con el carpo (tenosinovitis de la vaina carpiana)
Hay varias formas de inflamación que pueden afectar a las vainas tendinosas, incluyendo las causadas por traumatismos, infecciones y otras cuya causa se desconoce (en las que no hay cojera evidente). El único signo puede ser la acumulación de líquido articular alrededor de la vaina del tendón. La inflamación causada por un traumatismo suele observarse en los animales más viejos. En la forma aguda aparece una hinchazón llena de líquido; en la forma crónica, los tejidos conectivos pueden mostrar engrosamiento anormal y cicatrices.
El tratamiento consiste en un tratamiento antiinflamatorio generalizado y local, reposo y, posiblemente, compresas frías. El tratamiento no es necesario en los casos de causa desconocida y sin cojera. La extirpación quirúrgica de cualquier tejido muerto o dañado puede ser útil para tratar la forma crónica que se observa en los saltadores. La forma infecciosa (séptica) de inflamación es rara. Cuando se observa, los signos son cojera, calor e hinchazón, como se observa en la artritis séptica.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos del carpo en los caballos y trastornos del metacarpo en los caballos.