El botulismo es una enfermedad rápidamente mortal con parálisis motora. Suele estar causada por la ingestión de alimentos contaminados con la toxina (un tipo de veneno) producido por la bacteria Clostridium botulinum. Este microorganismo crece rápidamente en el tejido animal en descomposición y a veces en el material vegetal. Produce una muerte rápida debido a la parálisis de los órganos vitales. El botulismo no suele ser una infección, sino un envenenamiento. La frecuencia del botulismo en los animales no se conoce con exactitud, pero es baja en los caballos.
Hay siete tipos de toxinas de Clostridium botulinum; la toxina C1 se observa en la mayoría de las especies animales, aunque el tipo B es más común en América del Norte y Europa. La fuente usual de la toxina es la descomposición de los cadáveres o las materias vegetales en descomposición, como el pasto, heno o grano y el ensilado podrido. Las toxinas de todo tipo tienen la misma acción.
Los signos del botulismo están causados por parálisis muscular. Incluyen una parálisis que se agrava progresivamente, trastornos de la visión, dificultad para masticar y tragar, y debilidad general. La muerte suele deberse a la parálisis de los pulmones o del corazón. El diagnóstico de esta afección es difícil, y a menudo se establece excluyendo cualquier otra causa posible de parálisis y por asociación con una fuente probable de la toxina.
El botulismo también puede originarse de otras dos formas. Clostridium botulinum ha crecido ocasionalmente en el tracto gastrointestinal y produce toxinas ahí. Cuando las toxinas se liberan, causan el típico botulismo. Esto se produce en potros que suelen tener menos de 4 semanas de vida y da lugar al "síndrome del potro temblón”. Los potros pueden encontrarse muertos sin signos previos, pero la mayoría de las veces muestran signos de parálisis que progresan lentamente. La marcha envarada, los temblores musculares y la incapacidad de permanecer de pie durante más de 4-5 minutos son signos clave. Otros signos incluyen dificultad para tragar, estreñimiento, dilatación de las pupilas y micción frecuente. A medida que la enfermedad avanza se produce una respiración dificultosa con extensión de la cabeza y el cuello, una frecuencia cardiaca rápida y una parada respiratoria. La muerte se produce con mayor frecuencia 1-3 días después que se observen los signos por primera vez. La antitoxina botulínica se ha utilizado para el tratamiento, con éxito variable. Se ha descrito que la administración precoz a los potros, antes de que ya no puedan mantenerse en pie, es eficaz. También es importante un cuidado de apoyo completo. En áreas endémicas, como Kentucky, la vacunación con toxoide tipo B parece ser eficaz.
En humanos se produce una tercera forma de botulismo y, a veces, en los caballos adultos, cuando la bacteria crece y produce toxina en una herida. Esto se conoce como botulismo de la herida.
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