logoVERSIÓN PARA PROPIETARIOS DE MASCOTAS

Tratamiento de problemas de conducta en los gatos

PorGary M. Landsberg, BSc, DVM, MRCVS, DACVB, DECAWBM
Revisado/Modificado may 2018

El tratamiento de los problemas de conducta depende del trastorno y de su pronóstico. En general, el programa comienza con la prevención y la evitación de problemas, mientras usted y su veterinario desarrollan estrategias para modificar el comportamiento del gato. La prevención es especialmente importante en los casos de agresividad para garantizar la seguridad de los propietarios y las mascotas. Evitar las conductas problemáticas también es importante porque la repetición de una conducta anormal puede empeorar el problema si el gato logra con éxito su objetivo previsto (p. ej., escapar o retirarse del estímulo). Además, cada exposición a un resultado desagradable puede empeorar la ansiedad.

La mejora suele ser un proceso lento y gradual. El tratamiento de los comportamientos anormales requiere tiempo y compromiso por parte de los propietarios de mascotas. No existen soluciones rápidas o "píldoras mágicas" para los problemas de conducta. La modificación del comportamiento de la mascota se logra mediante técnicas de modificación de la conducta destinadas a lograr y recompensar un comportamiento mejorado. Pueden ser necesarios cambios en el entorno doméstico del gato para mantenerlo alejado de cualquier cosa que estimule el comportamiento anormal o de las áreas en las que se produce el problema. También se pueden utilizar productos que mejoren la seguridad, reduzcan la ansiedad o aceleren las mejoras. Los fármacos y productos naturales también pueden estar indicados para algunas mascotas y algunos problemas.

Las técnicas más utilizadas para modificar el comportamiento de los gatos son la habituación, la extinción, la desensibilización, el contracondicionamiento, la sustitución de respuestas y el modelado. Una técnica de modificación del comportamiento llamada inundación no se usa con mucha frecuencia porque es más probable que empeore a los animales. Aunque se afirma que el castigo se usa con frecuencia con diversos grados de éxito, pocas personas lo emplean de forma correcta. Para que el castigo (como gritarle al gato) tenga éxito, debe producirse justo cuando comienza el comportamiento, aplicarse de forma consistente y ser lo suficientemente fuerte como para detener el comportamiento no deseado. La mayoría de los castigos no se aplican en el momento adecuado o no son del tipo apropiado para la situación. De hecho, los estudios han demostrado que el castigo y las técnicas de entrenamiento de confrontación son más propensos a causar miedo, evitación y mayor agresividad.

Técnicas de modificación del comportamiento

La mayoría de las técnicas de modificación del comportamiento no son difíciles de aprender y pueden emplearse con éxito con técnicas preventivas. Sin embargo, requieren una inversión de tiempo y esfuerzo. A continuación, se revisan brevemente los principios básicos de estas técnicas.

La habituación es una forma elemental de aprendizaje que no implica una recompensa. No es más que la finalización o la disminución de una respuesta a un estímulo que resulta de la exposición repetida o prolongada a ese estímulo. Por ejemplo, los caballos situados en un prado que rodea una carretera pueden al principio huir cuando pasa el tráfico, pero finalmente aprenden a ignorarlo. Un gato que se habitúa a un tipo de sonido no se habitúa, como consecuencia de esta habituación, a otros sonidos. La habituación no es lo mismo que no responder a la estimulación debido a la fatiga, la adaptación sensorial o a una lesión. Los efectos de la habituación suelen ser duraderos. Sin embargo, si un animal se expone repetidamente a un estímulo potencialmente dañino (como un depredador) sin ser dañado, la habituación por lo general no se produce. Debido a esto, los científicos creen que las respuestas a estímulos peligrosos pueden tener una resistencia hereditaria a la habituación.

La recuperación espontánea está asociada a la habituación. Si transcurre un largo periodo de tiempo entre el momento en que un gato ha experimentado un acontecimiento al que se había habituado y la reexposición al mismo acontecimiento, el animal puede volver a reaccionar. Por ejemplo, un gato sentado junto a una ventana puede asustarse con el sonido del tráfico que pasa por la casa. Finalmente, el gato ignora el tráfico mientras descubre que el sonido no tiene consecuencias. Si no hubiera habido tráfico durante mucho tiempo, el siguiente coche que pasara podría hacer que el gato se asustara de nuevo.

El condicionamiento se refiere a la asociación entre los estímulos y el comportamiento. Por ejemplo, un gato hambriento puede babear cuando ve comida (el estímulo). Si cada vez que el gato hambriento ve la comida también oye un abrelatas, después de varias veces, el sonido del abrelatas hará que el gato empiece a babear. Esto se llama condicionamiento. El abrelatas provoca la misma respuesta que la vista de la comida. Después de varias veces, el gato ha aprendido a asociar el sonido del abrelatas con la comida.

El refuerzo es cualquier acontecimiento que aumenta las posibilidades de que un determinado comportamiento se repita. El refuerzo puede ser positivo o negativo. Cuando se usa un refuerzo positivo (una recompensa) en el adiestramiento, hay una relación positiva entre el comportamiento y sus consecuencias. Cuanto más exhiba el comportamiento la mascota, más refuerzo positivo recibe. Esto hace que ese comportamiento aumente. Un refuerzo negativo (que muchas personas consideran erróneamente como un castigo) es algo desagradable que aumenta un comportamiento cuando se elimina. Por ejemplo, algunos gatos encuentran desagradable estar en un regazo. Cuando un gato se retuerce y se escapa de su regazo, se le recompensa liberándose de su agarre. Después de varias veces, la liberación de la sujeción aumentará la posibilidad de que su gato intente escapar de nuevo la próxima vez.

Los refuerzos secundarios son señales que pueden ser usadas a distancia para que el gato sepa que una recompensa está por llegar. Los refuerzos secundarios más utilizados son las palabras, como "buen gatito", los clickers y los silbidos. Al combinarlos cuidadosamente con una recompensa primaria (como comida o caricias), los refuerzos secundarios pueden generar la misma respuesta que la recompensa en sí, siempre que el emparejamiento se repita ocasionalmente. Por ejemplo, un clicker puede asociarse con una golosina como recompensa por venir. Al asociar el clicker con la comida, puede entrenar al gato para que venga desde más lejos, y aún así recompensar el comportamiento usando el clicker. El adiestramiento en positivo y el adiestramiento con "clicker" se han hecho muy populares recientemente y funcionan bien tanto con gatos como con perros. Sin embargo, es posible hacer un excelente trabajo de adiestramiento en positivo sin utilizar ningún refuerzo secundario. El entrenamiento con clicker requiere práctica frecuente y una excelente sincronización. En algunas situaciones que implican conductas problemáticas, el uso incorrecto de un clicker puede obstaculizar, en lugar de ayudar, un programa de modificación de conducta.

El principiode Premack afirma que los comportamientos más deseables reforzarán los comportamientos menos deseables. Utilizando este principio se puede entrenar a un gato para que realice un comportamiento recompensándolo con algo que quiera hacer.

La extinción es una respuesta que se detiene cuando se retira la recompensa. Un ejemplo de extinción es ignorar a un gato que aúlla por la noche para llamar la atención. Si los propietarios se levantan para alimentar al gato (o incluso en muchos casos para gritarle), el comportamiento continúa. Si dejan de alimentar al gato o de prestarle atención, el gato acabará dejando de aullar durante la noche porque la recompensa ya no existe. Sin embargo, la alimentación ocasional en respuesta a los aullidos solo reforzará el patrón. Cuanto más valiosa sea la recompensa original, cuanto más tiempo se haya dado la recompensa y cuanto más inseguro esté el gato de que la recompensa se ha retirado realmente, mayor será la resistencia a la extinción.

Como suele haber una asociación entre la obtención de la recompensa y la intensidad de la conducta, la intensidad o la frecuencia de la conducta que se intenta eliminar suele aumentar al principio de la extinción. En otras palabras, un comportamiento que está tratando de extinguir a menudo empeora antes de mejorar. Es fundamental que usted no ceda. Ceder solo hará que la extinción sea más difícil. El gato ha aprendido que, aunque su umbral ha aumentado, él puede anularlo trabajando más duro.

El sobreaprendizaje es la ejecución repetida de una conducta ya aprendida. Se usa con frecuencia en el entrenamiento para eventos específicos. El sobreaprendizaje consigue tres cosas: retrasa el olvido, aumenta la resistencia a la extinción y aumenta las posibilidades de que la respuesta se convierta en un "acto reflejo", o respuesta automática, cuando las circunstancias sean similares. Este aspecto puede ser útil para enseñar a un gato a superar un miedo o ansiedad.

El modelado es una técnica de aprendizaje que funciona bien para los gatos que no saben qué respuesta desea el adiestrador. El modelado funciona mediante aproximaciones graduales y permite que el gato sea recompensado al principio por cualquier comportamiento que se parezca al resultado final deseado. Por ejemplo, cuando se le enseña a un gato a acercarse, arrojarle una golosina delante de él cuando da un paso o dos en su dirección, aumentará la posibilidad de que se acerque. Entonces el gato puede recibir un premio por dar varios pasos hacia usted y, finalmente, solo cuando llegue hasta usted.

Es esencial evitar el problema de comportamiento hasta que pueda buscar ayuda cualificada, especialmente en el caso de gatos que muerden o arañan. Con tratamiento puede ser posible desensibilizar al gato a las circunstancias en las que se produce el comportamiento agresivo, pero la evitación es la clave para minimizar el peligro. La evitación no significa que el gato tenga el control, ni que usted se rinda ante él. Más bien, significa que al gato no se le está dando la oportunidad de reforzar el patrón actuando agresivamente. Cada vez que un gato se vuelve agresivo aprende que esta reacción puede ayudarle a afrontar la situación, reforzando así el problema.

La desensibilización es una forma de enseñar gradualmente a un gato a tolerar una situación exponiéndole cuidadosamente a la situación en pequeños pasos. Si un gato tiene miedo de otro gato de la casa, puede organizarse una exposición gradual y controlada a la otra mascota para desensibilizar al gato miedoso. El segundo gato puede colocarse en un transportín y mantenerse al otro lado de la habitación durante 1 o 2 min. El gato en el transportín puede acercarse gradualmente y mantenerse en la habitación durante más tiempo, pero solo si el gato asustado permanece calmado y relajado. Para obtener mejores resultados, la desensibilización a menudo se combina con métodos de contracondicionamiento.

El contracondicionamiento es un método para reducir el comportamiento no deseado enseñando al gato a reemplazarlo por otro comportamiento más favorable. En el ejemplo del gato miedoso, el gato aprenderá más rápido si primero se le enseña a sentarse y relajarse a cambio de una golosina. El gato debe estar tranquilo y transmitir con sus ojos, su postura corporal y sus expresiones faciales que no está molesto ni agitado de ninguna manera. Una vez que se aprende esta rutina, se añade la desensibilización colocando al otro gato (en un transportín al principio) en el otro lado de la habitación durante unos minutos. Si en cualquier momento el gato comienza a estar ansioso o actúa como si quisiera irse, el otro gato debe alejarse más hasta que el gato nervioso se relaje. La relajación es la clave y es el primer paso para cambiar el comportamiento del gato miedoso. No tiene sentido que el gato se quede si está claramente estresado. El contracondicionamiento y la desensibilización pueden requerir mucho tiempo y esfuerzo. Los ejercicios deben repetirse con frecuencia para que el comportamiento no deseado disminuya a un nivel aceptable. Moverse demasiado rápido provoca ansiedad y va en contra de cualquier progreso con el programa de modificación del comportamiento.

La inundación es la exposición prolongada a un estímulo hasta que el gato finalmente deja de reaccionar. Esto es lo opuesto al planteamiento adoptado en la desensibilización. Es mucho más estresante que cualquiera de las otras estrategias de tratamiento y, si no se utiliza correctamente, empeorará las cosas. Esta técnica solo la debe aplicar un profesional y solo como último recurso.

El castigo también se conoce como condicionamiento aversivo. Es cualquier acontecimiento desagradable que reduce la posibilidad de que un comportamiento se repita. El castigo no es lo mismo que el refuerzo negativo (véase anteriormente). Para tener más éxito, el castigo debe producirse lo antes posible (a los pocos segundos de iniciarse el comportamiento) y debe ser coherente y adecuado. Los factores cruciales en el castigo incluyen el momento, la consistencia, la intensidad apropiada y la presencia de una recompensa después de que cese el comportamiento indeseable. Esta es la parte ignorada con más frecuencia por las personas cuyas mascotas tienen problemas de conducta. Los propietarios suelen recurrir al castigo físico como primera opción, pero el castigo no tiene por qué ser físico. Además, el castigo es tan difícil de utilizar correctamente como el contracondicionamiento y la desensibilización. El castigo nunca es una "salida fácil" y tiene muchas posibilidades de fracasar. También puede dar lugar a otras consecuencias negativas, como el aumento de la posibilidad de miedo o agresividad.

La sustitución de respuesta implica reemplazar un comportamiento indeseable por uno deseable. Por ejemplo, a un gato que está saltando de su escondite para atacar el tobillo de una persona se le podría enseñar a perseguir y agarrar un juguete.

Uso de medicación para tratar problemas de conducta

Su veterinario puede, en algunos casos, recetar medicamentos para ayudar a tratar un problema de comportamiento de su gato. El tratamiento farmacológico para tratar casi cualquier cambio del comportamiento es más útil cuando se combina con una modificación de la conducta.

Tabla
Tabla

En los últimos años ha habido un aumento en el uso de medicamentos para tratar una variedad de problemas de comportamiento en los gatos ( ver la Tabla: Fármacos utilizados para tratar problemas de comportamiento en los gatos). Sin embargo, el uso de la medicación para tratar los problemas de comportamiento tiene una serie de desventajas potenciales y debe saber que no existe una "fórmula mágica" que resuelva fácil y rápidamente el problema. Las limitaciones del uso de la medicación incluyen la posibilidad de efectos adversos, el coste, la necesidad de tratar durante un periodo de tiempo considerable antes de que la medicación surta efecto, la información limitada sobre qué medicación es más eficaz y la posibilidad de que el problema reaparezca una vez que la medicación se retira.

Todos los medicamentos tienen el potencial de causar efectos adversos. Afortunadamente, la mayoría de los medicamentos contra la ansiedad y los antidepresivos que se usan en los gatos se toleran bien. Los trastornos gastrointestinales (que provocan reducción del apetito, vómitos o diarrea) son los efectos adversos observados con mayor frecuencia. En algunos gatos, puede producirse una disminución de la actividad o letargo durante la primera semana de tratamiento, a medida que el animal se adapta a la medicación. (Esta reacción suele desaparecer por sí sola.) En raras ocasiones se han descrito efectos adversos más graves, como inflamación del hígado potencialmente mortal, convulsiones u otros signos de intoxicación. La mayoría de los medicamentos utilizados para los problemas de comportamiento en gatos fueron diseñados para su uso en personas. Ninguno ha sido aprobado directamente por la Food and Drug Administration para su uso en gatos, aunque tal uso no está prohibido. Esto significa que puede haber información limitada disponible sobre la seguridad, toxicidad y eficacia en gatos.

Dado que esta es un área relativamente nueva en medicina veterinaria, en muchos casos no se ha demostrado su eficacia mediante la investigación. Los veterinarios a menudo deben confiar en los informes de casos, su propia experiencia clínica y las presentaciones en reuniones para saber qué medicamentos y qué dosis recomendar. Los gatos individuales varían en su respuesta a la medicación, al igual que las personas. Como resultado, siempre habrá algún elemento de ensayo y error para determinar si un medicamento en particular ayudará a resolver un problema de conducta.

Si la medicación se usa sin modificar el comportamiento o cambios ambientales (e incluso cuando se usa con estas técnicas en algunos casos), el comportamiento no deseado puede volver una vez que se suspende la medicación. Algunos problemas pueden requerir tratamiento durante un año o más. En la mayoría de los casos, la medicación se usa durante un periodo de varios meses.

A pesar de estas limitaciones, la medicación tiene el potencial de ser muy útil en una amplia gama de problemas de comportamiento del gato, incluyendo el marcaje, problemas relacionados con el miedo, comportamientos compulsivos como el acicalamiento excesivo y algunos tipos de agresividad. Los fármacos y los suplementos pueden mejorar el estado emocional de un gato (p. ej., disminuyendo el miedo o la ansiedad) para un entrenamiento más eficaz. Los fármacos también pueden ser útiles para los comportamientos anormales o graves. Su veterinario puede analizar si la medicación podría ser apropiada para su gato.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre el tratamiento de problemas de comportamiento en los gatos.