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Trastornos de la hipófisis en los gatos

Última revisión/modificación ago 2018

La hipófisis se encuentra cerca del centro y la parte inferior del cerebro. Produce varias hormonas fundamentales que controlan muchas partes del organismo, incluidas otras glándulas endocrinas. Debido a este papel central, a veces se le llama "glándula maestra". Una variedad de afecciones diferentes pueden estar causadas por una enfermedad hipofisaria o tumores. La enfermedad y los signos específicos dependen de la causa y del área o áreas de la hipófisis afectadas.

Enfermedad de Cushing

La enfermedad de Cushing, también llamada hiperadrenocorticismo, está causada por un exceso de cortisol. La enfermedad de Cushing es poco frecuente en gatos. En la mayoría de los gatos afectados, la causa es un tumor hipofisario, aunque una hipófisis hiperactiva o un tumor de la propia glándula adrenal también son causas posibles.

Los gatos con enfermedad de Cushing suelen ser de mediana edad o mayores. Los signos más comunes incluyen sed excesiva, aumento de la micción y aumento del apetito. Estos signos se observan con frecuencia porque los gatos con enfermedad de Cushing también tienden a tener diabetes mellitus que es resistente a la insulina. (Por lo tanto, los signos se desarrollan como resultado de la diabetes mellitus, no necesariamente como resultado del exceso de cortisol observado en la enfermedad de Cushing).

La piel de los gatos afectados puede ser extremadamente frágil, delgada y fácilmente infectada o magullada; esto se denomina síndrome de la piel frágil felina. Los gatos también pueden tener un pelo descuidado, pérdida de pelo en parches, atrofia muscular, "barriga" y piel pigmentada. Algunos gatos pueden parecer apáticos o deprimidos debido a la debilidad muscular o a los efectos de un gran tumor hipofisario. Los gatos afectados tienen un mayor riesgo de infecciones, especialmente infecciones respiratorias.

La enfermedad de Cushing causa debilidad sustancial y pérdida de vitalidad en los gatos afectados. Aunque el tratamiento es difícil y el pronóstico es reservado, por lo general se intenta controlar la enfermedad debido al efecto de deterioro general en los gatos con este trastorno. Se pueden utilizar medicamentos para reducir la producción de cortisol. Es necesario realizar pruebas periódicas para asegurarse de que se utiliza la dosis correcta. La radioterapia es otra opción para la enfermedad dependiente de la hipófisis; las nuevas técnicas son muy eficaces y tienen pocos efectos secundarios. Los medicamentos pueden ser necesarios durante algunos meses después de la radioterapia. También puede recomendarse la extirpación quirúrgica de una o ambas glándulas adrenales.

Panhipopituitarismo de inicio en la edad adulta

En el panhipopituitarismo de inicio en la edad adulta, la hipófisis y los tejidos cercanos, incluido el hipotálamo, están comprimidos o dañados. Esto altera una serie de otras glándulas productoras de hormonas, dando lugar a una variedad de signos.

Los tumores hipofisarios inactivos son una causa de panhipopituitarismo de inicio en la edad adulta. Son extremadamente raros en gatos y se suelen desarrollar en animales más mayores. El tumor puede volverse bastante grande antes de causar signos obvios o la muerte. Todas las razas parecen estar igualmente afectadas. Otras afecciones, infecciones o lesiones que dan lugar a la destrucción del tejido hipofisario también pueden causar panhipopituitarismo.

Los animales afectados suelen estar deprimidos y descoordinados y pueden colapsar con el ejercicio. Ocasionalmente muestran un cambio de actitud, no responden a las personas y tienden a esconderse. En los casos crónicos, el gato puede volverse ciego porque el tumor hipofisario en crecimiento ejerce presión sobre los nervios ópticos. Los animales con panhipopituitarismo parecen deshidratados, a pesar de que beben más agua. Los gatos pueden orinar en grandes volúmenes y utilizar áreas distintas a la caja de arena.

Los tumores hipofisarios inactivos suelen alcanzar un tamaño considerable antes de causar signos evidentes o la muerte. Todo el hipotálamo puede estar comprimido y sustituido por el tumor, y las glándulas tiroides y adrenales, los ovarios y los testículos pueden ser más pequeños de lo normal. Puede producirse deterioro de la piel y pérdida de masa muscular debido a la reducción de los niveles de la hormona del crecimiento.

La radioterapia de haz externo puede reducir el tamaño del tumor hipofisario y mejorar los signos en algunos gatos, pero la experiencia con este tipo de tratamiento es limitada para los gatos con tumores hipofisarios grandes. El pronóstico es malo.

Diabetes insípida

A pesar de su nombre, la diabetes insípida no está relacionada con la diabetes mellitus, más conocida, y no afecta a la insulina ni al metabolismo del azúcar. La diabetes insípida está causada por problemas con la hormona antidiurética (también llamada vasopresina), una hormona de la hipófisis responsable de mantener el nivel correcto de líquido en el cuerpo. O bien la hipófisis no segrega suficiente cantidad de esta hormona (lo que se denomina diabetes insípida central) o los riñones no responden normalmente a la hormona (lo que se denomina diabetes insípida nefrogénica). Se da con poca frecuencia en los gatos.

Los gatos afectados orinan grandes cantidades y beben cantidades igualmente grandes de agua. La orina está muy diluida incluso si el animal está privado de agua. (Por lo general, la orina se vuelve más concentrada cuando un animal está deshidratado.)

Para diagnosticar la diabetes insípida, su veterinario primero descartará otras afecciones (como enfermedad renal) que pueden hacer que un animal beba y orine en exceso. Su veterinario puede indicarle que mida la cantidad de agua que bebe su gato durante varios días. El diagnóstico de diabetes insípida puede confirmarse realizando una prueba de privación de agua bajo la supervisión directa de un veterinario. La medición de la respuesta del animal al tratamiento con una hormona antidiurética puede distinguir entre diabetes insípida central y nefrogénica.

El aumento de la micción puede controlarse con acetato de desmopresina, un fármaco que actúa de forma similar a la hormona antidiurética. No se debe restringir el agua porque puede producirse una deshidratación grave. El tratamiento suele ser de por vida.

Acromegalia felina

La acromegalia felina está causada por un tumor de la hipófisis que secreta hormona del crecimiento. Se da en gatos de edad avanzada (por lo general de 8 a 14 años) y parece ser más frecuente en los machos. Estos tumores crecen lentamente y pueden estar presentes durante mucho tiempo antes de que aparezcan los signos.

Dado que esta enfermedad causa diabetes mellitus, se observan signos de diabetes como aumento de la sed, la micción y el apetito. Además, pueden observarse signos de crecimiento excesivo en las patas, las garras, el mentón, el cráneo y otras partes del cuerpo. En particular, el aumento de peso en los gatos con diabetes mellitus no controlada es un signo clave de acromegalia. El corazón, los riñones, el hígado y los órganos endocrinos también son más grandes de lo normal. Los niveles de insulina en sangre se incrementan drásticamente. La acromegalia felina debe sospecharse en cualquier gato diabético que presente una resistencia grave a la insulina.

Los signos y las anomalías de laboratorio pueden ayudar a determinar el diagnóstico de acromegalia, pero la prueba diagnóstica más definitiva es la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) de la región hipofisaria.

La radioterapia ofrece probablemente la mayor posibilidad de éxito en el tratamiento, pero las desventajas incluyen la lenta tasa de reducción del tumor (más de 3 años), el posible desarrollo de hipopituitarismo, el daño craneal y del nervio óptico, y la lesión por radiación en el hipotálamo.

El pronóstico a corto plazo en los gatos con acromegalia no tratada es de regular a bueno, utilizando varios medicamentos para tratar los signos. Sin embargo, dado que esto no aborda la causa de la afección, el pronóstico a largo plazo es relativamente malo. La mayoría de los gatos mueren de insuficiencia cardiaca congestiva, insuficiencia renal crónica o signos relacionados con el crecimiento del tumor hipofisario. El pronóstico a largo plazo puede mejorar con un diagnóstico y un tratamiento precoz.

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