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Acromegalia felina

PorDeborah S. Greco, DVM, PhD, DACVIM-SAIM
Revisado/Modificado jul 2019

La acromegalia está causada por la secreción excesiva de GH en animales adultos. En los gatos se debe a tumores secretores de GH de la hipófisis anterior. Los signos relacionados con la diabetes mellitus por lo general son los primeros signos clínicos que se observan. En algunos gatos se produce un crecimiento de las extremidades, el cráneo y los músculos. La cardiomegalia y la azoemia se desarrollan tarde en la enfermedad. El diagnóstico se puede establecer midiendo el IGF-1 o mediante una TC de la hipófisis. Los tratamientos incluyen medicación, radiación o hipofisectomía, junto con altas dosis de insulina para controlar la resistencia a la insulina.

La acromegalia, o hipersomatotropismo, resulta de la secreción crónica excesiva de GH en un animal adulto. La acromegalia en los gatos está causada por un tumor secretor de GH de la hipófisis anterior. En los gatos, estos tumores crecen lentamente y pueden estar presentes durante mucho tiempo antes de que aparezcan los signos clínicos.

Hallazgos clínicos de la acromegalia felina

La acromegalia felina se da en gatos de avanzada edad (de 8-14 años) y parece ser más común en los machos. Los signos clínicos de una diabetes mellitus incontrolada son con frecuencia el primer signo de acromegalia en gatos; de ahí que los signos clínicos que se presentan más comúnmente sean polidipsia, poliuria y polifagia. En los gatos que padecen una diabetes mellitus incontrolada, un aumento del peso neto de la masa corporal es el signo clave de acromegalia. También se puede observar organomegalia, que comprende renomegalia, hepatomegalia y agrandamiento de los órganos endocrinos. Algunos gatos, pero no todos, muestran el clásico agrandamiento de las extremidades, del tamaño corporal, de la mandíbula, de la lengua y de la frente, lo cual es característico de la acromegalia en personas. Algunas de las manifestaciones más notables se observan en el sistema musculoesquelético y comprenden un incremento de la masa muscular y un crecimiento de los segmentos acrales del cuerpo, e incluyen las patas, el mentón y el cráneo. El estridor puede detectarse como resultado de un aumento de tamaño de los tejidos blandos de la epiglotis y los tejidos circundantes. En la fase final del curso de la enfermedad se desarrollan anomalías cardiovasculares como la cardiomegalia (radiográfica y ecocardiográficamente), murmullos sistólicos e insuficiencia cardiaca congestiva (ICC). También se desarrolla azoemia al final del curso de la enfermedad en ~50 % de los gatos acromegálicos. Los signos neurológicos de acromegalia en las personas, como las neuropatías periféricas (parestesias, el síndrome del túnel carpiano, los defectos sensoriales y motores) y las manifestaciones paraselares (dolor de cabeza y defectos en el campo visual), por lo general no se detectan en la acromegalia en los gatos.

En todos los gatos con acromegalia se observa una alteración en la tolerancia a la glucosa y en la resistencia a la insulina, que acaba provocando una diabetes mellitus. La determinación de la insulina endógena revela unas concentraciones de insulina sérica espectacularmente incrementadas. La cetosis es infrecuente a pesar de la grave resistencia a la insulina y la hiperglucemia. La hipercolesterolemia y el leve incremento de las enzimas hepáticas se atribuyen al estado diabético. La hiperfosfatemia sin azoemia también es un hallazgo clinicopatológico frecuente. El análisis de orina no es significativo excepto si existe una proteinuria persistente. En un estudio reciente, la acromegalia fue la causa subyacente más común (25 %) de diabetes mellitus no insulinodependiente en gatos, y debe sospecharse en cualquier gato que no responda al tratamiento estándar para la diabetes mellitus tipo 2 (dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos e insulina glargina) dentro de los 4 meses posteriores al inicio del tratamiento.

Lesiones

Los hallazgos macroscópicos de la necropsia en gatos acromegálicos pueden incluir:

  • Una masa hipofisaria grande y expansible.

  • Cardiomiopatía hipertrófica con hipertrofia ventricular izquierda y septal marcadas (precoz) o cardiomiopatía dilatada (tardía).

  • Hepatomegalia.

  • Renomegalia.

  • Enfermedad articular degenerativa.

  • Espondilosis vertebral lumbar.

  • Agrandamiento moderado de las glándulas paratiroides.

  • Hiperplasia adrenocortical.

  • Agrandamiento difuso del páncreas con hiperplasia nodular multifocal.

El examen histopatológico de las glándulas endocrinas revela:

  • Adenoma acidófilo de la hipófisis.

  • Hiperplasia adenomatosa de la glándula tiroides.

  • Hiperplasia nodular de las cortezas adrenales, las glándulas paratiroides y el páncreas.

Diagnóstico de la acromegalia felina

  • TC de la región hipofisaria.

El diagnóstico definitivo dictaminado en los casos sospechosos requiere la determinación de las concentraciones incrementadas de GH plasmática o del factor de crecimiento seudoinsulínico 1 (IGF-1). Desafortunadamente, los ensayos con la GH felina ya no están disponibles. Las concentraciones de IGF-1 frecuentemente están incrementadas de forma espectacular en los gatos acromegálicos (como en las personas afectadas). Actualmente, la prueba diagnóstica más definitiva es la TC de la región hipofisaria. Los resultados de la TC, añadidos a la exclusión de otros trastornos que provocan resistencia a la insulina (el hipertiroidismo o el hiperadrenocorticismo) y los signos clínicos y las anomalías de laboratorio, apoyan un diagnóstico de acromegalia.

Tratamiento y pronóstico de la acromegalia felina

  • Tratamiento médico o radioterapia o hipofisectomía.

  • Insulina para controlar la resistencia a la insulina.

El tratamiento médico en las personas comprende el empleo de agonistas de la dopamina, como la bromocriptina y los análogos de la somatostatina. Recientemente, el tratamiento con el nuevo análogo de la somatostatina, la pasireotida, ha demostrado ser eficaz en gatos acromegálicos; sin embargo, la dosificación requiere más estudios y el fármaco es relativamente caro. La radioterapia probablemente ofrece la mayor posibilidad de éxito en el tratamiento con bajas tasas de morbilidad y mortalidad. Las desventajas principales del procedimiento son la lenta tasa de reducción del tumor (>3 años) y la aparición de enanismo hipofisario, lesión del nervio óptico y del nervio craneal y lesión del hipotálamo, todo ello debido a la radiación. La hipofisectomía está disponible de forma limitada, pero es un tratamiento viable para los gatos acromegálicos. Al igual que en la enfermedad de Cushing, la hipofisectomía puede estar asociada a un descenso rápido de los niveles hormonales, lo que da lugar a una remisión de los signos clínicos; sin embargo, se observan con frecuencia efectos secundarios como la diabetes insípida transitoria.

El pronóstico a corto plazo consiste en controlar satisfactoriamente a aquellos gatos con acromegalia que no siguen un tratamiento. La resistencia a la insulina por lo general se controla de forma satisfactoria empleando grandes dosis de insulina divididas en varias dosis diarias. Mientras tanto, la enfermedad cardiaca leve puede tratarse con diuréticos y vasodilatadores. El pronóstico a largo plazo es relativamente malo, y la mayoría de los gatos mueren de ICC, de insuficiencia renal crónica o de los signos causados por una masa hipofisaria expansiva. El pronóstico a largo plazo puede mejorar con un diagnóstico y un tratamiento precoz.

Puntos clave

  • El hipersomatotropismo felino o acromegalia es un trastorno endocrino infrecuente de secreción excesiva de GH causado por un adenoma o hiperplasia hipofisaria.

  • Los signos clínicos de la acromegalia pueden ser sutiles, como la diabetes mellitus mal regulada, o pueden ser drásticos, como el sobrecrecimiento del esqueleto apendicular, lo que da lugar a un aumento de tamaño del cráneo y de la mandíbula y a un aumento de peso generalizado sin obesidad.

  • El tratamiento de la acromegalia puede incluir tratamiento médico (pasireotida), radioterapia o hipofisectomía. Lo más habitual es que los gatos no reciban tratamiento, salvo que se intente controlar la resistencia a la insulina con dosis crecientes de insulina.

Para más información

Consultar también la información para propietarios sobre acromegalia felina.