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Introducción a los trastornos digestivos de los perros

PorStanley I. Rubin, DVM, MS, DACVIM
Última revisión/modificación may 2018

El aparato digestivo incluye todos los órganos implicados en la ingestión y el procesamiento de los alimentos. Comienza con la boca e incluye el esófago, el estómago, el hígado, el páncreas, los intestinos, el recto y el ano.

El proceso de digestión comienza cuando su mascota toma el alimento con la boca y empieza a masticar. Las enzimas que se encuentran en la saliva comienzan a descomponer químicamente los alimentos. El proceso continúa con la deglución, la descomposición adicional de los alimentos en el estómago, la absorción de nutrientes en los intestinos y la eliminación de desechos. La digestión es crucial no solo para proporcionar nutrientes, sino también para mantener el equilibrio adecuado de líquidos y electrolitos (sales) en el organismo.

Las funciones del aparato digestivo se pueden dividir en cuatro categorías principales: digestión, absorción de nutrientes, motilidad (movimiento a través del tracto digestivo) y eliminación de heces.

Cuando se trata un problema del aparato digestivo, el objetivo del veterinario es identificar primero la parte del sistema donde se encuentra el problema y luego determinar la causa específica y el tratamiento apropiado.

Principales órganos digestivos de un perro.

Signos generales de trastornos del aparato digestivo

Los signos de enfermedad del aparato digestivo pueden incluir babeo excesivo, diarrea, estreñimiento, vómitos o regurgitación, pérdida de apetito, sangrado, dolor y distensión abdominal, esfuerzo para defecar, shock y deshidratación. La localización y la naturaleza de la enfermedad a menudo pueden determinarse por los signos que muestra su mascota. Por ejemplo, las anomalías al morder, masticar y tragar suelen estar asociadas a enfermedades de la boca, los dientes, la mandíbula o el esófago. Los vómitos suelen deberse a la inflamación del revestimiento del estómago o de los intestinos (gastroenteritis) causada por una infección o irritación. Sin embargo, los vómitos también pueden estar causados por una afección no digestiva, como una enfermedad renal.

La diarrea a menudo es un signo de trastornos del aparato digestivo, pero puede tener muchas causas. La diarrea líquida de gran volumen suele estar asociada con hipersecreción, un trastorno en el que se secreta exceso de líquido en los intestinos. Esto puede estar causado por una infección bacteriana.

La diarrea también puede estar causada por malabsorción, la incapacidad para absorber adecuadamente los nutrientes. La malabsorción se debe a un defecto en las células intestinales responsables de la absorción. Este trastorno puede estar causado por varios virus (p. ej., parvovirus canino, coronavirus, rotavirus). La malabsorción también puede estar causada por cualquier defecto que limite la capacidad de los intestinos para absorber líquidos, o por defectos en las secreciones pancreáticas necesarias para una digestión eficaz. En casos raros, los cachorros recién nacidos pueden tener diarrea mientras se alimentan con leche porque son incapaces de digerir la lactosa. La deshidratación y el desequilibrio electrolítico (sales), que pueden provocar un shock, se observan cuando se pierden grandes cantidades de líquido (p. ej., a causa de la diarrea).

Los cambios en el color, consistencia o frecuencia de las heces son otro signo de problemas digestivos. Las heces negras y parecidas al alquitrán pueden ser un signo de hemorragia en el estómago o en el intestino delgado. El esfuerzo durante la defecación suele estar asociado con una inflamación del recto y del ano. La distensión abdominal (hinchazón) puede ser el resultado de la acumulación de gas, líquido o alimentos ingeridos, por general debido a una actividad reducida de los músculos que mueven los alimentos a través del aparato digestivo. La distensión también puede estar causada por una obstrucción física, como un cuerpo extraño o intususcepción ("telescópica" de una parte del intestino a otra), o por algo tan simple como comer en exceso.

El dolor abdominal se debe al estiramiento o la inflamación de las membranas abdominales, y puede variar en gravedad. Un perro puede reaccionar al dolor abdominal gimiendo, caminando sin parar y adoptando posturas anormales (p. ej., con las extremidades anteriores estiradas, el pecho en el suelo y las extremidades posteriores levantadas).

Exploración del aparato digestivo

Su descripción completa y precisa de la historia clínica de su perro (edad, signos de enfermedad, dieta actual, problemas del pasado, exposición a otros perros, etc.) combinada con el examen clínico de un veterinario puede determinar a menudo la causa de un problema del aparato digestivo. Cuando se sospecha un trastorno del aparato digestivo, la exploración inicial de su veterinario puede incluir una inspección visual de la boca y el abdomen para detectar cambios en el tamaño o la forma, una inspección manual del abdomen (a través de la pared abdominal o del recto) para evaluar la forma, tamaño y posición de los órganos abdominales y escuchar a través de un estetoscopio para detectar cualquier sonido abdominal anormal. El veterinario también puede querer inspeccionar las heces de su perro. Cuando llame para concertar una cita con su veterinario, es una buena idea preguntar si debe llevar una muestra de heces reciente para ayudar con el diagnóstico.

Según lo que revele el examen inicial, pueden ser necesarias pruebas adicionales para determinar la causa del problema. Estos pueden incluir pruebas de laboratorio en muestras que contienen sangre o heces para determinar si están implicadas bacterias o virus, así como procedimientos especializados como radiografías, ecografías o el uso de un endoscopio para realizar un examen interno del esófago, el estómago, el duodeno, el colon y/o el recto. A veces es necesario recoger líquido de los órganos abdominales inflamados o de la cavidad abdominal para su análisis; esto se hace con una aguja larga y hueca. Otras pruebas que a veces son necesarias incluyen biopsias (muestreo y análisis microscópico) de tejido hepático o intestinal y análisis de sangre para detectar una posible malabsorción o mala digestión.

Examen del tracto digestivo

Enfermedades infecciosas

Dado que es fácil para los organismos extraños y otros "invasores" entrar en el tracto digestivo a través de la boca, este sistema orgánico es propenso a la infección por bacterias, virus, parásitos y otros organismos ( ver la Tabla: Infecciones del aparato digestivo en los perros). Estas infecciones se propagan de varias formas, pero las más frecuentes son por contacto directo o por contaminación de los alimentos o el agua con heces.

Tabla
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Las personas y los animales tienen un pequeño número de ciertos microorganismos intestinales que se encuentran dentro del tracto digestivo (más comúnmente en los intestinos) y que se establecen pocas horas después del nacimiento. Esta llamada flora intestinal es realmente beneficiosa, en algunos casos ayuda a la digestión y en otros ayuda a prevenir infecciones. Sin embargo, a veces se producen infecciones cuando estos microorganismos, que se suelen encontrar en pequeñas cantidades, se multiplican repentinamente. Esto puede ocurrir después de un periodo de estrés, bajo condiciones antihigiénicas o en un animal cuyo sistema inmunitario está debilitado.

El diagnóstico de una enfermedad infecciosa específica depende del hallazgo e identificación del microorganismo sospechoso de causar la enfermedad. Esto puede requerir una o más muestras fecales, que se enviarán a un laboratorio de diagnóstico.

Los parásitos son una causa frecuente de trastornos del tracto digestivo en animales. Muchas especies de parásitos pueden infestar el tracto digestivo y causar enfermedades. Los ciclos biológicos de algunos parásitos son directos, lo que significa que solo hay un hospedador. Los huevos y las larvas se excretan en las heces, se transforman en una fase infestante y son ingeridos por su mascota. No se necesitan otros animales u organismos para completar el ciclo biológico. Otros parásitos tienen ciclos biológicos complejos que implican a un hospedador intermediario, como un insecto. En esta situación, la infestación se adquiere cuando el hospedador intermediario, o el parásito excretado por ese hospedador, es ingerido por su mascota. El grado en que un parásito afecta a un animal depende del parásito mismo, así como de la propia resistencia del animal, la edad, la nutrición y la salud general.

Los parásitos pueden causar una enfermedad grave o simplemente disminuir el estado físico general de su perro. Algunos de ellos también pueden infestar a los humanos. Dado que los signos de la infestación parasitaria son similares a los observados en otras enfermedades, el diagnóstico depende del conocimiento del veterinario de los ciclos estacionales de la infestación parasitaria, así como del examen de las heces en busca de huevos o larvas de parásitos. En algunos casos, los análisis de sangre también pueden usarse para detectar la presencia de parásitos.

Enfermedades no infecciosas

Muchas enfermedades del aparato digestivo no están causadas por microorganismos infecciosos. Sus causas incluyen comer en exceso, comer alimentos de mala calidad o no digestibles, sustancias químicas, obstrucción causada por la ingestión de cuerpos extraños o lesiones en el aparato digestivo. Las enfermedades del aparato digestivo también pueden estar causadas por deficiencias enzimáticas, daño en el tracto digestivo (como por úlceras gástricas o inflamación) o defectos congénitos. Los signos del aparato digestivo, como vómitos y diarrea, también pueden producirse debido a otras enfermedades del organismo, como enfermedad renal, hepática o de las glándulas adrenales. Las causas son inciertas en varias enfermedades, incluida la torsión del estómago (torsión gástrica) en los perros. En las enfermedades no infecciosas del tracto digestivo solo suele estar afectado un animal a la vez; las excepciones son las enfermedades asociadas con la ingestión excesiva de alimentos o venenos, en los que pueden verse afectados varios animales que viven juntos.

Descripción general del tratamiento de los trastornos del aparato digestivo

Los trastornos específicos y sus tratamientos se describen más adelante en este capítulo; sin embargo, en esta sección se enumeran algunos principios generales. Aunque el principal objetivo es eliminar la causa de la enfermedad, la mayor parte de los tratamientos son de apoyo y sintomáticos, destinados a aliviar el dolor, corregir las alteraciones y permitir que se dé la curación.

La eliminación de la causa de la enfermedad puede incluir fármacos que maten las bacterias o los parásitos, antídotos para los venenos o cirugía para corregir defectos o desplazamientos.

El uso de fármacos para corregir la diarrea o el estreñimiento se establece según el caso específico. Aunque estos fármacos pueden parecer una elección lógica, no son beneficiosos en todas las situaciones. Por ejemplo, la diarrea puede ser en realidad un mecanismo de defensa del animal, que le ayuda a eliminar organismos dañinos y sus toxinas. Además, los fármacos disponibles pueden no aportar siempre resultados consistentes.

La reposición de líquidos y electrolitos (sales) es necesaria en los casos en los que el animal está en riesgo de deshidratación, como por vómitos excesivos o diarrea.

El alivio de la distensión (hinchazón) por sonda gástrica o cirugía puede ser necesaria si el tracto digestivo se ha obstruido, retorcido o distendido con gas, líquido o comida.

A veces se proporciona alivio del dolor. Sin embargo, un perro que recibe analgésicos se debe observar cuidadosamente para asegurar que el alivio del dolor no esté enmascarando una afección que está empeorando.

Tratamiento y control de las enfermedades infecciosas

Las enfermedades bacterianas y parasitarias del aparato digestivo a menudo se tratan con medicamentos diseñados para matar los organismos infecciosos. Actualmente no existen medicamentos específicos para el tratamiento de las enfermedades víricas. Los antibióticos (fármacos eficaces frente a las bacterias) se suelen administrar diariamente por vía oral durante varios días hasta que la recuperación es aparente, aunque su eficacia en el tratamiento de enfermedades del aparato digestivo todavía es incierta. De hecho, las sobredosis o el uso prolongado de antibióticos pueden ser perjudiciales para el tracto digestivo. Los antibióticos pueden administrarse mediante inyección cuando la septicemia (envenenamiento de la sangre) es aparente o probable. Su veterinario tomará la decisión de recetar medicamentos antibacterianos basándose en la enfermedad sospechada, la probabilidad de beneficios, los resultados previos y el coste del tratamiento.

Los avances en la comprensión de los ciclos biológicos de los parásitos, junto con el descubrimiento de fármacos antiparasitarios eficaces, han hecho posible el tratamiento y el control de los parásitos gastrointestinales. La respuesta al tratamiento suele ser rápida, y a menudo basta con un único tratamiento, a menos que se produzca una reinfección o que los daños causados por los parásitos sean especialmente graves.

El control de las enfermedades digestivas y los parásitos depende de la práctica de buenas condiciones sanitarias e higiénicas. Esto se logra principalmente proporcionando un espacio adecuado para su perro y limpiando regularmente las zonas en las que vive. Además, una nutrición y un alojamiento adecuados minimizarán el estrés de su perro y le ayudarán a mantenerse sano. Finalmente, una vacunación apropiada puede ayudar a prevenir algunas enfermedades digestivas, como el parvovirus canino.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre el aparato digestivo.