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Trastornos de la úvea anterior en los perros

PorKirk N. Gelatt, VMD, DACVO
Última revisión/modificación jun 2018

La úvea (o el tracto uveal) es el revestimiento interior coloreado del ojo que consiste en el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. El iris es el anillo de color alrededor de la pupila negra. El cuerpo ciliar es el conjunto de músculos que se contraen y relajan para permitir que el cristalino se enfoque en los objetos; también es la principal fuente de humor acuoso, el líquido transparente dentro del ojo. La coroides es el revestimiento interno del globo ocular y se extiende desde los músculos ciliares hasta el nervio óptico en la parte posterior del ojo. La coroides también contiene capas de vasos sanguíneos que nutren las partes internas del ojo, especialmente la retina. La úvea anterior se refiere a la porción en la parte frontal del ojo: el iris y el cuerpo ciliar. Las enfermedades que afectan a la úvea anterior a menudo también afectan a la coroides.

Membranas persistentes a través de la pupila

Las membranas persistentes a través de la pupila son los restos de los vasos sanguíneos prenatales normales que llenan la región de la pupila. La persistencia de filamentos coloreados que cruzan la pupila desde un área a otra del iris, o desde el iris al cristalino o la córnea, es frecuente en perros y se produce ocasionalmente en otras especies. En el perro Basenji se trata de un trastorno hereditario.

Atrofia del iris

El debilitamiento y contracción (atrofia) del iris es común en los perros mayores y puede afectar al borde de la pupila o al tejido conectivo. La contracción del borde de la pupila crea un borde festoneado y un debilitamiento del músculo del esfínter, lo que da lugar a una pupila dilatada o a una ralentización de los reflejos de la pupila en respuesta a la luz. La contracción del tejido conjuntivo da lugar a agujeros de gran tamaño en el iris y, a menudo, al desplazamiento de la pupila. Ninguno de estos tipos de atrofia parece afectar a la visión. Los animales que carecen de un esfínter funcional (que controla la apertura y el cierre del iris) pueden mostrar una mayor sensibilidad a la luz brillante.

Quistes del iris

Los quistes del iris suelen ser esferas coloreadas que flotan libremente en la parte líquida del interior del ojo. Aunque son inofensivas en la mayoría de las razas de perros, los quistes de la úvea anterior (el iris y el tejido y músculo que rodean el cristalino) en Golden Retrievers y Gran Daneses se asocian con una inflamación a largo plazo de la úvea, una presión anormalmente elevada dentro del globo ocular (glaucoma) y formación de cataratas. El tratamiento rara vez es necesario en la mayoría de las razas, pero a veces puede ser necesario extirpar o romper un quiste. Su veterinario puede evaluar el estado de su mascota y recomendar el mejor tratamiento.

Coloboma del iris

Un coloboma del iris es un agujero en el iris que causa una pupila de forma irregular. Se dan ocasionalmente en los Pastores Australianos y son raros en otras razas. Son más comunes en ojos que tienen más de un color en el iris.

Inflamación de la úvea anterior

La inflamación del iris y del cuerpo ciliar (uveítis anterior o iridociclitis), cuando es grave, produce una contracción de la pupila del ojo, aumento de proteínas y células en la cámara anterior, baja presión dentro del ojo, un nivel anormalmente alto de sangre (y enrojecimiento) en la conjuntiva, inflamación del iris, baja tolerancia a la luz y parpadeo espasmódico. Como resultado, pueden producirse complicaciones, como glaucoma, la formación de una catarata que cubre el cristalino del ojo y la opacidad de la córnea. La inflamación de la membrana (la coroides) entre la retina y el blanco del ojo (la esclerótica) se produce con frecuencia al mismo tiempo.

Los traumatismos y, rara vez, los tumores o los gusanos dentro del ojo son causas de inflamación de la úvea en un solo ojo. Las causas más comunes de inflamación de la úvea en ambos ojos incluyen enfermedades infecciosas, como la hepatitis infecciosa canina (una infección vírica), la toxoplasmosis (una enfermedad parasitaria), las infecciones fúngicas y las infecciones bacterianas (p. ej., brucelosis canina, leptospirosis y ehrlichiosis canina). Los problemas del sistema inmunitario también pueden causar esta afección en los perros. Su veterinario querrá un historial médico completo de su mascota para ayudar a diagnosticar esta afección. Otros pasos diagnósticos pueden incluir el examen de la córnea en busca de lesiones, una exploración física, análisis de sangre y análisis del líquido del ojo de su mascota.

El tratamiento de la inflamación consiste en medicamentos tópicos para mantener la capacidad de movimiento del iris, un ambiente oscuro y otros medicamentos recetados, como esteroides o fármacos antibacterianos. Su veterinario seleccionará el programa de tratamiento más apropiado para la afección específica de su mascota.

Hipema (sangrado dentro del globo ocular)

El sangrado dentro del globo ocular se llama hipema. Puede aparecer como sangre líquida o coagulada. Las causas incluyen uveítis, lesión traumática, un tumor dentro del ojo, desprendimiento o desgarro de la retina, hipertensión arterial, trastornos de la coagulación, defectos de nacimiento y glaucoma. La hemorragia súbita y grave suele tener un buen pronóstico si la causa se identifica y se trata rápidamente. El hipema recurrente o de larga duración tiene un pronóstico desconocido o malo porque es probable que se produzca glaucoma o ceguera. Aunque no hay fármacos disponibles para tratar el hipema directamente, ciertos fármacos pueden ayudar a aliviar los signos.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la úvea anterior.