La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por bacterias del género Mycobacterium. La enfermedad afecta a prácticamente todas las especies de vertebrados y, antes de que se adoptaran medidas de control, era una enfermedad importante para las personas y los animales domésticos. Los signos y las lesiones suelen ser similares en todas las especies. Aunque suele definirse como una enfermedad debilitante a largo plazo, la tuberculosis tiene en ocasiones un curso repentino y rápidamente progresivo.
Hay varias especies de bacterias que causan tuberculosis. Cada tipo se encuentra principalmente en una especie hospedadora, pero puede producir infección en otras especies hospedadoras. Los tipos que afectan a los perros incluyen Mycobacterium tuberculosis, Mycobacterium bovis y, ocasionalmente, el complejo Mycobacterium avium y Mycobacterium fortuitum.
La inhalación de gotitas infectadas expulsadas de los pulmones de una persona o animal infectado es la vía habitual (aunque no la única) de infección. La ingestión, especialmente a través de alimentos o leche contaminados, también puede ser una fuente frecuente de infección.
La mayoría de los perros infectados no presentan ningún signo, ya que el sistema inmunitario canino suprime activamente la bacteria. Cuando se produce la enfermedad, los signos suelen incluir tos crónica con dificultad para respirar o respiraciones rápidas y superficiales. Otros signos generalizados son emaciación progresiva, letargo, debilidad, falta de apetito y una fiebre baja y fluctuante.
La enfermedad se transmite fácilmente a los humanos y a otros animales y representa un riesgo para la salud pública. Por lo tanto, el tratamiento de la tuberculosis en los perros se debe discutir con su veterinario. Si se sospecha que un perro tiene lesiones tuberculosas avanzadas, se debe declarar a las autoridades sanitarias apropiadas y el perro se debe eutanasiar.
Consulte también el contenido para veterinarios sobre la tuberculosis en los perros.