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Manejo de la reproducción en los perros

PorAutumn P. Davidson, DVM, MS, DACVIM
Última revisión/modificación jun 2018

Un análisis completo sobre cría y reproducción en los perros está más allá del alcance de esta página web. Y considerando el excedente de perros de compañía en EE. UU. y otros países, no se recomienda la cría ocasional de camadas por parte de los propietarios de mascotas. Sin embargo, la siguiente sección incluye un análisis básico sobre la reproducción en los perros.

Los perros pueden criarse de forma natural o artificial. Las técnicas de reproducción artificial incluyen la inseminación con semen fresco, refrigerado o congelado. Dado que los perros machos son más propensos a reproducirse con éxito en su entorno familiar, las hembras se suelen llevar al macho en lugar de al contrario.

Las perras suelen tener ciclos de celo dos veces al año, pero el intervalo entre ciclos puede variar de 4 a 13 meses. El intervalo medio entre ciclos es de 7 meses, pero algunas razas grandes (p. ej., el Gran Danés) pueden ciclar por lo general cada 9-12 meses. La fase de anestro es la parte no reproductiva del ciclo y está marcada por ovarios inactivos y un útero pequeño. Una perra en esta fase no es atractiva para los perros machos y no les permitirá montar. El final del anestro está marcado por un aumento de la hormona luteinizante y de la hormona foliculoestimulante. El anestro suele durar 1-6 meses.

Durante la fase de proestro, las perras se vuelven atractivas para los machos, pero todavía no les permiten aparearse. Puede observarse una secreción sanguinolenta de la vagina y la vulva comienza a agrandarse y a ponerse dura. Los niveles sanguíneos de estrógeno aumentan durante el proestro. En la mayoría de los perros, el proestro dura alrededor de 9 días (con un rango de 2 días a 3 semanas).

Durante el estro, las perras son receptivas a la monta por parte de los machos. En este punto, los niveles de estrógeno están disminuyendo y los de progesterona aumentan. La cantidad y consistencia de la secreción vaginal varía entre perros, pero puede disminuir y volverse de color pajizo durante el celo. La vulva se vuelve blanda y "arrugada" a medida que el perro se acerca al estro. El celo puede ser de tan solo 3 días o de hasta 3 semanas, pero en promedio dura alrededor de 9 días. La ovulación se produce durante el celo, alrededor de 2-3 días después del pico de los niveles de hormona luteinizante. Las perras ovulan incluso si no se montan (un proceso llamado ovulación espontánea).

Durante la última fase, el diestro, las perras vuelven a resistirse a la monta por parte de los machos. La descarga vaginal disminuye y la vulva comienza a reducirse lentamente de tamaño. El útero se agranda debido a la estimulación de la progesterona. Los niveles de progesterona aumentan durante la primera mitad del diestro y luego disminuyen lentamente. En las perras que no están gestantes, el diestro suele durar alrededor de 2 meses. Si la perra queda gestante, los niveles de progesterona permanecen altos y la gestación dura alrededor de 62-64 días.

El momento de la ovulación puede ayudar a determinar con precisión la duración de la gestación y la fecha prevista del parto, evaluar la infertilidad, optimizar el tamaño de la camada y planificar la monta. Los veterinarios pueden ayudar a medir el momento de la ovulación mediante el uso de exploraciones físicas, pruebas hormonales y la evaluación de células extraídas de la vagina (lo que se denomina citología vaginal). Comente la reproducción con su veterinario antes de que su perra entre en la temporada. Luego, notifique a su veterinario tan pronto como observe indicios de celo, como secreción vaginal, hinchazón de la vulva o atracción por los perros machos. Su veterinario examinará a su perra y tomará muestras de sangre o vaginales apropiadas, por lo general cada 2 días. Basándose en estos resultados, su veterinario recomendará qué días son apropiados para la monta.

La inseminación artificial es cada vez más frecuente en los perros. Los veterinarios pueden recoger el semen de los machos y luego depositarlo en la hembra durante el momento apropiado de su ciclo. El semen puede tratarse de modo que pueda enviarse y utilizarse en un lugar distante o usarse en un momento posterior. También se puede congelar para un almacenamiento a largo plazo.

A diferencia de otras especies domésticas, la manipulación del ciclo estral no es fácil en las perras. La prevención del celo se suele lograr mediante la esterilización, aunque la supresión a corto plazo del celo también se puede lograr con medicación. Los efectos secundarios de la supresión médica pueden incluir inflamación de la vagina, cambios en la piel y el hígado y defectos de nacimiento en las hembras. También es posible usar medicamentos para acelerar el inicio del celo en perras que están en la fase de anestro tardío del ciclo.

El apareamiento no planificado y no deseado de los perros es una preocupación común. La gestación puede evitarse o terminarse completamente mediante la castración o esterilización. La gestación también puede interrumpirse haciendo que su veterinario le administre una prostaglandina sintética o el corticoesteroide dexametasona. La gestación debe confirmarse antes del tratamiento, ya que el 60 % de las perras que se han reproducido de forma inadecuada no quedan gestantes.

Gestación y parto

La gestación en las perras puede detectarse mediante exploración física (palpación del útero) alrededor del día 21 de gestación. También hay un análisis de sangre disponible que mide la hormona relaxina y puede detectar la gestación entre el día 30 y el 35 de gestación. Los fetos en desarrollo se pueden ver en las radiografías aproximadamente después del día 45. Las radiografías tomadas a más de 55 días de gestación son la mejor manera de determinar el tamaño de la camada. La ecografía puede detectar de forma fiable la gestación a los 25-35 días y también permite a su veterinario confirmar que los fetos están vivos.

La gestación dura alrededor de 62 a 64 días en las perras, pero predecir el momento del parto puede ser difícil porque la fecha de la monta no siempre coincide con la fecha de concepción. La duración de la gestación también puede variar según la raza y el tamaño de la camada. Un descenso de la temperatura rectal suele preceder al parto en unas 8 a 24 horas.

El parto en las perras se divide en tres fases. La fase I dura de 12 a 24 horas. Durante esta fase comienzan las contracciones uterinas, pero no son visibles externamente. El cuello del útero también comienza a dilatarse. Las perras pueden mostrar cambios de comportamiento (como estar inquietas, anidar, esconderse), negarse a comer, vomitar, jadear o temblar durante la fase I. También pueden tener una secreción clara y acuosa de la vagina. Durante la fase II se pueden observar contracciones abdominales y los cachorros nacen. Los cachorros suelen nacer a intervalos de menos de 1 a 2 horas, pero eso puede variar considerablemente. La fase II puede durar hasta 24 horas, pero el parto normal suele ser más corto. La fase III se define como la expulsión de la placenta. Las perras suelen alternar las fases II y III hasta que se completa el parto. Se debe expulsar una placenta por cada cachorro, pero no siempre se expulsan juntas.

El parto anormal (distocia) se puede diagnosticar si las contracciones uterinas son demasiado infrecuentes o demasiado débiles para expulsar los fetos. Esto puede dar lugar a un parto prolongado (más de 24 horas para la fase I, más de 12-24 horas para la fase II o más de 1-4 horas entre el parto de los cachorros durante la fase II). Otros signos de un parto difícil son los cachorros que nacen muertos o próximos a la muerte o un estrés maternal excesivo. El control uterino y fetal se pueden utilizar para evaluar el estado del útero y de los fetos. La distocia puede tratarse médica o quirúrgicamente. El tratamiento médico incluye la inyección de calcio y/o la hormona oxitocina para aumentar la fuerza y la frecuencia de las contracciones uterinas. Ninguno de los dos debe administrarse sin el consejo específico de un veterinario. Si estas medidas no tienen éxito, se realiza una cesárea para extraer los fetos.

La exploración física, y en algunos casos las radiografías, se utilizan para asegurarse de que todos los cachorros han nacido. Las inyecciones de oxitocina después del parto no se administran rutinariamente a menos que la perra no haya expulsado todas las placentas. Se deben vigilar la temperatura corporal de la madre, la descarga vaginal (loquios) y la leche. Por lo general, los loquios son de color rojo oscuro o negros y abundantes durante los primeros días después del parto. No es necesario que la madre se coma las placentas. La desinfección del ombligo con tintura de yodo ayuda a evitar la infección bacteriana de los cachorros recién nacidos. Se debe pesar a los cachorros en cuanto estén secos y luego dos veces al día durante la primera semana. Cualquier pérdida de peso después de las primeras 24 horas indica un problema potencial y debe recibir atención inmediata, como alimentación adicional, lactación asistida o examen por un veterinario ( ver Cuidado del cachorro). Los cachorros recién nacidos deben ganar un 10 % de su peso corporal al día.

Problemas relacionados con el parto

Se debe permitir a las perras parir a sus cachorros en una zona conocida donde no se les moleste. Un entorno desconocido o la presencia de personas extrañas pueden dificultar el parto, interferir en la bajada de la leche o afectar negativamente a los instintos maternales y hacer que la perra descuide a sus cachorros recién nacidos. Esto es especialmente cierto para una perra que esté pariendo su primera camada. Una perra nerviosa puede ignorar a sus cachorros recién nacidos o darles demasiada atención. Esto puede llevar a lamer y morder casi continuamente el muñón umbilical, lo que puede causar potencialmente lesiones graves al cachorro. Si el instinto maternal de la perra fracasa, puede tumbarse en una posición erguida que no permita amamantar a los cachorros, o puede dejarlos desatendidos.

Después del parto y debido a las exigencias de la lactancia, los niveles de calcio en el torrente sanguíneo de la perra pueden descender a niveles anormalmente bajos. Este problema es más común en las perras que pesan menos de 20 kg y puede empeorar con una dieta inadecuada o una camada muy grande.

Las enfermedades inflamatorias más comunes en el periodo posterior al parto son la inflamación del útero (metritis) y de las glándulas mamarias (mastitis). La retención de una placenta o de sus restos suele causar metritis. Los signos incluyen esfuerzo continuo como en el parto, secreción vaginal, fiebre y depresión. Los fármacos que ayudan a estimular las contracciones uterinas, como la oxitocina o la prostaglandina F2alfa, pueden ayudar a expulsar la placenta. La mastitis suele estar causada por una infección bacteriana y puede tratarse con los antibióticos apropiados. El sangrado vaginal excesivo después del parto es raro y requiere intervención veterinaria cuando se observa. Sin embargo, las pequeñas pérdidas de sangre ("manchado") que duran 12-16 semanas o más pueden ser normales y no suelen necesitar tratamiento a menos que se pierda demasiada sangre.

La falta de la producción de leche (agalactia) es infrecuente en las perras, pero puede estar asociada con el parto prematuro de la camada. Las perras que no producen suficiente leche deben ser examinadas por un veterinario para detectar otras enfermedades subyacentes. La presencia normal de calostro (un líquido claro y acuoso que se produce antes de la leche y que contiene importantes anticuerpos) no debe confundirse con la agalactia. Los cachorros satisfechos que aumentan de peso diariamente después de las primeras 24 horas son un buen indicio de que la producción de leche es adecuada. Si es necesario, se puede estimular la producción de leche mediante inyecciones de oxitocina. Si la producción de leche es inadecuada, los cachorros pueden necesitar alimentación suplementaria.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre el manejo de la reproducción.