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Ecografía en animales

PorJimmy C. Lattimer, DVM, DACVR
Última revisión/modificación nov 2019

La ecografía es el segundo formato de imagen más utilizado en la práctica veterinaria. Utiliza ondas sonoras ultrasónicas en la gama de frecuencias de 1,5-15 megahercios (MHz) para crear imágenes de las estructuras corporales basadas en el patrón de los ecos reflejados por los tejidos y órganos objeto de la imagen.

Se pueden mostrar varios tipos de formatos de imagen. La forma más habitual (y la que crea la imagen real de la anatomía) es la exploración en escala de grises en modo bidimensional (B). El haz de sonido lo produce un transductor colocado en contacto con el animal y acoplado acústicamente por medio de un gel de transmisión. Se dirige un pulso ultracorto de sonido hacia el animal, tras lo cual el transductor cambia al modo de recepción. Los ecos se producen cuando el haz de sonido cambia de velocidad al pasar de un tejido de una densidad a otro de otra densidad, incluso cuando el cambio tiene lugar a niveles casi microscópicos. Cuanto mayor sea el cambio de velocidad, mayor será la fuerza del eco. Un pequeño porcentaje de estos ecos se refleja en el transductor, que luego reconvierte la energía de los ecos en impulsos eléctricos registrados por el ordenador del ecógrafo. Se registran la intensidad del eco, el tiempo necesario para que el eco regrese tras el impulso y la dirección del haz de sonido enviado. Utilizando la información de múltiples ecos, la máquina crea una imagen que representa el aspecto de los tejidos cuando se cortan en el mismo plano en una muestra anatómica.

En los sistemas de exploración modernos, el haz de sonido se desplaza a través del cuerpo muchas veces por segundo, lo que produce una imagen dinámica en tiempo real que cambia a medida que el transductor se mueve a través del cuerpo. Esta imagen en tiempo real es más fácil de interpretar y permite al examinador explorar continuamente hasta obtener una imagen satisfactoria. La imagen puede entonces congelarse y grabarse en formato digital, lo que también permite grabar segmentos cortos de la exploración en tiempo real. Al igual que en el caso de la radiografía y todos los demás sistemas de imagen médica, el formato legal aceptado para las imágenes digitales de ultrasonidos es el estándar DICOM III.

La ecografía no puede usarse para examinar zonas con gas o tejidos óseos. El haz sónico se refleja totalmente en los tejidos blandos/gaseosos y se absorbe en tejidos blandos e interfaces óseas. El gas y el hueso también producen "sombra" sobre cualquier otro órgano que esté debajo. Los gases intestinales pueden impedir que se obtengan imágenes de los órganos abdominales adyacentes y el corazón debe abordarse desde una localización que no requiera que el haz sónico atraviese los pulmones.

La imagen sonográfica es limitada en cuanto a la profundidad del tejido examinado. La mayoría de los escáneres exploran tejidos hasta una profundidad de ~24 cm, pero la imagen suele tener bastante ruido a esa profundidad. Esto se debe a que la mayoría de los ecos de los tejidos no retornan directamente al transductor, sino que se reflejan en otras direcciones. A una profundidad de 24 cm, la pérdida de energía del haz de sonido da lugar a ecos tan débiles que el escáner no puede separar los ecos de retorno del ruido electrónico de fondo. Además, algunos ecos no reflejados directamente pueden volver al transductor al reflejarse en un tejido fuera de la trayectoria del haz. Estos ecos tardan más tiempo en volver al transductor y se representan en una falsa localización, lo que añade ruido a la imagen. Los transductores de baja frecuencia pueden explorar a mayor profundidad que los de alta frecuencia, pero la resolución disminuye. La pérdida de intensidad del haz es mucho menor en medios fluidos como la vejiga urinaria, por lo que si el haz atraviesa un medio fluido de este tipo, la profundidad máxima de exploración puede aumentar a expensas de la resolución temporal.

Aunque la ecografía puede utilizarse para evaluar la mayoría de los tejidos blandos, incluidos los músculos, los tendones y los ligamentos, la mayoría de los exámenes en los animales pequeños se realizan sobre el corazón y los órganos abdominales. En la exploración del abdomen, se deben evaluar sistemáticamente las estructuras abdominales Cada ecografista desarrolla su propio sistema de evaluación completa del abdomen. La valoración sistemática asegura que se exploran todas las estructuras. En el pasado, órganos como las glándulas adrenales y el páncreas solo se veían si estaban enfermos y aumentaban de tamaño, pero los modernos ecógrafos manejados por un ecografista experimentado producen imágenes de tal calidad que las glándulas adrenales, el páncreas y los nódulos linfáticos normales se visualizan de forma rutinaria incluso en perros grandes.

La ecografía también se utiliza ampliamente para evaluar los tejidos blandos del sistema musculoesquelético. En los équidos, la ecografía se usa para detectar y evaluar la presencia de desgarros en los tendones y ligamentos de las patas. El examen de las articulaciones y de los márgenes de los huesos que las rodean, tanto en los animales grandes como en los pequeños, también se lleva a cabo de forma generalizada y proporciona información que no está disponible en la evaluación radiográfica estándar. Por supuesto, la ecografía no puede utilizarse para evaluar los huesos en sí, por lo que ambos métodos de imagen son complementarios. En los animales pequeños, las lesiones de los tejidos blandos de los ligamentos, los tendones, la cápsula articular y el cartílago articular del hombro y las articulaciones de la rodilla las detecta fácilmente un examinador experimentado. La mayoría de las articulaciones y los músculos pueden evaluarse mediante ecografía si el operador está familiarizado con la anatomía normal y la forma en que la patología de esas estructuras se manifiesta en la imagen.

Los cambios en el tamaño y la forma de los órganos, tejidos y estructuras son evidentes en la mayoría de los casos, pero la evaluación del patrón del eco se basa en la comparación con el de otros órganos y tejidos que el examinador ha escaneado en otros animales. La persona que evalúa la exploración debe tener conocimientos sólidos, desarrollados a partir de la experiencia y la comparación con el patrón de eco normal para cada órgano explorado con cada transductor. El patrón de eco cambiará entre los transductores debido a los cambios en la resolución axial y transaxial, así como al diseño del transductor. Hay que comparar la ecogenicidad de varios tejidos, porque cualquier órgano puede presentar aumentos o disminuciones de la ecogenicidad en su parénquima.

Los órganos afectados pueden estar alterados uniformemente en su ecogenicidad o mostrar cambios focales o multifocales. Las alteraciones focales suelen ser más fáciles de detectar que los cambios uniformes. Las lesiones ecográficas son a veces bastante características de un proceso de enfermedad determinado, pero más a menudo los cambios son inespecíficos. Aunque la ecografía puede ser bastante sensible a la detección de la enfermedad, los cambios no son específicos en la mayoría de los casos, a menos que se detecte un cambio anatómico característico junto con cambios en la ecogenicidad.

La tecnología de los ultrasonidos ha mejorado la capacidad de los exámenes ecográficos para detectar enfermedades que antes no estaban bien caracterizadas por la evaluación ecográfica. La pancreatitis es un ejemplo básico. Durante muchos años, el páncreas no se consideraba un órgano que pudiera evaluarse con ecografía, pero su evaluación con este método se ha convertido en un pilar de la evaluación de animales en los que se sospecha enfermedad pancreática. Sin embargo, no siempre coincide con la evaluación clínica patológica o la exploración física. En algunos casos, la exploración física y los datos patológicos sugieren pancreatitis, pero no se detecta en la exploración ecográfica. Esto se debe probablemente a la gran dificultad de examinar todo el páncreas mediante ecografía. En otros casos, la pancreatitis crónica puede detectarse en la exploración ecográfica, pero mal caracterizada por los datos patológicos clínicos debido al estado crónico de la enfermedad.

La enfermedad de Cushing también es a menudo difícil de interpretar mediante un examen ecográfico o cualquier otro tipo de imagen, debido a los problemas de los adenomas benignos que no tienen importancia clínica en las glándulas adrenales y porque en la verdadera enfermedad de Cushing las glándulas adrenales están siendo sobrecargadas por un adenoma hipofisario y no son en sí mismas estructuralmente anormales. Otros casos de mayor uso de la ecografía se dan en la evaluación de otros tejidos blandos, como las lesiones musculares y tendinosas, así como las lesiones del cartílago en varias articulaciones, como el hombro y la rodilla.

La ecografía también puede utilizarse para dirigir los instrumentos de biopsia para obtener tejidos para un diagnóstico patológico específico, y es mucho más segura y diagnóstica que la biopsia a ciegas. Esto evita en muchos casos la necesidad de una técnica quirúrgica abierta de exploración. Las lesiones enterradas en órganos grandes, como el hígado y los riñones, que podrían no ser detectables en la cirugía, pueden detectarse y biopsiarse con la guía ecográfica. El diagnóstico prequirúrgico permite una planificación más exhaustiva y específica de los procedimientos quirúrgicos y el tratamiento prequirúrgico de las lesiones. Estos procedimientos pueden realizarse con frecuencia de forma segura bajo fuerte sedación y analgesia. La biopsia guiada por ecografía y la aspiración de lesiones también se puede realizar en grandes animales sin necesidad de anestesia general.

Ecocardiografía en animales

La ecocardiografía es una evaluación ultrasónica del corazón. En el pasado, se utilizaba el formato de visualización de la información ecográfica en modo M. Se proyecta un estrecho haz de sonido en el corazón, y el patrón de eco y la intensidad se muestran en una pantalla de persistencia, con el eje x de la pantalla representando el tiempo (el eje y es la profundidad), de forma similar al formato familiar de un ECG. Se puede evaluar el patrón y la amplitud del movimiento de las paredes de las cámaras del corazón y de las válvulas, así como el tamaño de las respectivas estructuras a lo largo de la trayectoria del haz de sonido. El formato del modo M tiene una resolución temporal muy alta y, por lo tanto, es especialmente adecuado para la evaluación de estructuras que se mueven rápidamente, como las valvas de las válvulas cardiacas. Se requiere una experiencia considerable para lograr interpretar los estudios diagnósticos. El examen en modo M se ha acoplado a estudios en modo B en tiempo real para mejorar la precisión de la colocación del haz y añadir información adicional, como la forma de la cámara.

Las imágenes obtenidas mediante ecografía se usan también para obtener información acerca de la función cardiaca. La determinación de parámetros específicos puede hacerse en cualquier selección del modo M o bien en el modo B bidimensional. Algunos sistemas avanzados tienen la capacidad de producir una imagen tridimensional de las estructuras del corazón. A continuación, se aplican fórmulas matemáticas para determinar los valores del gasto cardiaco, la contractilidad ventricular, la fracción de eyección, la rigidez de la pared ventricular y otras funciones cardiacas.

La ecografía Doppler utiliza el conocido fenómeno de que el sonido emitido por un objeto en movimiento, como por ejemplo un tren, tiene una frecuencia aparente diferente a la de una persona que está parada con respecto al objeto en movimiento. Si el objeto se aleja del observador, la frecuencia del sonido es menor; por el contrario, si el emisor se mueve hacia el observador, la frecuencia del sonido es mayor. Lo mismo es aplicable al diagnóstico por ecografía. Los ecos de los eritrocitos en movimiento cambian la frecuencia del sonido reflejado en el transductor. La cantidad en la que se modifica la frecuencia es proporcional a la velocidad de los eritrocitos; el hecho de que sea un cambio de frecuencia positivo o negativo se utiliza para determinar la dirección del flujo sanguíneo. Esto se utiliza para identificar la regurgitación valvular (insuficiencia), el aumento de la velocidad de flujo (como en la estenosis) o el movimiento anormal de la sangre en el corazón o en vasos de otras partes del cuerpo.

Las señales Doppler pueden visualizarse en dos formatos. En el primero, el Doppler espectral, se utiliza un haz de sonido para evaluar un pequeño volumen específico dentro del vaso de interés. Esta visualización se parece a la del modo M, salvo que el desplazamiento de la frecuencia, o la velocidad, se sustituye en el eje y. También comparte las capacidades de alta resolución temporal (milisegundos) del formato del modo M. La segunda forma de mostrar los desplazamientos de frecuencia Doppler consiste en seleccionar una zona más amplia de la exploración en una imagen en modo B en tiempo real, codificando las velocidades y la dirección como un espectro de color. El color (por lo general rojo o azul) representa la dirección del flujo sanguíneo y el tono la velocidad media del flujo. Esto permite la evaluación de grandes superficies, pero a costa de una baja resolución temporal. Por esta razón, los estudios de flujo en modo B codificados por colores se utilizan para guiar la colocación de los volúmenes de muestras espectrales para adquirir una información más precisa y completa.

Por eso, los estudios Doppler complementan y mejoran la precisión y la especificidad de las ecocardiografías. La evaluación cuantitativa de la exploración con estudios Doppler también permite al examinador determinar valores como los gradientes de presión a través de las válvulas y regiones con estenosis o la resistencia al flujo de la sangre al entrar en un órgano. En algunos casos, pueden detectarse patrones de flujo sanguíneo anormales antes de que existan lesiones anatómicas evidentes.

La evaluación Doppler del flujo sanguíneo no se limita al corazón. Suele utilizarse para evaluar el flujo sanguíneo de los vasos del abdomen y otras localizaciones. Es la forma más específica de hacerlo y puede ser útil en la detección de trombosis o malformaciones arteriales o venosas.

Ecografía de contraste en animales

Los agentes de contraste ecográficos aumentan la reflectividad de la sangre y de cualquier tejido por el que fluya la sangre. El aumento de la reflectividad de la sangre se suele conseguir mediante la inyección o la formación de burbujas microscópicas transitorias en el plasma. El incremento de la ecogenicidad se relaciona con la cantidad de sangre que pasa por el tejido. Las burbujas se absorben rápidamente en el plasma y, por consiguiente, no constituyen un peligro de embolia. La capacidad para evaluar la vascularización de un tejido proporciona información adicional sobre el tipo de lesión presente. Por ejemplo, los granulomas suelen tener un flujo sanguíneo menor que el tejido normal y no se realzan tanto como el tejido circundante, mientras que los tumores pueden realzarse más y retener el contraste durante más tiempo que el tejido circundante. Los agentes de contraste mejoran tanto la sensibilidad como la especificidad de los exámenes ecográficos. Sin embargo, son extremadamente caros, lo que impide su uso en todos los casos, excepto en casos especiales o en investigaciones financiadas.

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