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Panhipopituitarismo de inicio en la edad adulta en animales

PorDeborah S. Greco, DVM, PhD, DACVIM-SAIM
Revisado/Modificado jul 2019

Los tumores no funcionales de la hipófisis pueden conducir a panhipopituitarismo, ya que el crecimiento de un tipo celular neoplásico, pero no secretor, desplaza a otras células hipofisarias. Se producen signos relacionados con la pérdida de hormonas gonadales, tiroideas y adrenocorticales, junto con signos neurológicos relacionados con la compresión local de las estructuras cerebrales. Los signos relacionados con las deficiencias endocrinas pueden tratarse mediante la suplementación con las hormonas que faltan.

Los tumores hipofisarios no funcionales, endocrinológicamente inactivos, se desarrollan con mayor frecuencia en el animal adulto o de más edad; no existe una predisposición racial aparente. La causa más frecuente es un adenoma cromófobo que se origina en la porción distal. Otras causas más infrecuentes comprenden destrucción inflamatoria extensa del tejido hipofisario, necrosis isquémica de la hipófisis debida al infarto por la invasión de células tumorales, émbolos parasitarios o sépticos, necrosis difusa asociada con la toxemia, invasión por neoplasias de estructuras adyacentes (p. ej., las meninges, el hueso esfenoides, la fosa nasal, etc.) y hemorragia generalizada y la cicatrización posterior después de lesiones traumáticas. Los perros y los gatos con adenomas no funcionales desarrollan trastornos clínicos relacionados con una falta de secreción de hormonas tróficas hipofisarias y una disminución de la función del órgano diana o con trastornos de la función del SNC.

Hallazgos clínicos del panhipopituitarismo de inicio en la edad adulta en animales

Los animales afectados frecuentemente están deprimidos, carecen de coordinación y sufren un colapso con el ejercicio. Ocasionalmente muestran un cambio de actitud, pueden no responder a las personas y desarrollar una tendencia a esconderse a la menor provocación. En los casos crónicos, pueden haber signos de ceguera, con pupilas dilatadas y fijas, debido a la compresión y rotura de los nervios ópticos mediante la extensión dorsal del tumor hipofisario. Los perros afectados muestran con frecuencia una pérdida progresiva de peso con atrofia muscular debida a la pérdida del efecto anabólico proteico de la GH. La compresión de las células que secretan hormonas gonadotrópicas o la hormona liberadora correspondiente del hipotálamo produce atrofia de las gónadas. Los trastornos del equilibrio del agua son el resultado de una interferencia con la síntesis de la ADH o su liberación en los capilares de la porción nerviosa. El lóbulo posterior, el tallo infundibular y el hipotálamo están comprimidos o alterados por las células neoplásicas.

Los animales con panhipopituitarismo parecen deshidratados, a pesar del incremento en el consumo de agua. Los perros y los gatos con grandes tumores hipofisarios no funcionales suelen excretar grandes cantidades de orina diluida con un peso especifico bajo (≤1,007) y pueden olvidar su adiestramiento y orinar fuera del lugar destinado para ello. Los signos clínicos no son muy específicos y podrían confundirse con los de otros trastornos del SNC (p. ej., los tumores cerebrales o la encefalitis) o con la enfermedad renal crónica.

El hipopituitarismo causado por los tumores hipofisarios debe incluirse en el diagnóstico diferencial de las enfermedades definidas por la incoordinación, depresión, poliuria, ceguera y cambios súbitos del comportamiento en animales adultos o de avanzada edad. Dado que la ceguera es de origen central, la exploración oftalmoscópica por lo general no revela lesiones significativas. No existe ningún efecto sobre la estatura corporal asociado con la compresión de la porción distal y la probable interferencia de la secreción de GH, debido a que estos tumores suelen encontrarse en perros que ya han completado su crecimiento. Los periquitos con adenomas cromófobos frecuentemente desarrollan exoftalmía debida a la extensión de las células neoplásicas a lo largo del nervio óptico.

Lesiones

Los adenomas hipofisarios endocrinológicamente inactivos suelen alcanzar un tamaño considerable antes de causar signos obvios, o la muerte. Las células tumorales proliferativas incorporan las estructuras restantes de la adenohipófisis y del tallo infundibular. El hipotálamo puede estar totalmente comprimido y reemplazado por el tumor.

Las glándulas tiroideas en perros y gatos con adenomas hipofisarios grandes frecuentemente son más pequeñas de lo normal, aunque en mucho menor grado que la corteza adrenal. Las glándulas adrenales son pequeñas y están formadas principalmente por tejido medular rodeado de una zona estrecha de corteza. Los túbulos seminíferos son pequeños y muestran pocos signos de espermatogénesis activa.

La atrofia de la piel y la pérdida de masa muscular pueden estar relacionadas con una falta de efectos anabólicos proteicos de la GH en un perro o gato adulto. La interferencia con la secreción de hormonas tróficas hipofisarias frecuentemente causa atrofia gonadal, que produce una disminución de la libido o anestro.

Puntos clave

  • Los adenomas hipofisarios endocrinológicamente inactivos y el panhipopituitarismo de inicio en la edad adulta son trastornos raros en perros y gatos.

  • Los signos clínicos por lo general se asocian con compresión tisular local o edema asociado con tumores grandes que actúan como lesiones ocupantes de espacio.

  • Los signos de deficiencia endocrina secundaria, como el hipoadrenocorticismo secundario o el hipotiroidismo, pueden tratarse con suplementos de la hormona afectada.

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