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Principios del tratamiento de las enfermedades endocrinas en animales

Revisado/Modificado abr 2019

Los síndromes que implican una secreción excesiva de hormonas pueden tratarse mediante extirpación quirúrgica, fármacos que inhiben la secreción, I o dieta. Los síndromes de deficiencia hormonal pueden tratarse mediante la reposición de la hormona administrada oralmente, mediante inyección y, en algunos casos, por otras vías. Algunos síndromes de deficiencia de las hormonas proteicas/polipeptídicas pueden ser difíciles de tratar debido al coste y a la disponibilidad de la hormona.

Las enfermedades endocrinas que implican una hiperactividad pueden tratarse quirúrgicamente (la extirpación del tumor), mediante radioterapia (p. ej., 131I para el hipertiroidismo felino), farmacológicamente (p. ej., el metimazol como un fármaco antitiroideo; el trilostano para el hiperadrenocorticismo) o con modificaciones en la dieta (p. ej., una dieta deficiente en yodo para el hipertiroidismo felino). Los síndromes de deficiencia hormonal suelen tratarse satisfactoriamente mediante la terapia de reemplazo de la(s) hormona(s) ausente(s), como el tratamiento con insulina en la diabetes mellitus o la terapia hormonal de reemplazo de la tiroides en el hipotiroidismo. La terapia de reemplazo por deficiencias relacionadas con las hormonas proteicas/polipeptídicas puede representar un desafío. A menudo, la versión específica para cada especie de hormona no está disponible, puede ser necesario inyectar el fármaco varias veces al día o debe considerarse la posibilidad de formación de anticuerpos y de anafilaxia. Los esteroides y las hormonas tiroideas suelen administrarse PO. Algunas hormonas proteicas/polipeptídicas o sus análogos son efectivos cuando se administran por otras vías distintas a la inyección (p. ej., el acetato de desmopresina, análogo de la hormona antidiurética, es eficaz cuando se administra por múltiples vías).

La terapia de reemplazo hormonal se debería controlar para la valoración de su respuesta clínica y para otras medidas convenientes como la monitorización terapéutica de la sangre (p. ej., la medición de las concentraciones de la T4 después de tomar la pastilla y la medición del sodio y del potasio en el suero de los pacientes con hipoadrenocorticismo primario). La terapia de reemplazo suele ser necesaria durante un tiempo después de la extirpación quirúrgica de un tumor endocrino. No obstante, el tejido normal restante que se atrofió como consecuencia de la enfermedad suele recuperar su actividad en un breve periodo de tiempo, obviándose la necesidad de una terapia de reemplazo para toda la vida. Los animales muestran una variación significativa en la biodisponibilidad del fármaco; por eso, a cada paciente se le debería adecuar una pauta apropiada de dosificación.

Los glucocorticoides se emplean comúnmente como fármacos terapéuticos, en particular debido a su actividad antiinflamatoria y antialérgica. El uso apropiado requiere el conocimiento de los efectos adversos, incluida la aparición potencial de signos de hiperadrenocorticismo resultante de una terapia a largo plazo o del uso de potentes derivados. Estos efectos adversos pueden minimizarse mediante el uso de glucocorticoides administrados PO en días alternos.

Puntos clave

  • Una vez establecido el diagnóstico, la mayoría de las enfermedades endocrinas pueden tratarse con éxito.

  • Existen múltiples opciones de tratamiento disponibles, incluso para una sola enfermedad (p. ej., el hipertiroidismo felino se puede tratar de cuatro formas: cirugía, 131I, metimazol o una dieta deficiente en yodo).

  • La monitorización del tratamiento por lo general implica una combinación de evaluación clínica, determinación hormonal y monitorización bioquímica.

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