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La glándula tiroides en animales

PorMark E. Peterson, DVM, DACVIM-SAIM
Última revisión/modificación jul 2019

Todos los vertebrados tienen una glándula tiroides. En los mamíferos, la tiroides, por lo general, es bilobular y se localiza justo caudal a la laringe, adyacente a la superficie lateral de la tráquea. Los dos lóbulos pueden estar conectados por un istmo fibroso (p. ej., en los rumiantes y en los caballos), o este istmo conector puede ser indistinto (p. ej., en los perros y en los gatos). La glándula es extremadamente vascular. En las aves se encuentra dentro de la cavidad torácica; ambos lóbulos están situados cerca de la "siringe", adyacente a la arteria carótida, próxima al punto de origen de la arteria vertebral.

El tejido tiroideo ectópico o accesorio es relativamente frecuente en la mayoría de las especies, sobre todo en los perros y en los gatos. Puede estar localizado en cualquier punto desde la laringe al diafragma y puede ser responsable de mantener la función tiroidea normal después de la tiroidectomía. Además, el tejido tiroideo ectópico es ocasionalmente el lugar de hiperplasia o neoplasia.

Fisiología de la tiroides en animales

Las hormonas tiroideas son los únicos compuestos orgánicos yodados del cuerpo. La tiroxina (T4) es el principal producto secretado por la glándula tiroides normal. Sin embargo, la glándula también secreta 3,5,3´-triyodotironina (T3), T3 inversa y otros metabolitos desyodados. La T3 es ~3-5 veces más potente que la T4, mientras que la T3 inversa es tiromiméticamente inactiva.

Aunque toda la T4 se secreta por la tiroides, una cantidad considerable de T3 se deriva de la T4; por lo tanto, la T4 se ha denominado prohormona. Su activación a la T3 más potente es un paso regulado individualmente por los tejidos periféricos.

La secreción de hormona tiroidea se regula principalmente a través del control de retroalimentación negativa a través de la respuesta coordinada del eje hipotalámico-hipofisario-tiroideo: la hormona liberadora de tirotropina se une a la célula tirotrófica de la hipófisis y estimula la secreción de tirotropina (hormona estimulante de la tiroides) que se une a la membrana celular folicular y estimula la síntesis y secreción de la hormona tiroidea.

Las hormonas tiroideas son compuestos lipofílicos insolubles en agua que se unen a las proteínas plasmáticas (proteína fijadora de tiroxina, prealbúmina fijadora de tiroxina [transtiretina] y albúmina). La función principal de las proteínas de unión a la hormona tiroidea es probablemente proporcionar una reserva hormonal en el plasma y actuar de "regulador" en la distribución de hormonas a los tejidos. En animales eutiroideos sanos, el 0,1 % de la T4 sérica total está libre (no fijado a las proteínas de unión a la hormona tiroidea), mientras que ~1 % de la T3 circulante está libre. La evidencia sugiere que las fracciones de la T4 libre y la T3 libre en la circulación determinan la cantidad de hormona disponible para su captación por los tejidos.

Acción de las hormonas tiroideas en animales

Las hormonas tiroideas actúan en distintos procesos celulares; sin embargo, no puede compararse ninguna reacción única o evento metabólico con su acción. Aunque tanto la T4 como la T3 tienen una actividad metabólica intrínseca, la T3 es 3-5 veces más potente al unirse a los receptores nucleares, y también es más potente de forma similar en la estimulación del consumo de oxígeno.

Los efectos de las hormonas tiroideas suelen estar divididos en dos categorías: los que se manifiestan en minutos u horas después de la unión a los receptores de hormonas y que no requieren la síntesis proteica y aquellos que se manifiestan más tarde (por lo general >6 horas) y requieren la síntesis de nuevas proteínas. Aproximadamente, la mitad del incremento del consumo de oxígeno producido por las hormonas tiroideas se relaciona con la activación de Na+/K+-ATPasa unido a la membrana plasmática; las hormonas tiroideas también estimulan el consumo de oxígeno mitocondrial. Estos cambios están directamente relacionados con el efecto calorigénico de las hormonas tiroideas. Los efectos más crónicos están relacionados invariablemente con las acciones celulares que requieren la interacción con los receptores nucleares de T3, seguidos por un incremento en la síntesis proteica que es crucial para los procesos fisiológicos como el crecimiento, la diferenciación, la proliferación y la maduración.

En cantidades fisiológicas, las hormonas tiroideas son anabólicas. En conjunción con la hormona del crecimiento (GH) y la insulina, se estimula la síntesis proteica y se reduce la excreción de nitrógeno. No obstante, en exceso (hipertiroidismo), estas pueden ser catabólicas, con un incremento en la gluconeogénesis, en la degradación de las proteínas y en la eliminación de nitrógeno.

Para más información

Consultar también la información para propietarios sobre glándula tiroides en perros y glándula tiroides en gatos.