Las gammapatías son afecciones en las que los niveles de inmunoglobulina sérica están muy elevados. Pueden clasificarse en gammapatías policlonales (el aumento afecta a todas las clases principales de inmunoglobulinas) o monoclonales (aumento homogéneo de una única clase de inmunoglobulina).
Las gammapatías policlonales resultan de la estimulación crónica del sistema inmunitario. Por lo tanto, pueden estar causadas por:
Piodermias crónicas.
Infecciones víricas, bacterianas o fúngicas crónicas.
Enfermedades bacterianas granulomatosas.
Abscesos.
Infecciones parasitarias crónicas.
Enfermedades rickettsiales crónicas, como la pancitopenia tropical canina.
Enfermedades inmunitarias crónicas, como el LES, la artritis reumatoide y la miositis.
Neoplasias.
En numerosos casos no se detecta una causa predisponente obvia. En algunos animales, la gammapatía puede ser inicialmente monoclonal, debido al predominio de una única clase de inmunoglobulina (por lo general IgG). Esto se ha observado en gatos con peritonitis infecciosa felina sin derrame y en perros con pancitopenia tropical canina crónica.
Las gammapatías monoclonales se caracterizan por la producción de grandes cantidades de una única inmunoglobulina. Las gammapatías monoclonales pueden ser benignas (es decir, no se asocian a enfermedades subyacentes) o, más comúnmente, estar asociadas a tumores que segregan inmunoglobulinas.
Los tumores que segregan anticuerpos monoclonales se originan a partir de células plasmáticas (mielomas). Los mielomas pueden secretar proteínas intactas de cualquier clase de inmunoglobulina, o subunidades de inmunoglobulinas (cadenas ligeras o pesadas). En el perro, las proteínas del mieloma suelen ser IgG o IgA y, con menor frecuencia IgM. Los mielomas del tipo IgA son especialmente comunes en perros de raza Doberman Pinscher. En el gato y el caballo, las proteínas del mieloma son habitualmente IgG y, raras veces, IgM, IgG3 (caballos) o IgA.
Los signos clínicos dependen de la localización y gravedad de la neoplasia primaria, y de la cantidad y del tipo de inmunoglobulina secretada. Los mielomas de células plasmáticas suelen desarrollarse en las cavidades medulares de los huesos planos del cráneo, costillas, pelvis y en las vértebras, y producen erosión ósea grave. Las fracturas patológicas del hueso enfermo pueden causar dolor espinal y cojera.
La enfermedad puede resultar de la presencia de la propia proteína monoclonal. Por ejemplo, algunas formas de amiloidosis se deben al depósito de cadenas ligeras de inmunoglobulina en los tejidos (amiloide A sérico). El síndrome de hiperviscosidad se observa en el 20 % de los perros con proteínas monoclonales IgM o IgA si las concentraciones proteicas en la sangre son altas. En este síndrome, la viscosidad del plasma puede ser muchas veces mayor que el valor normal, lo que provoca trastornos vasculares profundos, trombosis y hemorragias. Como resultado de las hemorragias en el sistema nervioso y la retina pueden desarrollarse depresión, ceguera y manifestaciones neurológicas.
Algunas proteínas monoclonales IgM son crioglobulinas y se aglutinan in vitro e in vivo cuando se enfría el plasma. En los animales con crioglobulinemia suelen producirse desprendimientos gangrenosos de las puntas de las orejas, párpados, dedos y punta de la cola, especialmente durante las estaciones frías. Los animales con gammapatías monoclonales pueden presentar concentraciones bajas de inmunoglobulinas normales y son, por lo tanto, inmunodeficientes.
Por lo general, los tumores que segregan inmunoglobulinas se suelen tratar con quimioterapia adecuada. En los animales con signos clínicos del síndrome de hiperviscosidad, es necesario efectuar plasmaféresis para reducir la viscosidad del suero.
Para más información
Consulte también la información para propietarios sobre gammapatías en perros y gammapatías en gatos.