La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad cutánea alérgica inflamatoria y pruriginosa genéticamente predispuesta con rasgos clínicos característicos. Se asocia más frecuentemente con anticuerpos IgE frente a alérgenos ambientales como el polen, los ácaros ambientales, los mohos, los alérgenos alimentarios y los microorganismos Malassezia y Staphylococcus. El fenotipo atópico se caracteriza por prurito crónico, distribución típica de la lesión () ( más adelante), antecedentes familiares de la enfermedad y predisposición racial. Estos signos pueden observarse en animales con enfermedad cutánea mediada por IgE o una afección denominada "dermatitis de tipo atópico". La dermatitis de tipo atópico se define como una enfermedad cutánea pruriginosa en perros con rasgos característicos de la DA, pero pruebas negativas de anticuerpos IgE.
La dermatitis atópica felina tiene muchas similitudes con la dermatitis atópica canina, pero los gatos tienen una manifestación clínica de hipersensibilidad cutánea diferente, que incluye al menos uno de los siguientes patrones de reacción: dermatitis miliar, alopecia autoinducida, complejo granuloma eosinofílico y prurito de cabeza y cuello.
Etiología y patogénesis de la dermatitis atópica en animales
La etiología y patogenia de la DA son complejas e implican una predisposición genética, un deterioro de la función de barrera normal de la piel y aberraciones inmunitarias. Se cree que los animales con DA están predispuestos genéticamente para sensibilizarse ante los alérgenos del ambiente. Los alérgenos son proteínas que, al inhalarse o absorberse a través de la piel, las vías respiratorias o el tracto GI, provocan la producción de IgE específicas del alérgeno. Estas moléculas IgE específicas del alérgeno se encuentran adheridas a los mastocitos o a los basófilos de los tejidos. Cuando estas células preparadas vuelven a entrar en contacto con el alérgeno específico, la desgranulación de los mastocitos da lugar a la liberación de enzimas proteolíticas, histamina, bradicininas y otras aminas vasoactivas, lo que provoca inflamación (eritema, edema y prurito).
La piel es el principal órgano diana en los perros y en los gatos, aunque la rinitis y el asma pueden también estar presentes en ~15 % de los animales afectados. La estimulación del prurito neuronal desempeña un papel importante en el inicio y la perpetuación del prurito. Se ha demostrado recientemente que la IL-31 es una importante citocina pruritogénica. La IL-31 estimula las neuronas a través de sus receptores y de la activación de enzimas de la familia JAK. Este conocimiento ha llevado al desarrollo de nuevas terapias.