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Cojeras en cerdos en lotes de cebo/acabado

PorJerry L. Torrison, DVM, PhD, DACVPM
Revisado/Modificado sept 2015

La cojera en cerdos es de creciente interés en la producción porcina de América del Norte. Mycoplasma hyosynoviae en particular ha recibido más atención debido, en parte, a esfuerzos diagnósticos más intensos. La enfermedad ósea metabólica también ha sido un área de interés, ya que han surgido problemas después de formulaciones más complejas para dietas de gestación y crecimiento.

Artritis:

La artritis causada por Mycoplasma hyosynoviae y Erysipelothrix rhusiopathiae aparece como una causa importante de cojera en los cerdos que se han desplazado a las zonas de crecimiento y de acabado. Una vez más, la mezcla y el desplazamiento de grupos de cerdos, el hacinamiento, los ambientes fríos, con corrientes de aire, o los cambios en el tratamiento y la alimentación pueden precipitar la aparición de cojeras.

En el caso de M hyosynoviae parece que la fuente principal es la vía respiratoria superior de las cerdas y cerdos más viejos en lotes homogéneos. Cuando la inmunidad calostral disminuye a las 4-8 semanas de edad, los cerdos están predispuestos a la infección. Por lo general, la morbilidad es de baja a moderada, pero puede afectar hasta el 50 % de los cerdos; la mortalidad es muy baja. Una cojera grave, que dura hasta 10 días, se desarrolla en grupos de cerdos de cebo-acabado o en animales de reposición seleccionados. La artritis se puede exacerbar por un traumatismo o estrés, y los cerdos muestran dolor en la mayoría de articulaciones (p. ej., codos, rodillas y corvejones), en las que pueden desarrollarse hinchazones blandas fluctuantes. En la necropsia las lesiones se limitan a las articulaciones, sobre todo las rodillas, e incluyen un exceso de líquido sinovial transparente, amarillo, que puede tener escamas de fibrina y líquido sinovial amarillo, con hipertrofia vellosa evidente. Las superficies articulares y los tejidos periarticulares no acostumbran a estar afectados. Se ha aislado M hyosynoviae en el sacrificio o necropsia en cerdos con enfermedad articular degenerativa que es parte del síndrome de osteocondrosis, pero es un agente secundario más que causal.

El diagnóstico se basa en la edad en que se desarrolla la enfermedad clínica y en los signos clínicos, que incluyen cojera en una o más extremidades que puede acompañarse de tumefacción fluctuante e hinchazón alrededor de las articulaciones. Los cerdos suelen estar afebriles y no hay indicios de neumonía, pleuritis ni peritonitis. Si se tiene que establecer un diagnóstico definitivo a partir de la detección del microorganismo, se deben tomar muestras de sinovia y de líquido sinovial de los cerdos no tratados dentro de los 3-4 días de la aparición de los signos clínicos. No obstante, M hyosynoviae puede cultivarse de articulaciones sanas y no siempre es recuperado de las articulaciones afectadas.

La falta de respuesta a la penicilina en los casos agudos se ha utilizado para diferenciar esta enfermedad de la erisipela. A diferencia de la poliartritis causada por M hyorhinis, la respuesta al tratamiento con tilosina y lincomicina suele ser buena si se administran pronto, y la tiamulina, o tetraciclina pueden ser eficaces. La artritis por micoplasma puede exacerbar los signos clínicos relacionados con la enfermedad articular degenerativa y con la osteoartrosis, y viceversa.

Erisipela:

Erysipelothrix rhusiopathiae, causante de la erisipela, se adquiere de cerdos portadores sanos o del ambiente, en el cual los microorganismos pueden sobrevivir durante cortos periodos. La erisipela puede ser hiperperaguda, grave o crónica. En la forma hiperaguda, los cerdos mueren sin signos clínicos. En la forma aguda los cerdos se vuelven febriles y pueden estar letárgicos y anoréxicos y sin ganas de levantarse porque tienen las articulaciones doloridas, y con cianosis en sus extremidades; esto último asociado a vasculitis en vasos periféricos. Después de 2-3 días se desarrollan las clásicas lesiones cutáneas en "diamante" (urticaria focal) sobre la superficie del cuerpo. En algunos brotes se advierte la cojera sin lesiones en la piel. En la forma crónica la artritis evoluciona de manera que las rodillas y tarsos se hinchan y están duros a la palpación, y la necrosis dérmica produce un extenso desprendimiento de porciones del integumento. En los casos crónicos también puede desarrollarse discoespondilosis si las articulaciones intervertebrales están afectadas. Conforme la artritis evoluciona y las articulaciones se fusionan, el dolor en las vértebras lumbares puede reducir la libido del verraco. La cianosis en las extremidades en los casos crónicos puede estar relacionada con la insuficiencia de la válvula cardiaca. El diagnóstico presuntivo de la enfermedad aguda se basa en los signos clínicos, de los cuales las lesiones cutáneas en "diamante" son las más consistentemente útiles. Las tres formas de la enfermedad se pueden producir en el mismo lote, en caso de que el problema no se haya investigado y si el tratamiento se ha retrasado.

Si la forma crónica de la erisipela se investiga como un problema de cojera y se practica la necropsia a los cerdos, los cambios precoces en la evolución de la enfermedad pueden estar disminuidos (p. ej., hemorragias en los nódulos linfáticos, riñones y músculos). Durante la fase aguda se acumula un exceso de líquido sinovial, pero en las articulaciones afectadas de forma crónica hay una hipertrofia e hiperplasia vellosa, hiperemia y fibrosis periarticular. Si se ha formado un pannus, la superficie articular se rompe. Las lesiones cutáneas altas, focales, evolucionan a zonas de tejido muerto y, en los casos extremos, las orejas y cola pueden sufrir necrosis. La endocarditis valvular vegetativa es otro hallazgo.

El aislamiento del microorganismo causal es importante para un diagnóstico definitivo, y tiene más éxito si se practica la necropsia a los cerdos no tratados y afectados de forma aguda y se cultiva el líquido sinovial. La prueba de PCR de lesiones crónicas (p. ej., endocarditis) puede usarse para detectar la bacteria en casos crónicos. Un cultivo bacteriano con un perfil de sensibilidad antibiótica es útil durante el tratamiento del lote. En ocasiones, una respuesta rápida de la afección aguda a la penicilina es una ayuda al diagnóstico. Siempre que el E rhusiopathiae es sensible a la penicilina, esto puede ser una opción económica para el tratamiento. Sin embargo, la tilosina y la lincomicina también están indicadas para el tratamiento de la erisipela, y la tetraciclina puede tener éxito si el microorganismo es sensible.

La vacunación con microorganismos tanto vivos modificados como muertos controla eficazmente la erisipela en una explotación, y los brotes pueden estar relacionados con el incumplimiento de los protocolos de vacunación más que con los cambios en la virulencia del microorganismo causal o la naturaleza de la enfermedad. Por tanto, cualquier investigación del problema se debe empezar con una anamnesis detallada de la vacunación para asegurar que las cerdas se han vacunado regularmente. Incluso con la vacunación de la cerda, la infección se observa en cerdos de cebo/acabado en algunas explotaciones. En estas granjas, los cerdos en cebo deben vacunarse además de las cerdas. Al hacer frente a un brote, el uso simultáneo de una vacuna muerta y de antibióticos es probablemente la medida de control más eficaz ( ver Erisipela porcina).

Osteomielitis:

La osteomielitis puede producirse en cerdos de cualquier edad. Si el integumento se lesiona, se desarrolla una sepsis y una lesión supurativa se extiende hacia el periostio y el hueso. Alternativamente, los organismos invaden el hueso desde la membrana sinovial de las articulaciones infectadas. Un procesamiento o técnicas de inyección inadecuados pueden iniciar abscesos que se pueden extender hacia el hueso adyacente. La rotura de la integridad de la pared del casco inicia una celulitis y osteomielitis de una falange. Otros focos de infección son las heridas por mordiscos en oreja y flanco. La mordedura de la cola puede dar lugar a infecciones locales que ascienden por el canal espinal y dan lugar a abscesos epidurales que pueden invadir y afectar a los cuerpos vertebrales. Las lesiones y los signos clínicos pueden desarrollarse lentamente.

Según el lugar de la infección, el cerdo puede volverse atáxico y, finalmente, paralizarse en las extremidades pélvicas. Si los huesos o las articulaciones de una extremidad están afectados, la enfermedad suele ser crónica y el cerdo presenta cojera a tres patas. El crecimiento cesa en los cerdos jóvenes.

Durante la necropsia, en el lugar de la lesión se produce un pus caseoso, cremoso o verde. Si Trueperella pyogenes está implicada, hay abundantes cavidades de pus semilíquido, verde. Otros organismos aislados de estos abscesos pueden incluir estreptococos, estafilococos y enterobacterias. El tratamiento no suele ser factible, y los cerdos deben sacrificarse por razones humanitarias. Sin embargo, cuando sea aplicable, la higiene puede mejorarse y problemas como la caudofagia se deben controlar o evitar.

Osteocondrosis y osteoartrosis:

La cojera relacionada con estos trastornos puede volverse clínicamente relevante en el momento en que los cerdos tienen 4-6 meses de edad, pero las principales ramificaciones están en las cerdas jóvenes, cerdas adultas y verracos ( ver Cojeras en cerdos en salas de maternidad). Ya que hay un componente hereditario, la importancia de estos problemas se incrementa si una partida de reproducción de reemplazo se lleva a un lote que previamente estuvo libre de cualquiera de las dos enfermedades.

Raquitismo:

Aunque ahora es poco común, el raquitismo ( ver Raquitismo en animales) se observa ocasionalmente, por lo general asociado con un error en la formulación o mezcla del alimento. El raquitismo afecta a los cerdos de crecimiento rápido con una aparición clínica a las ~10 semanas de edad. La morbilidad es alta, y los cerdos afectados se vuelven cojos, anoréxicos y antirrentables. Las extremidades estan atrofiadas y arqueadas, las articulaciones están tumefactas y la cabeza puede parecer desproporcionadamente grande. Los huesos largos de las extremidades se pueden fracturar espontáneamente, de manera que el cerdo presenta cojera grave y evita moverse. Las costillas pueden fracturarse. Algunos cerdos desarrollan paresia posterior y se sientan en el suelo si se fracturan los cuerpos vertebrales y se daña la médula espinal.

Los déficit absolutos de calcio, fósforo o vitamina D, o un desequilibrio de la proporción entre el calcio y el fósforo, causan el cese de la mineralización en la metáfisis y un engrosamiento de la placa de crecimiento y del cartílago de crecimiento de la epífisis.

En la necropsia se deben diseccionar los huesos para determinar si hay alguna fractura, o fracturas en vía de cicatrización, principalmente las costillas, húmeros y fémures. Las uniones costocondrales de la mayoría de las costillas están agrandadas formando el llamado rosario raquítico, y las costillas se pueden doblar manualmente haciendo una fuerza moderada. La remodelación ósea es inadecuada y radiológicamente los huesos están escasamente mineralizados. Una insuficiencia de calcificación y osificación endocondral produce engrosamiento e irregularidad de las placas de crecimiento y cartílagos de crecimiento de la epífisis, en los cuales se pueden producir hemorragias si se realizan secciones en bloque de los huesos largos con una sierra de cinta. En los casos crónicos los huesos se pueden cortar con un cuchillo. Un aumento súbito en el rechazo de cadáveres o rechazos parciales debido a fracturas en los huesos de las extremidades, costillas o vértebras en el matadero debe desencadenar la investigación de las raciones y su capacidad para satisfacer las necesidades nutricionales de los cerdos en crecimiento, particularmente con algunos de los híbridos contemporáneos magros y de crecimiento rápido. El análisis de la ración es útil, pero los lotes de pienso en uso pueden haber sido mezclados correctamente o con diferentes lotes de ingredientes, por lo que resulta difícil establecer la relación entre causa y efecto. Mantener muestras congeladas de cada lote de alimento es una buena práctica para hacer análisis retrospectivos.

Aunque las raciones se pueden corregir y la administración de vitamina D se puede dar parenteralmente, no existe tratamiento eficaz, y los intentos de criar gran número de cerdos afectados han sido económicamente desastrosos. El sacrificio de los cerdos afectados puede ser, por tanto, la alternativa más rentable.

Trastornos de las pezuñas:

En ocasiones, los cerdos de cebo-acabado presentan un sobrecrecimiento de las pezuñas o contusiones y fisuras en la pared o suela. El tipo y estado del pavimento es quizá el factor único más importante que determina si las lesiones se desarrollan o resuelven. Los suelos con lamas amplias permiten que los dedos caigan entre las láminas, lo que causa heridas. Los suelos que se mantienen demasiado húmedos pueden ablandar la pared de la pezuña, haciéndola más propensa a traumatismos. Si el suelo es muy rugoso, el balance entre crecimiento y desgaste de la pezuña se pierde; si está demasiado fisurada, la pared de la pezuña, la banda coronaria, o la piel por encima de la pezuña se daña, lo que provoca que los agentes infecciosos puedan penetrar en el pie o en las articulaciones adyacentes.

Una deficiencia absoluta o intermitente de biotina produce una queratina débil y escamosa que hace que las paredes de la pezuña sean sensibles al agrietamiento; la piel escamosa acompaña a la lesión de la pezuña y suele haber un bajo rendimiento reproductivo en la explotación. Como las cerdas jóvenes se preparan para la reproducción, puede ser útil suplementar con biotina. Las tasas de inclusión recomendadas de biotina son 250-400 mcg/kg de alimento completo. Las deficiencias de oligoelementos o los desequilibrios también pueden contribuir al compromiso de la pared de la pezuña y a la formación de la epidermis del talón.

La intoxicación por selenio puede causar tumefacción y necrosis del rodete coronario, además de signos más generalizados como anorexia o incluso parálisis ( ver Intoxicación por selenio). La intoxicación por selenio y cornezuelo puede causar desprendimiento de pezuñas en los cerdos.

Miopatía nutricional (enfermedad del músculo blanco):

En los sistemas actuales con una adecuada preparación y almacenamiento de la ración, la miopatía nutricional no debería ser problemática ( ver Miopatía nutricional en cerdos). Aunque las muertes inesperadas son típicas de la deficiencia de selenio y/o vitamina E, a veces los cerdos se encuentran postrados e incapaces de levantarse y caminar. En la necropsia se pueden observar diversos cambios patológicos, como masas musculares pálidas, hemorragias epicárdicas (enfermedad del corazón de mora) y un hígado pálido y cicatrizado con una superficie irregular (hepatosis dietética).

La prevención incluye la suplementación con selenito para que la concentración total de la ración sea de 0,3 ppm de selenio. Si la afección se diagnostica en un lote de cerdos, se puede administrar selenio/vitamina E inyectable como medida provisional hasta que la alimentación suplementaria sea parte del programa de nutrición.