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Balanopostitis en perros y gatos

PorAutumn P. Davidson, DVM, MS, DACVIM
Última revisión/modificación jul 2020

La inflamación del pene o de la mucosa prepucial se produce en perros. Las secreciones prepuciales normales no suelen dar lugar a signos clínicos evidentes. En muchos perros maduros sexualmente aparece una descarga prepucial mucopurulenta ligera de poca importancia clínica. La balanopostitis clínica produce una descarga prepucial excesiva, a menudo mucopurulenta, que puede acumularse en las extremidades pélvicas y asociarse con un lamido prepucial excesivo. La balanopostitis más grave puede ser el resultado de:

  • Inflamación linfoplasmocitaria.

  • Sobrecrecimiento bacteriano.

  • Traumatismo del pene.

  • Neoplasia del pene o del prepucio.

  • Cuerpos extraños.

  • Infecciones del tracto urinario.

  • Urolitiasis.

  • Fimosis o parafimosis.

La inflamación del prepucio y el dolor se presentan muy raramente salvo en los casos de traumatismos, mordeduras de serpientes o cuerpos extraños. Si existen signos de enfermedad sistémica, debe considerarse la posibilidad de un trastorno simultáneo más grave. La balanopostitis rara vez se observa en el gato.

Se debe explorar minuciosamente el pene y el prepucio hasta la altura del fórnix para detectar factores predisponentes primarios. El uso de una infusión salina a través de un endoscopio rígido facilita esta exploración, pero se puede utilizar un otoscopio si es necesario. Puede ser necesaria la sedación o anestesia general. Una citología prepucial puede ser útil. Los cultivos bacterianos de la cavidad prepucial, aunque a veces son difíciles de interpretar a causa de la presencia de flora prepucial normal, pueden ser útiles para identificar microorganismos inusuales o monocultivos anormales y determinar la sensibilidad a los antibióticos en los casos refractarios. Los cuerpos extraños pueden ser submucosos y difíciles de ver, por lo que deben explorarse tractos muy pequeños. La ecografía puede facilitar el descubrimiento de tractos de cuerpos extraños, traumatismos del pene (p. ej., hematomas, fractura de hueso peniano) o masas. Puede estar indicada la citología o la biopsia de las lesiones de la mucosa.

El tratamiento incluye la corrección de los factores predisponentes, recortar el pelo largo de alrededor del orificio prepucial para facilitar la higiene, y realizar lavados a fondo de la cavidad prepucial con un antiséptico suave diluido (p. ej., povidona yodada diluida o clorhexidina) o una solución salina estéril. Si se sospecha infección bacteriana, puede introducirse una pomada antibiótica en la cavidad prepucial durante 7-10 días, con la opción de antibioterapia sistémica si así lo indica la gravedad. El tratamiento antiinflamatorio no esteroideo sistémico a corto plazo puede ser útil. Está indicada la prevención del lamido excesivo mediante el uso de un collar isabelino. La castración puede disminuir las secreciones genitales, pero no las abolirá.

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