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Prolapso uterino y eversión uterina en animales

PorJennifer N. Roberts, DVM, DACT
Revisado/Modificado abr 2021

El prolapso del útero puede producirse en cualquier especie; sin embargo, es más común en las vacas de leche y de carne y en las ovejas y menos frecuente en las cerdas. El prolapso uterino es poco frecuente en yeguas, perras, gatas y conejas. Se han atribuido como causas predisponentes la invaginación de la punta del útero, tracción excesiva en la resolución de una distocia o en una retención de placenta, atonía del útero, hipocalcemia y falta de ejercicio. En las ovejas, el pastoreo en pastos estrogénicos también puede ser un factor contribuyente.

El prolapso del útero se produce inmediatamente después del parto o en las horas siguientes a este, cuando el cérvix está abierto y el útero no tiene tono. El prolapso del cuerno uterino posgrávido completo es más común en las vacas afectadas, y la masa del útero puede colgar por debajo de los tarsos. Se puede localizar la invaginación del cuerno contralateral, cuya exteriorización está impedida por el fuerte ligamento intercornual, mediante una exploración cuidadosa de la superficie del órgano prolapsado. En las cerdas, un cuerno se puede evertir mientras los lechones no nacidos en el otro cuerno impiden que el prolapso continúe. En pequeños animales, es frecuente observar el prolapso completo de ambos cuernos. El prolapso uterino es una verdadera urgencia, por lo que se necesita un tratamiento rápido para preservar la vida y el potencial reproductivo futuro del animal afectado.

En las vacas, el tratamiento implica retirar la placenta (si todavía está adherida), mediante la limpieza a fondo de la superficie endometrial y la reparación quirúrgica de cualquier laceración. La aplicación de azúcar en la superficie del útero o el lavado con solución salina hipertónica pueden ayudar a reducir el edema y a reducir el prolapso. En primer lugar se debe administrar un anestésico epidural antes de intentar devolver el útero a su posición normal.

Si la vaca está de pie, se debe elevar el útero limpio hasta el nivel de la vulva en una bandeja o mediante un sostén sujetado por asistentes. Si está postrado, el paciente debe colocarse en posición esternal, con las extremidades traseras extendidas caudalmente de modo que la vaca descanse sobre sus rodillas. Esta posición inclina la pelvis craneal y ventralmente para ayudar a la reposición del útero. Cuando se elevan los cuartos traseros de la vaca para extenderlos caudalmente, se debe tener cuidado de levantar el útero prolapsado con los cuartos traseros para evitar el estiramiento y laceración de la arteria uterina. Se consigue la reducción del prolapso aplicando presión constante, comenzando en la porción cervical (o al nivel de la invaginación del cuerno uterino no prolapsado) y trabajando gradualmente hacia el ápice. Se debe usar un puño cerrado o la palma de la mano (en lugar de las yemas de los dedos) para aplicar presión para evitar perforar el útero.

En cuanto el útero se haya reposicionado, se debe introducir una mano hasta la punta de ambos cuernos uterinos para asegurar que no haya quedado alguna invaginación que pueda provocar tensión abdominal y otro prolapso. La instilación de una solución salina estéril es útil para asegurar un reposicionamiento completo de la punta del cuerno uterino sin causar traumatismo.

El reposicionamiento del prolapso de útero en yeguas se realiza de un modo similar, por lo general con la yegua sedada, pero de pie, teniendo cuidado de no perforar el útero.

En cerdas y pequeños animales, el útero puede reposicionarse manipulando simultáneamente el tejido prolapsado desde el exterior con una mano y mediante una incisión abdominal (laparotomía) con la otra. La resección del útero está indicada en los casos de larga duración en los cuales se haya producido una necrosis del tejido. Una vez que el útero está en su posición normal, se debe administrar oxitocina (hasta 5 UI, por vía IV, o hasta 20 UI dependiendo de la especie, por vía IM) para incrementar el tono uterino. La administración de soluciones que contienen calcio por vía IV está indicada en los casos en los que la hipocalcemia es un factor contribuyente, y también como medio para aumentar el tono uterino.

El uso de la técnica de Caslick u otras formas de sutura de retención vulvar es controvertido y puede no ser útil, porque el prolapso uterino comienza en el vértice del cuerno uterino. Sin embargo, muchos clínicos todavía usan suturas vulvares como la sutura de Buhner o la sutura de cordones de zapatos, particularmente en ganado vacuno. La prevención de la recidiva depende de la recolocación completa y correcta del útero y de la restauración del tono uterino.

Se pueden desarrollar complicaciones cuando existe laceración, necrosis e infección; o cuando el tratamiento se demora. El shock, la hemorragia y la tromboembolia son secuelas potenciales de un prolapso prolongado. La rotura de la arteria uterina debida a un estiramiento excesivo del vaso por el peso del útero prolapsado puede provocar una muerte súbita. En algunos casos, la vejiga urinaria y el intestino también se pueden prolapsar dentro del útero evertido. Estos requieren un reposicionamiento cuidadoso antes de volver a introducir el útero. Se puede drenar la vejiga urinaria con un catéter o una aguja introducida a través de la pared uterina. La elevación de los cuartos traseros y la presión en el útero ayudan a posicionar la vejiga y el intestino en su lugar. Puede ser necesario realizar una incisión cuidadosa en el útero (en sentido longitudinal) para reposicionar estos órganos. En las vacas, la extirpación del útero gravemente traumatizado o necrótico puede ser el único medio para salvar al animal. Está indicado el tratamiento de apoyo, la terapia antimicrobiana y los antiinflamatorios.

El pronóstico depende de la extensión de la lesión y de la contaminación del útero. El pronóstico es favorable cuando el útero se reposiciona rápido, limpio y mínimamente traumatizado. Aunque no hay tendencia a que la afección recidive en los partos subsiguientes, el prolapso uterino en las vacas se ha asociado a un mayor riesgo de fallo reproductivo durante la siguiente época reproductiva.

Para más información

  • Consulte también la información para propietarios sobre el prolapso uterino en caballos.