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Tumores mamarios en perros y gatos

PorMichelle Kutzler, DVM, PhD, DACT
Última revisión/modificación abr 2020

Los tumores que surgen del tejido mamario se observan comúnmente en las perras y gatas enteras de edad más avanzada. Se suele sospechar un tumor mamario al detectar una masa durante la exploración física en las glándulas mamarias caudales abdominales y toracicoabdominales (en perros y gatos, respectivamente). El diagnóstico se confirma mediante la histopatología y es importante para definir el pronóstico y el tratamiento. La extirpación quirúrgica del tumor con el ganglio linfático regional aumentará el tiempo libre de enfermedad pero, en los casos de malignidad, puede no aumentar el tiempo de supervivencia.

La frecuencia de la neoplasia mamaria en las diferentes especies varía muy considerablemente. Entre las especies domésticas, el perro es el animal afectado más frecuentemente, con una prevalencia ~3 veces superior a la de la mujer; ~50 % de todos los tumores en la perra son tumores mamarios. Los tumores mamarios se observan con muy poca frecuencia en vacas, yeguas, cabras, ovejas y cerdas. Existen diferencias en el comportamiento tanto biológico como histológico de los tumores mamarios en perras y gatas. Cerca del 45 % de los tumores mamarios son malignos en las perras, mientras que ~90 % son malignos en las gatas, y las perras presentan un número mucho mayor de tumores complejos y mixtos que las gatas.

Etiología de los tumores mamarios en perros y gatos

La causa de los tumores mamarios es desconocida en todas las especies, excepto en los ratones, en los cuales un oncornavirus ha demostrado ser el causante en ciertas cepas consanguíneas. Las hormonas desempeñan un papel importante en la hiperplasia y la neoplasia del tejido mamario, pero se desconoce el mecanismo exacto. Los receptores para estrógenos o progesterona (o ambos) se han encontrado en las células tumorales mamarias en animales; esto puede influir sobre la patogenia de la neoplasia mamaria inducida por hormonas, así como en la respuesta al tratamiento hormonal.

Se han identificado los efectos genéticos y nutricionales sobre la neoplasia mamaria en ratones y en algunas personas, pero no son tan bien conocidos en perros o gatos. En las personas, BRCA1 y BRCA2 son los genes más importantes asociados significativamente con los tumores mamarios. En los perros, un polimorfismo de un solo nucleótido (SNP) en el exón 9 de BRCA1 y un SNP en el exón 24 de BRCA2 se asociaron significativamente con los tumores mamarios caninos. Se ha demostrado que el consumo de carne roja, la obesidad en el primer año vida y la obesidad en el año previo al diagnóstico están asociados con un mayor riesgo de tumores de la glándula mamaria en perras tanto enteras como ovariohisterectomizadas.

Se cree que la obesidad media el riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas al aumentar los niveles de estrógenos libres circulantes, así como a través del aumento de la producción local de estrógenos por las aromatasas. Es posible que la obesidad aumente el riesgo de tumores mamarios a través de mecanismos similares en los perros.

Desde un punto de vista práctico, todos los tumores mamarios se deben considerar como potencialmente malignos sin importar cuál sea su tamaño o el número de glándulas afectadas. La difusión de los carcinomas mamarios en perros y gatos se produce principalmente a los nódulos linfáticos regionales y los pulmones. En el perro, del 5 al 10 % de los carcinomas mamarios pueden provocar metástasis esqueléticas, principalmente en el esqueleto axial, pero también en los huesos largos.

Tumores mamarios caninos

La frecuencia de la neoplasia mamaria en las diferentes especies varía muy considerablemente. Entre las especies domésticas, el perro es el animal afectado más frecuentemente, con una prevalencia ~3 veces superior a la de la mujer. Los tumores mamarios en perros son más frecuentes en perras enteras; ~50 % de todos los tumores en la perra son tumores mamarios. Los tumores de mama son extremadamente raros en perros macho. Los tumores mamarios también se observan con muy poca frecuencia en vacas, yeguas, cabras, ovejas y cerdas.

La ovariectomía antes del primer estro reduce el riesgo de neoplasia mamaria a un 0,5 % del riesgo en las perras enteras; la ovarioectomía después del estro reduce el riesgo al 8 % en perras enteras. Por lo general se considera que las perras que se castran después de la madurez presentan el mismo riesgo que las perras enteras. Sin embargo, una revisión sistemática reciente de la literatura basada en las guías Cochrane encontró que la asociación entre la edad de esterilización y el riesgo de neoplasia mamaria era débil. Además, cualquier beneficio potencial en la reducción del riesgo de neoplasia mamaria puede superarse por el aumento de los riesgos generales de cáncer (p. ej., linfoma, hemangiosarcoma, osteosarcoma) asociado con la ovariectomía en edad temprana (cuando se realiza en un paciente menor de 2 años de edad) en ciertas razas de perros (p. ej., Golden Retriever, Viszla, Rottweiler). También quedan preguntas sobre el impacto de la ovariohisterectomía en el momento de la extirpación del tumor y el momento de realizar dicha cirugía en relación con la supervivencia. En un estudio, los perros esterilizados <2 años antes de la extirpación del tumor vivieron un 45 % más que los perros enteros o los esterilizados >2 años antes de la extirpación del tumor.

Las dos glándulas mamarias posteriores se ven afectadas con más frecuencia que las tres anteriores. Macroscópicamente, los tumores aparecen como nódulos únicos o múltiples (1-25 cm) en una o más glándulas. La superficie de corte suele estar lobulada, tiene color pardo claro grisáceo y es firme, presentando con frecuencia quistes llenos de líquido. Los tumores mamarios mixtos pueden contener hueso o cartílago reconocible macroscópicamente en la superficie de corte.

Más del 50 % de los tumores mamarios caninos son tumores mixtos benignos; se ha observado un menor porcentaje de tumores mixtos malignos. En estos últimos, los componentes epiteliales o mesenquimatosos, por sí solos o en combinación, pueden producir metástasis. Histológicamente, la Organización Mundial de la Salud ha clasificado los tumores de las glándulas mamarias caninas como carcinomas (con seis tipos y subtipos adicionales), sarcomas (con cuatro tipos), carcinosarcomas (tumores mamarios mixtos) o adenomas benignos. Este esquema de clasificación se basa en la extensión del tumor, el grado de afección de los nódulos linfáticos y la presencia de lesiones metastásicas (sistema TNM); esto incluye tumores inclasificables y displasias aparentemente benignas. Además del tamaño del tumor y el estado y el momento de la castración, las tinciones especiales (incluidas las del receptor KIT y AgNOR) pueden tener valor pronóstico.

Tumores mamarios felinos

Los tumores mamarios en gatos son más frecuentes en las hembras viejas (promedio de 11 años) y enteras. Los gatos esterilizados antes de los 6 o 12 meses de edad tienen una reducción del 91 % o del 86 %, respectivamente, en el riesgo de desarrollar carcinoma mamario en comparación con los gatos enteros. La paridad no afecta al desarrollo del carcinoma mamario felino. Al contrario que en el perro, en los gatos las dos glándulas anteriores o torácicas quedan afectadas más frecuentemente que las glándulas posteriores.

También existen diferencias en el comportamiento tanto biológico como histológico de los tumores mamarios en perras y gatas. Aproximadamente el 90 % de los tumores mamarios son malignos en gatas; las gatas presentan un número mucho menor de tumores complejos y mixtos que las perras. La mayoría de los tumores mamarios felinos son adenocarcinomas, siendo los tipos tubulares o papilares más comunes que los tipos sólido o mucoide. Los tumores mamarios mixtos y los sarcomas se diagnostican con menor frecuencia que los carcinomas. Los tumores benignos de la glándula mamaria felina son relativamente infrecuentes. El sistema de clasificación clínica TNM se utiliza para los tumores mamarios, tanto de gatos como de perros.

Se ha observado en las gatas una entidad distinta denominada hipertrofia mamaria felina. Esta afecta principalmente a gatas jóvenes en ciclo activo o gestantes. También se ha observado en gatos castrados, incluyendo a los machos viejos que reciben fármacos progestacionales exógenos (acetato de megestrol). El trastorno hipertrofia mamaria felina se define clínicamente por el crecimiento rápido de una o más glándulas mamarias.

Diagnóstico de tumores mamarios en perros y gatos

  • Histopatología del tejido biopsiado o aspirados con aguja fina.

Se suele sospechar un tumor mamario al detectar una masa durante la exploración física. Por lo general, se desconoce el momento en el que se inició la formación de la masa, pero la tasa de crecimiento puede ser útil para determinar el pronóstico. La palpación de los nódulos linfáticos regionales puede ayudar a determinar la extensión de la difusión. Se deben realizar radiografías torácicas para detectar metástasis pulmonares, preferiblemente tres proyecciones (una ventrodorsal y dos laterales).

Aunque el estándar de oro para el diagnóstico de tumores mamarios en perros y gatos es la histopatología, los aspirados con aguja fina son simples, rentables, fáciles de usar, relativamente no invasivos y proporcionan resultados rápidos. Utilizando el sistema de clasificación de Robinson para evaluar la hipercelularidad, el tamaño y la forma celular variables (pleomorfismo, anisocitosis, macrocitosis), el tamaño y la forma variables del núcleo (anisocariosis, macrocariosis), el aumento de la relación nuclear-citoplasmática; nucléolos grandes, prominentes o múltiples, moldeo nuclear; aclaramiento de la cromatina, aglutinación de la cromatina; presencia de células multinucleadas anómalas y figuras mitóticas, los resultados de la PAAF interpretados como malignos estaban muy de acuerdo con los resultados histopatológicos (66,7 % de acuerdo para el grado 1, 84,6 % para el grado 2 y 100 % para el grado 3).

La ecografía en modo B y Doppler del tejido mamario neoplásico tiene solo una sensibilidad y especificidad moderadas para predecir la malignidad. Sin embargo, usando la elastografía de impulso de fuerza de radiación acústica cuantitativa, se observa una diferencia en la deformidad y la velocidad de corte de los tumores malignos y benignos (con un aumento de la velocidad de corte en los tumores malignos).

Tratamiento y pronóstico de los tumores mamarios en perras y gatas

  • La extirpación quirúrgica es el tratamiento primario; la quimioterapia no ha demostrado ser eficaz como coadyuvante.

El tratamiento para los tumores mamarios se basa en la cirugía, aunque no existe consenso sobre el mejor procedimiento. Existen defensores de la extirpación del tumor solo (lumpectomía), la mastectomía simple (extirpación únicamente de la glándula afectada), la mastectomía radical modificada (extirpación de la glándula afectada y de las que comparten el drenaje linfático y de los nódulos linfáticos asociados) y de la mastectomía radical (extirpación de toda la cadena mamaria y de los nódulos linfáticos asociados). En los perros, los procedimientos más complicados no han prolongado la supervivencia en comparación con los otros, y las ventajas de los procedimientos más simples son obvias. En los gatos, la mastectomía radical ha aumentado el intervalo libre de enfermedad, pero no el tiempo de supervivencia.

En teoría, el empleo de fármacos anticancerígenos para combatir la enfermedad micrometastásica (quimioterapia adyuvante) es una consideración razonable. Sin embargo, no se ha demostrado que la quimioterapia sea un tratamiento eficaz para los tumores mamarios en perras. Parte de la dificultad de evaluar la respuesta a la quimioterapia adyuvante se relaciona con el hecho de que solo alrededor de la mitad de los tumores mamarios caninos que se diagnostican como malignos en el examen histopatológico realmente se comportan como tal. Se ha demostrado que los inhibidores de la ciclooxigenasa (p. ej., el deracoxib) ejercen actividades antiangiogénicas y antitumorales en muchos tipos de tumores malignos. Se ha descrito un efecto sinérgico cuando se tratan cánceres de mama humanos con deracoxib y doxorubicina in vitro. El deracoxib potencia fuertemente la detención de G0/G1 causada por la doxorubicina en la progresión del ciclo celular y aumenta la inducción de apoptosis. El deracoxib también potencia el efecto antiproliferativo de la doxorubicina mediante la modulación de la expresión de Bcl-2.

La investigación clínica es necesaria para examinar si la sinergia entre el deracoxib y la doxorubicina podría dar lugar a un tratamiento clínico eficaz para la neoplasia mamaria canina a dosis relativamente más bajas de doxorubicina con menos efectos secundarios. Se ha empleado una combinación de doxorubicina y ciclofosfamida con eficacia limitada en tumores mamarios en gatas. Ni la radioterapia ni los componentes antiestrogénicos han sido eficaces.

El uso del AINE piroxicam (0,3 mg/kg/día, PO) como agente único ha sido beneficioso en el tratamiento del carcinoma mamario inflamatorio, un subtipo de tumor mamario en perros que ha sido muy difícil de tratar por medios quirúrgicos o médicos. Esto está en consonancia con el interés actual en el tratamiento metronómico de dosis bajas en otras neoplasias para un efecto antitumoral y antiangiogénico.

El pronóstico de la enfermedad se basa en factores múltiples. En las perras, la mayoría de los tumores mamarios que van a causar la muerte lo hacen dentro de un periodo de aproximadamente 1 año. Los sarcomas están asociados con tiempos de supervivencia más cortos que los carcinomas. Otros factores, incluyendo el tamaño del tumor, la extensión de la afección de los nódulos linfáticos y la diferenciación nuclear, también afectan al pronóstico. En los gatos, el tamaño del tumor es importante; los tumores en gatos >3 cm de diámetro presentan un tiempo medio de supervivencia de 6 meses, pero los gatos con tumores <2 cm de diámetro tienen una media de supervivencia >4 años.

Puntos clave

  • El dogma actual es que la ovariectomía prepuberal o la ovariohisterectomía reducirán el riesgo de neoplasia mamaria de por vida en los perros. Sin embargo, una revisión sistemática de la literatura basada en las guías Cochrane encontró que la asociación entre la edad de esterilización y el riesgo de neoplasia mamaria era débil.

  • Es importante tener en cuenta que la extirpación de las gónadas prepúberes también puede aumentar el riesgo de por vida de otros cánceres (p. ej., linfoma, osteosarcoma, hemangiosarcoma).

  • El diagnóstico histológico después de la extirpación del tumor es fundamental para identificar con precisión la enfermedad, desarrollar un plan de tratamiento correcto y proporcionar al propietario el pronóstico más realista.

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