En varias razas de perro, especialmente en los Bedlington Terriers, se ha identificado una sensibilidad hereditaria a la intoxicación por cobre. La intoxicación a corto plazo se suele observar después de la administración accidental de cantidades excesivas de sales de cobre, que a veces forman parte de los medicamentos frente a los parásitos.
Los niveles bajos de molibdeno o sulfato en la dieta pueden aumentar la cantidad de cobre que se absorbe e influir en la intoxicación por cobre a largo plazo. Esto puede estar causado por la ingestión de ciertas plantas, como el trébol subterráneo.
Los signos incluyen dolor abdominal, diarrea, pérdida de apetito, deshidratación y shock. Si el animal sobrevive a los trastornos gastrointestinales, puede desarrollarse la destrucción de eritrocitos y sangre en la orina después de 3 días. El diagnóstico se confirma al encontrar cobre en las heces, los riñones, la sangre o el hígado.
A menudo el tratamiento no tiene éxito. Pueden ser útiles los sedantes gastrointestinales y el tratamiento sintomático del shock. Los medicamentos diseñados para eliminar metales tóxicos del organismo pueden ser útiles si se administran rápido. La suplementación dietética con acetato de zinc puede reducir la absorción de cobre.
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