El penta se ha utilizado como fungicida, molusquicida, insecticida y como conservante de la madera, pero sus registros para estos fines se han reducido o anulado gradualmente a lo largo de los años. En EE. UU., el uso de pesticidas de pentaclorofenol está restringido actualmente a aplicadores certificados registrados por la EPA.
El penta irrita intensamente la piel y las membranas mucosas. Los animales alimentados en comederos hechos de madera tratada con penta pueden salivar y presentar irritación de las membranas mucosas de la boca. La vaporización o los lixiviados del penta en corrales, cercados, casas y establos han causado enfermedad y muerte. Los signos de intoxicación incluyen nerviosismo, pulso y respiración rápidos, debilidad, temblores musculares, fiebre, convulsiones y muerte. El envenenamiento a largo plazo produce hígado graso, daño renal y pérdida de peso. Se considera que el pentaclorofenol causa cáncer y debe manipularse con mucho cuidado.
Los análisis de sangre para detectar el penta pueden ayudar en el diagnóstico de intoxicación, pero el diagnóstico se suele basar en los signos y la madera tratada en el entorno del animal.
No se conocen antídotos. El tratamiento incluye retirar al animal de la fuente de exposición, bañar a los animales con exposición cutánea, administrar carbón activado por vía oral y proporcionar un tratamiento de apoyo, que incluye enfriar al animal y administrar líquidos, electrolitos (sales) y anticonvulsivos. El baño debe realizarse suavemente con agua y detergente fríos.
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Consulte también el contenido para veterinarios sobre la intoxicación por pentaclorofenol en animales.