Para una discusión más detallada, ver también Intoxicación por raticidas, ver Intoxicación por fármacos humanos de venta libre, ver Plantas venenosas para los animales y ver Peligros alimentarios.
Las sustancia químicas peligrosas que se encuentran a menudo en el hogar, como los productos que contienen alcoholes, lejías o corrosivos, pueden ser fuentes de intoxicaciones en las mascotas. Puede ser difícil determinar la sustancia química específica consumida y la cantidad ingerida. A menudo, el diagnóstico debe basarse en los antecedentes de una posible exposición y el desarrollo de signos específicos.
Alcoholes
Todas las especies animales son sensibles a la intoxicación por alcohol. El etanol está presente en bebidas alcohólicas, algunos alcoholes para masaje, elixires alcohólicos y fermentos alimenticios ( ver Masa de pan). El metanol es el que más comúnmente se encuentra en líquidos limpiaparabrisas. El isopropanol es el doble de tóxico que el etanol y se encuentra en el alcohol para masajes y en los espráis antimoscas con alcohol para mascotas. Rociar en exceso a las mascotas con aerosoles antipulgas a base de alcohol a menudo provoca la intoxicación.
Los alcoholes se pueden absorber a través del tracto gastrointestinal o la piel. Alcanzan niveles máximos en la sangre entre 90 minutos y 2 horas. Los signos suelen comenzar 30-60 minutos después de la ingestión e incluyen vómitos, diarrea, babeo, falta de coordinación, depresión, temblores y dificultad para respirar. Los alcoholes son depresores muy fuertes del sistema nervioso central. Los casos graves pueden progresar a coma, temperatura corporal peligrosamente baja, niveles bajos de azúcar en sangre, convulsiones, ritmo cardíaco lento y respiración deprimida. La determinación de los niveles en sangre de alcohol puede ayudar a confirmar el diagnóstico de intoxicación por alcohol.
Los animales gravemente afectados deben ser estabilizados y necesitan tratamiento de apoyo, que incluye la regulación de la temperatura corporal y la administración de fluidos para aumentar la producción de orina y la eliminación de alcohol. Los medicamentos se usan para corregir anomalías metabólicas, controlar las convulsiones y mantener o estimular la respiración. En los animales que todavía no muestran signos, se puede inducir el vómito en los primeros 20-40 minutos después de la ingestión. El carbón activado no se suele recomendar. Se recomienda un baño con un champú suave para las exposiciones dérmicas importantes.
Blanqueadores de cloro (lejía)
La exposición a los blanqueantes con cloro no diluidos puede producir irritación o ulceración de la garganta, la piel y los ojos, así como una irritación significativa de las vías respiratorias. Todas las especies son sensibles. Las aves enjauladas tienen un mayor riesgo de muerte por los vapores de lejía y otros agentes de limpieza.
La lejía es el que mayoritariamente se usa en la limpieza del hogar así como sanitario en las piscinas. Las mascotas pueden estar expuestas al masticar recipientes, beber de baldes que contienen el producto o nadar en piscinas tratadas recientemente. Los productos con bajas concentraciones de lejía tienden a ser irritantes leves. Los productos con concentraciones más altas de lejía pueden causar quemaduras en la piel. Diluir la lejía con agua según las instrucciones de la etiqueta suele reducir su potencial corrosivo. La mezcla de lejía doméstica y amoníaco produce un gas altamente tóxico que puede causar dificultad respiratoria grave durante las 12-24 horas posteriores a la exposición.
La ingestión de productos domésticos diluidos con lejía rara vez causa algo más que vómitos leves, babeo excesivo, depresión, pérdida de apetito o diarrea. Los productos concentrados de lejía pueden causar una lesión corrosiva significativa en el tracto gastrointestinal. Beber o respirar cantidades significativas de lejía a veces da lugar a anomalías metabólicas. Respirar una gran cantidad puede provocar tos, náuseas, estornudos o arcadas inmediatas. Además, los animales expuestos a vapores concentrados de cloro pueden desarrollar líquido en los pulmones en 12-24 horas. En la exposición ocular, los ojos pueden lagrimear excesivamente y los párpados pueden hincharse y cerrarse con fuerza. Pueden desarrollarse llagas en la córnea. La exposición de la piel puede producir una leve irritación cutánea y una decoloración del pelaje.
Si el animal ha ingerido lejía, se aconseja darle leche o agua. No hay que administrar carbón activado y, dado que la lejía es corrosiva, no debe inducirse el vómito. El tratamiento con líquidos puede ayudar. A los animales que han estado expuestos a vapores se les debe trasladar a una zona con aire fresco. El líquido en los pulmones se ha de tratar según sea necesario. En caso de exposiciones dérmicas importantes se recomienda el baño con un champú suave y posterior aclarado. Las exposiciones oculares deben tratarse inmediatamente lavando el ojo con solución salina. Su veterinario teñirá la córnea para detectar cualquier lesión corneal.
Corrosivos
Los corrosivos causan lesión tisular local que puede dar lugar a quemaduras de espesor total en la piel, la córnea y el revestimiento del tracto gastrointestinal. Todas las especies son sensibles. Los pelajes gruesos pueden proporcionar algo de protección a la exposición dérmica.
Los corrosivos son ácidos o alcalinos. Entre los productos corrosivos ácidos habituales se encuentran los compuestos antioxidantes, los productos para limpiar los sanitarios del baño, los líquidos para limpiar armas, las baterías de los automóviles, los agentes de limpieza para piscinas y los componentes para grabados. Entre los productos corrosivos alcalinos más comunes se encuentran los desatascadores de desagües, los detergentes para lavavajillas automáticos, los productos para limpiar los sanitarios del baño, los agentes limpiadores de radiadores, las pilas alcalinas y los alguicidas para piscinas.
Los ácidos dañan los tejidos inmediatamente y suelen ser dolorosos al contacto, lo que ayuda a limitar la exposición. Los agentes alcalinos también dañan los tejidos inmediatamente, pero no son dolorosos al contacto, lo que puede dar lugar a una exposición prolongada y a quemaduras más profundas y extensas. Además, las quemaduras por agentes alcalinos pueden tardar hasta 12 horas después del contacto en manifestarse. Las quemaduras del esófago son más frecuentes con agentes alcalinos y pueden observarse con o sin quemaduras bucales significativas.
Los signos después de la ingestión de agentes corrosivos incluyen vocalización, babeo, falta de energía, sed excesiva, vómitos (con o sin sangre), dolor abdominal, dificultad para tragar, inflamación de la garganta, dificultad para respirar y ulceración de la boca, el esófago o el estómago. En los casos graves, se puede desarrollar shock rápidamente tras la exposición. El tejido puede aparecer inicialmente de color blanco lechoso a gris, pero gradualmente se vuelve negro a medida que se forman costras. El tejido muerto puede caerse a los pocos días de la exposición. Después de inhalar un agente corrosivo, el animal puede desarrollar dificultad para respirar, un tono azulado en la piel y las membranas mucosas y líquido en los pulmones. La exposición de la piel puede causar quemaduras importantes, con dolor, enrojecimiento y separación del tejido dañado. La exposición ocular puede hacer que los ojos lagrimeen excesivamente, que los párpados se hinchen y se cierren con fuerza y que se dañe la córnea (superficie transparente del ojo).
Dado que los agentes corrosivos actúan tan rápidamente, gran parte del daño se produce antes de que se pueda iniciar el tratamiento. Hay que estabilizar a los animales con dificultad respiratoria, en shock o con anomalías metabólicas graves. Para exposiciones recientes de la boca, se ha de administrar inmediatamente agua o leche para diluir el agente corrosivo. El vómito nunca debe inducirse debido al riesgo de causar daño corrosivo adicional al tracto gastrointestinal. Del mismo modo, el estómago no debe lavarse debido al riesgo de desgarro del esófago o estómago debilitados. Tampoco se recomiendan los intentos de neutralizar químicamente un ácido con un álcali débil (o un álcali con un ácido débil) porque la reacción de combinación produce calor que puede dar lugar a quemaduras por calor. El carbón activado es ineficaz y puede dañar las membranas mucosas y retrasar la cicatrización.
El cuidado de apoyo que el veterinario puede proporcionar incluye el control de la dificultad respiratoria y la administración de medicamentos para el dolor y la inflamación. En los animales con quemaduras importantes en la boca y el esófago, puede ser necesario colocar una sonda a través de la pared corporal hasta el estómago para proporcionar nutrición mientras los tejidos afectados cicatrizan. Las exposiciones de la piel o los ojos se han de tratar lavando con grandes cantidades de agua o solución salina. Los ojos deben lavarse durante al menos 20 minutos, seguido de una tinción especial para determinar la extensión del daño en la córnea. Los tratamientos tópicos estándar para las quemaduras de la piel o los ojos se aplican según sea necesario.
Pilas alcalinas
La ingestión de pilas alcalinas presenta un riesgo tanto de lesión corrosiva como de obstrucción del tracto digestivo. Los perros son los más frecuentemente implicados.
Las pilas alcalinas están presentes en numerosos productos electrónicos domésticos, como mandos a distancia, prótesis auditivas, juguetes, relojes, ordenadores y calculadoras. Las baterías de níquel-cadmio y las de litio también tienden a contener material alcalino. El gel alcalino de las pilas causa daño tisular al licuar el tejido al contacto. Las quemaduras resultantes pueden penetrar profundamente en los tejidos. El disco de litio o las pilas de "botón" pueden quedarse en el esófago y generar una corriente contra las paredes del esófago, lo que produce úlceras circulares que pueden provocar una perforación. Algunas carcasas de pilas contienen metales como el zinc o el mercurio, que suponen un riesgo de obstrucción por cuerpos extraños y de intoxicación por metales si permanecen en el estómago durante mucho tiempo. Además, las pilas pequeñas (especialmente las pilas en forma de disco) pueden inhalarse y suponer un peligro de obstrucción.
En la obstrucción por objetos extraños, los síntomas incluyen vómitos, pérdida de apetito, malestar abdominal o intentos urgentes, dolorosos e infructuosos de defecar. Las membranas mucosas de la boca, el esófago o el estómago pueden sufrir quemaduras. La perforación del esófago o del estómago puede provocar una infección o una pérdida grave de sangre.
En el caso de las pilas que se han ingerido sin masticar, la inducción del vómito puede forzar la salida de la pila. Sin embargo, si existe la posibilidad de que la carcasa de la pila se haya perforado, no se debe inducir el vómito debido al riesgo de fuga de gel alcalino. Si se sospecha que la mascota ha ingerido una pila alcalina, hay que buscar atención veterinaria lo antes posible. Además de proporcionar cuidados de apoyo, el veterinario puede utilizar radiografías o endoscopia para diagnosticar el problema. Si la pila se ha perforado o no pasa por el tracto digestivo por sí sola, puede ser necesaria una cirugía para extraerla.
Detergentes catiónicos
La exposición a los detergentes catiónicos puede causar lesiones tisulares corrosivas y puede afectar a todo el organismo. Todas las especies son sensibles. Los gatos tienen un mayor riesgo de exposición oral debido a los hábitos de aseo. Los detergentes catiónicos se encuentran en una variedad de alguicidas, germicidas, desinfectantes, suavizantes de telas (incluidas las hojas de suavizante para secadoras) y popurrís líquidos. Los detergentes catiónicos son localmente corrosivos, por lo que causan lesiones en la piel, los ojos y las membranas mucosas similares a las de los agentes corrosivos alcalinos. Los efectos en todo el cuerpo varían desde la depresión del sistema nervioso central hasta la presencia de líquido en los pulmones.
Los signos de exposición oral incluyen inflamación y úlceras en la boca, inflamación de la faringe, babeo excesivo, hinchazón de la lengua, depresión, vómitos, malestar abdominal y aumento de los sonidos respiratorios en las 6-12 horas siguientes a la ingestión. Es común observar fiebre y evidencia de inflamación en un hemograma completo. Otros efectos incluyen anomalías metabólicas, depresión del sistema nervioso central, presión arterial baja, coma, convulsiones, debilidad, espasmos musculares, colapso y líquido en los pulmones. El contacto con la piel puede causar irritación cutánea, enrojecimiento, úlceras y dolor. La exposición ocular puede causar conjuntivas inflamadas, párpados hinchados y cerrados, aumento de la producción de lágrimas y lesiones en la córnea.
El veterinario puede proporcionar un tratamiento de apoyo, incluyendo medicamentos para cualquier signo específico, como las convulsiones. Debido al potencial de lesión corrosiva de las membranas mucosas, no se recomienda la inducción del vómito ni la administración de carbón activado. Para exposiciones recientes de la boca, se puede administrar leche o agua para diluir el agente. Las quemaduras bucales deben tratarse igual que otras lesiones corrosivas (véase arriba). Las exposiciones de la piel y los ojos deben tratarse mediante un lavado exhaustivo de la zona afectada con agua o solución salina, seguido de un tratamiento tópico. Pueden ser necesarios analgésicos.
Detergentes, jabones y champús
La exposición a productos que contienen detergentes aniónicos y no aniónicos suelen provocar una leve irritación gastrointestinal que responde bien al tratamiento sintomático. Estos productos incluyen champús para uso humano y para mascotas, jabones líquidos para lavar platos, jabones de baño en barra (excepto los jabones caseros, que pueden contener lejía), muchos detergentes para ropa y muchos limpiadores domésticos para todo uso. Algunos de estos, como los detergentes para lavavajillas eléctricos, también son corrosivos alcalinos (véase anteriormente). Todas las especies son sensibles.
Estos agentes no son bien absorbidos por el organismo, y la toxicidad se limita a la irritación del ojo, la boca o el tracto gastrointestinal, que suele ser leve y se resuelve por sí sola. Los signos mas frecuentes son vómitos, anorexia y diarrea. La deshidratación y las alteraciones metabólicas pueden desarrollarse en casos raros después de vómitos o diarrea prolongados.
La dilución con leche o agua puede reducir el riesgo de vómito espontáneo. El vómito se suele resolver por sí solo después de periodos cortos de restricción de alimentos y agua. En casos graves o en animales con estómagos sensibles, pueden ser necesarios medicamentos que eviten el vómito. Rara vez se necesita un tratamiento con líquidos. Los ojos deben lavarse con agua o solución salina durante 5 minutos.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre los riesgos domésticos, los alcoholes, los blanqueantes a base de cloro, los corrosivos (incluidas las pilas alcalinas) y los detergentes, jabones y champús en animales.