Cortesía del Dr. Sheila Torres.
Varias enfermedades inmunomediadas pueden afectar el pabellón auricular y el conducto auditivo:
pénfigo foliáceo (PF)
pénfigo eritematoso (PE)
Erupción por fármacos.
necrólisis epidérmica tóxica
vasculitis inmunomediada
(También ver Enfermedades cutáneas autoinmunitarias.)
Otras zonas del cuerpo suelen estar afectadas por el pénfigo foliáceo, como las almohadillas plantares, la cara (hocico dorsal, periocular), los lechos ungueales en gatos, las membranas mucosas y las uniones mucocutáneas. El PE puede afectar a la cara y al plano nasal, y la vasculitis cutánea puede a la punta de la cola y a las almohadillas de las patas. El diagnóstico de pénfigo foliáceo y otras enfermedades inmunomediadas se confirma con la biopsia de las lesiones primarias (pápulas, vesículas, pústulas) y la evaluación histológica por un dermatohistopatólogo.
Cortesía del Dr. Pascal Prélaud.
Las puntas del pabellón auricular dobladas en gatos se asocian a menudo con el tratamiento a largo plazo con glucocorticoides (p. ej., preparados oculares u óticos diarios). Pueden estar causadas también por radiación solar. El plegado del pabellón auricular puede no ser reversible.
La dermatitis solar felina, o dermatitis actínica, se observa con más frecuencia en gatos blancos o en gatos con orejas blancas que han estado expuestos al sol habitualmente. Las primeras lesiones son eritema y descamación en las puntas del pabellón auricular con escaso pelo. Se desarrollan costras, exudación y ulceración a medida que la queratosis actínica se transforma en carcinoma de células escamosas. En las primeras etapas de la enfermedad, el tratamiento consiste en limitar la exposición a la luz ultravioleta mediante el confinamiento del animal en el interior entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, y empleando protectores solares tópicos. Los carcinomas de células escamosas del pabellón auricular se tratan con la escisión quirúrgica seguida de radioterapia. Si la cirugía y la radioterapia no son una opción, el tratamiento tópico con crema de imiquimod dos-tres veces al día por semana ha mostrado resultados prometedores.
Cortesía del Dr. Elizabeth Mauldin.
La otitis externa proliferativa y necrotizante felina es una enfermedad rara de causa desconocida. Puede afectar a gatos de 2 meses a 12 años, y la mayoría de los casos se dan antes de los 4 años de edad. No se ha descrito predilección por razas, pero los machos parecen estar sobrerrepresentados. Afecta con mayor frecuencia a la cara cóncava del pabellón auricular y al orificio auricular externo, pero puede extenderse al interior del conducto auditivo. Las regiones preauricular, periocular y perioral también pueden verse afectadas.
Las lesiones se caracterizan por costras hiperqueratósicas gruesas que cubren las placas eritematosas y pueden erosionarse o ulcerarse. Las infecciones bacterianas secundarias y por levaduras pueden agravar el proceso. La mayoría de los gatos se muestran indiferentes a las lesiones, pero pueden mostrar prurito leve y malestar cuando desarrollan la ulceración.
El diagnóstico se confirma por los hallazgos histopatológicos, que se caracterizan por hiperplasia epidérmica asociada con queratinocitos dispersos de apariencia apoptótica que se extienden al epitelio folicular superficial. La hiperqueratosis paraqueratósica también es una característica. En algunos casos se ha documentado la resolución espontánea, pero solo después de 12-24 meses.
Se ha descrito que el tratamiento con tacrolimús tópico o ciclosporina oral a dosis de 5 mg/kg/día es eficaz.
La necrosis trombovascular proliferativa del pabellón auricular es rara en los perros. No existe predisposición por raza, sexo o edad y la causa es desconocida. La necrosis pinnal trombo-isquémica se asoció con el tratamiento con fenbendazol en un perro. Las lesiones, que están formadas por piel escamosa, engrosada e hiperpigmentada que rodea una úlcera necrótica, comienzan en el vértice de la oreja y se extienden a lo largo de la superficie cóncava. Al final, la necrosis puede deformar el borde del pabellón. La pentoxifilina (15-20 mg/kg, PO, cada 8-12 horas) se ha descrito de forma anecdótica como eficaz en algunos casos. Los glucocorticoides tópicos también son una opción, pero han de usarse con cuidado debido a sus efectos atrofogénicos. Si el tratamiento médico ha fracasado, se debe considerar la extirpación quirúrgica del tejido afectado.
Cortesía del Dr. Jan Declercq.
La condritis auricular se ha descrito de forma ocasional en gatos y perros. Los signos clínicos incluyen dolor, tumefacción, eritema y deformación de las orejas. Normalmente se ven afectados ambos oídos. Los signos sistémicos pueden acompañar a algunos casos, y se ha descrito la afección de otros órganos como las articulaciones, los ojos y el corazón, de forma similar a la policondritis recidivante en humanos. A nivel histológico, las lesiones muestran infiltrados linfoplasmocitarios, basofilia y pérdida o necrosis del cartílago. El tratamiento puede no ser necesario si la afección es indolora y no aparecen signos sistémicos. La prednisolona oral iniciada a 3 mg/kg 1 vez al día demostró ser eficaz en un gato, y se redujo lentamente y se descartó sin recidiva en 18 meses. Se puede producir una deformación permanente del pabellón auricular, independientemente de que se haya instaurado o no el tratamiento.
Cortesía del Dr. Sheila Torres.
La vasculitis es un trastorno poco común en perros y gatos. Las lesiones consisten en púrpura, eritema, úlceras bien delimitadas, costras y desprendimiento de tejido necrótico. El pabellón auricular, la cola y las almohadillas suelen verse afectados. Por lo general es difícil determinar la causa desencadenante, que puede ser inmunomediada, inducida por fármacos, por una infección concomitante, una neoplasia o idiopática.
Los diagnósticos diferenciales incluyen heridas derivadas de peleas, enfermedades por crioaglutininas, congelación y coagulopatías.
El tratamiento supone la identificación y eliminación de la causa desencadenante y la administración oral de glucocorticoides de acción corta (como prednisona/prednisolona [1-2 mg/kg/día], y después ir disminuyendo hasta la dosis más baja posible administrada en días alternos), doxiciclina (5 mg/kg 2 veces al día) y niacinamida (250 mg 3 veces al día para perros <10 kg; 500 mg 3 veces al día para perros >10 kg), pentoxifilina (15-20 mg/kg, PO, 2-3 veces al día) y ciclosporina (5 mg/kg/día) u otros fármacos inmunomoduladores.
La congelación puede producirse en animales mal adaptados a los climas fríos y es más frecuente en condiciones húmedas o con viento. Afecta frecuentemente a las regiones del cuerpo que están peor aisladas, como la punta de las orejas, los pies y la cola. La piel puede estar pálida o eritematosa, edematosa y con dolor. En casos graves puede desencadenarse necrosis auricular y la pérdida de la punta del pabellón. El tratamiento consiste en calentar suavemente y de forma rápida y proporcionar cuidados coadyuvantes. La amputación de las regiones afectadas en ocasiones es necesaria, pero debería retrasarse hasta determinar la extensión de los tejidos viables, lo que puede llevar algún tiempo.
Cortesía del Dr. Sheila Torres.
La celulitis canina juvenil es un trastorno poco común en cachorros y se caracteriza por pápulas estériles, nódulos y pústulas en la cara y orejas, además de linfadenopatía submandibular. Se ha observado en cachorros de 3 semanas a 4 meses de edad y raramente en animales mayores. Es frecuente una otitis purulenta externa, junto con un pabellón auricular engrosado y edematoso. Los signos sistémicos como la anorexia, el letargo y la fiebre pueden estar presentes.
Aunque cualquier raza puede verse afectada, las siguientes razas tienen mayor riesgo:
Golden Retriever
Gordon Setter.
Teckel.
El diagnóstico puede confirmarse mediante biopsia, que muestra un infiltrado piogranulomatoso inflamatorio con ausencia de microorganismos, así como por cultivo bacteriológico negativo.
El tratamiento con dosis inmunodepresoras de prednisona o prednisolona (2 mg/kg, PO, divididos 2 veces al día) debe iniciarse tan pronto como se establezca el diagnóstico para evitar las cicatrices. El tratamiento debe reducirse lentamente durante 4-6 semanas o hasta que la enfermedad sea inactiva. Puede ser útil el uso de antibióticos para el manejo de infecciones bacterianas secundarias. Se ha descrito que el uso de la ciclosporina a 10 mg/kg/día es eficaz en un caso refractario al tratamiento con glucocorticoides.
La dermatitis granulomatosa nodular estéril canina del pabellón auricular es una afección poco frecuente descrita hasta la fecha. Actualmente se desconoce la existencia de una predisposición por edades, y el Gran Danés y el Rottweiler parecen estar sobrerrepresentados.
Los signos clínicos se caracterizan por múltiples nódulos que tienden a unirse y que se localizan principalmente en el borde del pabellón auricular. Las escamas sueltas o adheridas normalmente cubren los nódulos. La histopatología muestra múltiples nódulos dérmicos compuestos principalmente por histiocitos. La leishmaniosis es un diagnóstico diferencial importante en áreas endémicas. Otras enfermedades nodulares estériles que deben descartarse son el granuloma estéril, la enfermedad piogranulomatosa y la histiocitosis cutánea reactiva; sin embargo, otras partes del cuerpo se ven afectadas con frecuencia en estas enfermedades.
Los casos suelen responder a glucocorticoides orales (p. ej., prednisona/prednisolona [1-2 mg/kg/día hasta la remisión y luego se reduce]) o ciclosporina (5 mg/kg/día). Una vez que la enfermedad ha entrado en remisión, se debe instaurar un tratamiento de mantenimiento.