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Tumores del conducto auditivo en animales

PorMichelle Woodward, DVM, DACVD
Última revisión/modificación abr 2020

Los tumores del conducto auditivo pueden originarse desde cualquiera de los tejidos que revisten o soportan el conducto auditivo, como el epitelio escamoso, las glándulas ceruminosas o sebáceas, o los tejidos mesenquimales. Los tumores malignos del conducto auditivo externo y del pabellón auricular son más comunes en gatos que en perros.

La neoplasia verdadera del oído a menudo se diagnostica erróneamente durante la exploración física, porque el tejido epitelial hiperplásico y las glándulas (hiperplasia glandular ceruminosa) pueden aparecer como crecimientos a lo largo del canal. Con el tiempo, el tratamiento de la infección y de la inflamación puede cambiar el aspecto de estos crecimientos y, en algunos casos, pueden desaparecer. Por el contrario, los crecimientos neoplásicos no se resuelven con la terapia ótica tópica.

Aunque se desconoce la causa exacta de los tumores del conducto auditivo, se han considerado varias teorías. La inflamación crónica del conducto auditivo puede producir hiperplasia, seguida de displasia y, finalmente, neoplasia. La degradación bacteriana de ácidos grasos y de otros productos producidos en espesas secreciones apocrinas de las glándulas ceruminosas hiperplásicas durante los episodios de otitis externa pueden estimular también la carcinogénesis del conducto auditivo.

Los perros y los gatos de mediana edad son más propensos a tener tumores óticos benignos, mientras que los perros y los gatos >11 años parecen tener con mayor frecuencia tumores malignos. Esto parece atribuirse a la cronicidad de la enfermedad del oído más que solo a la edad. Los tumores del conducto auditivo disminuyen el diámetro de luz, lo que conduce a un drenaje deficiente de exudados inflamatorios y ácidos grasos volátiles. La infección crónica y la inflamación no remiten, lo que permite que continúen desarrollándose cambios neoplásicos.

La incidencia de tumores de oído benignos y malignos es más alta en el Cocker Spaniel Americano que en otras razas, probablemente debido a la inflamación crónica y a la hiperplasia de la glándula ceruminosa observada en la otitis de esta raza. Los gatos de mediana edad y mayores están predispuestos a tumores benignos y malignos del conducto auditivo, mientras que los gatos jóvenes (de 3 meses a 5 años) son más propensos a desarrollar pólipos nasofaríngeos.

Los signos clínicos de un tumor en el conducto auditivo incluyen:

  • Secreción ótica crónica unilateral (ceruminosa, purulenta, mucosa o hemorrágica) y olor necrótico.

  • Sacudidas de la cabeza.

  • Rascado del oído.

A menudo, los hematomas auditivos son el resultado de la sacudida de la cabeza asociada con los tumores del conducto auditivo. Pueden producirse abscesos en la región parótida debajo del oído afectado. Si hay afectación del oído medio o interno, pueden estar presentes signos neurológicos, como sordera, signos vestibulares (p. ej., inclinación de la cabeza, ataxia, nistagmo), parálisis del nervio facial (caída facial, salivación y caída de comida de los labios), síndrome de Horner (caída del párpado, pupila miótica y hundimiento del globo ocular) y, ocasionalmente, protrusión del tercer párpado. En los casos de otitis unilateral refractaria al tratamiento, debe sospecharse una neoplasia del conducto auditivo o del oído medio.

Los tumores del conducto auditivo en perros son más frecuentemente benignos que malignos. Las neoplasias óticas malignas son localmente invasivas, con <10 % que muestra alguna afectación de los nódulos linfáticos. La invasión del tumor a la bulla timpánica o al tejido circundante indica un peor pronóstico. Los gatos tienen una mayor incidencia de tumores óticos malignos.

Tabla
Tabla

Se han descrito otros tumores en el conducto auditivo externo en los perros, como pólipos inflamatorios, papilomas, adenomas de glándulas sebáceas, histiocitomas, plasmocitomas, melanomas, fibromas, carcinomas de células escamosas y hemangiosarcomas. Los linfomas, los fibrosarcomas y los carcinomas de células escamosas se han observado ocasionalmente en el oído medio o interno de perros y gatos. ( ver Tumores de la piel y los tejidos blandos.)

Para más información

Consulte también la información para propietarios sobre tumores del conducto auditivo en perros y gatos.